Acto I
El entorno bajaba, como tal rafaja de frialdad inundando por todas partes. No existía ni una palabra para describir aquello, tales sentimientos a flote sin controlar; habían cruzado la línea de empezar a adentrarse más en sus mundos, ya no importaba en aquel momento o probablemente si.
El cuerpo paralizando notando las reacciones de apoco al ver cada mueble y accesorios colocado en orden, sus labios pronto comenzaron a secarse y de esas piernas estáticas entre miedo y curiosidad. ¿Le gustaba lo que veía? Ni ella misma podía describir lo que sentía, aunque nunca fue buena en eso, al menos sabia que era un paso que ambas estaban dispuestas a cruzar.
- ¿Solo quieres sexo? para esto me buscaste... no se si yo te pueda brindar el placer que quieres.- habló sin mover un ojo de tal habitación.
- Tú respondiste mi mensaje y veniste por tu cuenta, sabias las consecuencias no me hagas responsable. ¿Por qué aceptaste venir?
Paso saliva, era cierto, conocía sus intensiones y aunque en cierto modo espero más de ella, estaba dispuesta a perderse, pero... ¿a qué grado?
- Estoy cansada y siento cierta atracción a ti.- dijo dándose vuelta y mirarla por primera vez.
- ¿Qué atracción? - preguntó alzando de esa ceja dando un paso al frente.
- No te lo diré... ¿me harás firmar el papeleo de que sea tuya solo aquí? - dijo irónicamente, retandola al sostener la mirada.
- Esto no es un estúpido libro de sombras Wanda, no necesito que firmes para demostrar que eres mía, cuando ya me perteneces.- susurro dando un empujón que hizo que entrara seguida de ella, cerrando la puerta.
Camino haciendo que la contraria fuera de espaldas hasta sentir aquella silla fría de cuero por detrás rozar sus muslos, estaba temblando, no sabia lo que le esperaba y tenía miedo. Miedo de que le gustara.
Dió una leve media sonrisa y dejo pasar la palma de su mano rozar del cuello ajeno, paso cada dedo en la piel y de esas yemas trazo su nombre hasta acercarse. Su boca paso dejando su aliento golpear de la garganta hasta cruzar su lengua por toda la zona llegando al lóbulo de su oído.
- Que buena chica eres cuando no hablas.- susurro dejando otro trazo de lengua con una pequeña sonrisa.
No pudo decir nada, a penas y reaccionaba a cada sensación que le causaba. Pronto sintió como ataba sus manos, los cuales fue en un rápido movimiento que realizó, parecía un lazo, no, era más bien cuero. Ajustado con fuerza suponiendo que dejaría marca pues empezaba a doler. Bajo su rostro para encontrarse con la de ella en busca de una respuesta, no había dejado de marcar el cuello, pronto sintió como lo tomaba entre su mano.
Aquella mano que empezó a ejercer presión haciendo que soltara un jadeo ahogado. Sin perderla de vista, aquel agarre se volvía más fuerte y no podía hacer nada con sus manos atadas, más que obedecerle.
- ¿Te vas a quejar tan temprano? ni si quiera hemos empezado y ya estas molesta.- dijo con una pequeña risa, luego de tomar aquella cinta o una especie de, igual era de cuero.
Hizo que la mirara y así logró que estuviera distraída, poco después de sentir tal tela rodear de su boca, la había tapado. No tenía voz ni control, sus quejidos no eran escuchados, solo le quedaba seguirla con la mirada.
- Vamos a jugar un pequeño juego, tu me das tu cuerpo y yo hago que pagues todos tus errores que hiciste. Oh, más bien es un castigo... esa era la palabra correcta. - dijo haciendo que aquel cuerpo girará, encontrándose a espaldas de rodillas entre esa silla, sus brazos sujetándose de la parte superior de aquel mueble.
Empezó a subir del vestido hasta dejarlo entre su espalda baja mientras mordio de su labio. Paso la mano apenas rozando de la piel, acción que le causo escalofríos por todo el cuerpo y un pequeño jadeo ahogado entre el corte de voz que daba.
Al dejarla, hizo que abriera las piernas para ella y de forma rapido paso su mano entre el inicio de la prenda interior hasta el cierre. Ocasionando nuevamente tal electricidad. De aquella mesa que tenía a solo centímetros, tomó el primer lazo; látigo que al extremo tenía ese cuero raspante. De un momento a otro, sintió el impacto que tuvo contra sus glúteos, había golpeado de forma brusca ocasionando marcarla de tono rojizo.
- !N-Nat! - alcanzo a gritar con todas las fuerzas que tenía, apenas se entendía por esa cinta que cubría de la boca. Pronto apoyo su pecho sobre la silla y el sudor derramaba en su cara, tal golpe la había sacudido completamente.
- Apenas estoy empezando. - respondió alejándose un poco para tomar velocidad y pesadez al momento de volver a azotar por segunda vez esos glúteos, ganándose otro jadeo por parte de la menor. Ver ese tono rojo en su piel ocasionó placer en ella, que disfrutaba cada movimiento que hacia.
Volvió a impactarla, seguida por otra más fuerte repentinamente empezó una ola de azotes que había perdido la cuenta de los golpes que recibía. Jadeo tras jadeo hasta sentir como paraba lentamente. Ardor, dolor y placer al mismo tiempo pues tales gritos terminaban en cortos gemidos; una sensación nueva que no había sentido.
Al dejar aquel látigo, sus ojos pasaron por toda la zona. Se piel se encontraba irritada, rojiza y otras partes empezando a brotar pequeñas hematomas tras recibir los golpes. Wanda empezó a soltar respiraciones largas, procesando todo lo que había pasado aunque eso fue interrumpido al sentir como una mano se marcaba nuevamente entre su glúteo haciendo que soltara un jadeo desgarrador por el ardor. Miró hacia atrás encontrándose con esa mirada de lujuria, estaba disfrutando cada segundo.
Sentir esa temperatura alta en esa zona era más placentero que desprenderlo del látigo y así empezó a dejar otros azotes más hasta ver como de esa mano se marcaba en un gluteo, a la medida y perfeccion.
Pronto esa mano paro para avanzar hasta la tela interior pasando en esta que se encontraba enrollada en la separación de glúteos. Sin ningún problema lo deslizó sobre su palma encontrándose con esa humedad que brotaba de la prenda, estaba excitada con lo primero que recibió se cuerpo y no sabía que esa brutalidad me había gustado.
- Estas empapada... ¿quieres más? - susurró acariciando con las yemas de los dedos, entre la tela que podía sentir como se contraía con solo su tacto.
No podía decir mucho, apenas estaba retomando el aliento aunque al mirarla de esa forma era todo. Se encontraba rojiza de las mejillas, sus ojos dilatados y brillando mientras su cuerpo seguía temblando a pesar de los azotes.
Asintió viendo fijamente y como pudo logro pronunciar las pocas palabras que no salian, pero que se entendían a la perfección.- Quiero más...
Sonrió al escuchar esas palabras, aunque sabía que era suya, de su propiedad sin importar lo que suceda afuera. Su mano empezó a moverse y al tener sus miradas conectadas, nada podía quitarles lo que ellas tenían...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro