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La conferencia de prensa es un hervidero de corresponsales de todo tipo de medios: financieros, sociales, policiales y faranduleros que pugnan por estar en primera fila y plantear "la pregunta" que haga que el primogénito Kim explique el porqué de sus acciones.
El encargado de prensa e imagen corporativa de Empresas Kim hace su entrada y detrás de él aparece el protagonista de la jornada que como era de suponerse opta por lucir una apariencia que desafía la autoridad y rígidos preceptos de su padre.
Kim SeokJin sabe el efecto que produce, el hombre es muy guapo y eso es indiscutible y el look de bad boy que ha elegido para la ocasión hace que más de uno lo mire con la boca abierta.
Observo todo el show desde la parte alta del salón acompañada por mi jefe y mentor Bang SiHyuk.
-Espero que Jin se comporte a la altura de las circunstancias.
-Que inocente eres oppa ¿Acaso no has visto las fachas que trae? Grita a los cuatro vientos que piensa reírse una vez más de su padre y los accionistas de la empresa.
-Déjalo querida el que ríe al último ríe mejor quiero ver la cara que pondrá cuando sepa que de ahora en adelante deberá contar con la aprobación de su tutora legal para cualquier movimiento financiero que pretenda hacer.
- ¿Sabes que me odiará?
-Seguramente, pero no vas a negar que el pago por tu corazón roto será más que generoso.
Suspiro ante lo que me espera y giro a mirar a los ojos al abogado Bang.
-Hyukie oppa ¿Por qué yo?
-Porque tienes exactamente lo que necesitamos para encarrilar a la oveja negra de la familia.
-No lo entiendo, soy la socia más joven del bufete ¿Qué puedo tener que los otros abogados de la firma no tienen?
- ¡Ah! El hecho de haber estudiado dos carreras en paralelo y que una de ellas sea maestra de preescolar.
Mis ojos se abren a más no poder.
- ¡No estarás sugiriendo lo que pienso!
- ¡Oh sí pequeña! Serás la niñera del terco Seokjinnie.
- ¡Pero...pero el tipo tiene treinta y un años!
Nuestra conversación es interrumpida cuando SeokJin por fin se digna responder una de las interminables preguntas que le lanza una malhumorada reportera.
-Señor Kim nos parece de muy mal gusto el que nos hayan convocado a esta conferencia y solo recibir su silencio y las evasivas del señor Ryu.
¿Va a tener la decencia de respondernos para que fuimos citados?
Kim suspira y acomoda el micrófono a la altura de sus sensuales labios.
-Yo... yo tengo algo muy importante que decirles.
Luego, se quita con parsimonia las gafas de sol y habla con seriedad a la audiencia.
-Yo... ¡Soy Iron Man!
El desgraciado sonríe ante el revuelo general y luego mira hacia donde estamos ubicados Bang y yo.
- ¿Sigues preguntándote porque necesitamos de tus servicios?
Muevo la cabeza y pillo cuando Kim me mira y guiña un ojo.
Sospecho que el trabajo de niñera latina de Kim SeokJin no será nada fácil...
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Soy Kim SeokJin y mi vida siempre ha sido una melodía en constante cambio. Como artista de rock en Corea del Sur, cada acorde que toco es un reflejo de mi alma. Pero últimamente, esa melodía ha estado en disonancia con la armonía de mi vida familiar.
—¿Otra vez vas a salir de gira?— me pregunta Naz, mi esposa, con una mezcla de frustración y tristeza en sus ojos. —Los niños te extrañan, y yo también.
Sus palabras resuenan en mi cabeza mientras empaco mi guitarra. La madera vieja y gastada de su cuerpo cuenta historias de innumerables conciertos y noches sin fin. Pero ahora, esa misma guitarra parece pesar más que nunca.
—Es solo por un par de semanas,— respondo, intentando ocultar mi propio conflicto interno. —Volveré antes del cumpleaños de Hana.
Naz asiente, pero su mirada se pierde en el horizonte. Sé que ella entiende la pasión que tengo por mi música, pero también sé que cada nota que toco lejos de casa es un recordatorio de los momentos que nos estamos perdiendo juntos.
La gira es un torbellino. Las multitudes, los aplausos, la adrenalina de estar en el escenario... es embriagador. Pero cada noche, cuando las luces se apagan y la última nota resuena en el aire, la soledad me golpea con la fuerza de un amplificador a todo volumen.
Una noche, después de un concierto, me encuentro sentado solo en el vestuario, mirando mi teléfono. Hay una foto de Naz y los niños en la pantalla, sonriendo en un picnic que me perdí. De repente, la decisión parece clara como el cristal.
Al día siguiente, cancelo el resto de la gira. Las protestas de mi manager y la banda son fuertes, pero ninguna voz es tan poderosa como la que me llama a casa.
Cuando llego, Naz está en la puerta con una expresión de sorpresa que rápidamente se transforma en alegría. Los niños corren hacia mí, y en ese abrazo, siento una paz que ningún escenario podría ofrecerme.
—¿Estás seguro de esto?— Naz pregunta más tarde, mientras los niños duermen.
—Jamás he estado más seguro de nada,— le digo. —La música es parte de quien soy, pero ustedes son mi canción más importante.
Desde ese día, encuentro un nuevo equilibrio. Toco en pequeños locales y eventos locales, donde mi familia puede ser parte de la música que tanto amo. Y aunque a veces echo de menos la emoción de las grandes giras, sé que he tomado la decisión correcta. Porque al final del día, el amor de mi familia es la melodía que quiero seguir tocando por el resto de mi vida.
Con los flashes de las cámaras iluminando mi hermoso rostro, me acerqué al podio con una mezcla de nerviosismo y determinación. Los periodistas se acomodaron en sus asientos, sus plumas listas para capturar cada palabra.
—Gracias por estar aquí hoy,— comencé, mi voz firme a pesar del tumulto de mí corazón. —Como muchos de ustedes saben, mi vida ha sido una balada de altibajos, una canción de éxito y sacrificio. Pero hoy, estoy aquí para compartir una decisión que no solo cambia la letra de mi vida, sino también su melodía.—Hago una pausa, mirando a la multitud de rostros expectantes.
—He decidido hacer una pausa en mi carrera musical para centrarme en lo que es verdaderamente importante: mi familia.
Un murmullo se extendió por la sala.
—Sé que esto puede ser sorprendente para algunos, y quizás decepcionante para otros. Pero aquellos que realmente entienden mi música, sabrán que siempre ha sido un reflejo de mi corazón. Y mi corazón está con mi esposa Naz, y mis hijos. La música es mi pasión, pero el amor es mi guía. No estoy abandonando la música; simplemente estoy eligiendo un escenario diferente, uno más íntimo y personal. Uno donde la primera fila está ocupada por las personas que amo.
Con una sonrisa sincera, concluí.
—Así que, aunque mis conciertos puedan ser menos frecuentes, cada nota que toque será un tributo a mi familia, mi inspiración más grande. Gracias por su apoyo incondicional.
Con eso, me retiro del podio, dejando atrás un eco de aplausos y un futuro lleno de promesas._
¿Fin?
SeokJinmyLover3
SeokJin se encontraba sentado en su cómoda butaca, delante de él cuatro mujeres exhibían su cuerpo. Tres de ellas completamente desnudas y una con un sexy vestido rojo. Dos de ellas eran morenas, una de piel trigueña y la última claramente asiática.
Esta última tenía esperanzas de ser la elegida por el guapo empresario que las observaba imperturbable, claro que ciertamente era la que menos chances tenía junto a la de piel trigueña, no había abandonado su país por nada. SeokJin estaba en la búsqueda de esa mujer que se pareciera aunque sea un poco a aquella con la que descubrió la pasión latina.
-Creí haber sido claro con respecto a la ropa. -Dijo bajando apenas sus gafas oscuras para hablarle a una de las morenas. Luego desvió la vista hacia uno de sus socios que estaban junto a él.
Su amigo se encogió de hombros. -El correo fue preciso en eso. -Se excusó.
Kim SeokJin y sus socios claramente eran proxenetas, aunque su empresa se dedicaba a reclutar mujeres a las cuales les gustaba brindar ese tipo de servicios, mujeres independientes que llevaban a cabo el negocio sin depender de nadie.
Ellos tenían un casino en Manhattan, donde las alojaban y las cuidaban con verdaderas reinas, ninguna de ellas era obligada y previamente se firmaba un extenso contrato en el cuál se especificaban sus derechos sobre obligaciones.
-Si quieres ver mi cuerpo tendrás que pagar. Cancelé una cita importante para estar aquí. Después de todo fueron ustedes los que me buscaron.
SeokJin se acomodó en su asiento, si bien le había gustado en cuanto la vió entrar a aquella sala, y lo tenía bastante interesado, su respuesta altanera lo había dejado duro como roca.
-Tienes una lengua filosa, espero que también sepas usarla para otros menesteres.
-Todavía no trabajo para ustedes y es una oferta que tengo que analizar en detalle, pero insisto, todo lo que quieras saber, ver o tocar, primero tendrás que poner un billete sobre otro. -Finalizó apoyando una mano sobre la cintura y dejando caer el peso de su cuerpo sobre una de sus piernas.
SeokJin entonces se puso de pie. -Ella viene conmigo. -Dijo a sus socios que asintieron sin chistar.
Como socio mayoritario, SeokJin era quien elegía primero, los demás podían seleccionar entre ellos. Caminando hacia la muchacha le indicó que lo siguiera.
-Después de ti. -Dijo indicando la escalera del Jet privado que los llevaría hasta Manhattan.
-Claro, quieres verme el culo desde abajo. -Replicó Alexa dando un paso para iniciar el ascenso.
-Lo veré de todos modos, lo que me interesa es ver como mueves las caderas. -Dicho esto le dió una firma nalgada que le hizo sobresaltar.
Los demás ya estaban ubicados en sus lugares, la azafata apareció para anunciar que el vuelo iba a despegar.
Cuando el avión finalmente estaba en el aire, SeokJin se levantó, acomodó su pantalón, que molestaba desde la entrevista y le extendió la mano a Alexa. -Tenemos un contrato que revisar.
-¿Ellos no vendrán? -Preguntó al ver que nadie más se ponía de pie.
-Ellas ya firmaron, yo aun debo revisar la mercadería.
Si, había sonado rudo y deshumanizado, pero el coraje y la calentura que se traía lo llevaban a comportarse como un verdadero hijo de puta. -Andando. -Finalizó señalando la puerta al final de la cabina de pasajeros.
Alexa no tomó su mano, se levantó de manera majestuosa, pasó junto a él y contoneando sugestivamente las caderas se dirigió hacia la parte posterior del Jet.
Una enorme cama había en medio de la habitación, ocupando casi todo el espacio.
-No pondrás un solo dedo sobre mi si no pagas.
-Tengo otra oferta. Si consigo darte un orgasmo en menos de diez minutos, y sin usar mi polla, no solo me dejarás ver tu cuerpo. Me tendrás dentro de ti totalmente gratis.
La carcajada que Alexa soltó retumbó en la habitación.
-Tenemos un trato bonito. Pero si no lo consigues, firmaré ese contrato y colocaré mis propias cláusulas.
SeokJin se acercó hasta casi rosar sus labios. -¡Hecho!
Luego, estampó sus labios sobre los de la morena, que eran gruesos y estaban pintados de un rojo que los hacía ver de ensueño, en especial si estaban sobre la dolorosa erección del asiático.
Alexa estaba a punto de rodear su cuello con los brazos pero él la detuvo al tiempo que soltaba su boca.
-Estás muy acostumbrada a dar placer hermosa, a partir de ahora solo lo recibirás.
Y la tomó entre sus brazos para girarla y recortarla con mucho cuidado sobre la cama.
Todavía y sin quitar una sola prenda, SeokJin recorrió sus piernas desde la planta de sus pies, cuando quitó cada zapato. Luego subió hasta sus muslos, por donde las deslizó debajo de la tela del vestido. Sosteniendo cada pierna por el lado interno, las abrió para contemplar la humedad que comenzaba a generar su sexo.
No se había equivocado, Alex era una verdadera experta en dar placer tanto a hombres como mujeres, porque había tenido algunas clientas, pero jamás se habían ocupado de ella como lo estaba haciendo SeokJin, y desde el mismo momento en que sus manos acariciaron sus pies, ella comenzó a excitarse.
Un jadeo ahogado escapó de su garganta cuando se sintió expuesta de esa manera y su temperatura voló cuando sintió los dedos de SeokJin recorrer su entrepierna por encima de sus bragas.
-Si Alexa, déjate llevar, siente lo que es que te toquen con devoción.
Sus dedos índice y medio localizaron rápidamente ese manojo de nervios, duro, erecto y muy sensible. Presionó haciendo círculos, haciendo que las piernas de Alexa se quisieran cerrar.
-No Alexa, no puedes cerrar las piernas. -Y sin previo aviso le dió un suave chirlo sobre su clítoris.
Eso le hizo saltar de placer y sentir la necesidad de correrse, que querer sentirse llena.
SeokJin continuó con los placenteros masajes, siempre observando el reloj que había sobre el respaldo de la cama.
Alexa se iba en gemidos y lloriqueos, nunca nadie había conseguido encenderla tan rápido. Se removió buscando más fricción cuando el coreano relentizó sus movimientos, estaba tan cerca, tan ida que ni siquiera recordaba el trato que había hecho.
-Treinta segundos Alexa.
Y presionó al tiempo que movía la tela de su ropa interior para introducir un dedo.
El orgasmo la golpeó como un camión que pasa a toda velocidad, su cuerpo comenzó a dar espasmos desde su pies hacia arriba, toda la excitación acumulada en su cuerpo viajó directamente a su clítoris que se contraía deliciosamemte, un grito ahogado salió de su garganta y su espalda se volvió un arco que apenas si tocaba la cama.
SeokJin sonreía satisfecho mientras bajaba el cierre del pantalón y liberaba su erección.
aksj1992
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