Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

23


En un reino celestial, donde el cielo siempre brillaba con estrellas doradas y la música de arpas llenaba el aire, vivía un ángel llamado SeokJin. Con alas blancas y majestuosas, y un aura de luz que rodeaba su ser, SeokJin era conocido por su bondad y sabiduría. Su cabello oscuro contrastaba con la pureza de su ser, y sus ojos reflejaban la serenidad de los cielos.

Un día, mientras SeokJin observaba desde su lugar en el firmamento, su mirada se posó en una joven humana en la Tierra. Ella era artista, siempre rodeada de lienzos y pinceles, creando hermosas obras de arte que reflejaban los paisajes más hermosos y las emociones más profundas. Su nombre era DaEun. Había algo en su dedicación y pasión que intrigaba a SeokJin, y comenzó a observarla cada vez con más frecuencia.

Un día, mientras DaEun pintaba un retrato de un ángel, sintió una presencia detrás de ella. Se dio la vuelta y, para su asombro, vio a SeokJin, resplandeciente y etéreo, con una expresión de curiosidad y calidez.

—¿Quién eres?— preguntó DaEun, su voz temblando entre la sorpresa y el asombro.

—Soy SeokJin, un ángel del cielo,— respondió él con suavidad, sus alas desplegándose ligeramente. —He observado tu arte y la pasión que pones en él. He venido para conocerte.

DaEun, aún atónita, dejó caer su pincel.

—¿Un ángel? ¿Por qué vendrías a verme a mí?

SeokJin sonrió.

—Tu arte refleja una belleza y una verdad que rara vez se ve en el mundo humano. Quería entender qué inspira tal belleza.

Con el tiempo, SeokJin y DaEun comenzaron a pasar más momentos juntos. El ángel le enseñaba sobre los misterios del cielo y la pureza del alma, mientras DaEun le mostraba la belleza del mundo humano a través de sus pinturas. A medida que su amistad se profundizaba, también lo hacía su conexión emocional.

Una noche, mientras observaban las estrellas desde una colina, DaEun rompió el silencio.

—SeokJin, desde que llegaste a mi vida, he sentido algo que nunca antes había sentido. Es como si mi alma estuviera completa.

El ángel, con una expresión solemne, tomó su mano.

—DaEun, en mi inmortalidad he visto muchas cosas, pero nunca he sentido algo tan profundo como lo que siento contigo. El amor que crece en mi corazón es más puro que cualquier cosa que haya conocido.

DaEun lo miró a los ojos, viendo en ellos una eternidad de sentimientos.

—Pero tú eres un ángel, y yo soy solo humana. ¿Cómo puede ser esto posible?

SeokJin acarició su mejilla suavemente.

—El amor trasciende todas las barreras, incluso las del cielo y la tierra. Si estamos destinados a estar juntos, encontraremos una manera.

Su amor, aunque imposible a los ojos del mundo, se fortaleció con cada día que pasaban juntos. DaEun continuó pintando, pero ahora sus obras estaban llenas de una luz celestial, una inspiración que provenía directamente del amor que compartía con SeokJin. Y aunque sabían que su tiempo juntos en la tierra sería limitado, decidieron vivir cada momento con la intensidad y la belleza de un amor eterno.

Un día, mientras caminaban por un bosque iluminado por la luz del amanecer, DaEun se detuvo y miró a SeokJin. Allí, rodeados de la suave brisa y el aroma de las flores en flor, se entregaron a un amor ardiente y prohibido

—Quiero que sepas que no importa cuánto tiempo tengamos juntos, cada instante contigo ha sido un milagro.

SeokJin la abrazó con sus alas, envolviéndola en una calidez celestial.

—Y tú, DaEun, has llenado mi eternidad con una belleza que nunca olvidaré.

Sus cuerpos se fundieron en un baile celestial, explorando cada centímetro de piel con una devoción intensa.

Los labios de SeokJin recorrieron el cuerpo de DaEun, dejando un rastro de besos y susurros que despertaban sus sentidos más profundos. Sus manos expertas acariciaban cada curva y cada contorno, llevándola al límite del éxtasis.

Mientras sus cuerpos se unían, sus pensamientos se entrelazan en un torbellino de emociones. Sus palabras eran más que meras expresiones físicas; eran un vínculo que trascendía lo terrenal, conectando sus almas de una manera que solo el amor verdadero puede hacerlo.

A medida que el tiempo pasaba, el amor entre SeokJin e DaEun se volvía más profundo y fuerte. Pero también enfrentaban la inevitable realidad de que pertenecían a mundos diferentes. Aunque su conexión era innegable, sabían que un día tendrían que enfrentarse a la separación.

Un día, mientras SeokJin e DaEun estaban en el estudio de la artista, ella trabajaba en una nueva pintura. Esta vez, no era un paisaje ni un retrato, sino una representación de su amor: un ángel y una humana entrelazados en un abrazo eterno, rodeados por un resplandor celestial. SeokJin observaba con admiración cómo DaEun daba vida a su amor en el lienzo.

—Es hermoso,— murmuró él, con sus alas agitándose suavemente.

—Refleja todo lo que siento por ti.

DaEun sonrió, pero sus ojos mostraban una sombra de tristeza.

—Quiero que este sea un recordatorio de nuestro amor, algo que perdure incluso cuando ya no estemos juntos.

SeokJin, al notar su melancolía, se acercó y la envolvió con sus alas.

—DaEun, nuestro amor es eterno, aunque nuestros caminos se separen. Siempre estaré contigo en espíritu.

En ese momento, una luz brillante llenó el estudio. Una figura celestial apareció ante ellos, un ángel de una autoridad y presencia innegables. Era Gabriel, el mensajero de Dios.

—SeokJin,— comenzó Gabriel con una voz solemne, —tu tiempo en la Tierra ha llegado a su fin. Debes regresar al reino celestial.

DaEun sintió que su corazón se rompía.

—No, por favor,— suplicó con lágrimas en los ojos, —no nos separen.

Gabriel miró a DaEun con compasión.

—DaEun, tu amor por SeokJin es verdadero y puro, pero hay leyes que no pueden ser desafiadas. Sin embargo, vuestro amor ha conmovido al cielo entero.

SeokJin tomó las manos de DaEun.

—DaEun, mi amor por ti no cambiará, aunque nuestros caminos se separen. Prometo que siempre te estaré cuidando, desde el cielo.

Gabriel levantó su mano y un destello de luz los envolvió.

—Pero hay un último regalo que puedo ofreceros,— dijo, y tocó el corazón de ambos. —Vuestro amor trascenderá las barreras del tiempo y el espacio. Cada vez que mires al cielo y veas las estrellas, sabrás que SeokJin está contigo. Y tú, SeokJin, llevarás la esencia de DaEun en tu ser eterno.

Con esas palabras, Gabriel desapareció, llevándose a SeokJin con él. DaEun se quedó sola en su estudio, con lágrimas en los ojos y el corazón lleno de amor y dolor.

A partir de ese día, DaEun encontró consuelo en las estrellas. Cada noche miraba al cielo, sabiendo que SeokJin la estaba observando. Su arte se volvió aún más vibrante y lleno de vida, inspirada por el amor eterno que compartieron. Aunque sus caminos se separaron, su amor perduró, uniendo sus almas más allá del tiempo y el espacio.

Y en cada pincelada y en cada estrella que brillaba en el cielo, el amor de SeokJin e DaEun continuó, eterno e inquebrantable, demostrando que el verdadero amor nunca muere, sino que vive para siempre en el corazón y el alma de aquellos que se atreven a amar más allá de los límites del mundo.

Fin celestial

SeokJinmyLover4



-Buenos días SeokJin. Se que esperabas a mamá, pero ella está con tu prima haciéndose unos análisis justo ahora.

La enfermera ingresó a la habitación, llevando con ella un desayuno abundante. El pequeño se restregó los ojos y asintió conforme con la información.

Tenía diez años, y hacía ya un año que luchaba contra una horrible enfermedad. Leucemia.

Sus padres habían agotado todos los recursos, llegando así al punto de rastrear a casi todo su árbol genealógico para encontrar un donante para su hijo.

Ya no quedaba mucho tiempo, la salud de SeokJin se deterioraba conforme pasaba el tiempo y los tratamientos convencionales poco habían hecho.

-Por la tarde tendrán listos los resultados. -Continuó informando. -Si todo sale bien, mañana mismo harán la intervención.

-¿Y si no es compatible? -Preguntó, no por curiosidad, el ya entendía las posibilidades y consecuencias, de hecho, hasta ahora, sólo habían recibido malas noticias.

-Supongo que tus padres seguirán buscando...

-Ya no quiero que busquen más. -Dijo seguro.

-Pero... -La enfermera se detuvo antes de posar la bandeja sobre el regazo del niño.

-Estoy cansado. -Confesó. -La verdad es que ya no quiero seguir esperando. Si tengo que dejarlos por algo será, no entiendo porqué se empeñan en seguir buscando un donante.

-Porque te quieren mucho y tienes toda una vida por delante.

-Se que me quieren, y yo también los quiero mucho, pero ellos no pueden sentir el dolor que yo siento cada vez que me ponen los medicamentos, ni lo mal que se siente después. -Argumentó cabizbajo. -También se que se pondrán tristes, pero yo ya no quiero seguir así.

La enfermera no invalidó sus emociones, entendía a la perfección los pesares del pequeño.

-Tendrías que hablarlo con ellos, tal vez así entiendan lo que tu deseas.

La tarde llegó, y con ella nuevamente las malas noticias, tampoco su prima era compatible con SeokJin.

-¡Ya no quiero seguir así! -Gritó el pequeño cuando su madre rompió en llanto cuando él expuso su negativa a seguir buscando un donante. -Me duele mucho mamá, quiero descansar, no quiero más remedios, quiero volver a casa y por lo menos pasar mis últimos días sin dolor. Jugando con mis cosas y ver a mis amigos.

Para su suerte, un psicólogo los acompañaba.

-Creo que el planteo de Jin tiene lógica señora Kim. Incluso él reconoce las probabilidades a futuro.

-Supongo que con algunos analgésicos podría atravesar esta etapa mucho más cómodo. -Opinó el médico de cabecera, conociendo perfectamente el estado de salud del niño y lo escasas que eran su probabilidades de sanar.

El padre, tan dolido como su madre le tomó la mano y la abrazó. -Jin ya no quiere luchar amor, al menos le podemos dar un final sin dolor, en casa rodeado de amor.

Entre lágrimas ella asintió.

Un mes después, ellos lloraban la partida de SeokJin, les quedaría el recuerdo de sus últimos días felices, jugando y riendo con ellos y sus amigos. Jugando hasta altas horas con su play station y mirando películas. Tranquilos de haber podido cumplir el único deseo de su hijo.

-Bienvenido SeokJin, tu comportamiento y corta estancia entre los vivos ha tenido una razón.

Ese fue el recibimiento del creador cuando SeokJin entró al reino de los cielos.

-Desde el instante en el que fuiste creado, se te encomendó una misión, para la cual tuviste que atravesar meses de sufrimiento, aunque sabía perfectamente cual sería tu sabia decisión. A partir de este momento, comenzarás a formar parte del regimiento de ángeles guardianes y tienes nueve meses terrestres para comenzar con la asignación que se te ha otorgado.

SeokJin se observó a sí mismo, ya no tenía ese aspecto de niño frágil y enfermo, una estela de luz lo rodeaba y dos enormes y hermosas alas blancas formaban parte de él. Sonrió feliz, sabía que esa era la verdadera razón por la que debía dejar a sus padres atrás. Aunque realmente no lo haría jamás, al menos hasta que le hicieran compañía en algún momento.

Nueve meses terrestres después, media eternidad para SeokJin, el momento había llegado. Su cuerpo comenzó a difuminarse en el aire, lo que indicaba que su misión estaba por comenzar.

La primera tarea fue la de evitar que la pequeña niña rodara por la cama y cayera de los brazos de su progenitora, apenas dos días después de haber nacido.

-¡Mamá despierta! -Susurró al oído de la mujer. -JinSeul está por caer.

Y si, su misión en la tierra era la de cuidar a su hermana el resto de su vida.

aksj1992



El rey JoonHo espera impaciente la revelación de la hechicera.

Es noche de luna llena y la bruja debe haber terminado de haber sido poseída por el espíritu de la Moira que dicta el destino de los humanos.

Fue un golpe de suerte que el barco donde viajaba Baia, la sacerdotisa de Átropos naufragara en las costas del reino ¿O tal vez era el designio divino que SeokJin, su hermoso y noble hijo la hallara moribunda en la playa y optara por rescatarla?

-Majestad la hechicera está lista.

La voz del capitán Bang interrumpe las reflexiones del monarca.

-Tráiganla.

Baia llega escoltada por unos guardias que la llevan casi en vilo.

La sacerdotisa es prisionera del rey y nadie aparte de sus hombres de confianza lo sabe.

JoonHo es un tirano y el único que ablanda su malvado corazón es su unigénito, el príncipe SeokJin que es todo lo opuesto a su progenitor.

El jovencito cree que Baia vive feliz en su hogar y esto gracias a toda una pantomima que montó su padre para ocultar el hecho que al descubrir los dones de la muchacha decidió que era una buena idea tenerla bajo su "custodia".

Los chamanes del reino hicieron lo suyo creando conjuros para evitar que la hechicera huyera por lo que la joven vive en situación de esclavitud, privada de la libertad y sometida a los caprichos del rey que muere de deseos por hacer suya a la hermosa muchacha y solo se contiene porque sabe que si mancilla su virginidad anulara su capacidad vidente.

La sacerdotisa lleva entre sus manos los pergaminos donde plasma sus visiones y que le han servido al rey para saber el real talante de sus más cercanos colaboradores y poder diferenciar a los que le guardan lealtad o son posibles traidores.

-Déjennos solos.

Los guardias sueltan a Baia y el rey se apresura a sujetarla porque sabe que la chica queda débil después de cada episodio de posesión.

-Con cuidado mi niña no queremos que esas suaves y delicadas rodillas se lastimen.

La hechicera contiene la respiración y las ganas de vomitar al sentir el toqueteo del rey que aplaca de esa forma sus deseos de violentarla.

Baia lo mira con desdén, el asqueroso no tiene la más mínima consideración ni siquiera porque ella es solo una muchachita de la misma edad que su adorado SeokJin.

JoonHo nota su mirada así que coge su rostro con brusquedad.

- ¡Deja de verme así perra! ¡Soy tu dueño así que mírame con respeto sino quieres que te azote!

-Pronto seré libre JoonHo mientras tú seguirás siendo esclavo de tus bajezas hasta que Átropos corte la hebra de tu destino.

- ¿Me estás amenazando ramera?

-Solo estoy manifestando un hecho ineludible.

- ¡Eres una insolente!

El rey abofetea con tanta fuerza a la hechicera que provoca que la muchacha caiga y golpee su cabeza contra una saliente del trono.

Baia cae indefensa al suelo y un gran charco de sangre se forma alrededor de su larga cabellera negra. La vida empieza a escapar de ella, sus dedos se tornan flácidos y liberan los pergaminos que sujetaban con fuerza.

JoonHo hace gala de su maldad dejando a su suerte a la chica y toma ansioso las pinturas que la sacerdotisa pintó mientras estaba en trance.

- ¡Esto... esto no puede ser posible! ¿Te estás burlando de mí bruja?

La furia del rey da paso al temor. Las profecías de Baia siempre han sido certeras en tiempo y representación del alma de los elegidos por Átropos.

El soberano toma el cuerpo moribundo y zarandea con fuerza a la muchacha.

- ¡Háblame Baia dime que esto es mentira!

JoonHo suelta a la sacerdotisa cuando siente como una energía sobrenatural llena de calor el cuerpo de Baia que de pronto se eleva y flota a centímetros del piso. La hechicera abre los ojos que ya no son almendrados sino rojo sangre.

- ¡Silencio mortal! ¡Sabes que las profecías de mi profetisa no son mentiras! ¡Hoy has terminado de marcar tu destino y por eso te condeno a que conozcas lo que el futuro inmediato te depara!

- ¡Noo, por favor piedad!

- ¿Piedad? ¿Sabes acaso lo que eso significa? ¡Tu castigo es en proporción a tus faltas!

- ¡Si merezco ser castigado afrontaré lo que sea, pero por favor no te lo lleves! ¡Mi hijo es inocente!

- ¡Inocente, puro y con un destino que no se cumplirá en esta era! SeokJin está llamado a ser un buen líder, pero no de esta nación decadente que acabará su lugar en la historia con el fin de tu patético reinado.

-Si esa es su finalidad ¿Por qué los dioses me lo dieron para luego arrebatármelo?

-Para darte una última oportunidad de cambiar y ser el rey que este país, alguna vez próspero merecía ¡La desperdiciaste miserablemente así que tu hijo debe volver al reino de los cielos y esperar hasta que sea su momento!

JoonHo llora desesperado, no imagina la vida sin su amado SeokJin, la luz que alumbra la oscuridad de su alma.

- ¿Cuándo... cuando partirá?

-La próxima luna llena

- ¿Tan pronto?

-Sí, así acompañará a Baia en el camino ascendente.

- ¿Baia?

-Ella será su guía y fortaleza en la próxima vida, pero necesitan tiempo en el reino celestial para desarrollar sus dones ¿Sabes que al tomarla como esclava adelantaste la partida de tu hijo? La llegada de mi pequeña a tus costas tenía como objetivo que SeokJin y Baia iniciaran su vínculo con el hilo rojo del destino ¡Tú lo cortaste y ahora pagarás las consecuencias!

El rey es tan cobarde que prefiere adelantar su muerte antes que sufrir la pérdida de su hijo así que toma un cuchillo que reposa en la mesa donde hay restos de su cena y lo dirige a su pecho, pero un rayo de luz se lo arrebata.

- ¡Ni lo pienses! Tu muerte llegará a su momento, tu agonía no solo será espiritual sino física y no habrá medicina humana que te dé alivio.

El soberano gime y se retuerce presa de un sufrimiento insoportable al saber su destino.

-Esta es mi voluntad JoonHo disfruta los días que te quedan de alegría antes de que las penumbras de la tristeza te devoren hasta tu partida al inframundo.

Átropos se va llevándose consigo el cuerpo de Baia.

El rey queda tendido en el suelo, pero luego se incorpora y estruja contra su pecho la imagen de SeokJin que la sacerdotisa pintó.

Luego, una risa brota de sus labios en medio del llanto.

-Por lo menos me quedará el consuelo de verte en tu real dimensión mi niño, así siempre recordaré que los dioses me bendijeron con la presencia de un precioso ángel.

A un lado queda olvidado el retrato del soberano que refleja la pobredumbre de su alma y un rostro marcado por una profunda tristeza.

zrl1825     

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro