Capitulo 20
—¿A ti te contestó? ¿o la has visto?—pregunte mientras me movía por la pista de basquetbol encima de mi patineta, Laurie toma mas impulso mientras me seguía, ambos no hacíamos la gran cosa, solo girábamos en círculos. No demasiado lejos, mi hermana estaba jugando en el mismo parque con unas de sus amigas, escuchar su risa me daba seguridad de que estaba ahí cerca, Freddie por otro lado quiso quedarse con la señora Rochester debido a que sus nietos menores fueron a visitarla y les haría galletas.
Había pasado quizás una semana del beso con Shailine en medio de la fiesta, esta bien, paso exactamente una semana debería dejar de fingir que no llevo contando los días que ignora mis mensajes.
Sus labios en los míos era una imagen que me perseguía en sueños, eran suaves y tenían la calidez exacta cuando todo es perfecto, recordaba que su perfume a vainilla habían entrado en mis fosas nasales y quise impregnarme de ese aroma. Era perfecto, estar ahí con ella era perfecto. Claro que no fue hasta que escuchamos un disparo de una cámara y lo siguiente que supe es que teníamos unos cuantos asquerosos sacándonos foto o grabándonos a los dos.
Shailine había salido corriendo, y Laurie la persiguió como pudo hasta que la perdió en la calle principal.
Por otro lado, yo le grite a uno de los invitados y casi los amenazo de muerte para que eliminaran lo que sea que grabaron, si Laurie no me hubiera sacado de la casa seguramente ya estaría prisa. De todas formas, nuestro video se había virilizado gracias a los enfermos del pueblo que decidieron compartirlo, a mi me importaba bien poco aquello, bien se sabia que yo era bisexual, que estuve tanto con chicas como chicos, relación seria con cuatro y besitos robados con otros sin llegar a nada serio.
Pero como siempre, Shailine parecía la mas perjudicada. Había visto las burlas hacia ella, comentarios negativos sobre que siembre notaron que era una rareza en el pueblo, hasta comentarios que la estaban incitando a matarse, denuncie a cada cuenta de Instagram que estuviera esparciendo el video, pero el mismo siempre salía debajo de una piedra.
Se que tampoco iba al colegio, la e ido a buscar a la salida y su "amiga" Malia o su alumna que toma tutorías Circe me han dicho que no ha venido en la semana. Le hice frente a Malia sobre que si es tan amiga de ella como dice serlo, porque no hace nada para pararlo.
"Yo no me burlo" fue su única respuesta, lo que me hizo entender que como ella no hacia los comentarios negativos no tenía por qué detener a los demás, no iba a enfrentarse a nadie.
—No, no me atiende, ni nada—dijo Laurie moviéndose en su patineta mientras me miraba—Quizas deberías ir a su casa.
—Dudo que me vaya a abrir.
Veo una sonrisa burlona asomarse a sus labios
—Claro, porque tu eres de las que aceptan el "no" como respuesta.
Para que quede claro, yo si se aceptar los "no" como respuesta en varias ocasiones y diferentes contextos de mi vida. Pero cuando ese "no" era mas debido a que me estaban ignorando que a otra cosa, pues...ahí la situación cambiaba.
Les di vuelta en la cabeza un par de días más hasta que ya me cansé de ser la tonta que esperaba, así que aprovechando que Sandy iría de pijamada con sus amigas, y Florence cuidaría a Freddie aproveché a ir a casa de Shailine. Mis manos se aferraron a las mangas de mi cardigan mientras debatía entre tocar y no tocar, hasta que decidí levantar la mano y dar tres golpes rápidos como el aleteo de un picaflor.
Apenas hice eso, me arrepentí y ya estaba dando la espalda a la puerta para irme corriendo, porque el rechazo y yo no nos llevamos de la mano. Sin embargo, la puerta detrás de mí hizo un ruido de un crujido, acompañado de un "¿Quién es?", una voz femenina que no era nada igual a la de Shailine. Gire sobre mis talones para encontrarme cara a cara con una mujer.
Su madre, mejor dicho.
Su aspecto aun era desalineado, tenía su remera gris de pijama que le bailaba en el cuerpo al igual que unos pantalones holgados a cuadros. Su cabello negro enmarañado y descuidado de alguien que no se lo peina hace días, y ojeras bajo sus ojos. Alcanzó a notar la manta con la que usualmente la veo tapada alrededor de su cuerpo en el sillón.
—Tu eres amiga de Shailine, ¿no? La hermana de esos dos adorables niños.
Recordaba vagamente que las únicas veces que vi despierta a la madre de Shailine, o cuando ella me ha advertido, era cuando mis hermanos estaban en casa. Le agradaban, y bueno, a Freddie le encantaba cualquier oportunidad de ver televisión y ser un consentido claro.
Yuna y yo estábamos en su cocina terminando de hacer los dumplings. Bueno, más bien Yuna los estaba terminando, yo solo veía a la menuda mujer moverse en la cocina con lo que a mi parecer eran pequeñas bolitas perfectamente echas donde un olor exquisito salía de las mismas.
—Es la comida favorita de Shailine, se la solía hacer muy seguido cuando era pequeña—dijo ella mientras cocinaba y me veía—Estaba embarazada de ella cuando vinimos aquí y siempre intente que se conectara con sus raíces, haciéndole de comer era la mejor forma cuando era demasiado joven.
Sonreí imaginando a una pequeña Shailine devorar lo que sea que su madre le pusiera al frente, podía imaginarla con unos lentes mas grandes que su rostro y mejillas regordetas. Me sonroje al rojo vivo al sentir la mirada de su madre en mi.
—¿Tu sabes que le pasa a mi hija?
—No, ¿por qué?
Yuna suspira mientras se concentra en sus actividades.
—Hoy me grito. Es raro, Shailine nunca grita. También discutió con Park, nos llamaron de la escuela diciendo que hace una semana que falta a clases, Park y ella pelearon y cuando intente intervenir mis dos hijos me gritaron, y Shailine me cerró la puerta en mi cara—la mujer suspiro con pesar—Supongo que es mi culpa.
Me quede en silencio mientras ella hablaba, cocinar, para ella, era una forma de reparar un dolor por lo visto.
—Era joven cuando Minho se fue y nunca mas volvió, de cierta forma, deje que eso me consumiera. Tarde mucho en darme cuenta que mis hijos sufrían, al principio creí que Park se hizo cargo por ser el hombre de la casa, es lo que mi madre me enseño después de todo "el hombre de la casa es responsable de las mujeres" Era un niño, no un hombre. —dice acomodando los dumplings ya hechos en un plato—Con razón me odian.
—Sus hijos podrán tenerle rencor, pero no la odian Yuna. Creo que solo están enojados.
Los ojos oscuros de Yuna me observan y luego me ofrece una sonrisa antes de acomodarme el cabello.
—Tienes un corazón muy hermoso, ¿lo sabes?
La verdad nunca me lo había puesto a pensar. Supongo que estoy acostumbrada a los malos tratos y a cargar la mochila en mi espalda que no me pongo a pensar si soy buena o no. A veces creo que las personas ven más de lo que yo alguna vez poder ver.
Yuna me coloca el plato de dumplings calientes en la mano.
—Llévaselos a Shai, ¿si? Me gustaría que comiera algo.
—¿No quiere hacerlo usted?
—Shai dijo que es muy tarde para que haga de madre ahora, y me encantaría hablar con ella, pero algo me dice que ustedes dos tienen mas de que hablar, ¿no? Aparte, me gustaría una ducha, si...creo que es hora.
Sonreí un poco y asentí bajándome de la mesada, me aferre al plato mientras suspiraba subiendo las escaleras hasta el cuarto de Shailine. Me detuve frente a su puerta, de color blanca y con el dibujo de una flor rosa en el centro, di tres suaves golpes a la misma y me quede esperando. Los segundos pasaron y mis nervios eran grandes.
Volví a tocar, un poco mas fuete.
—¿Shai? Soy yo.
Esperaba que su voz diciéndome aunque fuera un "vete"sonara, pero no escuche eso. Con la manos sudando gire su picaporte y empuje la puerta para ingresar, todo estaba a oscuras, el sol era bloqueado por las cortinas. Mis manos buscaron por la pared hasta encontrar el interruptor y encender la luz, había ropa tirada por todas partes y papeles al igual que libros. Sin duda parecía que pasó un huracán por aquí.
Sin embargo, su cama estaba vacía, las sabanas estaban revoloteadas en cualquier dirección. Y en los pies de la misma, en una posición peligrosa para caerse, estaba su laptop encendida. Deje los duplings entre los papeles y hojas desacomodadas. Agarre la laptop para salvarla cuando desvié la pagina de internet abierta, Instagram sin duda, con el video divulgado. Nuestro video.
Genial, iba a tener que partirle los dientes a alguien.
No pude evitar cuando mis ojos fueron a la cantidad de mensajes, todos mensajes de odios, de burlas. "Todo este tiempo tuvimos que saber que aparte de zorra era una sucia lesbiana" "¿Qué necesidad de hacer aquello frente a todos nosotros?" "puta" "¿Por qué no te mueres? Nadie te va a extrañar si te matas" Cerré con más fuerza de la que pretendía la laptop y la deje con demasiada ira en mi cuerpo en el escritorio mientras sentía mis manos temblar con una violencia desconocida, mis ojos fueron a los papeles en el suelo, y me tiré rebuscando en todos ellos.
Mensajes iguales a los de la página de internet. Todos insultos, mensajes de odio. Leí cada uno de ellos y los arrugue hasta hacerlos pedazos en mis manos. Mi cabeza comenzó a maquinar a toda velocidad, ¿Dónde estaba?
Me levante del suelo y fui a su baño privado.
—¿Shai?—pregunte cerrando la mano en un puño comenzando a golpear con demasiada fuerza. Al diablo, pensé e ingresé quedándome congelada al verla tirada en el suelo con el tarro de pastillas que debía ser de su madre.
Podía gritar, ir a buscar ayuda, llamar a Florence, ella sabría que hacer. Me arroje al suelo a su lado sintiendo los latidos de su corazón, la levante con esfuerzo mientras que ella se quejaba, y la acerque al inodoro provocándole el vomito donde las arcadas no tardaron en llegar. Respiraba de manera agitada mientras me echaba una mirada cargada de odio y enojo.
Nunca nadie me había mirado así y me dolía.
—¿Qué...que se supone que haces?
—Te estoy salvando—dije sintiéndome realmente estúpida y me levante—Debo llamar a emergencias, tu mamá...debo decirle.
El agarre de su mano en mi muñeca fue letal que seguramente me quedaría la marca de sus dedos.
—No consumí tantas, no hace falta alertar a nadie—dijo—Me asuste y deje mas de la mitad en el frasco, ¿ves? Ni para matarme sirvo.
Y tras decir eso, se rompió a llorar. Me arrodille a su lado acomodándole el cabello, tire de su cuerpo hacía el mío y deje que se abrazara a mi mientras lloraba todo lo que le hacía falta en mi pecho.
Minutos después, Shailine estaba comiendo sus dumplings con las lágrimas rodeando sus mejillas, tenía colocada una remera gris con la impresión de Brad Pitt, y unos shorts rojos con líneas blancas. Mientras ella comía, yo había agarrado un tacho de basura y tiraba todos los papeles a la basura antes de verla.
Me devolvió la mirada, avergonzada y apenada, trago con esfuerzo mientras dejaba su plato de lado con dos dumplings en él. Una vez que terminé de tirar los papeles me senté en los pies de su cama.
—¿Quién fue?
—¿Serviría de algo que te lo diga? —pregunto.
—¡Claro que si!
—¿Y qué harías, Luna? No te puedes agarrar a los golpes con medio Golden Valley—dijo ella abrazándose a sí misma y girándose quedando de costado en la cama—No lo entenderías, a ti nunca te hicieron sentirte así.
Solté un suspiro cruzando mis piernas en su cama mientras jugaba con los hilos sueltos de mi pantalón.
—Cuando tenía doce años, tenía una mejor amiga—dije sonriendo un poco mientras la veía—Se llamaba Ariana, y a los doce años cuando eres una adolescente con las hormonas alborotadas sientes todo demasiado. Ariana y yo nos gustamos, y si, quizás mis amigas y nuestros compañeros lo aceptaron así nomás porque no nos importaba mucho, los niños no fueron crueles conmigo. Pero si los adultos. Los padres de Ariana encontraron nuestras cartas de amor, eran las típicas cartas que escribes a los doce años, con corazones, y palabras cursis, nuestros besos eran mas bien presiones de labios. Sus padres un día vinieron a la escuela y me gritaron las cosas mas inimaginables que te puedes pensar para una niña de doce años, desde que no tenía por qué convertir a su dulce niñita en una aberración, me tiraron las cartas rotas en la cara y alejaron a Ariana de Golden Valley, antes de eso, su hermano mayor me golpeo porque había convertido a su hermanita en "una trastornada".
Shailine se quedo muda mientras me veía, las lágrimas ya estaban secas en sus ojos. Jugué algo nerviosa con el dije de mi collar.
—Estaba tan acostumbrada a las palizas de mis padres, que el golpe de ese niño fue simplemente como una caricia honestamente—dije y me reí de manera amarga—Cuando llegue a casa, con la nariz sangrando y el labio roto, mis padres me miraron, ¿y crees que se preocuparon por mi? Solo se preguntaron porque tarde tanto, porque Sindy, quien en aquella época era una niña mas pequeña, los estaba molestando. Y cuando les conté que fue porque los padres de mi novia descubrieron lo nuestro y su hermano quería dejar claro un mensaje, ellos solo me miraron, y solo dijeron que la próxima no ande compartiendo mis sentimientos con otros.
—Lo siento...
—No te lo estoy contando para que me tengas pena. O para minimizar tu dolor. Lo que esas personas te hacen, es cruel Shai, y las odio. Y me encantaría liberarte de tu tormento y hacerlas sufrir a todas ellas para que estes bien, nada me encantaría mas que estes bien, pero no puedo. Pero no me alejes, porque muchas personas se fueron de mi vida, y no soportaría perderte a ti.
Shailine se sentó en la cama hasta acercarse a mi, y coloco su mano suavemente en mi mejilla moviendo su pulgar borrando la lagrima traicionera que se había escapado. Ambas nos observamos unos segundos, deje que ella acariciara mi mejilla todo lo que quisiera, que su pulgar acariciara la curva de mi labio, cuando me acerco a su boca, me deja besarla.
Me encantaría borrar toda su tristeza en nuestro beso, eliminar cada recuerdo malo y que todo quedara en nosotras, empujo suavemente su cuerpo hasta quedarme encima donde nuestras bocas siguen acariciándose, mi corazón late con demasiada fuerza en mi pecho que en cualquier momento podría salirse. Y cuando nos separamos para tomar aire, veo sus ojos llenarse de lagrimas.
—¿Por qué estas triste?
—Estoy muy confundida—murmuro.
—Lo se—me acomode a su lado hasta quedarme acostada a su altura. —Que bueno que soy paciente, ¿no?
Se río un poco. Ambas nos quedamos en silencio donde deje que Shailine hiciera todo a su ritmo, entrelazo nuestros dedos y observo nuestras manos unidas, luego sus dedos bajaron por mis brazos haciéndome suspirar, y de a poco, su cabeza se apoyó en mi pecho donde podía escuchar como mi corazón latía por ella mientras acariciaba los lunares de mi brazo.
—¿Y Ariana?
—No supe nada de ella por muchos años, sus padres y ella se mudaron de Golden Valley. La encontré gracias al internet en el verano, la habían mandado a una escuela de monjas, y recientemente tuvo un bebe con su profesor de catecismo.
—Eso me suena horrible—dijo ella, asentí acariciando su cabello mientras sus manos seguían recorriendo donde ella quisiera.
—¿Qué es este corte? —pregunto señalando la marca rojiza de mi antebrazo.
—Una de mis tantas caídas en patineta junto a Laurie, así nos conocimos de hecho. Yo estaba patinando cuando vi ese camión de mudanza, y me choque con la vereda, Laurie era el adolescente enojado por mudarse y me vio tirada en la calle, recuerdo que puso los ojos en blanco pero se acerco a ayudarme.
—Suena a Laurie—dice a lo que ambas reímos, sus manos recorrieron la parte expuesta de mi piel: Los brazos, la clavícula, y una parte de mi vientre cuando la remera se había levantado.
Me gustaba su toque, era reconfortante, se sentía como algo ya conocido. También quería hacerlo, explorar lo que me dejara. Pero no quería que huyera, a Shailine había que dejar que aceptara todo a su ritmo, pero me conformaba con tocar su cabello, era suave y sus ondas me permitían jugar con ellas.
—¿Cómo entraste? ¿Park volvió?
—En realidad fue tu madre.
Su cara de sorpresa no me paso desapercibida a lo que me encogí de hombros mientras que ella se incorporaba quedándose sentada.
—Incluso la vi cocinarte.
—¿Mi mamá? ¿La mujer que estuvo acostada en su sillón más que respirar y vivía a base de té verde y alguna que otra comida que Park le dejaba? —su tono de incredulidad era muy notorio, me senté frente a ella mientras la miraba.
—Lo está intentando, quiere intentarlo. Se nota que se arrepiente que los años hayan pasado y está intentando repararlo...
—Tuvo miles de años para repararlo—dice enojada.
—Es mejor una madre que se toma años para repararlo en lugar de una que no se toma ni medio minuto, ¿no crees?
Shailine se quedó callada. Hice una mueca obligándola a que me mire, sus ojos reflejaban toda la confusión que debía estar sintiendo en aquel momento, muchas cosas que asimilar.
—No justifico el dolor de tu madre, ni te diré que no estés enojada con ella, pero ella quiere arreglar las cosas. Le hayan tomado los años que fueran, y podrías escucharla, antes de simplemente cerrarle la puerta para siempre.
Hizo un mohín con los labios, a lo que reí algo enternecida dejándole un pequeño beso en los labios.
—Me gusta cuando haces eso—confesó.
—¿Ah si?—pregunte divertida y deje unos besos en su cuello—¿Y esto?
Como respuesta tuve un suspiro mientras que dejaba suavemente un recorrido de besos en su cuello y luego subía hasta sus labios, nos miramos unos segundos y ella se acercó, donde yo me alejé con diversión y luego nos besamos. Un beso más largo y con ansias, uno que se parecía al beso de la fiesta con las mariposas revoloteando en mi estómago. Nos movimos en la cama hasta que se sentó encima de mi y mis manos se aferraron a su cadera donde nuestro beso continuo con el mismo frenesí.
Nos quedamos congeladas cuando la puerta se abrió con su madre preguntándonos si estaba todo bien porque estábamos muy calladas. Luego, las tres nos quedamos en un profundo silencio, mientras que Yuna nos observaba a las dos.
—Perdón, no quería molestarlas, si quieren hay té abajo—dijo cerrándonos la puerta.
Shailine se bajó de mi cadera y se hundió en las colchas de su cama seguramente queriendo desaparecer. Si era honesta, la reacción de su madre pudo haber sido peor. Mire a Shailine y acaricie su brazo, pero todo lo que recibí fue un rechazo de su parte.
—Quiero estar sola.
Sus palabras se clavaron como dagas en mi cuerpo, lo sentía en todas partes, en mi corazón, en mi piel. Pero asentí, me coloque las zapatillas en silencio y luego baje las escaleras. Vi el cuerpo de Yuna moverse en la cocina, seguramente preparando el té que quería.
Podía hablarle, ¿no? Podía arreglar esto.
¿Qué arreglaras? Si siempre arruinas todo, me regaño mi cabeza. Así que sin decir más nada me fui.
Cuando llegue a la casa de Laurence toque el timbre con algo de fuerza. La puerta no tardo en abrirse donde me quedo con la mirada gacha viendo las zapatillas deportivas de Laurie.
—¿Luna?
Alce mi mirada intentando que las lágrimas traicioneras no salieran.
—Vengo por Freddie.
—Mamá y Tucker lo llevaron por helado, está muy seguido aquí, creo que debería empezar a llamarlo papá en cualquier momento. ¿Estás bien? ¿Qué paso con Shailine?
Me fue inevitable no ponerme a llorar frente a Laurie mientras que él parcia notablemente paniqueado por mi arranque de llanto.
—¿Por qué debo arruinar todo?
Sus brazos no tardaron en rodearme y acercarme a él mientras que yo lloraba en su pecho mojando su remera aferrándome a su cuerpo. ¿Por qué era tan difícil ser feliz por un miserable minuto?
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