Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 15





Me sacudí el cabello mojado mientras escuchaba los pasos molestos de mi mamá y a Reggie cerrar la puerta cuando es el último en ingresar. Quería darme una ducha e irme a la cama, este estaba siendo un día demasiado agotador y cansado para mi.

—¡Ey! ¿Dónde crees que vas? —pregunta la voz de mamá haciendo que me detenga, con un suspiro agotado me doy vuelta para mirarla—¿Sabes lo preocupada que estuve por ti? ¿y tengo que recordarte que significa la palabra castigado, Laurence?

—Solo quería salir a caminar, no es como si en este pueblo aburrido pudiera hacer más cosas que esa—dije en un murmuro—No esperaba que me agarrara la lluvia.

—No tenías que salir en primer lugar—dijo con las manos en su cadera. 

—¡Solo fui a dar una vuelta! No seas tan dramática.

—No seas así con tu madre.

—Tu cállate, no eres mi padre ni nadie para mandarme que hacer—dije molesto viendo a Reggie.

—No tienes por qué tratar a Reggie así—dice mamá viéndome fijamente—¿Qué es lo que te pasa?

—¿Qué me pasa? ¿enserio? ¡actúan como si hubiera hecho algo malo solamente por estar perdido un par de horas! Que ahora actúan todos tan preocupados por mí y pareciera que no puedo tener ni un poco de libertad aquí. ¿Acaso alguno de los dos sabe lo que es ser adolescente? Oh no, porque una se embarazo de mi a los quince y el otro estuvo en un hospital.

—Es suficiente—dijo Reggie—No se qué es lo que te esta pasando, Laurence, pero no es motivo para tratarnos así a ninguno de los dos en este momento. Vete a tu cuarto.

—Te dije que no eres nadie para mandarme.

—Hazle caso—dice mamá seria—No quiero verte esta noche.

Con los labios apretados y el cuerpo tensó me doy la vuelta para alejarme en los pasillos de la casa, tiro mi cuerpo mojado por la lluvia en la cama y cubro mi rostro en la almohada amortiguando mis gritos en la misma, grite hasta que las cuerdas vocales me dolieron y las lágrimas aparecieron en mis ojos.

Al día siguiente, estaba hundiendo mi cuchara en el cuenco de leche y cereales, las bolitas de chocolate se hundían ante mis movimientos, lleve un poco de ellos a la boca masticando sin ganas las bolitas que se habían humedecido.

Mamá ingresa a la cocina en su uniforme, deja el maletín en la mesa mientras agarra un par de cosas para guardarlas y luego se sirve una taza de café. Cuando me mira yo esquivo la mirada comiendo los cereales.

—Creo que a ambos se nos fue un poco la mano anoche, ¿no? —habla mamá—Deberías disculparte con Reggie, él te quiere mucho Laurie.

—Lo haré luego—dije en una voz monótona y seria mientras seguía comiendo. Mamá suelta un suspiro mientras me miraba, aún tenía el café entre sus manos sin tomar. 

—No te castigo por tu desobediencia, Laurie, lo hice por los hechos anteriores. ¿Entrar a la casa de ese chico? ¿destruir cosas? ¿pelearte con él frente a una institución? Esas son cosas para preocuparme. Pero lo que más me preocupa, es que estas tan enojado con algo y no me lo estas contando, tu sabes que puedes hablarme de lo que quieras, eres mi niño. Se que nunca fui la madre perfecta, lo se desde que te di a luz, pero me gustaría que vieras lo mucho que me esfuerzo por serlo.

Mastique con algo de fuerza los cereales, mamá se frota la frente.

—¿No me dirás que te pasa? ¿Te quedaras en silencio?

La miro fijamente, ella lucía tan agotada en ese momento, iba a hablar finalmente cuando el ruido de su celular nos alarma. Ella mira el teléfono haciendo una mueca, tenía una emergencia que atender, lleve mas cereales a mi boca mientras la escuchaba hablar por teléfono. Cuando corta deja la taza de café en el microondas por si a la noche, al volver le apetece seguir tomando, de su billetera saca un poco de dinero dejándomelo en la mesa.

—Esta conversación no acabo, ¿bien?—dice ella.—Compra el almuerzo y la cena, volveré tarde.

Asentí con la cabeza sin prestar realmente mucha atención, mamá me acaricia el cabello y deja un beso en mi coronilla, su mano acaricia mi mejilla mientras la escuchaba suspirar.

—Ojalá te dieras cuenta lo mucho que te quiero, Laurie.

Pude contestarle un "yo también" en aquel momento para salvar todas las veces que no se lo dije, pero no le contesté, solo termine de comer mi cereal y ella se fue. Pase el resto de la mañana completamente solo y aburrido, limpie los platos, acomode el salón y vi algo de televisión.

Cerca del mediodía cuando mi estómago comenzó a rugir de hambre me levante y agarre el dinero que mamá me dejo en la mesa para que comprara el almuerzo y la cena, ya que mi humor no estaba como para cocinar y el de ella tampoco. Mucho menos cuando vuelva del trabajo completamente agotada.

Aquel sábado era un día completamente soleado, de la tormenta de anoche solo quedaron unos restos de charcos de agua, hice una mueca viéndolos. Me hizo pensar en Luna, y las veces que de mas jóvenes salíamos a pisar los charcos y saltar, pero debía olvidarla, era lo mejor, era lo que necesitaba. La conversación con Shailine realmente me ayudo demasiado, sentía que finalmente estábamos avanzando en esto de conocernos.

Iba a entrar en una de las tiendas de comida cuando veo a un perro de pelaje marrón acercándose a mí, sonreí acariciándolo a la vez que uno de mis mejores amigos se acerca corriendo mientras jadeaba.

—Como odio que me saque a correr tan temprano, al menos se detuvo conmigo.

—¿Sacas a correr a tu dueño Duke? Eres un gran amigo—dije levantándome, mi amigo me mira antes de reírse y ponerle la correa como correspondía.

—No se por qué mi hermano insistió tanto en tener un perro si soy yo el que hace todo, pero bueno, es buena compañía. ¿Cómo estas Laurence? Hace días no sabemos mucho de ti, con los chicos nos preguntábamos si te paso algo.

—Es una larga historia—dije encogiéndome de hombros, por mas que fueramos amigos no tenía muchas ganas de explicarle todos mis problemas.

—¿Quieres jugar un partido de futbol esta tarde? Estamos organizando con los chicos todavía, no se ponen de acuerdo.

—Estoy castigado.

—Pero...ya estas afuera.

—Otro día, ayer hice realmente enojar a mi mamá.

—Uf, está bien viejo, suerte en tu castigo. Llámame si al final te deja—comenta saludándome con su puño. Él y Duke estaban por irse hasta que mi amigo me llama provocando que me de la vuelta para verlo—Casi me olvidaba de decirte, esta mañana abrí la panadería por mi madre y un hombre ingreso. Preguntó por ti.

—¿Por mi?—pregunte confundido— ¿Qué le dijiste?

—Nada hombre, yo te cubro la espalda, no le daré información de ti a cualquier hombre random que se me acerque. Le pregunto qué quería contigo pero solo dijo que hablar y si sabía algo que le dijera.

—¿Cómo era?

—Hum, bueno sin duda no es de por aquí, cuando tu familia maneja un negocio te acostumbras a reconocer caras. Era alto, demasiado alto, y castaño algo largo, el rostro afilado y blanco...básicamente un hombre común y corriente. Pero ten cuidado, no se si hiciste enojar a alguien...

—No, creo. Gracias.

Mi amigo me sonríe antes de alejarse con su mascota, sentí la lengua secarse porque tenía la leve sospecha de quien podría ser. Ingrese a la tienda donde compre dos bandejas de pollo con ensalada y luego una pizza congelada, tras pagar salgo y me apresuró a caminar para mi casa, si no me encuentra debería irse. Es la última persona a la que me interesa ver.

Pero creo que esta establecido que yo no soy el favorito de Dios, porque apenas doblo la esquina, lo veo. Y él a mi. Su cuerpo estaba recostado en el auto, utilizando unas zapatillas caras y pantalones negros demasiado ajustados, una remera mas suelta de color blanco y me observaba mientras jugaba con el llavero de su auto.

—Hola Laurie, tanto tiempo. ¿Qué tal si nos ahorramos todo el show y entras al auto?

—Mamá dice que no entre al auto con desconocido.

—No soy ningún desconocido. Después de todo, tu fuiste el que mando un mensaje a mis DM con unas palabras bastantes coloridas, queria que hablemos de eso.

—No tengo nada que hablar contigo, Tucker—murmure mientras caminaba. Sin embargo, eso no lo detuvo, Tucker me agarro del hombro frenando toda mi caminata. La mirada que le lancé fue suficiente para que corriera su mano de mi brazo.

—Solo quiero hablar contigo, es lo que me pediste en el mensaje, ¿recuerdas?

—Bien, hablamos y te vas.

Tucker asiente abriéndome la puerta del auto, con un bufido me meto a su caro coche y él se sube en el asiento del conductor. Me echa una mirada a lo que le indico el camino en mi casa mientras me apoyaba con pesar en el vidrio.

Tener a Tucker en mi casa me parecía demasiado irrealista en este momento, seguramente necesitaba un buen golpe para que me despertaran. Él estaba inclinado en la heladera buscando algo para beber, todavía no podía creerlo, se veía un poco más adulto, pero su cabello había crecido de la misma forma que tenía años atrás.

—Ni una cerveza, ¿eh?

—Mamá no toma, y yo no tengo edad.

—Pero bebes, lo supe por tus errores ortográficos al enviarme ese mensaje—dice y termina por sacar la jarra de limonada para servirse en un vaso. Luego saca su celular del bolsillo y me lo extiende—Vamos, lee.

—Recuerdo lo que dije. Te llame idiota, y cobarde.

Tucker apretó la mandíbula ante las repeticiones de mi palabra en directo, no se que esperaba encontrarse, con mi versión de ocho años nuevamente el que solamente hacía bromas todo el tiempo o cual. Tal vez pensaba que podía intimidarme, pero hacía años que aprendí a superar mi miedo por la oscuridad.

—¿Y por qué fue eso?

—Porque lo eres, eres esas cosas. Volviste aquí muchos años después por tu tonta película, y no se te ocurrió llamar, ¡no se te ocurrió llamar en mas de diez años! Dejaste a mi mamá destruida por tu maldita culpa y te atreves a venir al país como si nada, como si fuéramos nada.

—Eso no es cierto.

—¿¡Ah no!?—estalle finalmente—¿¡No es cierto que te fuiste y nos dejaste!? ¿¡Que me dejaste aquí con mi mamá que aparte de estar triste por Ronnie tuvo que estar triste por ti!? ¿Sabes dónde quede yo entre toda esa tristeza? Tu no eres el único que perdió a Ronnie, Tucker, ¡no fuiste el único que sufrió!

Tucker me contemplaba en silencio mientras que el ambiente de la cocina se ponía cada vez mas tensó entre ambos.

—Tenía ocho años, cuando le arrancaron la vida a mi mejor amiga. ¡Solo tenía ocho años Tucker! Y estaba demasiado solo. También los necesitaba, también te necesitaba a ti.

—Yo no soy tu padre, Laurie—dijo y sentí esas palabras cavarse en mi pecho como una daga. Me mordí el labio con fuerza, no quería llorar, no frente a ese desconocido.

—Pero te necesitaba, porque eras lo único que adopte como figura paterna. Lo eras para mi. No Gary, no Paul, no Reggie...eras tú. Y también me abandonaste a la primera oportunidad que se te presentó.

—Le pedí a tu madre que viniera conmigo, que los dos vinieran conmigo—dice Tucker acercándose a mi—Ella me dijo que no, ¿Qué se supone que hiciera Laurie? ¿Rechazar las enormes oportunidades que se me presentaban? ¿dejar todo lo que luche echo a un lado para que? Yo también extraño a Ronnie, y se el profundo dolor que debió generarte todo esto.

—Solo digo—murmure—Que no tenías por qué actuar como si fuéramos nada, como si yo no fuera nada, como si mi mamá, Reggie, Paul o Ronnie...fueran nada. No te pedía que te quedes, te pedía que volvieras.

Un silencio bastante ensordecedor cayó encima de nosotros, evite verlo por largos segundos, no me atrevía en este momento a verlo. El castaño se sitúa delante mío donde coloca sus manos en mis hombros, alzo la mirada para observarlo en lo que él me ofrece una sonrisa a medias.

—Lo lamento, yo tampoco supe cómo actuar cuando Ronnie murió...pensé que lo mejor era irme, pero no pensé en nadie más en eso tienes razón, egoístamente solo pensé en mi. Pero no hubo ni un segundo en todo mi viaje o carrera que no haya pensado en ustedes.

—¿Entonces porque no llamaste?

—Me deje eclipsar por el mundo que hay afuera, por las nuevas personas que podía conocer, quería ser otra persona. Pero eso fue totalmente difícil, ¿no? ¿puedes perdonarme?

Asentí levemente con la cabeza, a lo que Tucker suspira antes de acercar mi cuerpo al suyo para abrazarme, me aferro a él con fuerza y siento mi barbilla temblar, es cuestión de segundos para que me ponga a llorar como un pequeño niño que busca consuelo. La mano de Tucker se sitúa en mi cabello dándome unas suaves caricias mientras sigo llorando levemente.

Cuando logre calmar mi llanto, nos pusimos demasiado al día, es decir pasaron casi mas de diez años sin vernos, había mucho que contar. Le hable de mis vacaciones con Gary, e incluso le hable de Luna y Shailine, un nudo se instalo en mi estomago al pensar en mi mejor amiga, debería hablar con ella luego, no quería que esto nos separara para siempre.

Tucker me conto mil cosas de todas sus producciones, e incluso de los lugares que visitó y la nueva película que estaba por grabar en Nueva Zelanda la cual, era la razón principal de haber vuelto al país.

Quería preguntarle si seguía amando a mi madre, si una parte de él estaba igual de enamorado que ella. Pero eso no hizo falta ni formular la pregunta, porque entre tanta conversación el tiempo paso volando, y ella ingreso por la puerta con un suspiro de agotamiento y un tarro de helado para hacer las paces a mi enojo. Y luego se vieron.

Es como si el tiempo no hubiera pasado en ellos dos, cuando era niño, me imaginaba a Tucker como mi padre, que eramos los tres una feliz familia yo podía vivir con eso, y cuando se fue para no regresar, supe que tal vez mi sueño no pasaría nunca. Pero ahí, en ese momento, mientras los ojos de Tucker adquirían un ligero brillo, y mamá apretaba con fuerza la bolsa que contenía el helado, supuse que sobraba.

—¿Qué haces aquí?—pregunto ella, Tucker tartamudeo un poco, algo que me dio gracia y no pude evitar que se me saliera una pequeña risa.

—Mejor dejo que hablen—comente levantándome de manera rápida antes de que alguno de los dos pudiera retenerme. Camine en silencio a mi habitación, y salí por la ventana nuevamente.

Reggie me abrió la puerta con una expresión entre confundido y sorprendido mientras que en sus manos sostenía lo que supongo que era su cena congelada, no dejo que hable cuando ya lo estaba abrazando. Sorprendido, Reggie me rodea con su brazo dándome unas palmadas en el hombro.

—Lamento haberte dicho esas cosas tan crueles.

Reggie suelta una risa.

—Escuche peores cosas en un consultorio, Laurie, no debes preocuparte. Como si no conociera tu carácter—dice y me sonríe cuando me separo de él—Pero agradezco que hayas venido para hablar conmigo, ¿tu mamá sabe que estas aquí?

—No, cuando me fui de la casa le estaba subiendo la voz a Tucker.

Los ojos oscuros de Reggie me mira demasiado intrigado, con los anteojos sus ojos parecían mucho mas grandes de lo que ya eran entonces su expresión era demasiado comica para mi.

—¿Tucker? ¿Qué hace Tucker aquí?

—Bueno es una historia algo larga, tal vez en una borrachera yo le dije un par de cosas que pensaba de él entre ellas que era un cobarde, entonces vino enojado a regañarme en persona y terminamos teniendo toda una conversación del tema...y se reencontró con mamá. ¿Quieres ir a gritarle también?

—Mejor mañana, hoy se lo dejare a Florence.

De regreso a casa lo hago en silencio y con las manos en los bolsillos, ingreso por mi ventana con sumo cuidado donde deje la música sonando en un volumen medianamente alto para que no sospecharan, abro la puerta de mi cuarto con cuidado y estiro el cuello lo suficiente para que me dejen ver a los dos parados en el centro de la sala, con sus frentes apoyadas uno con el otro, sus brazos rodeándose y sus labios cerca, sonreí y volví a cerrar la puerta para darles privacidad. Conecte los auriculares a los parlantes, y me los coloque escuchando música haciendo una ligera mueca.

Supongo que el amor para algunas personas no están destinadas. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro