JJK | 007.
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Tomé la tablet en mis manos, para leer lo mismo que el encargado me decía.
En la zona, había tres tiendas, las cuales yo era el supervisor de hacer la correspondiente visita. Debía tener al margen la implementación de los medios de marketing anteriormente ordenado, además, en las visitas, recibía los informes de gastos y otras cosas.
Seguí por el pasillo, ahora mirando al encargado que señalaba ciertas oficinas. Se me hacía mención sobre renovaciones, que no me incumbían, pero tenían demasiada confianza en mí, para que yo transmitiera los mensajes.
—Eso sería todo, director Jeon.
—Muchas gracias por atenderme, señor Sung. Espero encontrarnos el siguiente mes, y los nichos de mercado funcionen aún mejor. Trabajaré en ello, arduamente.
Dije. Este hizo una reverencia y lo vi alejarse, dejándome solo junto a Sewan, mi secretaria.
—Señor, me gustaría decirle que ahora podría tomar un tiempo para ir a comer, ya es la hora.
La miré, con ambas cejas levantadas, queriendo persuadirme.
—No, tengo mucho que hacer aún Sewan.
Insistí. Siempre hacía lo mismo, entiendo que le preocupe mi salud de vez en cuándo, pero me gusta acabar con todo lo pendiente, antes de relajarme un segundo.
Me di la vuelta, acercándome a la baranda de la segunda planta. Bajé mi mirada, viendo los coches de la primera planta, a trabajadores y a los clientes. Esta tienda era bastante buena con respecto a los ingresos. Estaba en la parte norte de la zona, una de las mejores.
Entonces, toda mi atención fue a la puerta. Justo la chica Hwang había entrado, ¿qué hace aquí? Me siento tan confuso, y más al verla con una gran bolsa en su mano, esas redondas para almuerzo. Lo que me dejó más fuera de sí, fue la forma en que parecía conocer el lugar, ya que caminó directamente hasta llegar a una de las puertas del fondo y tocar.
Ahora que la veo, solo me hace acordar lo que ocurrió este lunes, qué vergüenza. En ningún momento tuve que entrometerme de esa forma en la vida de esa muchacha. Fue tan normal la reacción brusca que tuvo conmigo, además después de decirle que me recordaba a mi hija.
Resoplé por la incomodidad del recuerdo.
La joven Hwang me parecía interesante, por qué de cierta manera me recuerda a mí. Cambiaba mucho de empleos, y tal vez en ese momento, necesitaba de alguna ayuda. Por ello, verla a ella, siendo tan joven y abusada por sus compañeros de trabajo, me molesta, solo imaginando que podría tratarse de mi hija.
Y ese día, cuándo nos encontrábamos en la terraza de su empresa, sus ojos estaban más oscuros de lo normal, hasta sentí que me veía diferente. Era extraño.
Después de que tocó la puerta, vi como salió un hombre.
—Sewan —Hablé, antes de que sucediera algo más. Esta se puso justo a mi lado— ¿Quién es ese hombre junto a la chica?
—Mmm, si no me equivoco, en esa sala es el lugar de descanso de los vendedores de la tienda.
Me quedé inmerso viendo lo que pasaba. El hombre era bastante mayor, llevaba gafas y en cuanto vio a Hwang, hizo que pasara en la sala. Seguramente ha de tratarse de su padre o algún familiar.
—¿Tú lo conoces?
—No, no conozco a los trabajadores de esta tienda, normalmente viene usted solo.
Es verdad. Me reincorporé, quedando frente a ella.
—Necesito que revises la plantilla de empleados, y me digas quién es él. Espero que se te haya quedado la imagen de su rostro.
La miré atentamente.
—Por qué tenga buena memoria, haré lo imposible, director.
—Sabía que podía confiar en ti. No necesito otra secretaria, eres tan eficiente.
Esta suspiró, me iba a matar algún día. Lo bueno es que me considero un buen jefe, así que puede ser que no me mate.
—Para mañana lo tendrá.
Asentí en aprobación. Los días en el trabajo, se hacían más livianos gracias a Sewan. Casi era como una amiga. Ella llevaba trabajando en Hyundai tanto tiempo, y me ha ayudado demasiado, así que le debo mucho.
Con respecto al señor que estaba con Hwang, me da curiosidad, varias veces lo he visto, pero justo ahora no lo recuerdo bien. Y ella, solo me sorprende, cada vez más, la forma en la que la veo en todos lados, y nunca la había visto sonreír así como cuándo vio al señor. Tenía una bonita sonrisa.
[...]
Siento como si la cabeza me fuese a estallar. Gracias al cielo, ya estaba abriendo la puerta de mi casa. Hoy había tenido un día largo, y como sabía que Sun Ah dejaría a Eunchae, no me preocupé mucho.
Cerré la puerta detrás de mí, pero no di paso hacia adelante, al escuchar mi móvil sonar repetidas veces. Lo saqué del bolsillo de mi pantalón, para ver que se trataba de Sewan.
■ Secretaria Park Sewan
Buenas noches, director.
10.00 p.m.
Lamento mucho molestarlo
después del trabajo, pero ya
tengo lo que me pidió.
10.01 p.m.
Como parecía ansioso
por saber del señor que
vimos esta tarde, he
decidido buscar todo y
ahora mismo le enviaré un archivo comprimido con
la información.
10.03 p.m.
"Empleado Hwang Suk-yeon de Hyundai"
10.06 p.m.
A esto me refería cuándo decía que Sewan era tan eficiente. Tengo que admitir que con solo ver el título del archivo, ya me puedo imaginar de quién se trata "Hwang", familiar de ella.
Eres rápida.
Tan buena en su trabajo.
Muchas gracias.
Justo ahora
Dejé a un lado mi móvil, para adentrarme a mi hogar. No miré a Eun por la sala, hasta que mientras más caminaba, la miré en la puerta de la cocina.
—Hola papi, ¿irás a ducharte?
—Sí, mi vida, ya vuelvo.
Me desvié, para ir directamente a mi habitación. Nada más llegar, mientras me quitaba la ropa, me dio por tomar el móvil y revisar el archivo. El archivo contaba con varios documentos; un curriculum bastante antiguo, carta de presentación, e información sobre todos los años que ha trabajado en la empresa, como ventas y comisiones. ¡Llevaba 20 años trabajando como vendedor de tienda en Hyundai! Totalmente increíble, más al ver la miseria que le pagan recientemente.
Dejé el móvil a un lado, y me metí a bañar.
Según me fijé, le han cambiado el sueldo ocho veces en los veinte años que lleva trabajando. Me parece tan desnivelado por el hecho de que el aumento sea poco cada vez. No entiendo como es posible esto, no se tiene en cuenta en absoluto a la gente que lleva tanto tiempo. Él tiene más años ahí, desde que la tienda se instaló literalmente, y no ha sido considerado.
Este tipo de cosas, son las que más rabia me produce, tan injusto.
Acabé de ducharme lo más pronto posible, cambiándome y bajando luego. Sentía que desmayaría del hambre, y ni siquiera sé si hay algo ya hecho.
Como la calefacción estaba puesta, decidí ponerme una camisa manga corta, que me la fui colocando mientras bajaba las pequeñas escaleras. Después de que mi cabeza pasó completamente por el cuello de la camisa, me quedé pasmado al ver a Sun Ah.
No me esperaba que estuviera aquí.
—Hola, ¿pasó algo?
Era extraño que viniera a casa, así que supongo que se trataba para hablar de la reunión escolar que tuvo hoy. No obtuve respuesta inmediata, solo miré como Eunchae miraba a su madre y mi.
—Sí. He estado esperándote, para hablar de la reunión.
Había dos opciones sencillas, le dijeron algo malo de Eunchae, o todo salió perfecta, y es que presentía que era la primera opción. Estos dos últimos meses, ella ha estado discutiendo con sus compañeras de clase, y concentrada en otra cosa que no es la escuela, así que es preocupante.
No comería pronto por lo visto, con obvia razón, ya que hasta el hambre se me fue.
Decidimos sentarnos en el sofá, dejando que Eunchae se sentara enfrente de nosotros.
—La reunión, como siempre, fue con el director y con su tutora. Y mira Jungkook, la mitad de las cosas que me dijeron, es lo mismo de siempre. Eunchae se distrae mucho hablando con Haerin y la han reñido variadas veces por pasar bailando por los pasillos. Además —¿Había más? Tendría canas pronto—, ha bajado las calificaciones demasiado, es que no tiene sentido. Y me molesta por qué le hemos dado la confianza en que no pasa nada si sus calificaciones no son perfectas, pero esto sobrepasó los límites. Lo peor de todo, es que ha estado peleando dentro del instituto, como afuera.
Suspiré, viéndola ahora a ella. Quería que dijese algo, aunque sea excusarme, pero solo me miraba con esos grandes ojos de arrepentimiento, brillantes y que aún seguían siendo mi debilidad.
—¿Qué sucede Eun?
Mordió su labio, con nervios.
—Todo está bien.
—¿Todo está bien? Pero si tu madre ahora acaba de decir tantas cosas, donde Haerin está involucrada, ¿Quieres que llamé a Taehyung para preguntarle que le dijeron de ella?
—Dinos que es lo que sucede, ten confianza, como siempre.
Suspiró, colocándose mejor en el sofá.
—Lo de las peleas, es una situación que no pude manejar. Ustedes saben que a mí no me gusta discutir, pero Haneul y Leeseo son unas bravuconas, se creen las mejores y dan pena de solo verlas. Molestan mucho a una nueva compañera que tenemos de intercambio, y cuándo nos hemos discutido afuera del instituto, siempre nos encontramos a esa chica... Chae...Chaeyeon, que si nos volvemos a encontrar, ella les puede decir que las bravuconas empiezan.
Cierto, Hwang Chaeyeon. En una parte, del documento sobre ese señor Hwang, salía que tenía una hija de tres años, y es que estoy seguro de que se trata de ella.
—¿Eso de las bravuconas tiene que ver con tus calificaciones?
—Ah mamá, no. Pero tampoco tengo mucho interés, es que... me distraigo, las notas no son tan bajas y ustedes saben que yo quiero ser una cantante, la mejor de todas.
Otra vez con eso.
—Deja de decir "ustedes saben". Y hay cantantes que tienen un excelente historial académico, con carreras y todo.
—Además, ¿por eso descuidarás la escuela? —Mencioné, y otra vez aparecieron esos ojos de perrito triste, juro que cuándo era pequeña me convencía, pero ahora no tanto— Estás equivocada Eun.
—Padre, papá, papito... en verdad amo lo artístico, ya lo sabéis. Me gustaría ser cantante, bailarina, tal vez compositora, o pintora, no lo sé.
Entendía sus sueños, pero era una niña, mi niña, no permitiría que se fuera a meter a un lugar a sufrir tantas penurias en una industria horrible, claro que no.
—Lo que has dicho, me ha recordado a tu padre, pero a veces las cosas no resultan como uno quiere.
Tenía razón. Cuándo tenía su edad, anhelaba tantas cosas, quería hacer de todo, con timidez, pero quería ser el mejor, pero el destino, o mejor dicho, yo mismo, tuve la culpa de estropear tantas cosas, todo por aceptar tenerla a ella.
—En verdad quiero hacer algo que realmente ame.
—Si lo amas de verdad, ¿por qué buscas con furor una universidad, sin tener buenas calificaciones?
Me miró mal.
—Estaba pensando estudiar algo de arte, que tenga que ver con el dibujo, pero seguir con mi sueño de cantar y todo eso.
—Tu madre y yo lo entendemos, pero queremos que te enfoques en tus estudios principales primero, y a la vez, si quieres realizar tus sueños, estaré dispuesto a apoyarte, pero las cosas no son tan fáciles Eun —Asintió—. Quiero que te enfoques, te esfuerces para conseguir todo esto.
Se puso de pie y nos miró a ambos.
—Lamento tanto haberos fallado, prometo tomar vuestros consejos y esforzarme —Hizo una reverencia—. ¿Puedo irme? Estoy cansada.
Parecía triste, y me dolía. Si lo pienso bien, no le dije nada malo, sino la realidad que es la vida, ella debe estar dispuesta a afrontar con todo lo que venga, pero estaba muy pequeña para lanzarse hacia el mundo.
Se dio la vuelta para irse, pero en eso Sun Ah se puso de pie para detenerla.
—Déjala —Musité—. Necesita tiempo, ella vendrá en algún momento a abrir su corazón, estará exhausta y desanimada por las calificaciones.
Se calmó, así que se volvió a sentar a mi lado.
—No sé qué hacer con ella, me siento realmente mal. Pareciera que ni la conozco ahora. Deberíamos cambiar el sistema de días, que pase más tiempo en mi casa, tal vez la estoy descuidando.
Tomé su mano, ya que se estaba alterando.
—Puede que tengas razón. Yo ahora estoy teniendo bastante trabajo, y son pocas horas en las que estoy viendo Eun. Sí, hablo con ella, me cuenta sobre su día, tenemos buena comunicación.
—Tal vez necesitamos algo más.
—Seguramente.
Quedamos en silencio. Cuándo se trata de Eunchae, podemos pasar bastante tiempo discutiendo sobre cambiar la forma de actuar, para estar más cómodos los tres, para que ella nos vea como sus padres que se han esforzado tanto para que ella esté bien, física, como mentalmente. Pero a veces, se nos escapa varias cosas de las manos.
—¿Cómo fue tu día?
Alcé mi vista, viéndola.
—Un poco exhausto, ya que casi no estuve por la oficina.
Hablamos un poco sobre mí, eso de andar supervisando y rellanando cosas, y su día en el consultorio. Me gustaba como recordaba a cada uno de sus clientes, hasta como se enojaba cuándo resultaban ser tan odiosos.
Las cosas cambiaron un poco, cuándo sentí que me tomó del brazo y fue inevitable abalanzarme hacia ella para besarla. Puede ser que esto era lo que necesitaba un poco, desconectar y que mejor con Sun Ah, que libera de forma rápida mis tensiones, metiendo sus dedos en mi cabello, sus lindos labios, besándome con fuerza.
Tenerla en mis brazos, solo me hace recordar el pasado, la de noches interminables que hacíamos el amor, como unos adolescentes sin pudor, las caricias, cuándo nos mudamos a nuestra propia casa y Eunchae se iba de excursión por días, extrañaba a mi niña, pero todos los problemas que teníamos en el trabajo, desaparecía por el placer de tenernos.
Quité su chaqueta, mientras besaba su cuello, para después tomar su cuerpo y recostarla en el sofá. La tenía tan cerca, y olía tan bien, me encantaba, aunque me encontraba confuso por qué su fragancia era distinta, era a flores.
Estaba a punto de quitar su camisa, cuándo me detuve en seco. Parpadee varias veces, confuso, agitado. Por eso se me hizo extraño, su fragancia me recordó de alguna forma a esa joven, a Hwang.
Casi aturdido, me senté en el sofá. Tomé mi cabeza con la ayuda de mis manos. Sun Ah se levantó, sentándose justo a mi lado, pasando su mano por mi espalda.
Me siento tan loco, estoy quedando loco. Moví mi rostro, para ver a Sun Ah, y por más que quería besarla, no podía.
—Lo lamento, creo que esta vez yo me sobrepasé.
—Está bien, no pasó nada.
Me siento mal con ella, no tiene la culpa de nada. Solo falta que yo ahora tenga algún problema. Me puse de pie, necesitaba que el ambiente cambiara, por qué sentía que el aire me hacía falta.
—¿Cenaste?
Escuché un sí de su parte, mientras me dirigía a la cocina. Lo más normal sería que se me quitara el hambre después de lo que pasó, pero no, tengo demasiada hambre. Quería comer e ir a mi habitación a dormir, quería olvidar lo que ocurría, por qué me dejó anonado.
[...]
Diría cuántas veces he dado vuelta en toda la oficina, pero perdí la cuenta. Mi cabeza no puede dejar de dar vuelta como loca, no se me ocurría nada.
Tenía que hacer algo con unos comerciantes, y pensar en una nueva campaña publicitaria, pero no me gustaba nada de lo que me mandaron los empleados, y lo que yo decía, tampoco me gustaba. Era tan desordenado, que me molestaba.
Escuché el telefonillo sonar, era Sewan.
—Llegó el abogado Kim.
Fui hasta mi escritorio, tocando el botón, dando entender de que pasara. La puerta se abrió, dejándome ver a Taehyung. Lo saludé alzando mi mano, y sentándome a la vez.
—Vengo a decirte que debemos ir al juzgado la siguiente semana. La audiencia ya está lista.
Asentí, sin prestarle atención completamente, ya que mi mirada se fue a la pantalla de mi computador, que me dejaba ver un correo electrónico nuevo, con una propuesta nueva. Tomé el teléfono, marcando un número, pero me mandaron a contestador. ¿Por qué no podían contestar? Dejé caer el teléfono en su lugar, molesto.
—Veo que estás enfadado, que ni siquiera respondes. ¿Sucedió algo?
Lo miré.
—¿Sobre qué?
Ya ni sabía de qué hablaba.
—Hombre, te conozco, algo te está molestando. Te vuelves tan obsesivo en tu trabajo, cuándo las cosas interpersonales se te acumulan, te hundes en el trabajo como salida.
Negué ante su acusación.
—Estás equivocado. Tengo muchas cosas que hacer, poco tiempo y nada innovador que llamé mi atención.
—¿Tiene que ver con Eunchae?
Eun... mi niña. Ahora que pienso con ella, hasta siento que me he calmado. Hoy comimos tan bien, nos levantamos temprano e hicimos el desayuno juntos.
—¿Qué te dijeron sobre Haerin?
Por su cara, ya sabía que había cosas malas.
—Teniendo en cuenta el mal carácter que tiene, sus notas fueron las peores de su clase, pelea con todo el mundo. Lo bueno que puede tener, es que me ayuda tanto en casa, pero cuándo trato de hablar con ella sobre su comportamiento, es un desastre. Te juro que siento que veo a su madre en ella, tal vez no le está dando un buen ejemplo. Debería pasar más tiempo con ella.
Suspiré. Lo que agradezco es que Eunchae sea más tranquila con respecto al carácter, sí, se enfada bastante en ocasiones, pero no tanto como Haerin.
—Tampoco paso mucho en casa, deberíamos hacer algo.
—No sabes como te entiendo. Nuestra hija es primero, antes que nadie, y me preocupa que se meta en líos, que no le preocupe completamente su futuro. Así que, si esto tiene que ver con que estés así de estresado, es más que comprensible.
En parte, tiene razón. Pero, no puedo sacarme la vergüenza de estar en un momento tan íntimo con Sun Ah, y que se me viniera a la mente otra persona que ni siquiera conozco bien, una joven como Hwang, con la misma fragancia, dulce, atractiva... Otra vez me dolía la cabeza. No quiero pensar en eso.
—Solo es que, estoy sobre pensando demasiado. Cosas de Eun, y otras que no tienen relevancia. Debo tomarme el trabajo con un poco de calma, tal vez me tomó un momento de descanso para comer, ya que apenas he comido hoy.
Y así como le dije a Taehyung, así hice.
Después de ordenar las últimas cosas que recibí, bajé a la cafetería de la empresa para comer un poco. Al acabar, me quedé sentado en unas de las mesas cerca de la ventana, bebiendo un refresco, bueno, un yogur mejor dicho de banana.
Hoy el cielo estaba oscuro, al menos no ha llovido. Mi atención se fue hasta la mujer que se puso a mi costado, la gran Sewan. Ambos nos quedamos viendo a través de la ventana, creo que perdíamos tiempo, pero bueno, descansar un momento estaba bien.
—Director Jeon, ¿piensa hacer algo al respecto con el hombre que investigué?
—No lo sé. Me sorprende tanto que lleve tanto tiempo trabajando y solo ascendió dos veces.
—Así como él, hay muchas personas. Tal vez se conforman con ello, o no pueden aspirar a más.
—O no ha tenido la oportunidad. A veces puedes encontrar a personas que te ayuden.
Me daba mucha pena la situación de personas que no podían hacer más por ellos mismos. A pesar de que yo estuve en situaciones difíciles, miraba a los demás, anhelando ayuda y a la vez queriendo ayudar a otros.
—Y al final, ¿usted encontró a alguien que lo ayudó?
Solía querer ayuda, y la obtuve de mis grandes amigos, de igual me sentía tan patético por no hacer más, por devolverles el favor.
—Cuándo la madre de mi hija quedó embarazada, a ambos nos echaron de nuestra casa. El mismo abogado Kim, que estuvo meses atrás en la misma situación, fue quien nos brindó su ayuda, poniéndose en contacto con un primo suyo. Ella se quedó en la casa del primo del abogado Kim durante todo su embarazo, hasta que yo consiguiera un lugar para mudarnos.
Recordar lo duro que lo pasamos, es doloroso, lo más recomendable es olvidarlo, pero a la vez siento que eso me da más fuerzas para seguir adelante, dando a demostrar que aunque nadie creyó en mí por ese error, logré establecer un buen futuro para mi hija.
—El primo del abogado Kim sí que es una buena persona —Asentí, dándole la razón. Fue más que amable, porque solo hospedaría a Sun Ah mientras estaba embarazada, entre tanto que yo estaba en un tipo refugio para personas sin hogar. Nació Eunchae, y aún nos permitió que ella se quedara ahí—. Entonces, ¿ayudarás a ese señor por algo en especial?
—Puede ser simple casualidad.
No tenía nada que ver conmigo, pero la verdad que fue casualidad que yo quisiera saber sobre él, y su parentesco con esa joven, enterarme de su situación, solo hizo que quisiera ayudarle.
•
—Herbst
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