El Nuevo Guerrero

En el año 845, las murallas de Shiganshina temblaban bajo los rugidos de los titanes. Entre la confusión y el terror, un joven de cabello oscuro y ojos profundos llamado SeokJin apareció misteriosamente en el distrito, sin recordar cómo llegó allí. Vestido con ropas extrañas para los habitantes locales, SeokJin se encontraba en medio de una pesadilla viviente.

Confundido pero decidido, SeokJin fue rescatado por los soldados del Cuerpo de Exploración y llevado ante el Comandante Erwin Smith. Intrigado por su presencia, Erwin le ofreció unirse a las filas del Cuerpo para descubrir la verdad detrás de su aparición y luchar contra los titanes.

Entrenando con Eren, Mikasa y Armin, SeokJin demostró ser un guerrero excepcional, rápido y preciso. Su habilidad para mantener la calma bajo presión y su naturaleza protectora le ganaron el respeto y la amistad de sus compañeros.

Un día, durante una expedición más allá de las murallas, SeokJin y su escuadrón fueron emboscados por titanes aberrantes. En medio de la batalla, SeokJin descubrió que poseía un misterioso poder: podía manipular la energía de los titanes a su alrededor, debilitándolos momentáneamente. Este poder salvó a su escuadrón y permitió una retirada segura.

Erwin, viendo el potencial en SeokJin, lo designó para una misión secreta: infiltrarse en territorio enemigo y descubrir más sobre los titanes y sus orígenes. Junto a Levi y Hange, SeokJin partió en una peligrosa travesía.

Durante su misión, descubrieron una instalación oculta donde los titanes eran creados a partir de humanos. SeokJin, horrorizado por la verdad, juró destruir la instalación y liberar a las víctimas. Con su nuevo poder, desató una ola de destrucción sobre los titanes, permitiendo a Levi y Hange liberar a los cautivos.

El regreso a las murallas fue agridulce. Habían ganado una gran victoria, pero a un costo elevado. Sin embargo, SeokJin ahora entendía su propósito en este mundo: proteger a la humanidad de la amenaza titán y descubrir la verdad detrás de su propio origen misterioso.

Bajo el cielo gris de las murallas, SeokJin juró que lucharía hasta su último aliento, no solo para sobrevivir, sino para asegurarse de que un día, la humanidad pudiera vivir libre del miedo a los titanes.

El Comandante Erwin Smith miraba a SeokJin con una mezcla de admiración y preocupación. El poder de SeokJin era una bendición, pero también un misterio que necesitaba ser desentrañado. Con la información obtenida sobre la creación de los titanes, Erwin decidió que era hora de una ofensiva más agresiva.

SeokJin, ahora un miembro clave del Cuerpo de Exploración, entrenaba incansablemente para perfeccionar su control sobre su habilidad. Levi, siempre el pragmático, no dejó de presionarlo, exigiendo perfección. Mikasa y Eren, curiosos sobre el nuevo poder de su compañero, se unieron a sus entrenamientos, buscando entender y apoyar a SeokJin.

Una noche, mientras la luna llena iluminaba las murallas, SeokJin tuvo un sueño inquietante. En él, veía un vasto árbol, cuya sombra parecía extenderse hasta el horizonte. En su base, un resplandor cegador emanaba de una figura misteriosa. Al despertar, SeokJin supo que debía encontrar ese árbol. Compartió su visión con Erwin y los demás, quienes decidieron investigar.

La expedición hacia el árbol no fue fácil. Atravesaron terrenos peligrosos y enfrentaron hordas de titanes. Cada batalla fortalecía a SeokJin y acercaba más al equipo a su objetivo. Sin embargo, las bajas eran inevitables, y cada caída pesaba en el corazón de SeokJin.

Finalmente, llegaron al bosque donde se alzaba el imponente árbol. A medida que se acercaban, SeokJin sintió una conexión creciente con el lugar. Dentro del árbol, encontraron una cámara oculta llena de antiguos escritos y artefactos. Hange, con su insaciable curiosidad científica, comenzó a estudiar los textos, descubriendo que el poder de SeokJin estaba relacionado con una antigua y olvidada civilización que había aprendido a controlar a los titanes.

Entre los artefactos, SeokJin encontró un amuleto que parecía resonar con su energía. Al tocarlo, fue transportado a una visión del pasado. Vio a un guerrero antiguo, enfrentándose a una horda de titanes, usando el mismo poder que él había descubierto. Este guerrero, con su último aliento, había sellado su poder en el árbol, esperando que alguien digno lo encontrara y lo utilizara para salvar a la humanidad.

Al regresar a la realidad, SeokJin entendió su propósito más claramente. No solo debía luchar contra los titanes, sino también descubrir y utilizar los secretos de esta antigua civilización para destruir la amenaza de raíz.

Con este nuevo conocimiento, el Cuerpo de Exploración regresó a las murallas, preparados para una nueva fase de la guerra. Erwin, Levi, Hange y los demás comenzaron a planificar cómo utilizar esta información en su lucha contra los titanes.

SeokJin, con el amuleto en su poder y una renovada determinación, se preparó para lo que sabía sería la batalla más grande de su vida. Sabía que no estaría solo. Con sus amigos y compañeros a su lado, y los secretos del pasado como su guía, estaba listo para enfrentar cualquier desafío.

Y así, bajo el cielo cargado de incertidumbre y esperanza, SeokJin y el Cuerpo de Exploración se embarcaron en su misión más peligrosa: desentrañar los misterios de los titanes y finalmente traer la paz a su mundo devastado.

El amanecer traía consigo un aire de esperanza y determinación. SeokJin, ahora más confiado y seguro de su propósito, se preparaba junto a sus compañeros para la próxima gran ofensiva. El Comandante Erwin había decidido que era el momento de atacar la fuente de la creación de los titanes y erradicarla de una vez por todas.

El plan era arriesgado. Se dividirían en dos grupos: uno liderado por Erwin para atacar frontalmente y distraer a las fuerzas titánicas, y otro grupo más pequeño, liderado por Levi y compuesto por los mejores guerreros, incluyendo a SeokJin, que se infiltraría en las instalaciones subterráneas para destruir el núcleo de producción de titanes.

Antes de partir, SeokJin tuvo una última conversación con Eren, Mikasa y Armin. Los tres amigos le aseguraron su apoyo incondicional y le recordaron que, pase lo que pase, estaban juntos en esta lucha.

La marcha hacia la fortaleza de los titanes fue tensa y silenciosa. Cada soldado sabía que el futuro de la humanidad dependía del éxito de esta misión. Al caer la noche, el primer grupo comenzó su ataque. El estruendo de las explosiones y los rugidos de los titanes llenaron el aire, creando la distracción perfecta.

Levi, Hange, SeokJin y su equipo se deslizaron entre las sombras, utilizando sus habilidades y el equipo de maniobras tridimensionales para moverse con rapidez y sigilo. SeokJin, con su amuleto brillando tenuemente, lideraba el camino, sintiendo que el poder antiguo lo guiaba.

Llegaron a una entrada oculta que conducía a las instalaciones subterráneas. Dentro, encontraron un laberinto de túneles iluminados por antorchas, guardados por titanes anormales. La habilidad de SeokJin para manipular la energía de los titanes fue crucial, permitiendo que el equipo avanzara sin ser detectado.

Finalmente, llegaron a la cámara central, donde una maquinaria imponente y antiguos glifos marcaban el núcleo de la producción de titanes. En el centro de la sala, una figura solitaria esperaba. Era Zeke Yeager, el Titán Bestia, que había anticipado su llegada.

—Sabía que vendrías, SeokJin,— dijo Zeke con una sonrisa peligrosa. —Tu poder es impresionante, pero no serás capaz de detenernos.

La batalla fue feroz. Zeke, con su habilidad para controlar a los titanes, lanzó una ofensiva brutal. SeokJin, canalizando el poder del amuleto, contrarrestó sus ataques, creando un campo de energía que debilitaba a los titanes cercanos. Levi y Hange, luchando con una destreza increíble, atacaban a Zeke desde todos los ángulos.

En medio del caos, SeokJin tuvo una visión del antiguo guerrero que había sellado el poder. El guerrero le mostró cómo canalizar toda la energía del amuleto en un solo ataque devastador. Con un grito de determinación, SeokJin liberó una explosión de energía que envolvió la sala, desintegrando la maquinaria y debilitando a Zeke.

Levi aprovechó la oportunidad y, con una serie de movimientos rápidos y letales, derrotó a Zeke, que cayó al suelo inconsciente. La destrucción de la maquinaria comenzó a desencadenar el colapso de las instalaciones.

—¡Tenemos que salir de aquí, ahora!— gritó Hange, mientras el equipo se apresuraba a escapar. Con los túneles derrumbándose a su alrededor, lograron salir a la superficie justo a tiempo.

El Cuerpo de Exploración había triunfado. La fuente de la creación de los titanes había sido destruida, y Zeke Yeager estaba prisionero. Sin embargo, todos sabían que la lucha no había terminado. Los titanes aún vagaban por la tierra, y la verdadera paz aún estaba lejos.

Y así, la batalla por la supervivencia y la verdad continuaba, con SeokJin y el Cuerpo de Exploración liderando la carga hacia un futuro incierto, pero lleno de esperanza.

Tras la victoria en la destrucción de las instalaciones subterráneas, el Cuerpo de Exploración regresó a las murallas, con un Zeke Yeager capturado y una nueva determinación para eliminar la amenaza titán de una vez por todas. Sin embargo, la sensación de triunfo era efímera; todos sabían que el enemigo no se rendiría tan fácilmente.

Días después de su regreso, SeokJin comenzó a tener pesadillas recurrentes sobre una figura oscura y poderosa, un titán diferente a todos los que había enfrentado. Decidido a comprender el significado de estas visiones, SeokJin acudió a Hange, quien se sumergió en los antiguos textos y descubrió referencias a un "Titán Primordial," una entidad que controlaba a todos los demás titanes.

Con esta nueva información, el Comandante Erwin convocó a una reunión estratégica.

—Si queremos tener una oportunidad real de eliminar a los titanes, debemos encontrar y destruir al Titán Primordial,— declaró con firmeza.

El plan era ambicioso y peligroso. SeokJin, junto a Levi, Mikasa, Eren, Armin y Hange, formaron un grupo de élite para localizar y enfrentar al Titán Primordial. El resto del Cuerpo de Exploración proporcionaría apoyo y contención de los titanes menores.

El viaje los llevó más allá de las tierras conocidas, a un territorio salvaje y desconocido, lleno de titanes y peligros. En el camino, enfrentaron múltiples desafíos y perdieron a valiosos compañeros, pero la determinación de SeokJin y su equipo nunca flaqueó.

Una noche, mientras acampaban en un claro bajo un cielo estrellado, SeokJin tuvo una visión más clara que nunca. Vio una montaña imponente y, en su cima, una fortaleza antigua. Sabía que allí encontrarían al Titán Primordial. Compartió su visión con el grupo, y al amanecer, comenzaron el ascenso.

La subida fue traicionera, con titanes emboscándolos en cada recodo. La habilidad de SeokJin para manipular la energía de los titanes fue crucial para mantener al equipo a salvo. Finalmente, alcanzaron la cima y se encontraron frente a una antigua fortaleza, medio derruida pero imponente.

Al entrar, se encontraron en una gran sala, y allí, en el centro, estaba el Titán Primordial. Era enorme, con un aura oscura y amenazante que hacía temblar el suelo a su alrededor. Sus ojos brillaban con una inteligencia malévola.

—Bienvenidos,— dijo con una voz resonante y profunda. —He estado esperando a alguien como tú, SeokJin.

La batalla que siguió fue épica y brutal. El Titán Primordial desató una tormenta de poder oscuro, mientras SeokJin canalizaba toda su energía a través del amuleto. Levi y Mikasa atacaban con una precisión letal, mientras Eren y Armin usaban sus propias habilidades titánicas para apoyar a sus compañeros.

SeokJin, recordando las visiones del antiguo guerrero, comprendió que debía usar el amuleto de una manera que nunca antes había intentado. Con un grito de desafío, concentró toda su energía en el amuleto, creando un haz de luz pura que perforó la oscuridad del Titán Primordial.

El titán rugió de dolor y rabia, pero la luz de SeokJin era imparable. Finalmente, con un último esfuerzo, el Titán Primordial se desintegró en una explosión de energía, liberando una onda de choque que sacudió la fortaleza.

Cuando el polvo se asentó, el equipo se encontró de pie entre los escombros, agotados pero victoriosos. El Titán Primordial había sido destruido, y con él, la conexión que controlaba a todos los demás titanes.

El regreso a las murallas fue largo y lleno de reflexiones. Habían logrado una hazaña increíble, pero a un alto costo. Sin embargo, la victoria les dio esperanza. Sabían que con la destrucción del Titán Primordial, la era de los titanes estaba llegando a su fin.

De vuelta en las murallas, SeokJin, junto a sus amigos y compañeros, fue recibido como un héroe. Pero SeokJin sabía que su verdadera misión apenas comenzaba. Ahora que entendían más sobre el origen de los titanes, se comprometieron a reconstruir su mundo, asegurándose de que la humanidad nunca más tuviera que vivir con miedo.

Bajo un cielo despejado, SeokJin y el Cuerpo de Exploración juraron seguir luchando, no solo contra los restos de los titanes, sino por un futuro donde la humanidad pudiera prosperar y vivir en paz.

Será este el fin de nuestro nuevo guerrero? Siganme para más

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SeokJin ingresaba a la fortaleza, era recibido entre vítores y aplausos, pequeños niños y niñas arrojaban pétalos de rosas a su paso desde lo más alto del lugar.

La fortaleza era el cráter abierto de un volcán apagado, con viejas chimeneas donde las personas habían formado sus hogares.

La necesidad de protegerse de esos seres extraños llegados desde el espacio, que por meses habían atormentado a la población los había llevado a buscar refugio en lugares recónditos e intrincados donde sus grandes extremidades no llegaban.

A través de viejos radios fueron formando una suerte de ejército, se organizaron y estudiaron el comportamiento de dichos seres, que habían encontrado en los humanos una fuente de alimentos.

Los cazaban como animales, los encerraban a modo de reserva y con el tiempo los comían.

Pero, para suerte de los sobrevivientes, lo que estos seres tenían de fuerza y tamaño les escaseaba en inteligencia, el problema inicial radicaba en la cantidad que eran. Al principio les resultó bastante fácil reducir a las personas, ya que vivían en ciudades, aglomerados en grandes cantidades, pero conforme la población disminuyó los problemas comenzaron, porque se iniciaron las cacerías.

Cuando el ejército comandado por el capitán Kim NamJoon salió de las cuevas del volcán, las personas prácticamente habían perdido las esperanzas, les quedaban pocos recursos y se verían obligados a salir por alimentos, lo que significaba arriesgarse a caer en alguna de las trampas.

Salieron antes del amanecer, en absoluto silencio, era una misión en conjunto con otras tropas a lo largo y ancho del mundo, armados con espadas, lanzas, arcos y flechas, apenas unos pocos llevaban armas de fuego.

La batalla comenzó varías horas después, cuando a través de radios se informaron posición. La estrategia era atacar en conjunto para evitar que pudieran defenderse entre ellos.

Lo malo era que estos gigantes extraterrestres no tenían un líder en común, funcionaban como una manada que no seguían órdenes por lo que tuvieron que pelear duro contra todos ellos.

Se repartieron los puestos de acuerdo a las habilidades y capacidades de cada voluntario. Los más rápidos eran lo encargados de correr entre las piernas de los gigantes con sogas y enredar sus pies, luego los más fuertes hacían el mayor daño posible con sus espadas y luego estaban los arqueros, los que desde la distancia apuntaran a los ojos vulnerables. Los que sobrevivían a los arqueros eran finiquitados por el grupo que llevaba las lanzas, no eran los más fuertes, pero tampoco corrían peligro a ésas instancias.

Junto al capitán había salido SeokJin, su hermano, uno de los hombres más rápidos y fuertes, su papel fue fundamental porque era el que había tenido la idea de enredar a los gigantes, para eso él encabezaba el grupo que mayor riesgo corría. Muchos cayeron cuando eran pisoteados, pero SeokJin sorteó con seguridad cada paso, pasaba entre medio de las grandes piernas cruzando las sogas. Y, si tenía oportunidad, al tiempo que hacía ese trabajo, también cortaba la carne a su alcance con una filosa daga que portaba. Su fuerza también le permitía regresar sobre sus pasos y recuperar tramos de cuerda enrollada en los pies de los enemigos caídos.

La batalla duró un poco más de veinticuatro horas en todo el mundo, donde empezó de madrugada en algunos lugares, inició al atardecer en otros, pero el resultado final fue la libertad para los terrestres.

aksj1992

Año 2454

Cada era tiene sus héroes, hombres y mujeres extraordinarios que a pesar de no poseer poderes sobrenaturales logran causar admiración por sus valores y habilidades demostrando que, a pesar de las imperfecciones propias de la condición humana, el luchar por el bien común los engrandece hasta convertirlos en símbolos de una causa.

Kim SeokJin llegó del pasado, del lejano 1954 a Seúl, una ciudad muy diferente a la que él conocía a afrontar un futuro que jamás pensó que llegaría a vivir.

Los retos que tuvo que enfrentar no fueron pocos, pero los pudo superar gracias al apoyo de nuevos amigos, al amor que encontró en una época que no era la suya y a la gratitud de toda una ciudad que supo reconocer en él el espíritu del coraje y sacrificio por un motivo que consideraba justo.

Jin fue protagonista de muchas aventuras y la primera de sus historias épicas se dio cuando enfrentó un peligro inimaginable: Corea y el resto del mundo sufrían la invasión de unos extraños gigantes antropomorfos que tenían a los humanos como las presas favoritas para calmar su insaciable hambre.

Sumado a esto, desadaptados sociales aprovechándose de la tragedia sembraban el caos y la violencia con el fin de sacar provecho para sí mismos.

Kim se enfrentó a ellos convirtiéndose en el emblema de la lucha contra la adversidad.

La narración de como derrotó a los invasores y muchas más fueron recopiladas en un libro que, si tienes curiosidad por conocer responde al título de "El vuelo del Pegaso".

¿Muy pronto?

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