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Capitulo 12



—Me rindo, ¿de qué me sirve esto? De todas formas no estudiare medicina—comenta Circe en un tono dramático apoyando su cabeza en el libro, yo la miraba con mi puño apoyado en la mejilla. Llevábamos unos buenos minutos en la biblioteca de la escuela, el reloj nos acompañaba con su tick tack tick tack bastante continuo, y había algunos estudiantes que nos ignoraban.

Elegimos una mesa que a mi parecer era bastante oculta. No porque me diera vergüenza que me vieran con Circe, al contrario, su presencia no me molestaba. Pero no quería que ella la pasara mal porque se la vincularan conmigo.

Le había traído unos buenos libros de biología bastante fácil de interpretar, pero la chica seguía demasiado confundida sobre el movimiento de las células y aunque se le notaba que no era su materia favorita, debía admitir que mostraba buena disposición para aprender, hasta que tuvo esta crisis en la que la hace apoyar su cabeza en el libro como si fuera una almohada y el dibujo del movimiento de las células parecieran entrar por el orificio de su nariz.

—Bueno, es tu primer día de tutoría, la verdad no esperaba que lo aprendieras tan rápido. Nadie aprende las cosas en una clase de...—agarre mi celular el cual su porcentaje de batería era bastante lleno debido a su poco uso y miro la hora—Treinta minutos.

—¿¡Solo treinta!? ¡Llevamos una eternidad! ¡ya cumplí dieciocho a este paso!—exclamó levantando su cabeza de golpe. 

Se escuchó un coro de "Sh" que provocó que las mejillas de Circe se pusieran al rojo vivo. Sonreí ligeramente mientras agarraba su cuaderno y comenzaba a hacerle unas anotaciones para que comenzara a practicar y leerlas. Sabía que estaba sumamente preocupada por la materia, era mas que obvio que no quería suspenderla, no hay nada peor que pasarse el verano entre libros de la escuela para aprobar, y sabía que mientras ella batallaba con biología, su hermana melliza batallaba con matemáticas.

Siempre solía ver a Circe con su grupo de amigas, en la que su hermana estaba incluida. Pero la mayoría de las veces, las veía a ellas dos junto a un muchacho alto y moreno de cabello oscuro. Me gustaba verlos, eran un grupo que se notaba lo unido que eran, todo el tiempo estaban divirtiéndose, molestándose uno a otros, jugando sin parar con algo. Los escuchaba reírse muy seguido, a Circe le encantaba reírse por lo visto.

—Vamos, has esto complementos y ayúdate con el libro si lo necesitas.—le contesté, ella formó un puchero entre sus labios—Si te va bien, te pagare una bolsa de papas fritas.

—Ahora eso si es motivación—dijo la castaña con una sonrisa agarrando el lápiz comenzando a copiar. Me reí levemente mientras la miraba, leía atentamente con la punta de la lengua entre los dientes mientras pensaba, suspire dejándola hasta que mi celular comenzó a vibrar.

Era muy extraño recibir mensajes, Luna o Laurie generalmente me enviaban mensajes a la noche para vernos. Más la chica de cabello rosa que él. Malía, por otra parte había desistido de los mensajes, pero si me intentaba hablar en los pasillos. ¿Qué acaso no entendía que mi alejamiento era por su bien? Ella merece tener amigas, terminar de lo más bien su último año que estar metida conmigo.

Veo el icono de Instagram y alzo la ceja , me habían etiquetado en una publicación. Con la mano temblorosa voy a verla y siento que la respiración se me corta de golpe. Era una foto mía, la habían editado para que mis labios parecieran mas grandes como si me hubieran echo cirugía, y en mis ojos hicieron un dibujo bastante artístico del reflejo de un pene. A su alrededor había muchas palabras insultantes desde "bicho raro" hasta "agresiva" y "prostituta".

¿Por qué no podían olvidarlo? ¿Por qué no podían dejarme en paz? ¿Por qué tenían que seguir torturándome? ¿Por qué fui tan estúpida?

Mis ojos fueron a la sección de comentarios. Un sinfín de "muérete" "puta" y un comentario de Tuyen donde decía que yo lo contagie de clamidia una vez. Eso hizo que el corazón en mi pecho se estrujara con fuerza. Mi cuerpo entero temblaba, a la vez que mi respiración estaba agitada. No es hasta que siento la mano de alguien encima de la mia que reacciono.

El tacto de Circe era suave, sus grandes ojos cafés me miraron con preocupación.

—¿Qué sucede?—me pregunta en un suave tono. Niego con la cabeza guardando de manera torpe todas las cosas del bolso antes de levantarme, Circe me llama en un murmuro acompañado de un "espérame" que no hago caso mientras intento llegar.

*

Espere a que Tuyen estuviera caminando solo en el pasillo para agarrarlo del brazo y arrastrarlo al aula vacía. Los ojos de mi ex novio me miran con sorpresa mientras cierro la puerta detrás mío observándolo, quería llorar, golpearlo, quería humillarlo como él estaba haciendo conmigo.

—¿Clamidia? ¿enserio?

—Solo es una broma, no te lo tomes tan literal—replica él con las manos en los bolsillos de su pantalón mientras me observaba. —Nadie lo cree.

Lo mire de manera incrédula, Dios como lo abofetearía de no ser porque seguimos en la escuela y me ganare la reputación de violenta con mas fuerzas.

—¿Nadie lo cree? ¡Me miran como si tuviera la peste encima! En el baño alguien me arrojo un preservativo, me dicen puta donde sea que voy. ¿Cómo es que nadie lo cree?

—Tu le das mucha atención a todo esto, tranquila, solo estamos jugando. Es divertido, deberías tener sentido del humor.

Creo que puedo dejarlo a la imaginación lo que hice después.

Sabía que los psicólogos tienen una regla de "no juzgar" pero a veces me preguntaba si Reggie lo hacía. Sobre todo, en ese momento donde lo noto muy preocupado anotando cosas en su cuaderno. No me sentía orgullosa de lo que le hice a Tuyen si soy honesta, pero no tuve control de mi cuerpo. Simplemente tuve tanto odio que mis manos se movieron por si solas cuando le agarre del cabello comenzando a tirarlo con fuerza hasta que una profesora llego y nos soltó.

Llamaron a mi madre. Pero como ella estaba tan deprimida que ni se iba a levantar del sillón, me dejaron ir con una advertencia. Y también con una nota a mi psicólogo para que habláramos de mi comportamiento.

Mis ojos seguían en la pecera vacía, ¿alguna vez le pondría un pez? Ya me ponía nerviosa que no hubiera nada ahí, como si solamente fuera un accesorio más. Algo que mirar y decir que es arte abstracto, una decoración sin vida.

—Shailine—me llama el psicólogo Reggie con su tono de voz tranquila de aquellas que parece nunca haber gritado en su vida—No voy a decirte que la violencia física es la opción más certera, creo que eso lo sabes bien.

—No quiero hacerlo, fue un acto impulsivo, es como si otra persona tomara el control y lo hiciera. Solo quiero que sienta lo que yo siento. Pero siempre terminare como la mala.

—Por más que tuvieras un acto impulsivo, siempre tenemos control de nuestras emociones, puedes sentirlas todo lo que quieras. Pero también debemos saber manejarlas, si no fuera así estaríamos dando golpes a todo el mundo por nuestro enojo. Practicaremos unos ejercicios. Pero antes, quiero decirte que no controlamos a las personas, lamentablemente lo del video puede seguir por un tiempo, tenemos que encontrar un punto medio entre ignorar y reaccionar de aquella forma, ¿Qué se te ocurra?

—No lo se—murmure—Solo quiero que todo desaparezca, ¿no tienes algo para que lo haga?

Se queda mirándome y suelta un suspiro mientras anotaba algo. Lo tome como un no, pero no podía culparlo. Reggie no tenía la respuesta del universo.

A la salida de mi sesión con Reggie tenía la cabeza más complicada que antes. A veces pasaba, algunas sesiones podían salir con la cabeza limpia y ordenada. Otras podían salir echa más que un desastre de cómo entre.

Mamá tenía una forma de apaciguar su dolor, su forma de enfrentarlo era estar acostada en el sillón, moverse de manera vaga hasta el baño o al fin comer algo. No vernos a ninguno de los dos y volver a una eterna espera. La juzgaba, pero a la vez, supongo que estar acostada hasta que todo desaparezca no se escucha tan mal.

A veces quieres que el mundo entero se calle, y que no haya nada mas alrededor para molestarte. Como me encantaría que eso pasara.

Siempre había ruido alrededor, y a veces había ruido en mi cabeza. Me aturdía de tal manera que era difícil sacarla. ¿Cómo se detiene el ruido? Es algo que no pregunté, debería preguntarle a Reggie en la siguiente sesión, ¿Cómo podía apagar el ruido?

—Disculpa, estas pisando mi dibujo.

Agacho la mirada para ver que en la vereda había un dibujo echo de tiza de color rosa. No era una gran obra de arte, mas que todo eran rayones. Llevo mi mirada al niño, no debía tener mas de tres, el cabello rubio claro demasiado corto y dos grandes ojos celestes me observaban.

—¿Freddie?—pregunte dejando de pisar su dibujo—¿Freddie que haces solo? ¿Luna te dejo aquí?

—No—dice el niño mientras seguía rayando—Vine con mi mami, me dijo que jugara aquí.

—¿Y dónde está tu mami? —le pregunte agachándome a su altura, Freddie se voltea señalando la casa detrás nuestro y luego sigue rayando. —¿Hace mucho tu mami entro ahí?

—Entro un rato, y luego se fue con un señor en su auto, me dijo que esperara aquí.

—¿Dónde esta tu otra hermana?

—Sandy esta con una amiga—dijo dibujando, suspire acomodándome el cabello. No podía dejarlo aquí, donde su mamá lo dejo a su suerte como si fuera una especie de animal. Aparte cualquier tipo de persona podría venir y lo podría agarrar y llevárselo.

Estaba segura de que Luna no sabía nada de esto, dudaba demasiado que dejara a su hermano menor estar en la calle sin ninguna supervisión. Me levante extendiendo mi mano hacía él.

—Ven, vamos a llamar a tu hermana.

Luna no contesto mi llamada por lo que decidí dejarle un mensaje mientras suspiraba, mientras tanto, Freddie iba por el segundo plato de pasta que le había cocinado a las apuradas. Pero le gustaban demasiado, su rostro estaba manchado de salsa de tomate y agarraba a grandes cantidades como si no hubiera comido hace días. Tal vez su mamá se volviera frenética al no verlo en la casa si es que regresaba, ¿¡pero que podía hacer!? Quedarme a esperar podía tomarme horas, y dejarlo solo podía pasarle algo peor.

Me mordí la uña viendo el mensaje que le envié a Luna sin contestar, quizás podría llevarlo a casa. O llamar a Laurie, Laurie sabría donde vive Luna y aparte es el que mejor conoce a Luna.

—¿Puedo comer otro?

Alzo mi mirada para verlo. El plato estaba sumamente limpio salvo por los manchones de salsa, guarde mi celular en el bolsillo viéndolo.

—Podría darte dolor de estómago, Freddie. ¿Qué tal si te doy para más tarde?

Freddie obedientemente asiente algo cabizbajo sacando su labio inferior hacía afuera.

—Aparte de Luna, ¿hay alguien mas que pueda llamar? ¿tu papá ah vuelto del trabajo quizás? ¿lo sabes?

Freddie se encoge de hombros jugando con sus dedos. Claramente no le gustaba el tema de sus papás. Escuche el movimiento de unos pies arrastrándose por el pasillo, mamá había decidido  levantarse, seguramente a servirse el plato de comida que olía desde el sillón.

Estaba con el pijama puesto, al igual que hace días. Y un fuerte olor de alguien que no se baño desde esos días desprendía su cuerpo, pero intente no hacer gestos. Mamá me mira, pero luego sus ojos van al niño sentado en la mesa.

—¿Quién es el niño?—me pregunto. Las primeras palabras que me dirige desde hace mucho tiempo. 

—Es el hermano menor de una amiga mía.

—¿Cual de tus amigas tienen hermanos menores de tan poca edad?

Ella no sabía que ya no me hablaba con mi anterior grupo, que estoy sola la mayor parte del tiempo, que no tengo mas amigos ni novio. No sabe nada de lo que esta pasando en mi vida. Jugué con los dedos de mis manos. 

—Una nueva amiga, se llama Luna...él es Freddie.

Mamá mira al niño rubio quien ahora nos observaba en completo silencio.

—¿Y cuántos años tienes Freddie?

—Pronto tendré así—dijo el niño mostrando cuatro dedos. Mamá asiente y moja un poco de repasador antes de acercarse a Freddie y pasarle delicadamente la parte húmeda por el rostro para eliminarle cualquier rastro de salsa de tomate de su rostro.

—Listo, así te ves mejor, ¿eh?—le sonríe ella acariciándole la mejilla a lo que Freddie se la devuelve mas tímido. 

Yo no podía creer que mi mamá ni se inmutaba cuando yo llegara a la casa, pero vengo con un niño que no conoce y se convierte en otra persona.

—¿Quieres ver la tele Freddie?—preguntó mamá, el niño la mira con ojos brillosos y luego me mira a mi. Tarde unos segundos en entender que estaba esperando mi afirmación, algo que seguramente suele hacer con Luna. Me lo imagino esperando ansioso a que su hermana le dijera que si a algo que quisiera. Asentí suavemente y él sonríe a la vez asintiendo, mamá sonríe también tomándole la pequeña mano y lo lleva al salón donde últimamente es su habitación. Es cuestión de segundos para que escuche la intro de una película de Disney comenzar.

No podía creerlo, realmente no podía. Mamá no me había sonreído con dulzura o hablado mas de tres oraciones hace años. Pero vio a un niño nuevo y de alguna forma su corazón reacciono. Me parecía injusto, entendía que Freddie era pequeño y que tal vez necesitaba más cuidados. ¿Pero que había de mi?

Levante los platos sucios para lavarlos, le envié un mensaje a mi hermano Park diciéndole que lo esperaba para cenar y él me contesto que compraría hamburguesas algo que me hizo sonreír y luego me senté en el sillón de la sala viendo a mamá, reírse, junto a Freddie.

Freddie estaba sentado en la alfombra y se reía encantado con los personajes de la tele, mientras que mamá tenía su menudo cuerpo recostado en el sillón viendo la misma.

Cuando el timbre suena repetidas veces me levanto. Al abrirlo me encuentro a Luna, tenía las mejillas sonrosadas y el cabello rosa atado en un rodete donde pequeños mechones estaban dispersos en todas partes, una remera ajustada a su cuerpo con pantalones cargo de color negro.

—Perdón vi tus mensajes hace poco, ¿dijiste que lo encontraste solo? ¿Cómo está?—pregunta ella mientras camina al interior cuando la dejo pasar.

—Freddie esta bien, Luna, está viendo una película con mi mamá—dije intentando calmarla, pero ella estaba sumamente nerviosa y molesta mientras caminaba en el interior de mi casa. 

—No puedo creerlo, no puedo creer que cuando confío en ella logra decepcionar mas, pero hoy tenía que trabajar y realmente confié que mi madre se podía hacer cargo de su propio hijo y ¡no esperaba que se lo dejara en la calle y ella este en Dios sabe dónde!

—Luna...está bien...

—¡No, Shailine, nada está bien! —grita ella antes de taparse el rostro con las manos y veo su cuerpo sacudirse. Luna no hacía ruido cuando lloraba, lo hacía en silencio, podías ver su cuerpo sacudirse y las lágrimas recorrerle por el rostro, pero ningún ruido salía de ella.

Me acerque lentamente a su lado y apoyo mi mano en su hombro, Luna se aferra a mi cuerpo donde siento el suyo agitarse mientras que sus lágrimas me mojan el cuello. La abrace con fuerza acariciando su espalda mientras dejo que termine en desahogarse. No se cuánto tiempo estuvo llorando, pero cuando acabo, ninguna de las dos nos soltamos, nos quedamos acurrucadas en nuestro abrazo como si de cierta forma ambas quisiéramos seguir unidas.

Cuando rompemos el abrazo, una parte de mi protesto, quería seguir junto a ella, que ambas nos sostuviéramos. Escondí mis manos en las mangas de mi sweater mientras que Luna decidía mejor sacarse el moño y peinarse el cabello.

—Luna—la llame suavemente al cabo de un rato, ella se voltea a verme con sus grandes ojos celestes—No hace falta que me cuentes toda la historia familiar si no quieres...pero...es bueno que tengas trabajo y obviamente que tu trabajo te mantendrá ocupada. Lo que quiero decir es que si necesitas ayuda con Freddie, o tu hermana...pueden venir aquí.

—Eso sería pedir mucho.

—No veo a mamá sonreír hace tanto tiempo hasta que vino tu hermanito a casa—le confesé, Luna suspira mordiéndose el labio ligeramente.

—Lo pensaré—suspira ella terminando de retirarse las lagrimas de los ojos. En eso escuchamos la pequeña voz de Freddie gritar su nombre, como si Luna no acabara de tener una crisis, sonríe antes de recibirlo con los brazos abiertos y lo alza besándole la mejilla varias veces mientras lo estruja contra su cuerpo. Freddie divaga de varias cosas mientras sus pequeños brazos rodeaban su cuello.

—¿Puedo terminar la película? Por favor, queda poco—dice el niño haciendo un puchero, Luna suspira besándole la punta de su nariz antes de asentir y dejarlo en el suelo. Freddie echa a correr sonriente.

—Te ama—dije, ella cierra los ojos comenzando a masajearse el cuello.—¿Te gustaría un vaso con agua?

—Claro.

Me muevo por la cocina hasta servirle uno, nuestras manos se tocan levemente e intento ignorar todas las reacciones que mi cuerpo envían mientras ella bebe del líquido.

—Odio a mis padres—dice ella viendo un punto fijo.

—También yo—dije. —¿En qué empezaste a trabajar?

—Ayudo a Jota en un emprendimiento—murmura ella bebiendo su agua de un trago. —Me pagará bien, espero que suficiente para poder irme.

—No me dejes aquí.

Luna me mira antes de sonreírme, mi corazón da un brinquito ante esa sonrisa que es dirigida hacia mi.

—¿Cómo podría abandonarte? Claro que te llevare conmigo...y a Laurie, si es que quiere venir claro.

—¿Paso algo entre ustedes? Es que cuando anoche nos vimos, note...cierta tensión si soy honesta—comente viéndola. 

Luna inflo sus mejillas antes de dejar salir el aire.

—Se me declaro hace poco, las cosas se pusieron...extrañas. No por él, él fue muy respetuoso cuando lo rechace...pero...siento la necesidad de alejarlo de mi. ¿Por qué me miras así?

—¿Así como?—pregunte desviando mi mirada. 

—Como si no te sorprendiera que Laurie se me haya confesado...

—Bueno, siendo honesta, cuando los conocí los creí novios—dije, Luna abrió grande sus ojos celestes—Y siempre note que él, bueno, te quería de cierta forma más que una amiga.

—Oh por Dios—murmura masajeándose la frente—Soy la peor del mundo. ¿Cómo es que no lo note? ¡Yo creí que Laurie gustaba de ti!

No pude evitarlo, solté una enorme carcajada que me mantuvo un buen rato, Luna me miro ofendida dándome manotazos en el hombro pero eso solo me hacía reir mas.

—¡No te burles! Laurie o tu son ambos un buen partido, y serian mis mejores amigos juntos.

—Luna, Laurie es lindo pero...creo que quiero renunciar a los chicos por ahora, si es que me entiendes.

—Oh, claro...¿Cómo estas de eso?

Suspire y le conté levemente mi día de hoy, a lo que Luna me miro completamente furiosa. No conmigo, si no con Tuyen.

—Es un idiota, no puedo creerlo. ¿Enserio se rebajo así ese idiota?

Me encogí de hombros. Luna me mira atentamente antes de mirar el reloj de la pared de mi cocina.

—El jueves, el cementerio de autos a las once de la noche, le dire a Laurie que te busque si quieres.

—¿Qué haremos?—pregunté. Freddie se acerca a nosotras bostezando y alzando los brazos a su hermana, Luna lo toma besándole la mejilla, y preguntándole un montón de cosas. El pequeño me agradece por la comida, le guarde algo de pasta como le prometí, y me dejo un beso en la mejilla.

Acompañe a Luna y a su hermanito a la puerta, Freddie batallaba por no cerrar los ojos mientras que su cabecita estaba apoyada en el hombro de su hermana.

—El cementerio de autos el jueves, no lo olvides.

—No me dijiste que haremos.

—¿No es obvio? Planear nuestra venganza—dice con una deslumbrante sonrisita antes de alejarse. 

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