Capítulo 9
Ya no se escuchaban disparos, tampoco parecía haber mayor movimiento más allá de los ríos de fuego y agua que aún mantenía Leo. Tanto Tao como yo lo mirábamos sin saber muy bien qué más hacer, pareciera que no había más soldados pero él no se detenía.
Me di cuenta que realmente estábamos cerca del mar cuando éste comenzó a embravecerse y las olas golpeaban con fuerza contra la plataforma.
De pronto Tao me soltó y corrió hacia una figura que se recortaba contra la salpicadura de las olas y que hasta el momento no había visto. Cuando ambos se encontraron se abrazaron con fuerza, aunque no les presté demasiada atención pues seguía viendo a Leo:
Él había comenzado a avanzar, hacia el lado contrario de donde el nuevo chico había llegado, y aunque estábamos rodeados por el bosque suponía que más allá debía estar la ciudad.
—¡Leo! —le grité pero no podía me hizo caso, sólo siguió avanzando.
Estaba a punto de correr a alcanzarlo pero una mano en el hombro me detuvo, al voltear vi que Tao me había alcanzado junto a su compañero. En sus rasgos me pareció distinguir a Kris, aunque también estaba cambiado:
Su cabello largo era rojo con las puntas naranjas, tanto sus ojos como su nariz y boca estaban delineados con negro. Lo más llamativo era, además de los afilados dientes de tiburón que vi cuando habló, era el cuerno perlado que tenía un poco más arriba del nacimiento de su cabello.
Sus iris era de un azul muy claro, rodeados de negro al igual que sus otros rasgos. Me miraban fijamente como analizando lo que era o lo que ocurría.
—¿BaiHu? —preguntó, con un acento algo extraño.
—No... estoy seguro, —confesé algo confundido.
—N-hyung es un descendiente, al igual que tú tampoco es un hijo directo, y acaba de despertar. —Me di cuenta de pronto que, aunque estaban hablando en chino, podía entender perfectamente el significado de sus palabras.
Kris me miró con una sonrisa más simpática... al menos todo lo simpática que podía ser con esos dientes puntiagudos asomando por su boca.
—Tranquilo, sé lo difícil que puede ser al inicio, pero con el tiempo te irás acostumbrando. De momento, debemos detener al hijo de Ao Guang antes de que destruya el lugar.
Mientras hablaba, su expresión pasó de ser afable a ser "salvaje", era la única palabra con la que lo podría definir.
—¡No! No, espera, dame un momento, déjame intentar hablar con él, —pedí asustado.
—Es peligroso.
—No, él es mi amigo. Dame una oportunidad de hablar con él, solo una.
Kris suspiró, por algunos momentos temí que si no me dejaba ir en realidad no podría hacerlo, era enorme y fácilmente podría subyugarnos a Leo y a mi.
—Intervendré si se sale de control, —dijo, y no supe si era para tranquilizarme o para amenazarnos, pero quise creer lo primero.
Asentí solo una vez antes de echar a correr hacia Leo, no quería que el hombretón cambiara de opinión y decidiera "detener" a Leo matándolo.
No sabía exactamente qué iba a hacer para detenerlo, Leo no hacía caso de mis gritos y si lo hacía enojar podría destruirme con la misma facilidad con la que había hecho con los otros. Cuando llegué hasta él no alcancé a detenerme a tiempo por lo que me estrellé de manera directa con su cuerpo.
Me abracé con fuerza a su torso, pensaba en muchas otras veces que había hecho algo parecido cosa que terminaba molestándolo por lo poco que le gustaba que lo tocaran.
—Wonnie-shi, basta, ya es suficiente, ha terminado, —le hablé desde la espalda.
Se dio la vuelta, sus ojos demoniacos se clavaron en mí y por algunos segundos aterradores no hubo mayor muestra de que me reconociera. Luego de eso parpadeó un par de veces y pude ver cómo los colores diferentes de sus ojos se diluían hasta volver a ser los de un gato.
—¿HakYeon? —me preguntó.
Me pareció escuchar agua que caía y supuse que era la que había tenido en sus manos.
—Sí, soy yo Wonnie-shi, soy yo.
Me miró por unos instantes más antes de abrazarme con bastante fuerza.
—Lo siento Yeonnie, lo siento, —se separó un poco y me sujetó por los hombros para poder revisarme por completo, —¿estás bien? ¿No te hice daño?
—No, no, para nada, estoy bien —insistí—. Solo quiero volver a casa.
Presentí la cercanía de los otros dos antes de escuchar sus pasos. Al voltear ambos noté que ambos avanzaban tomados de la mano, aunque Tao mantenía la mirada algo baja.
—Bien, veo que te has tranquilizado, buen trabajo hijo de Ao Guang —habló Kris, por un momento me pregunté si podría reconocer a Leo o por qué no lo llamaba por su nombre—. Agradezco el trabajo que haz hecho aquí, al alboroto me permitió encontrarlos. Ahora bien...
Soltó la mano de Tao y se acercó más hasta quedar frente a Leo, antes de que ninguno pudiera reaccionar le dio un fuerte puñetazo justo en el estómago. Mi amigo se inclinó sobre sí mismo, aunque se sujetó a mi hombro para evitar caer, soltó un jadeo ahogado por el dolor.
—¡Hey! —grité enojado, todo mi cuerpo tenso para una pelea que muy probablemente no podría ganar.
Kris no hizo ningún otro movimiento, Tao lo tomó por un brazo para detenerlo y parecía igual de ofendido que yo.
—Eso es por tomar la energía de mi pareja sin consultarlo antes.
—De, de acuerdo, lo siento —susurró Leo entre sus jadeos por volver a respirar.
Lo sujeté con un poco más de fuerza mientras se recomponía, aunque no pude evitar darle una mala mirada al hombre, aunque fuera más alto y musculoso que yo, por golpear así a mi amigo.
—Te dije que estaba bien Kris, —se quejó entonces Tao en un susurro, a pesar de lo cual pude escucharlo—, yo le di mi energía por voluntad propia, quería que nos sacara de aquí.
—Como sea, —refunfuñó el otro—, debemos irnos de aquí antes de que alguien más llegue. Nos veremos después.
Tao se despidió con un gesto de la mano antes de que ambos se giraran de vuelta al mar.
—Vamos, traje la moto de Ravi, podremos volver en ella antes de que alguien más se de cuenta de este caos... No creo que logren encontrar nada.
Conforme íbamos caminando hacia dónde Leo dijo que la había escondido, me di cuenta que con cada paso se iba recargando más en mí, además su respiración era bastante agitada y pesada. Cuando llegamos a la moto él simplemente se detuvo de ella, pero no se subió.
—¿Estás bien?
En algún punto que ni siquiera me había dado cuenta,había vuelto a su imagen normal, ya no era ese monstruo/dragón que había visto antes, ya solo era nuestro TaekWoonie. Pero se veía muy pálido y agitado.
—Lo estoy, solo estoy agotado, utilicé toda mi energía para eso.
—¿Qué necesitas que haga? Podemos pasar a algún restaurante y llevamos comida para que puedas recuperarte... —de pronto rió por lo bajo.
Fue un sonido bajo y cansado, a pesar de lo cual fue desconcertante,
—¿Qué te da tanta risa? —pregunté, intentando parecer enojado aunque el verlo así me animaba un poco.
—Nada, es solo que cuando Ravi me descubrió propuso algo parecido, ¿qué imagen tienen de mí que creen que la comida me ayuda?
—Pues porque siempre estás comiendo —me defendí antes de sacarle la lengua, lo que logró una nueva sonrisa en su rostro.
—Anda hyung, vayamos a casa, —me dijo tendiéndome uno de los cascos negros que había dentro de la motoneta.
—Yo conduzco —le propuse, algo preocupado por lo cansado que se vería, —no quiero que te quedes dormido y terminemos estampados en algún lado.
—No, si tú manejas seguro que me quedaré dormido y me caeré. Anda, te aseguro que puedo llegar a los dormitorios, una vez ahí me sentiré mejor.
Sentí que había algo más en sus palabras, pero tampoco podía estar muy seguro, así que solo asentí mientras él subía a la moto, le seguí hasta sentarme en la parte de atrás y me abracé con fuerza a su torso para no caerme.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro