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𝟬𝟯𝟱 sweet poisoned smiles

𝖘𝖊𝖌𝖚𝖓𝖉𝖔 𝖆𝖈𝖙𝖔 • 𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖈𝖎𝖓𝖈𝖔:
𝖘𝖔𝖓𝖗𝖎𝖘𝖆𝖘 𝖉𝖚𝖑𝖈𝖊𝖘 𝖞 𝖊𝖓𝖛𝖊𝖓𝖊𝖓𝖆𝖉𝖆𝖘.

      Nina Archibald estaba sentada en la mesa entre su hermano y Dan. Ella estaba leyendo el material que debía leer para clase de esa tarde con la mayor rapidez que podía, marcando las cosas importantes y haciendo anotaciones en los marcos mientras sorbía de su café.

      —Sigo sin poder creer que no le pediste su número—, soltó Nate de la nada y la morena rodó los ojos, apenas mirándolo e intentando concentrarse en el texto frente a ella.

      — ¿Por cuánto tiempo va a estar Bree en Texas? Porque tal vez ella puede ayudarte con tu trabajo—, contestó Dan.

        — ¡Oh, lo siento! Solo esperaba un poco más de habilidad del chico que salió con Serena van der Woodsen y mi hermana.

      Nina rodó los ojos —. Él no tiene habilidad, solo tiene suerte.

      —Aún así nos besamos, ¿no?—, recriminó Dan y la chica le dedicó una mirada antes de volver a mirar las fotocopias —. Allí está ella. Ella es Kate, la chica de la que estábamos hablando. Está justo allí.

      Los hermanos Archibald se giraron de forma simulada para ver a la chica, y ambos inmediatamente intercambiaron una mirada, reconociendo quién era la chica realmente.

      — ¿Esa chica?

      —Sí.

      —Hombre, ella... es una señal de que la vayas a invitar a salir.

      Dan tomó una bocanada de aire —. Muy bien. Está bien. ¿Sabes qué? Lo haré.

      Entonces, Dan se levantó y se acercó a la chica. Nina y Nate no pudieron evitar reír cuando cruzaron miradas.

      —Tenías razón—, asintió Nate —. Él tiene suerte.

      Nina se encogió de hombros, mirando de reojo a los dos chicos hablando —. Te lo dije... Olivia Burke, de todas las personas que hay en la universidad—, comentó, observando a los dos dejar la cafetería.

      —Oh por Dios, ¡esto es increíble!—, chilló Nate, provocando que Nina riera.

      — ¡La chupa-sangre está de vuelta!—, anunció Blair durante el almuerzo —. Nina y yo vimos su ataúd y su escoba Louis Vuitton en el cuarto.

      Nate rió, pasando su brazo por sobre los hombros de su nueva novia —. Los vampiros no usan escobas, Blair.

      Nina rodó los ojos —. Te aseguro que ella lo hace.

      —Déjalo a manos de Georgina comenzar una nueva raza mutante—, asintió Blair.

      — ¿Saben?—, habló Bree Buckley —. Mi compañera y yo no nos entendíamos al principio. Y una noche compré unos conos de helado de Treats Tuck y todo cambió. Ella me enseñó a decir hola en suajili. ¡Hujambo!

      — ¡Wow!—, exclamó Nina con falsa emoción —. Estoy segura que eso les habrá tomado más de dos minutos. La pronunciación es completamente difícil, se nota. Debes ser muy inteligente como para logrado hacer eso.

      Nate le envió una mirada a su hermana —. Nina--.

      Blair sonrió —. ¡Aw! ¿Sabes cómo se dice en suajili "ocúpate de tus cosas"? No es por ninguna razón, por supuesto, pero podría serme útil algún día.

      Chuck apretó su agarre sobre el hombro de Blair, estirándose hacia adelante ya que Bree estaba sentada frente a él —. Bueno, Nate me contó que visitaron tu casa el viernes pasado.

      Nina alzó una ceja hacia el chico y estiró su pie para patearlo en la pierna ya que ella se encontraba en la punta, justo entre Chuck y Bree. El chico ni siquiera se encogió, aunque sí desvió su mirada a la morena y alzó una ceja, como retándola a seguir. En respuesta, la chica se limitó a rodar los ojos y ocupó su boca llevándose un vaso a sus labios.

      — ¡Sí!—, exclamó Bree, siendo ignorante de aquel intercambio —. Traté de reparar el asunto: "salgo con un Vanderbilt." Pero no funcionó. Somos sureños, la lealtad familiar es tomada muy en serio.

      — ¿Cómo la esclavitud?—, comentó Blair y Nina rió sonoramente, mientras que Nate y Chuck le enviaban miradas a las dos —. ¿Qué? Estoy bromeando, Nina lo entendió, ¿no?

      La morena asintió, enviándole una sonrisa cómplice a su mejor amiga —. Son tan aburridos, nunca entienden los chistes—, musitó, haciendo un pequeño puchero, antes de girarse a Bree y dedícandole una sonrisa despampanante mientras que adoptaba un tono frío y severo —. Pero tú entendiste el chiste, ¿no Bree? 

      La mujer forzó una sonrisa mientras asentía, claramente no queriendo provocar aún más a ambas mujeres. Nate observó a su hermana, sin poder creer su actitud infantil.

      — ¿Y qué está haciendo Serena? ¿Todavía sale con Baizen o ya recuperó la cordura?—, inquirió el rubio y Blair rodó los ojos.

      Bree giró su cabeza en dirección a su novio —. ¿Carter Baizen? ¿Él está en la ciudad? Oí que estaba fuera por negocios.

      —Así es—, asintió Blair —. Viajar es tan importante. Bree, ¿nunca pensaste sobre viajar? ¿A un lugar muy muy lejano?

      Bree pestañeó, aún sonriendo, mientras no sabía qué responder. Nina volvió a reír, captando la atención de la chica. La morena le sonrió, lista para soltar otra bala en su dirección, pero Chuck se le adelantó, tocando su pierna con su pie para evitar que hablara.

      —No sabía que conocieras a Carter—, comentó Chuck y Nina no pudo evitar prestar atención a su conversación con renovado interés, sabiendo que Chuck estaba sospechando algo. Y si eso significaba que podría alejar a Bree Buckley de su hermano, estaba dispuesta a seguirlo.

      —Sí, nuestras familias vacacionaban juntas—, explicó Bree —. He estado intentando encontrarlo.

      — ¿Por qué?—, inquirió Nina, posando sus brazos sobre la mesa y acercándose —. ¿Está en problemas?—, agregó con una pequeña sonrisa que insinuaba que estaba jugando.

      Bree rió, nerviosa —. No, por supuesto que no. Es solo que quiero volver a contactar con él, por los viejos tiempos, ya sabes.

      —Mmhmm—, murmuró Nina, desviando su mirada a Chuck para descubrir que él la estaba observando, y ambos compartían sospechas.

      Entonces, el mesero se acercó y Bree sonrió, luciendo extremadamente agradecida porque su conversación había sido interrumpida.

      — ¿Les importa si ordeno?—, preguntó con cortesía.

      —Ella estuvo en Shangai el año pasado—, comentó Nate con una sonrisa y Nina rodó los ojos.

      Bree comenzó a pedir la comida en mandarín estándar y, aunque Nina no tenía idea de lo que estaba diciendo, ella sabía que Blair comprendería a la exactitud sus palabras. Ella recordó con una pequeña sonrisa cómo cuando eran pequeñas se habían arreglado para aprender distintos idiomas, así podrían cubrir más cantidad de ellos.

      —A Nate no le gusta el tofu—, aclaró Blair, interrumpiendo a Bree —. Y no ha comido puerco desde que vio Babe, conmigo.  

      —Uhm, bueno... dejaré que ustedes pidan, entonces. Si me disculpan—, balbuceó Bree antes de levantarse de la mesa mientras Blair y Nina le daban dulces sonrisas envenenadas.

      —Blair—, comenzó Nate y la mencionada rodó los ojos.

      — ¿Qué?

      —Voy a disculparme por mi novia—, asintió Chuck, levantándose de la mesa y deteniéndose al lado de Nina —. Y por mi amiga también, ya que estoy.

      Nina soltó un jadeo, sintiéndose ofendida por la acusación mientras miraba a Chuck alejarse antes de girarse a su hermano —. ¡No hice nada malo!—, exclamó y Nate alzó una ceja. La chica resopló —. ¿Qué?

      —Son increíbles—, bufó Nate.

      La morena sonrió —. Gracias, hermanito.

      El rubio la miró —. No fue un cumplido—, aclaró y Nina se encogió de hombros, dándole un sorbo a su champagne.

      —Yo lo considero un cumplido.

      Nate posó sus manos sobre la mesa —. A ver, las dos son felices. Tú con Chuck—, señaló a Blair —, y tú con Remie—, señaló a Nina--.

      — ¿Cómo está él, ahora que lo mencionas?—, inquirió Blair, mirando a Nina.

      —Oh, ¡me manda mensaje todos los días!—, exclamó la chica en respuesta y Nate la miró mal —. Bien, lo siento. Continúa—, asintió, rodando los ojos.

      — ¿No me merezco ser feliz también?—, recriminó Nate, mirando a las dos chicas.

      —Créeme, Nate, conozco a las mujeres... y ninguna de nostras es así de buena.

      Nate suspiró, y Nina asintió, estando de acuerdo.

      —Nate, ¿no viste cómo se puso cuando mencionaste a Carter? Ella está planeando algo, y lo descubriremos.

      —Oh, no—, negó el rubio —. Ya deben parar con sus conspiraciones y sus planes – ¡creí que eso había quedado en el pasado!

      —Esto en Nueva York, Nate—, señaló Nina —. Las conspiraciones y planes son parte de nuestra cultura.

      Nate soltó una carcajada —. ¿Te estás escuchando?

      Nina no respondió, por el contrario, optó por ignorarlo y hacer su orden.

      Nina ingresó a la habitación junto con Chuck, y ella le sonrió a Carter Baizen mientras hablaba por teléfono con Serena.

      —Estaré allí—, prometió el chico —. Y le temo a Chuck.

      La morena rió, apoyando sus manos sobre el sofá mientras miraba al castaño —. No le temes a Chuck, pero seguramente me temes a mí.

      Carter le sonrió a la chica —. Oh, preciosa. Estoy seguro que eso te gustaría.

      La sonrisa de Nina no tembló mientras Chuck se paraba a su lado —. Si fuera tú, no escogería mi traje aún. Hablé con Bree Buckley y me contó todo.

      Carter dejó de sonreír y, con su mandíbula tensa, tomó asiento en el sofá —. ¿Le dijiste dónde estaba?

      —Le dije que había cierta boda en el Garden que ella no debería perderse.

      —Me estás poniendo una trampa.

      —No. Te estoy dando una opción—, aclaró Chuck, ahora apoyando una mano sobre el mismo sofá en el que Nina se apoyaba y colocando la otra con cuidado sobre su cintura. La chica se relamió los labios, alejándose apenas unos centímetros del chico pero no lo suficiente como para que Carter lo notara. En este momento necesitaban mostrarse unidos —.  Puedes ir a la boda y contarle a Serena la fea verdad. Pero aún si ella te da una oportunidad después de eso, aún tendrás que lidiar con Bree, su familia... y una pequeña cosa llamada justicia sureña.

      Carter alzó las cejas, sacudiendo ligeramente su cabeza —. ¿O...?

      Chuck miró a Nina, dándole una pequeña sonrisa para señalarle que continuara —. Puedes hacer lo que mejor se te da—, anunció la chica, tomando el boleto que sostenía Chuck y alzándolo al aire —. Es solo de ida—, agregó antes de sonreír —. Un placer volver a verte, Carter—, saludó antes de marcharse junto con Chuck, su mano aún sobre su cintura.

      Ella sentía su mano quemar sobre su cuerpo y, en cuanto se encontraron lo suficientemente lejos de Carter como para no los pudiera ver ni escuchar, ella se alejó y golpeó su mano para que la alejara.

      — ¿Qué diablos crees que hace?

      Chuck sonrió ligeramente —. No sé a qué te refieres, princesa.

      La morena entrecerró los ojos, acercándose a él y alzando su cabeza para mirarlo a los ojos —. Vuelves a tocarme y lo lamentarás.

      —Qué atrevida—, comentó Chuck, sus labios estirándose en una sonrisa arrogante mientras se acercaba aún más y Nina fue cautelosa con mantenerse quieta para que sus labios no se rozaran —. ¿Así te ponen los celos?

      Entonces, la chica dio un paso atrás —. Estás saliendo con Blair—, murmuró, como si tuviera que recordárselo —. Te prometo que si llegas a lastimarla en lo más mínimo, personalmente voy a cortarte las bolas.

      Y con esas últimas palabras, se giró y abandonó el edificio.

      Nina esperó a que su hermano se separara de Bree Buckley para ir a hablar con ella. Y cuando finalmente se encontró sola, ella la encontró apartada en una esquina la hermosa locación en la que sería la boda de Rufus y Lily. Tomando dos vasos de uno de los meseros, ella se acercó con una sonrisa a la chica y le ofreció la copa.

      —Oh, gracias—, murmuró Bree, sonriendo a la chica algo nerviosa antes de volver a dirigir su mirada de águila a escanear el lugar.

      —Pareces ocupada, ¿estás buscando a alguien?—, cuestionó Nina, fingiendo simpatía.

      Bree la miró un par de segundos antes de suspirar —. Chuck te contó—, masculló y la chica asintió —. Mira, si él es tu amigo, lo siento, pero lo que le hizo a mi--.

      —No me importa Carter Baizen en lo absoluto—, interrumpió la morena —. Sin embargo, sí me importa mi hermano, y sus sentimientos.

      Entonces, Bree se tensó —. ¿Vas a detenerme?

      Nina suspiró y negó —. No tendría sentido hacerlo ahora. El daño ya está hecho. Y sé que Carter tiene que pagar por lo que hizo. Pero tienes que decirle la verdad a Nate.

      Bree la observó un momento en silencio, claramente sorprendida, antes de tartamudear —. Uhm... gracias. En serio, gracias.

      —No agradezcas—, negó la morena, mirando a la chica con asco —. Tendrías que haber dicho la verdad, no utilizar a mi hermano y engañarlo de ésta forma.

      —Ustedes son Vanderbilts, y yo soy una Buckley, ni siquiera me habrían escuchado.

      —Puede que no al principio—, admitió Nina —. Pero estoy segura de que podrías haber encontrado la manera de que te escuchemos si tanto querías hacer pagar a Carter.

      Las dos chicas notaron a Nate acercándose, sonriendo nervioso mientras pensaba en qué estaría haciendo su hermana ahora para intentar espantar a su novia. Cuando su hermano se encontró a solo un par de pasos, Nina chocó su copa con la de Bree.

      —Por decir la verdad—, canturreó ella y Bree vaciló antes de alzar su copa y asentir.

      —Nina—, llamó Nate.

      —Nate, Bree tiene algo para decirte—, aclamó Nina, dando un paso adelante.

      El rubio rodó los ojos —. Nina, déjala en paz. Ella no--.

      —En realidad—, irrumpió Bree —. Debemos hablar.

      La morena palmeó el hombro de su hermano antes de marcharse, dándoles la privacidad que necesitaba mientras se acercaba a la barra y vaciaba su vaso de un trago. Ella dejó la copa vacía sobre la barra.

      —Entonces, ¿lo lograste?—, preguntó una voz detrás de ella, y Nina se giró para encontrarse con Chuck Bass.

      —Sí.

      — ¿Y vas a dejarla quedarse?—, preguntó, alzando las cejas y parándose a su lado.

      La chica se encogió de hombros —. Está protegiendo a su familia, no voy a interponerme en eso.

      Chuck asintió, tomando un trago de su vaso antes de mencionar —. Eres una buena hermana, ¿lo sabes?

      Nina suspiró —. Desearía ser mejor—, murmuró —. Siempre lo utilizan, y siempre llego demasiado tarde.

      —No puedes culparte por eso—, negó el chico.

      Ella se encogió de hombros —. Supongo.

      Chuck se giró para mirarla, y ella alzó la cabeza en su dirección al sentir la mirada —. Nina, eres una buena hermana. No dejes que nadie te convenza de lo contrario.

      Nina le dio una pequeña sonrisa —. Gracias.

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