Capitulo 21
Mi respiración era lenta y pausada. Cada inhalación me tomaba varios minutos y al exhalar parecía que el nudo de mi estomago se hacía mas grande. Cuando Luna se fue, tarde en hacer que los temblores de mis manos se interrumpieran, y que mi cuerpo comenzara a responderme. Me mordí la lengua con fuerza mientras seguía inhalando y exhalando.
Era mi madre, no tenía porque tenerle miedo a mi mamá.
Me coloque las sandalias y camine en paso lento mientras salía de mi habitación. Todo estaba silencioso en la casa, cuando baje las escaleras siento el crugido de mi propio peso, las manos comenzaban a sudarme mientras iba hacia el segundo salón.
Donde mi mamá estaba. Pero por primera vez en años, no estaba tirada en el sillón, deprimida y gris con su mirada vacía hacía el televisor sin realmente mirar el programa. Esta vez estaba arrodillada junto al abandonado altar que habíamos instalado en un rincón de la casa, la estatua de Buda estaba ahí frente a la ofrenda que le estaba dando, sus rodillas estaban sobre el suelo de madera y se agacho hasta el suelo apoyando su frente en el azulejo.
—¿Mamá?
Detuvo sus oraciones para voltearse a verme, mis hombros comenzaron a temblar ligeramente, luego su mirada volvió al buda donde supongo que estaba terminando el rezo.
—Tu amiga se fue—afirmo ella.
—Supongo que...podemos hablar de lo que viste.
—No hay nada que hablar—dijo mamá antes de levantarse—Solo estas confundida, todas las adolescentes lo están.
Era increíble que era la primera vez en años que estábamos teniendo una conversación, una real conversación. Y seria en base a una pelea. Negué con la cabeza mientras sentía la lagrima traicionera caer por mi rostro.
—Creo que realmente me gusta mas que una simple amiga.
Mi mamá niega con la cabeza varias veces como si no pudiera creer lo que le estuviera contando.
—No, no sabes lo que quieres ni lo que te gusta.
—Y supongo que tu lo sabes mejor que yo—dije poniéndome a la defensiva.
—Fue un error venir aquí, tuvimos que quedarnos en Corea, las cosas no estaban tan mal en Corea. Todo era mejor antes que conocieras a esa...esa niña o como quieras llamarla. Esa que te convencio que todo esto estaba bien.
—Se llama Luna y hasta hace unas horas te agradaba, hasta hace unos días estabas bien con que ella viniera a casa porque te gustaba que trajera a su hermanito. ¡Al cual le estas dando mas amor que a mi o a Park! ¿acaso te importa algo de todo esto? ¿acaso te importa como me siento? ¿te importa lo que ha pasado en estos meses? No fue hasta que peleamos hoy que te diste cuenta que algo estaba mal conmigo—grite, no podía mas, me estaba ahogando en un interminable vaso de agua. Tenía que largar todo o iba a morirme, la roca en mi pecho comenzó a apretar con fuerza haciendo que mis lágrimas se escaparan por mis ojos.
—Ya deja de victimizarte, Shailine. ¿Acaso hacías esto por mi atención? ¿quieres lastimarme?
—¡Oh por Buda! ¡No se trata de ti! Nunca se trató de ti, tú te la pasaste ahí tirada en el sillón por años y ni siquiera te importamos. ¡Park y yo sufrimos que papá se fuera y no volviera! Dejaste a Park con todo el peso de criarme cuando él es mi hermano, no tiene que criarme, ese era tu trabajo.
Mamá negó con la cabeza soltando una risa histérica.
—Oh claro, todo es mi culpa ahora, fantástico Shailine, simplemente fantástico. ¿Qué acaso eres lesbiana ahora? Porque no hay forma de que acepte eso bajo mi techo.
—¿Acaso estas escuchando lo que te digo? —pregunte con desesperación—¿Acaso estas entendiendo?
—Si Shailine, solo no estoy contestándote lo que quieres escuchar.
Grite con frustración mientras salía del salón secundario a la vez que la puerta principal se abría con un confundido Park y una chica a la cual no pude mirar dos veces porque ya me estaba alejando de lo que alguna vez llamaría hogar.
No fue que me alejé unas buenas cuadras que me di cuenta que no tenía ningún lugar a donde ir en Golden Valley. Volver a casa ahora no era una opción, e ir a la de Luna era solamente darle más problemas. No me interesaba ver a Malia quien seguía en su papel de no hacer nada nunca, y no tenía amigos a los que recurrí.
Así que termine sentada en el parque, abrazando a mis piernas y llorando como una estúpida porque para eso si que sirvo. Me limpie la nariz mientras miraba a mi alrededor, pensar que seguramente ahora Park tendría más trabajo que realizar, buscarme y convencer a mamá que me deje estar.
—¿Shailine?
Alzo mi rostro. El doctor Reginald estaba vestido con sus pantalones de jean y un buzo negro. Lo más común que lo eh visto usar debido a que nuestras sesiones siempre esta con pantalones bien planchados de vestir y chalecos coloridos con una camisa mas simple.
Pero ahora era la única persona que creo que me interesaba ver. No pensé mucho en eso cuando lo abracé mientras lloraba como una cría.
Supongo que para la escuela de psicólogos y psiquiatras, Reggie debía estar incumpliendo muchas leyes sentado con su paciente en el parque mientras me convidaba un poco de alitas picantes que había comprado. Pero, cuando se es un pueblo chico como Golden Valley, supongo que las leyes no cuentan.
—¿Cómo te sientes ahora?—me preguntó en su tono amable y profesional, a lo que solo pude suspirar mordiéndome el labio. Le había soltado toda la historia de lo que venía arrastrando desde lo de la fiesta, el beso con Luna, mi sentimiento hacía ella y la pelea con mi mamá.
Todo mientras me dejaba comer su cena, soy una persona terrible.
— No lo sé, supongo que abrumada. Mi mamá sigue dijo que debería irme porque no acepta que viva en su techo siendo lo que soy. Y ni siquiera sabe todo lo demás.
— ¿Te refieres al ciberbullying?—me pregunta.
— Sí. Eso y... todo lo que tuve que enfrentar sola mientras ella estaba... en su depresión. Sé que no fue su culpa, pero durante tanto tiempo fue como si yo no existiera. Y ahora que decidió salir de su estado catatónico y depresivo, lo toma como un ataque personal a esto y no puede verme por quien realmente soy. Es como si todavía estuviera sola.
— Eso debe sentirse muy injusto. Has estado cargando con mucho, Shailine. Por un lado, querías que tu mamá estuviera bien, pero por otro, parece que tus propias necesidades quedaron de lado.
— Exacto. Sé que tuvo un momento difícil, pero yo también lo tuve. Y ahora, en lugar de apoyarme, me rechaza. ¿Cómo se supone que debo lidiar con todo esto?
— Es una carga muy pesada. Y no deberías tener que llevarla sola. A veces, cuando alguien está pasando por su propia lucha, como tu mamá con su depresión, no pueden ver cuánto estás necesitando apoyo. Eso no significa que no sea importante hablar de lo que tú sientes. ¿Has pensado en cómo podrías abrirle un poco más tu mundo?
— Lo he intentado, pero ahora que lo quiero hablar, cuando quiero comentarle...es intuil. Es como si pensara que estoy atacándola o decepcionándola. No puedo hacerlo sola, Reggie. Me siento atrapada—comente triste dejando de lado la cena mientras las lagrimas volvían a salir de mi rostro.
— Entiendo. Y no, no tienes que hacerlo sola. Podemos buscar maneras de comunicarte con ella que te hagan sentir segura, pero también opciones para que no te sientas atrapada. Por ejemplo, recursos o personas que puedan apoyarte si decides dar el paso de irte.
—:¿Pero y si nunca lo entiende? Me da miedo que su rechazo sea permanente.
— Eso es un miedo válido, Shailine, pero también es algo que no puedes controlar. Lo que sí puedes hacer es centrarte en ti misma y en lo que necesitas para estar bien. A veces, eso significa crear distancia para sanar. Pero recuerda que su rechazo no define tu valor ni quién eres.
— Supongo que es difícil aceptar que no todo puede arreglarse—murmure mirando el suelo jugando con mis pies.
— Lo es, pero aceptar eso también puede ser liberador. Porque significa que puedes empezar a construir algo nuevo, para ti misma. Y en ese proceso, no estás sola. Estoy aquí para ayudarte a encontrar el camino.
—Gracias, Reggie. Por ahora, creo que solo necesitaba escuchar eso.
—Y siempre estaré aquí para escucharte. Tómate tu tiempo, Shailine. Cada paso cuenta.
Sonreí un poco y él me devuelve la sonrisa antes de mirar a su alrededor, el parque estaba oscuro de no ser por las luces de las farolas.
—Pero sin duda no puedo dejarte aquí. Algo podría pasarte.
—No quiero volver a mi casa, Reggie, no me hagas volver.
—¿No tienes ningun amigo al que recurrir?
Hice una mueca, bueno, hay alguien. Pero no sabía si considerarlo mi amigo del todo.
Laurie tenía puesto unos pantalones de pijama a cuadros, y su remera para dormir tenía la imagen de la mujer maravilla casi borrada. Me echa una mirada y luego mira mas allá de mi donde mi psicólogo estaba parado con las manos en los bolsillos, ambos se saludan, como viejos conocidos a lo que me quede anonadada.
—¿Tambien eres su paciente?
—Algo peor—dijo cruzado de brazos apoyándose en el marco—Su sobrino que no es de sangre.
—Shailine necesita un lugar para dormir—explica Reggie por mi.
—Claro, bienvenida a la casa de los niños perdidos. Ya me preguntaba cuando vendrías—respondió Laurie dejándonos pasar. Veo a Reggie moverse como quien conoce la casa de memoria y alejarse de nosotros.
El castaño me da una leve sonrisa y me hizo una seña con su cabeza invitándome a seguirlo.
—¿Cómo es que es tu tío?—pregunte confundida mientras caminaba. Laurie me mira y luego sonríe un poco.
—Cuando tenía cuatro años mi mamá ingreso con una beca a la universidad de medicina, asi que nos mudamos a una casa con muchas personas...bueno, eramos cinco al principio, Reggie se mudo cuatro años después—dice señalándome una fotografía—Ahí estamos.
Laurie era un niño pequeño de ocho años como el dijo quien tenía una espada de juguete, estaba siendo abrazado por su madre quien sonreía. A su lado, reconocí al director de cine Tucker quien abrazaba a Florence por los hombros, otro chico de anteojos y castaño estaba a un costado de la fotografía haciendo una pose. El doctor Reginald estaba muy delgado en la foto, la mata de cabello negro estaba completamente despeinado y tenía un chaleco como los que lo vi usar. Estaba siendo abrazado por una chica castaña de sweter rojo y una brillante sonrisa.
—¿Ella es su esposa?
Laurie me mira.
—No, es Ronnie. Fueron novios un tiempo.
—¿Y qué le paso?
—La mataron—respondió a lo que mi cuerpo se puso frio de golpe. Veo una mueca amarga en su rostro y luego se encoge de hombros como si le restara importancia, a pesar de que debía importarle mucho mientras lo seguía al pasillo.
—¿A que...—empecé hablando para cambiar el ambiente triste que se instaló—...te referías con que este es el hogar de los niños perdidos?
—Ah bueno, eres la segunda persona que le estoy dando asilo esta noche—dice abriendo la puerta de su habitación. Me quedo muda frente a la chica de cabello rosa utilizando solamente una remera que le quedaba hasta el muslo de color amarillo.
Luna y yo nos miramos unos minutos, a lo que Laurie solo silba por lo bajo, dice algo como "incomodo" y luego me ofrece una remera para que pudiera dormir mas cómoda.
Supongo que ninguna de las dos sabía a ciencia exacta como comportarse con la otra después de lo que paso en cuestión de horas. Por un lado, yo era la que la había echado de la casa, por ende debería disculparme. Pero Luna no me lo ponía fácil al prácticamente fingir que yo no estaba en la habitación. Era Laurie quien se encargaba de llenar los silencios incomodo, el que se acomodo entre las dos mientras veíamos películas y escuchábamos música.
Me preguntaba que era lo que Luna le conto a Laurie antes de que yo viniera. Esto parecía una pijamada sin llegar a ser ciertamente una.
A eso de la una de la madrugada, los suaves ronquidos de Laurie era lo que llenaban el silencio de esta ensordecedora habitación. El colchón que me habían ofrecido era demasiado cómodo a decir verdad, y Luna bueno, ella dormía con Laurie en su cama. Sus ojos estaban cerrados al igual que sus labios dándole un aire sereno y de tranquilidad absoluta.
—Intento dormir, deberías hacer lo mismo—dijo de repente. A lo que simplemente puse los ojos en blanco mirando el techo mordiéndome el labio.
—Lamento echarte...—empecé, me volteo lentamente a verla, Luna había abierto sus ojos y me observaba aun acostada en la cama.—Luna, todo esto es nuevo para mi, ¿si? No se como actuar, ni que hacer...mi mamá se puso...rara, quiere echarme de la casa y no tengo amigos y me serviría que tu entre todas las demás personas tampoco me de la espalda.
Luna hace una mueca y mira en dirección a Laurie, seguramente comprobando que este dormido. Luego se saca las sabanas de su cuerpo, y mi presión sanguínea se pone mas caliente y los latidos de mi corazón palpitan con fuerza en mi pecho al verla con la remera llegándole al borde de los muslos. Se coloca a mi altura haciéndome que me siente en la cama mientras la veo.
—Lo lamento, creo que también me puse nerviosa que no sabia como actuar.
—¿Tu nerviosa?—pregunté de manera incrédula.
—A veces soy una persona nerviosa, Shailine, por mas increíble que suene—dice viéndome y me reí.—Tu mamá no va a echarte, no lo creo...solo le tomo por sorpresa, como muchas otras madres.
—¿Cómo estas tan segura que no va a hacerlo?
—Porque es tranquila, simplemente se lo tomo personal—se encoge de hombros mientras me mira para luego sonreírme un poco—Me gustas.
—A mi también me gustas—dije mientras que mi corazón bombardeaba mas rápido—¿Qué se hace con eso?
Luna suelta una suave risa y me acerca a ella donde me besa. Le seguí el beso agarrando su cadera para acercarla a mi, a lo que ella suspiro sorprendida mientras nos seguíamos besando. Sabía a miel y a todo lo que estaba bien en esta vida, y sus manos acariciándome era lo que justamente necesitaba.
—Oh por favor no se besuqueen frente mío, estoy soltero—se escucha la voz de Laurie, Luna pone sus ojos en blanco viendolo.
—Entonces no mires, pervertido.
—Mejor se buena amiga y búscame una novia, haces muy mal tu trabajo—dijo soltando un bostezo y se gira dándonos la espalda.
Ambas soltamos una ligera risa y Luna se recuesta a mi lado donde ambas nos acomodamos en el colchón que ahora se hizo mas pequeño. Acaricie su mano y entrelzamos nuestros dedos acostumbrándonos a la oscuridad que nos rodeaba pero sintiéndonos bien porque estábamos juntas, me acurruque en su hombro y siento que deja un beso en mi cabello.
No se que seria de mi mañana. Si las puertas de mi casa se me serian abiertas o si mamá volvió a su estado natural. Pero ahora solo me importaba estar aquí, estar con Luna era mas que suficiente.
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