HCY | 006.
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No sé qué hace aquí, o tal vez sea algo con respecto a la famosa denuncia. Lo que sea, me incomodaba el silencio y la forma en que no separó su mirada de mí.
Lo mejor sería continuar mi camino, e ir hacia mi oficina. No iba a pasar, porque en el momento que di un paso adelante, el señor Cho me llamó por mi nombre, deteniéndome. Casi por obligación, me dirigí a él.
—Señor Cho, ¿ocurre algo?
Lo miré, ignorando al director Jeon.
—Ahora tenemos una reunión, y usted debe asistir.
¿Yo? No había razón alguna para que yo ingresara ahí. Normalmente, cuándo dentro de la sala están directores, son temas importantes que a la vez no me concierne, más cuándo el director Jeon está aquí.
Bueno, si él lo dice, algo pintaré ahí. No quise preguntar más, así que guardé silencio. Mis ojos se desviaron hacia el otro hombre, que esas pocas veces que estuvimos cerca, fueron como un martirio, justo como ahora. Sus ojos me parecían tan redondos, brillando y llamativos... que debería parar de verlos.
Dejé que ambos se adelantaran, mientras que yo les seguía.
Ahora que lo pienso, si me dicen que yo tengo que asistir a la reunión, ¿tiene que ver sobre cuándo me inculparon maliciosamente? Pero si así fuera, ¿por qué debería asistir? Es un tema que ellos deben arreglar. Yo no pinto nada ahí, yo solo quiero ir a mi escritorio a leer algo, o buscar trabajo.
La puerta se abrió, entrando el señor Cho primero, y el director Jeon dejando que yo pasara antes que él mismo.
Nos adentramos, yendo a sentarnos. Y las dudas se aclararon un poco al ver las personas que había. El director general, el comercial de SsangYong. El señor Cho, Pyo cabeza de piña, Jia y otro hombre que supongo que era el abogado de nuestra empresa. Por otro lado, otro hombre que no sé quién es, junto al director Jeon de Hyundai. Claramente, tenía que ver sobre el inculpamiento hacia mí.
He de admitir que me sentía tan avergonzada, todos con un rango tan alto –menos la tonta de Jia–, bien formados y yo aquí, como idiota.
—Gracias por estar aquí todos. Los mandé a llamar a cada uno, todo por el incidente del lunes, de esta misma semana, dicho, que no estuve enterado hasta que el director Jeon de Hyundai me lo comunicó —Así que él se puso en contacto con el director general de mi expresa—. En nombre de todos, le pedimos una sincera disculpa a nuestra empleada Hwang Chaeyeon, por la forma tan injustificada en la que fue culpada por algo que no cometió.
No me lo esperaba de esta forma. Tampoco me gustaba que me miraran todos.
—Estuve hablando con el abogado de Ssangyong, y no encontramos una indemnización específica. El caso se deriva en que podría pedir una disculpa por parte de la señorita Seo Jia, culpable directa sobre el falso testimonio en contra Hwang Chaeyeon.
Miré a Jia, quien solo mantenía con la cabeza baja.
—Justo como lo menciona el director Chang, si usted señorita Hwang, decide poner una demanda en contra de Seo Jia, podría ser tomada, pero, en falso testimonio en su contra, y deberá ser estudiado, ya que lo que ella dijo, no fue delante del juzgado, donde tendría un castigo de prisión o multa. En este caso, fue un testimonio dado a su superior, el cual repitió las mismas palabras ante otra persona, de igual siendo estas, pruebas falsas.
Ahora podía confirmar que él era el abogado de la empresa.
—Pero, la señorita Seo Jia dio su testimonio a mi cliente, que es el demandante de un caso abierto, mismo del cual ella dio una declaración completamente falsa. Esto puede con llevar al evidente castigo.
Habló el hombre que estaba al lado del director, evidente abogado de Hyundai. Por mi parte, solo podía ver a los dos, como soltaban información que me explotaba la cabeza por no entender casi nada.
—No dice el artículo 92, sobre el de derogado del perdón judicial, y el artículo 93, sobre que si la persona que dio falso testimonio se retracta de su dicho y manifieste la verdad a tiempo, la sentencia será nula.
Tampoco quería hacer todo esto grave, y por más que no me agradaba que solo me pidiera una disculpa, podría aceptarlo, pero no lo creo del otro abogado que no dejaba de lanzar datos, refutando al abogado de SsangYong
—Abogado Lee, el mismo artículo 316 que habla sobre el falso testimonio, y el artículo 319 habla de las falsas acusaciones, donde Seo Jia, será reprimida a prisión de una o seis años si acusare como autor o participe de un delito de acción pública a una persona que sabe que es inocente, sin pruebas materiales. Claro está, y como mencionó anteriormente, ella no se lo dijo a una autoridad, pero sí al demandante del caso, lo que haría que lo que dijo ella, fuese una prueba falsa.
¿Es decir que Seo Jia podría sufrir graves consecuencias? Ahora me sentía mal por esa zorra.
—Comprendo lo que dice, abogado Kim.
—Además, no entiendo bien, ustedes le piden una disculpa a ella, pero a la vez defienden a la que mintió.
El abogado Kim tenía razón. Casi podía sentir que la apoyaban a ella en todo, cuándo además era culpable de hacer todo esto grave y que tiene el mismo rango mío en la empresa. Completamente ridículo.
—Sí, nuestra disculpa se mantiene en pie, pero el abogado Lee quería dejar clara estas cosas.
Escuché como el director general intervino.
Quería marcharme de este lugar, no me sentía nada bien en el ambiente, peor cuándo vi a Seo Jia ponerse de pie.
—Mis sinceras disculpas para mi compañera, Hwang Chaeyeon. Dije todas esas cosas sin pensar, siendo esto un rumor. Lo lamento.
Hizo una larga reverencia, enfrente de todos, quedando ella como la buena. Quise quedarme en silencio, solo viéndola. No me importaba para nada, solo quería irme.
—Después de esto, yo también quiero aclarar que no os libraréis del asunto real, ir a juicio.
Si me pongo de pie y me largo, ¿pasará algo? Digo, me agobiaba también tener al director Jeon enfrente de mí, siendo tan atractivo.
—Lo sabemos, abogado Kim. Estamos listos a afrontar los cargos si somos culpables, pero sigo proclamando a nuestra parte como inocente. Además, ya está listo el informe correspondiente de mi cliente, así que lo llevaré hasta el juez que se encargará de lo siguiente.
Y todo lo que empezaron a decir fue inaudible al instante, todo gracias a que no podía dejar de verlo, tan enfocado en la reunión.
—Bueno, supongo que ya era hora.
Mi cabeza retumbaba, o mejor dicho, me insultaba diciéndome que fuera valiente para desviar la mirada. Era indecoroso verlo, anhelar acercarme a él para mirarlo detalladamente, averiguar si él huele tan bien como olía su coche.
Sus labios se movían, pero era incapaz de escucharlo. Literalmente, estaba embelesada. Parecía idiota, ni siquiera conozco al hombre bien para quedarme embobada, puedo asegurar que como todos, resultaría siendo un patán y ogro en toda regla.
Teniendo en cuenta que solo podía ver al director Jeon, a la vez quería largarme de aquí. Insisto, no tengo nada que ver, que si artículos, disculpas, multas, no me importa nada. La responsabilidad caía sobre los altos mandos, y yo no era nadie ahí.
Recuerdo la forma en la que chilló, cuándo me inculparon en su propia oficina, como nos echó sin pensarlo, y sus ojos buscándome todo el tiempo. Estaba consciente de que el hombre tenía su encanto, y era algo inevitable pasar por alto. Mi corazón se detuvo cuándo la cabeza del director Jeon se movió unos milímetros, quedando su mirada hacia mí.
—¿Señorita Hwang? ¿Está todo en orden?
Miré a todos, avergonzada. Había quedado absorta en él, que todo el minúsculo ruido fue inaudible.
—Sí.
—Le decíamos que si lo desea, puede aceptar las disculpas —Asentí, solo viendo al director general, para evitar el sofoco de todos viéndome al mismo tiempo—. Por otro lado, me gustaría ceder a nuestro abogado como ayuda, por si desea tomar alguna medida legal, o si ocurre algo malo. Tendrá nuestra ayuda, ya que nos importa el bienestar de los empleados.
Me importaba en lo más mínimo. Digo, si ellos querían conocer el bienestar de los empleados, en verdad harían algo al respecto de los que no hacen su respectivo trabajo, así como yo. No es solo darle la paga mensual, que a veces es una miseria, es brindarle el puesto correspondiente.
Guardé silencio, no me sentía motivada para decir algo. Al parecer la reunión acabó, por ello me puse de pie dispuesta a irme. Todo esto me hacía plantearme salir de esta empresa, sin importarme que no tenga un buen resultado en mi experiencia laboral, y tarde varias semanas en conseguir otro empleo.
Justo di dos pasos, cuándo me detuve al ver como esos dos hombres apuestos venían hacia mí. Seguramente si Sohee estuviese conmigo, se le caería la baba y empezaría a preguntar por esos dos "guapos".
—Señorita Hwang, como escuchó, él es abogado de Hyundai, Kim Taehyung. Con respecto a la situación, quisiéramos ofrecerle los servicios del abogado.
Esto sí que era una sorpresa. Apreté mis labios, viendo a los dos.
—Durante la reunión, percaté ciertas cosas, además de las que el director Jeon me ha dicho. Con gusto podría ayudarla si tiene problema alguno.
—No creo que sea oportuno. Además, no me gustan los escándalos, y ya se disculparon. Pero, muchas gracias.
—Para nosotros no sería una molestia, queremos ayudarla con todo gusto.
Ah, me desesperaba. El director Jeon me desesperaba en serio, necesitaba que dejara de hablar, que no me viera, quería salir corriendo para no tenerlo cerca. Traté sonreír y volver a negarme ante su ofrecimiento, buscando más excusas.
—De nuevo, muchas gracias, pero no lo veo conveniente. Seguramente usted cobra mucho, y yo no tengo tanto dinero para pagarlo, teniendo en cuenta que no es necesario.
Hice una reverencia, para rodearlos e irme.
Sus ojos eran un misterio, que me envolvían cada vez más, trayéndome el recuerdo de ese hombre, me asqueaba pensar que solo por ello me atraía tanto.
[...]
Mordí el último trozo bimbpam, tratando de no atragantarme por lo sorprendida que quedé viendo la serie. Llevaba meses escuchando y leyendo mensajes de Sohee, donde me recomendaba una serie inspirada en unos libros, ambientada en el sigo XIX. Por ahora tenía dos temporadas, y justo acabé la primera, donde dejaban al descubierto quién era la supuesta redactora de un periódico de chismorreos.
No voy a negar que me encantó desde el primer capítulo, me estaba volviendo adicta.
Tomé mi móvil, dándome cuenta de la hora. Era bastante tarde, debía ir a dormir, que mañana volvía al trabajo de nuevo.
Me puse de pie, apagando la televisión al tiempo. Al llegar a mi habitación, quité la camisa que llevaba y el sostén. Debía buscar algo que abrigara más, hoy hacía frío y desde que vivo aquí, jamás había activado la calefacción, salía bastante caro.
Encontré una camiseta de felpa, que teniéndola en la mano, quedé enfrente del espejo, viendo mi torso desnudo. Casi nunca me había importado ver como lucia, pero ahora que lo veo bien, sí estoy demasiado delgada, pero a la vez pareciera que he subido de peso.
Llevé mi mano por encima de mis pechos, acariciando suave con la yema de mis dedos, la piel, subiendo hasta llegar al cuello. Seguí, yendo hasta mi mejilla y mis labios, encontrándome con esa imagen a través del espejo. Había pasado bastante tiempo que no recordaba a Jaehyun, en como me hacía sentir, como acariciaba mi piel, la besaba y murmuraba su amor por mí.
Cerré mis ojos, y casi lo podía volver a sentir, como si su roce aún siguiera impregnado sobre mi piel. Tragué saliva, queriendo que el nudo formado en mi garganta desapareciera. Pero de pronto la sensación cambió, solo para ver que quien me tomaba por los brazos era el director Jeon, besando mi cuello sin pudor, sus manos apretando mis senos.
Abrí mis ojos, viendo la realidad. Casi no podía respirar, llevé mi mano a mi pecho, confusa por esa imagen mental absurda.
Oh, Dios mío, estaba loca. Tomé mi pijama que había dejado caer para colocármelo. La realidad era que yo estoy sola, recordando el pasado ingenuo y pensando simples fantasías que se irían al carajo si no me detenía.
No podía ser, nada de esto. Debía procurar olvidarme del ogro del director Jeon, para no recordar a Jaehyun en él.
[...]
Quizá, este lunes sería el único agradable para mí. ¡Me habían dado un poco de trabajo! En lo normal, casi nadie se alegraría de ello, pero yo sí. Debía escribir una redacción, no era la gran cosa, pero me siento un tanto aliviada.
Algo es algo. Y si eso ocurrió por la situación incómoda de mi inculpamiento en falso, pues me alegro.
Pero, había una cosa que no me alegraba, solo me generaba más incomodidad. El ambiente de la sala era áspera desde que llegué. Como si estuviesen enfadados disimuladamente conmigo por lo que ocurrió con Jia, ya que la dieron de baja unos días, sin sueldo por lo que hizo. Posiblemente, a ellos les caerá mejor ella –lo más obvio–, por eso son así conmigo.
Me da igual.
Ahora bien, debía concentrarme, ya iba a acabar.
Lo más recomendable en estos casos, era quedar alejada del ruido, concentrarme en la hoja en blanco, y pensar como un cliente... ¿Qué es lo que te gusta? ¿Qué te llama la atención? Empecé a escribir un par de ideas, fácil de leer y entender. Tenía que ver con el servicio intangible que se vendía, debía llegar a ellos como una promoción emocional.
60 palabras claves, objetivas, concisas, es decir, perfectas. Tenía hasta mañana por la tarde, así que podía borrar las veces que fuesen necesarias para que fuera impecable.
Reescribí dos veces, dispuesta a continuar, tomé mi bolígrafo para apuntar un par de cosas en mi cuaderno, pero el cuchicheo llamó mi atención, más al escuchar a mi llamado.
—Señorita Hwang, alguien la busca.
La encargada de la sala me habló. Me puse de pie, viéndola a ella, para luego ver hacia la salida de quién se trataba. Extrañada, lo miré, de pie viendo hacia mí. ¿Ahora que quería el director Jeon?
Volví a la encargada, queriendo decir algo.
—¿Está segura que no se equivoca de persona?
—No. Dijo que buscaba a la señorita Hwang Chaeyeon. Tú eres la única.
Claramente. Solté mi bolígrafo, pensando y sin tener idea de lo que podía querer ese hombre. Fui hasta él, sintiéndose todas las miradas mientras caminaba. Estando justo enfrente suyo –manteniendo la distancia como es obvio–, di un leve suspiro, por la forma en que me sentía exhausta.
—Hola, señorita Hwang. Me gustaría poder hablar con usted sobre algo.
Me dio gracias recordar la serie de ayer, como se trataban con tanto respecto. Estaba acostumbrada a que me llamaran señorita y el apellido, pero después de ver la serie, es más impresionante, y más viniendo de este hombre.
—¿Qué necesita?
—Espero poder ir a otro sitio, un tanto privado.
—¿Por qué?
Si estando con más personas era incómodo, estando a solas, yo no sé qué podía decir. No fue necesario que me diese una respuesta, ya que era más que obvio que todos los de la sala nos vigilaba. No me quedó más que aceptar.
Decidí que fuéramos a la terraza, casi nadie va allá arriba y a esta hora todos están pendientes en su trabajo. Mientras caminamos, no emití ninguna palabra, ni mucho menos él. Era tan irritante sentir como me seguía, me sacaba de quicio. Sinceramente, el director Jeon me sacaba de quicio por todo.
Abrí la puerta, sintiendo el aire frío y la completa claridad. Dejé que este saliera y ahora fui yo quien lo seguí, hasta detenernos en medio de la terraza.
Y como era evidente, me miró.
—Quiero volver a ofrecerle los servicios de mi abogado. Señorita Hwang, este podría ayudarle con su situación laboral.
Fruncí mis cejas.
—¿Cuál es mi situación?
—Sé que usted es del departamento de comunicación, encargada de escribir redacciones para la publicidad. Pero, pareciera que su trabajo fuera en llevar y traer cafés.
El silencio adornó el ambiente incómodo. Sea cual sea la situación, supongo que el no tiene que intervenir, a penas conoce mi nombre y yo el suyo, como para que ahora piense que puede meterse o hacer algo que no conoce al respecto.
—Tengo mi situación bajo control. Estoy bien.
—Mi abogado aseguró que eso es abuso laboral. Por ello hay consecuencias legales, que es la prisión. El abogado Kim puede explicárselo mejor, los distintos artículos donde estimulan que usted podría resultar más que beneficiada, indemnizándola por más de 6 a 24 meses.
Lo miré atentamente. Este parecía hablar más de lo normal, podría asegurar que sus ojos hasta brillaban, me molestaba.
—No debe molestarse, director Jeon. Usted apenas conoce mi nombre, para que haga todo esto.
—Ha ayudado a mi hija, y según lo que escuché sobre usted, parece una buena joven.
Exacto. Sabe de mí por simples coincidencias.
—Eso es lo de menos, en realidad no hice nada por su hija —De nuevo, el silencio. Sus ojos eran el infierno puro, el misterio agonizante, la causa de mi caída al abismo del recuerdo de ese hombre. Ni hablar de sus lindos labios rosas, que me fastidiaban por desear que lo que imaginé anoche, se hiciera realidad—. ¿Por qué quiere ayudarme?
Mencioné. Tragué saliva, luchando conmigo misma por no arrepentirme de preguntarle, al ver como se quedó pensativo. Parecían intenciones irrelevantes.
—Por qué me interesa.
El aire me hizo falta en ese instante, confusa.
—¿Qué?
—Me interesa por qué de alguna forma me recuerda a mi hija. No me gustaría que a ella le hicieran lo mismo que a usted.
Ojalá decir que esto era una broma de mal gusto. Pero que digo... me sentía confusa, sin ser capaz de aclarar lo que escuchaba ni como me sentía. Lo que era más claro que el agua, estaba ofendida y mucho. Maldición.
El director Jeon me atraía, era obvio viendo lo jodidamente atractivo que era. Debía mantener distancia, sabiendo que es un hombre de familia, casado con una bonita esposa e hija. Verlo de lejos como alguien superior y atrayente, era lo recomendable, entonces, ¿por qué me fastidiaba imaginar como me besaba? No era normal, era vergonzoso, así como que le recordara a una hija.
—Pero no soy su hija.
Incómodo y muy ofensivo, es la verdad. Lo peor, es que ver como parecía darse cuenta de lo que dijo.
—Le pido una disculpa. Claro, que fuera mi hija sería imposible, ya que mi edad no es tan alta para que yo sea su padre.
Suspiré. Lo único que hizo, fue confundirme más. No quería saber nada de este hombre, nada, por qué me pone los nervios de punta.
—Gracias por su ayuda, pero no la necesito.
Fue lo último que pude decir. Se me caía la cara de vergüenza. Hice una reverencia, para luego alejarme de ahí. Debía regresar a mi escritorio, donde nunca tuve haber salido, así continuar mi trabajo.
Las cosas se estaban dirigiendo hacia un punto, casi indescriptibles para mí, por qué no las entiendo.
Había muchos hombres en el mundo, ¿por qué él debía atraerme de esa forma? Repito, no es algo que estuviese buscando ahora, otra de las razones por las que quise dejar las cosas claras entre Bae y yo.
Debería gustarme Bae, en vez de la forma más atrayente en que me envolvía el director Jeon solo con verme.
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Solo para decir que podéis seguirme en mi Instagram. Ahí hablo, aviso o muestro cositas de mis historias.
Gracias por leer. Espero estéis bien.
Dios les bendiga.
xoxo
—Herbst
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