-Hola Patty ¿Lo de siempre?

-Está vez me apetece un chocolate bien caliente y un sándwich de pavo.

-Enseguida traigo tu orden.

-Gracias Tisha.

Aprovecho la espera para sacar la laptop del morral, mi cuaderno de apuntes,el celular y los audífonos.

Mi música favorita suena bajito, desde hace unos días he optado por hacerlo así para estar atenta a lo que me rodea pero sobre todo para estar alerta a su llegada.

¡Qué vergüenza! Me siento como una acosadora pero es inevitable que el deseo de mirar no esté presente porque ¡Vaya! Ese deleite para los ojos debe ser apreciado en su máximo esplendor.

Como supuse los indicadores de la presencia que esperaba no tardan en manifestarse. Disimulo tecleando en la laptop pero mi mirada periférica capta el alboroto entre las meseras, mismo que seguro se desató porque notaron la elegante figura a través de los ventanales de la cafetería.

La campanilla del local anuncia que alguien acaba de ingresar y me hace gracia escuchar el coro de melosas voces femeninas que dicen a la vez ¡Hola Jin!

Tengo que ocultar la sonrisa que me provoca ver de reojo el bochorno del guapo que saluda con una inclinación a su club de fans y responde con voz suave:

-Buenas tardes señoritas.

El carraspeo del administrador hace que el alboroto en el gallinero termine y las meseras regresen a su labor.

Escucho la voz de Nat (Por lo visto fue la afortunada en tomar la orden del guapo).

Algo dentro de mí se emociona al escuchar que Jin pide lo mismo que yo ¡Conectados! ¿O será que esta tarde lluviosa es el pretexto preciso para engordar sin remordimientos?

Bueno, el sandwich de pavo es el descargo de conciencia...

-Patty aquí tienes tu orden.

Tisha me saca de mis pensamientos y debo retirar el desorden pero dejo mi "escudo" para continuar con mi labor de observación.

Las gafas de medida y el libro que supuestamente estoy leyendo me permiten fisgonear ese hermoso perfil masculino pero es su aire melancólico el que me atrae como un imán.

¿Será que extraña su país?

¡Si Patty admítelo eres una stalker de primera!

Sé que es de otra latitud por el simpático "grashias" con que premia a las chicas de la cafetería cada vez que es atendido, me encanta el ¡Mmm! qué hace cuando trata de decidir qué va a ordenar (afortunadamente la carta está en inglés y español) y el gracioso tono de su voz cuando trata de pronunciar los nombres de los platillos de su preferencia y además he escuchado un par de veces que responde en coreano (la ventaja de ser traductora profesional especializada en idiomas del Asia Oriental) el teléfono a diferentes nombres masculinos a los que afirma que está bien y que no se preocupen por él.

La labor de observación a hurtadillas se hace cada vez más difícil ¡Es tan complicado retirar la mirada de ese rostro esculpido por los dioses!

¡Ay mierda! ¡Acabo de descubrir que sería un asco como observadora de The National Geographic!

La presa ¡Digo! Jin ¡Me acaba de pillar infraganti! Nuestras miradas se cruzaron cuando Jin se quedó mirando con curiosidad la portada del libro que dizque estaba revisando, sonrió, me hizo un gesto y dijo en su castellano masticado:

-Estás leyendo al revés.

Luego sentí como mi cara ardía como si tuviera fiebre (Y no exactamente por efecto del chocolate) cuando reconoció el título del libro que por cierto es una edición en coreano lo que lo motivó a hablarme en su idioma.

-Almendra es muy buena.

Trato de sobreponerme a la impresión ¿El Adonis me está hablando? ¿A mí? , sonar ecuánime y responder como si no hubiera hecho un corto circuito.

-Sí, lo es pero me gusto más El Impulso.

-¿Te agrada la obra de Won Pyun Soh?

-Mucho.

-A mí también.

Nat interrumpe la conversación cuando se acerca con el pedido de Jin. Ambos sonreímos y continuamos con lo nuestro.

La alarma del celular anuncia que esta chica debe volver a sus labores mundanas y dejar su viaje al paraíso para otra tarde.

Recojo mis cosas, pago la cuenta y cuando estoy por salir escucho la voz de Jin que se despide en coreano:

-Hasta mañana Patty.

¡Oh...my... God! ¿El bello sabe mi nombre?

¡Por supuesto estúpida viene todas las tardes a la misma hora y se sienta justo frente a tu mesa!

-Hasta... hasta mañana...Jin

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-Qué tanto miras? -Preguntó YoonGi.

SeokJin salió de sus cavilaciones y respondió. -Hoy ha salido a regar las suculentas. Creí que no la vería pero alabadas sean esas plantas, con tanto trabajo apenas si recuerda lo mucho que le gustaba salir al jardín.

aksj1992

SeokJin, un hombre que parecía tenerlo todo, poseía un encanto natural y una seguridad que irradiaba a cada paso. Desde su apartamento en el centro de la ciudad, solía observar el ir y venir de las personas, reflexionando sobre su propia suerte en la vida. A pesar de su éxito profesional y su círculo social envidiable, el amor siempre se había mantenido esquivo para él, como una melodía conocida que nunca se atreve a cantar.

Todo cambió el día que Naz entró en su vida. Ella era una estudiante de arte recién llegada de una ciudad pequeña, con sueños grandes y una pasión por el arte moderno que llenaba cada espacio de su ser. Naz no solo deslumbraba por su inteligencia, sino también por su manera de ver el mundo: un lienzo en constante cambio, esperando ser interpretado y apreciado.

El primer encuentro entre SeokJin y Naz ocurrió de manera poco convencional. Una tarde lluviosa, mientras SeokJin observaba desde su ventana habitual, vio a Naz luchando con su paraguas roto bajo la tormenta. Sin pensarlo, bajó a la calle y le ofreció refugio bajo el suyo. Entre charlas sobre arte, vida y sueños compartidos bajo el resguardo de la lluvia, una conexión instantánea nació.

A medida que pasaban los días, SeokJin se encontraba cada vez más involucrado en el mundo de Naz. Lo llevaba a exposiciones de arte, le mostraba sus pinturas y discutían sobre los diferentes movimientos artísticos con una pasión que SeokJin nunca había experimentado antes. Naz, por su parte, se maravillaba con la manera en que SeokJin enfrentaba la vida, su seguridad y cómo gestionaba su éxito.

El amor, que había sido tan elusivo para SeokJin, comenzó a florecer de manera natural y vibrante. A su lado, Naz encontró un corazón que comprendía y valoraba su arte como la expresión más pura de su ser. Juntos, exploraban no solo el arte y la cultura de su ciudad, sino también los rincones más profundos de sus propios corazones.

Finalmente, SeokJin, desde su ventana, ya no solo veía pasar a la gente. Ahora, miraba hacia el futuro, un futuro lleno de posibilidades y color, pintado no solo por su buena fortuna en la vida, sino también, y más importante aún, por un amor que había llegado para revolucionar su mundo completamente.

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