𝖕𝖗𝖎𝖒𝖊𝖗 𝖆𝖈𝖙𝖔 • 𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖉𝖔𝖘:
𝖇𝖆𝖎𝖑𝖊 𝖉𝖊 𝖌𝖗𝖆𝖉𝖚𝖆𝖈𝖎𝖔𝖓.

      Cuando Nina Archibald llegó a su baile de graduación, ella se sentía poderosa. No porque lucía fabulosa en su vestido ni porque iba del brazo de la celebridad del momento, sino porque esta fiesta enmarcaba el fin de la escuela y el comienzo de la universidad — algo que para ella simbolizaba mucho más que eso.

      Nina ahora sería libre de tener que asistir a la escuela todos los días. Sería libre de la tortura de Gossip Girl y los chismes en los pasillos de la escuela. En cambio, asistiría a la universidad que siempre había querido y haría lo que siempre había esperado: dedicarse a la actuación.

      Los labios de la chica se estiraron en una sonrisa cuando su mirada se posó en la decoración, todo lucía deslumbrante. Ella sentía como si su vida estuviera a punto de empezar, y ella podría saltar de la emoción.

      —Luces despampanante, como siempre—, murmuró Remie a su oído.

      —Todo obra de uno de los mejores maquillistas de Nueva York—, asintió la chica, aún observando maravillada el lugar.

      —Estoy seguro que es sólo obra tuya—, discutió el ojiazul —. Te vi sin una gota de maquillaje y aún así eres preciosa.

      —Qué adulador—, rió Nina y su destello comenzó a ser dañado el momento en que notó que Chuck Bass se dirigía a ella —. ¿Por qué no vas a buscar ponche?

      Remie le sonrió, tomando su mano y dando una reverencia para besarla —. Lo que desee, madam.

      Nina le dedicó una última sonrisa antes de girarse a Chuck, quién la miró de arriba a abajo —. ¿Qué quieres, Bass?

      —Sólo venía a decirte que te ves espléndida—, sonrió el castaño.

      La chica sonrió falsamente, eso era algo en lo que ella se creía una experta. Sin embargo, cualquiera que la conociera podía identificar su sonrisa fingida. Tendía a arrugar la nariz y su sonrisa lucía algo torcida —. Tomaría eso en serio si fuéramos amigos, ¿qué quieres realmente?

      Chuck frunció el ceño, torciendo la cabeza a un lado —. ¿No somos amigos?

      Nina soltó una carcajada amarga —. ¿Creías que seríamos amigos después de que admitiste sólo haber jugado conmigo? Además, fuiste tú mismo el que dijo que sólo soy la hermana de tu mejor amigo. Dime tú qué somos.

      El castaño suspiró, evitando rodar los ojos —. Nina, no me refería a eso. Sólo quería dejarte en claro que no podíamos tener nada--.

      —Te aseguró que dejaste eso clarísimo—, asintió la morena antes de girarse, con la intención de irse en búsqueda de su hermano. Pero Chuck la tomó por el brazo y la retuvo —. ¿Qué?

      —Creí que podríamos seguir siendo amigos—, murmuró el chico, mirándola a los ojos.

      Nina frunció los labios, bajando su vista a su muñeca siendo tomada por su mano. Le tomó unos segundos decidirse a soltarse de su agarre —. Deberías haber pensado eso dos veces—, culminó antes de marcharse.

❝ ¡Un brindis por la pareja! No sólo creemos que B está con su príncipe equivocado, sino que tampoco creemos que ella se haya merecido ser la reina del baile. La pequeña N lució un hermoso vestido, que combinó con un increíble bombón del que todas estamos celosas.❞

      El baile de graduación, a contrario de las expectativas, transcurrió sin ningún escándalo. A pesar que Gossip Girl intentó provocar uno, sus intentos fueron en vano puesto que las chicas no estaban predispuestas a pelear por el post.

      Nina tuvo una noche genial en la compañía de su mejor amiga, su hermano y el chico con el que aún no salía, pero con el que sin duda estaba encariñándose. Durante la coronación de Blair y Nate, los gritos de la morena fueron los que se escucharon sobre el resto.

      Después de todo eso, Nina volvió a pasar el resto de la noche en el departamento de Remie. El azabache la sorprendió con una tarta que él mismo había cocinado, y sobre ella tenía una linda decoración con su nombre escrito en un color celeste cielo.

      Juntos se encargaron de comer el postre mientras miraban la televisión y, en un momento, Nina incluso colocó una película en la que Remie participó para tener una buena carcajada.

      —Jesús, sí que luces caliente cuando vistes azul—, exclamó Nina y Remie no pudo evitar sonreír. No obstante, su sonrisa se borró cuando su personaje hizo algo tonto —. ¡No puede ser!—, gritó antes de empezar a reírse a grandes carcajadas.

      El ojiazul fue rápido para quitarle el control y apagar la televisión —. Está bien, ya fue suficiente.

      — ¡Pero todavía no vimos tu serie!—, reclamó la chica con un puchero cuando se recuperó de su ataque de risa —. Sé que luces lindo cuando actúas como vampiro.

      —Sí, bueno, no vas a verla conmigo aquí sentado—, negó Remie antes que alguien golpeara la puerta de su habitación —. Ya vuelvo.

      El chico se levantó de la cama para atender. Mientras tanto, Nina recuperó el control remoto y encendió la televisión, bajando el volumen para que el azabache no escuchara. No obstante, volvió a apagarla cuando Remie la llamó.

      —Dulzura, es para ti—, la llamó desde la puerta.

      Nina se acercó con el ceño fruncido —. ¿Para mí?

      —Estoy tan perplejo como tú—, asintió Remie, haciéndose a un lado para que la chica pudiera hablar con el hombre en la puerta.

      — ¿Nina Archibald?—, preguntó el hombre mayor de edad y la chica asintió en respuesta —. Esto es para ti. Él me dijo que le diga que era parte de, ojalá, un amigo.

      —Está bien—, respondió Nina, aunque sonó más como una pregunta —. Gracias.

      El hombre asintió —. Buenas noches.

      Remie se acercó para cerrar la puerta —. Buenas noches—, despidió al hombre antes de girarse a la chica —. ¿Qué es?

      Nina abrió la pequeña caja morada, ya imaginándose quién era el emisor del mensaje. Una vez que la abrió, se encontró con un fino collar dorado del cual colgaba un dije en forma de un corazón. Junto con él, había un pequeño rectángulo de papel.

Espero que me perdones por todo lo que hice
aunque no me lo merezco. 
Sólo deseo lo mejor para ti.

      La chica volvió a guardar todo en la caja una vez que leyó el mensaje y guardó el regalo en su bolso.

      —Es lindo, ¿sabes de quién es?—, preguntó Remie, volviendo a acostarse sobre la cama mientras la miraba con sus grandes ojos azules.

      Nina relamió sus labios, sabía exactamente de quién era. Entonces, negó —. Ni idea.

      —Bueno, sea quién sea quiere que le perdones—, agregó el chico, volviendo a encender la televisión para sólo volver a dirigir su mirada a la chica con una sonrisa —. ¡Te dije que no lo veríamos!

      La morena rió, lanzándose a la cama al lado del chico —. ¡Por favor!—, pidió, haciendo puchero —. Me gusta verte actuar, es divertido.

      —Sólo te gusta porque puedes burlarte de mí.

      — ¡Eso no es cierto!—, negó Nina —. También me gusta porque te ves súper atractivo.