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Ilusión

"No es la carne ni la sangre, sino el corazón lo que nos hace padres e hijos".

-J. Schiller-

« La madre que todos llevamos dentro no tiene nombre, ni sexo, tampoco registro de entrada. No se puede abarcar el término MADRE con un título, ser madre es un estado de ánimo, una constante, un desafío, un planteamiento de vida. Aunque el mundo se esté volviendo majareta y, en ocasiones, nos empeñemos en enfrentarnos, la solidaridad es un valor inherente al ser humano. Venimos con una hoja en blanco debajo del brazo, una pureza que no entiende de diferencias, que no habla ningún idioma, ni se deja clasificar. Niño o niña, hombre o mujer... una característica, un denominador común nos envuelve: el amor al prójimo.

Lo mejor de la madre que todos llevamos dentro es que cada uno la define a voluntad, cada uno establece escrupulosamente cómo y a quién darle esa parte de su corazoncito indómita, destinada a querer a otro. Desear la llegada de un ser querido, aprender a querer a alguien más que a uno mismo, imponer la escucha activa, tener fe ciega y los mejores instantes de tu tiempo, son algunas de las pinceladas del amor al prójimo que cada uno profesa a su estilo »

"Las pequeñas almas encuentran su camino hacia ti, ya sea desde tu vientre o desde otra persona".

- Sheryl Crow -

Semanas, meses, dos años para mayor exactitud. Desde que dejó su carrera como actor hace dos años ha estado en espera de una respuesta. Una llamada. Una carta de aceptación. Su vida había sido perfecta ante los ojos de sus amigos, conocidos e incluso su familia pero él sentía que algo le faltaba. El amor que resguardaba en su interior pedía a gritos salir y expresarse con toda libertad. Sus deseos eran simples, quería un hijo.

Un hombre y otro hombre no podían procrear un bebé. Era imposible. 

Pero ni con eso se rendiría. Ningún obstáculo le impediría obtener su felicidad completa. Buscó muchas opciones en compañía de su novio, quién hasta el momento lo apoyaba en cualquier decisión. La adopción era la más viable en su caso y así fue como empezó el proceso. Consultó con el abogado que manejó las asesorías jurídicas durante su carrera como actor y éste le sugirió presentarse como soltero para la solicitud de adopción, y así lo hizo. Las posibilidades de ser aceptado no eran altas pero si lo suficiente para llenar su corazón de ilusión y esperanza. 

—¿Estás seguro de esto? No es algo que puedas devolver a la tienda cuando ya no lo quieras.

La mano de Jonghyun  apretaba con suavidad la mano del ex actor.

—Estoy muy seguro —afirmó con una sonrisa amable —, ¿tu no?

El mayor sacudió la cabeza apartando con dos dedos el flequillo del contrario.

—No te preocupes por mi. Si tu estás seguro y esto te hace feliz... —Jonghyun inclinó su cuerpo al frente y dejó un casto beso sobre la frente de Hyungwon —, yo te apoyaré.

Hyungwon sonrió lanzándose a sus brazos.

—Te amo, hyun .

—Y yo a ti... —sonrió entrelazando sus dedos. —Vamos a entregar a esa petición.

—Si, amor.

La petición fue entregada con éxito. Por un mes, él y su pareja recibieron un curso de capacitación pues si bien, solo Hyungwon estaba involucrado en el proceso de adopción, su novio debía estar capacitado ya que formaba parte del circulo social del posible padre. Con el curso acreditado, llegó el estudio psicosocial. Su familia y amigos lo apoyaron en todo momento. Cuando visitaron su casa encontraron todo en condiciones optimas para recibir al menor. No fue fácil ni barato pero no le importaba quitar su mini bar de la sala o intensificar la seguridad en la enorme piscina con tal de poder ser llamado "papá" por una pequeña personita.

Dos meses después, estaba por dar uno de los pasos más importantes para cumplir uno de sus más grandes sueños. La propuesta de asignación. En compañía de su pareja fue a la casa hogar en busca de ese pequeño ser que con suerte, en unos cuantos meses, llevaría a casa.

—¿Ya pensaste que quieres adoptar? ¿un niño? ¿niña? Quizás... ¿un bebé?

Hyungwon negó bajando del auto. —No, ni lo quiero decidir todavía.

—¿Por qué?

—Porque quiero conocerlos a todos y esperar a que ellos me elijan. No es como comprar un auto o un abrigo —sonrió mirando a los niños que corrían detrás de una pelota—. Ellos son especiales y no pienso obligar a ninguno a estar conmigo. Quiero que sea una decisión de ambos...

Jonghyun frunció los labios y asintió. Su novio siempre era tan sentimental que muchas veces no podía entenderlo pero aun así se mantenía a su lado, acompañándolo en su nueva aventura.

Tomados de la mano entraron en la casa hogar siguiendo a la directora de dicho lugar. El orfanato estaba dividido por tres secciones; recién nacidos y menores de un año, niños de dos a ocho años y la última, niños de nueve a quince años. Al pasar los quince años los niños eran trasladados a internados especiales. Hyungwon pidió conocer primero a los bebés aun en contra de la sugerencia de su pareja.

—Los bebés requieren mucha atención —susurró en el oído del menor pero éste lo ignoró entrando en la primera habitación.

Una habitación pintada de un azul celeste opaco con al menos diez cunas, tres sillones y un ropero enorme dónde guardaban las pocas pertenecías de los menores, pensó Hyungwon. Las decoraciones infantiles eran pocas pero lograban crear un ambiente tranquilo para los pequeños.

—Tenemos seis bebés —comentó la directora. —Dos niñas y cuatro niños. Las niñas son gemelas así que cuando los posibles padres viene les pedimos considerar la idea de adoptar a las dos.

Hyungwon asintió caminando con pasos tranquilos hacia la cuna de las dos infantes.

—Oh —abrió sus ojos encantado por la belleza de las bebés. De piel blanca, cabellos castaños y escasos, ojos redondos y sonrisas contagiosas. No pasaban de los seis meses y parecían ser más activas en comparación al resto de los bebés.  —¡Son preciosas!

—Si y muy inquietas —dijo la mujer soltando una risita.

Jonghyun correspondió al gesto con una sonrisa. Luego de ver a los bebés, fueron con los niños de un año. Los pequeños eran doce y solo dos niñas. Las ilusiones de Won se vieron afectadas con la respuesta de los infantes a su presencia. Todos lloraban o se negaban a saludarlos.

—P-podemos probar con los demás niños —sugirió la directora al notar la mirada triste del actor.

—Está bien .

Hyungwon sonrió débilmente siguiendo los pasos de la mujer mayor a través del angosto pasillo.

—Si no encuentras a ninguno... podemos ir a otras casa —comentó Jonghyun abrazándolo por la cintura haciendo el amago de querer besarlo.

El delgado se safo del abrazo haciendo una mueca.

—Vamos —señaló el pasillo. Resignado, su pareja asintió con su mejor sonrisa.

Al entrar, descubrieron a muchos niños corriendo de un lado a otro jugando a las atrapadas, algunos otros dibujaban mientras que los mayores hacían su labores de la escuela y el resto simplemente se entretenían con los pocos juguetes que habían.

—¡Atención niños! —la directora aplaudió dos veces y los niños detuvieron sus actividades girándose a mirarla. —Hoy tenemos visitas. Estos dos señores —señaló a Hyungwon y su novio — están aquí para conocerlos y decidir quien irá con ellos a casa.

—Hola niños —habló Won entusiasmado.

No pudo evitar sentirse nervioso ante los cientos de ojos que lo miraban con una mezcla de curiosidad y alegría. Hubiera deseado poder llevarse a todos esos niños y darles un hogar digno, sin embargo, no era posible.

—¡Hola! —respondieron al unísono.

La mayoría de los infantes volvieron a sus actividades y solo un pequeño grupo de cinco niños se acercaron a ellos curiosos por su decisión. No hacía falta aclarar que eran los más amistosos del orfanato, cada uno se presentó estrechando sus manitas con la pareja como si fueran un grupo de inversionistas a punto de negociar el futuro de la empresa.

—¿Van a adoptar un niño? —preguntó una niña de trencitas con las mejillas rechonchas de aproximadamente cinco años. —Los niños son feos y sucios.

La niña a su lado asintió efusivamente.

—NO —gritó un castañito.

Hyungwon rió encantado por la reacción del niño castaño. 

—No, los niños no son feos —dijo Won hincándose —.Todos los niños, en general, son muy lindos y tiernos.

—¿Me puedes llevar a mi? 

Un niño cachetón con los ojitos rasgados alzó su manita mientras daba cortos saltos, ya que era el más joven del grupo y por ende, el más bajo.

—Honey —llamó la directora, el niño volteó curioso por ser llamado. —Tu ya estás en proceso de adopción.

El menor abrió sus ojitos a la par de su boquita. Tal vez había olvidado ese pequeño detalle.

—Ya no estoy disponible —murmuró bajando la cabeza avergonzado.

Won sonrió acariciando su cabello. —Está bien. Tendré que buscar a alguien más —formó un puchero mirando alrededor de la sala.

—¿Te digo a quién puedes adoptar? —preguntó con insistencia tocando los mofles de Hyungwon. 

El actor miró a su novio quién estaba distraído hablando con un par de niñas y asintió hacia el menor de ojos pequeños.

—A mi amigo —dijo con orgullo.

—¿Y quién es tu amigo? —preguntó ladeando la cabeza.

—Es un niño así de chiquito —juntó sus manitas haciendo un pequeño hueco. El alto sonrió enternecido por la muestra de tamaño, sin duda los futuros padres de Honey tendrían un hijo encantador.  —¿Te llevo con él?

Hyungwon asintió. —Vamos a conocer a tu amigo.

Tomando la mano del mayor, el niño, anteriormente reconocido como Honey, lo llevó por la sala hasta que lo sacó de la casa. Siguieron caminando por el patio de juegos, atravesando un reducido jardín hasta que llegaron a un viejo árbol. Hyungwon pensó que se trataba solo de la imaginación del niño y estaba por decirle que regresaran a la casa cuando un niño salió detrás del árbol.

—Él es mi amigo, kyunie —dijo soltando su mano y corriendo a tomar la del otro niño.

El niño desconocido era más bajo que el tal Honey pero su mirada felina logró intimar a Hyungwon. 

—¿P-por qué está aquí? —preguntó preocupado por el aspecto desaliñado del menor.

—Estábamos jugando a las escondidas —susurró el otro niño. Su voz era potente y clara para tener tres años—, pero Honey me olvido.

Con un lindo sombrero negro, camisa a rayas, shorts de mezclilla y una tierna sonrisa, el menor se lanzó a los abrazos de Hyungwon como agradecimiento por haberlo encontrado. La acción sorprendió alto, tomando en cuenta la primera impresión, pero pronto se repuso y sonrió alzándolo hasta acomodarlo sobre su cadera. De cerca pudo apreciar su bonita nariz, los ojos rasgados (no tanto como Honey), la cara redondita adornada con un par de mejillas rechonchas y sus labios abultados en un puchero.

—Jamás te voy a olvidar —Hyungwon prometió con una sonrisa.

—Glacias — dijo Kyun echandole los brazos al cuello.

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