𝟬𝟯𝟬 an scammy boyfriend
𝖕𝖗𝖎𝖒𝖊𝖗 𝖆𝖈𝖙𝖔 • 𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆:
𝖚𝖓 𝖓𝖔𝖛𝖎𝖔 𝖊𝖘𝖙𝖆𝖋𝖆𝖉𝖔𝖗.
❝Vista: la princesa N saliendo de la casa Bass/Van der Woodsen. ¿Acaso desayunó con S? ¿O tomó el postre con C? Eso explicaría por qué parece estar dando la caminata de la vergüenza al subirse a la limusina.
Después de todo, parece que N aún no escapó de las garras de C.❞
Debido al anuncio de Gossip Girl, Nina tuvo que dirigirse directo al departamento de Remie. Aunque el chico le había dicho antes que él no sabía de la existencia del blog, ella no estaba segura de si, ahora que sí sabía de él, lo leería.
Una vez que llegó al lujoso edificio en la Octava Avenida, la chica rápidamente accedió al piso y tocó la puerta. No obstante, fue recibida por un hombre de traje. Su cabello estaba peinado prolijamente hacia atrás, con bastante gel y su ceño permanecía fruncido mientras la miraba fijamente.
—Hola, ¿está Remie?—, preguntó la chica, no dejándose intimidar por el hombre.
La cabeza del mencionado apareció detrás del hombre —. ¡Déjala pasar, Charlie!—, exclamó el ojiazul y, con un deje de molestia, el hombre se hizo a un lado para dejar pasar a la chica.
—Hola, dulzura—, sonrió Remie —. No esperaba que vinieras hoy. Él es mi publicista, Charles Price. Charles, ella es--.
—Nina Archibald, lo sé—, irrumpió el hombre antes de mirar a la chica —. ¿Sabes? Es oportuna tu llegada. Tal vez te gustaría explicar esto—, presionó, pasándole su celular a Remie.
Nina mordió su labio inferior, viendo que era el post de Gossip Girl. Ella se giró a Remie, cuyo rostro no demostraba ninguna emoción —. ¿Recuerdas que te dije que hay una persona obsesionada con mi vida y las de mis amigos? Bueno, le gusta inventar mentiras. Sí, me quedé en esa casa a dormir, pero estuve toda la noche con Serena y Blair.
Ella estaba mintiendo. Le dolía mentir. Ella creía que lo que tenía con Remie podría tener un futuro, lo que sólo hacía que la mentira tuviera más peso. No obstante, no iba a decir la verdad frente a su publicista. Ella sabía lo chupa-sangres que podían llegar a ser, y si admitía su error, él no dejaría de utilizarlo en su contra.
Remie le brindó una sonrisa a la chica, acariciando su rodilla para brindarle apoyo —. Está bien, dulzura. Lo entiendo—, aseguró antes de girarse a Charles —. Ya te dije que--.
—No podemos ignorar esto cuando se rumorea que ustedes están saliendo. Esto sólo te hará quedar como un tonto y--.
—No—, irrumpió Nina esta vez.
El hombre la miró, casi indignado porque ella le haya dirigido la palabra —. ¿Disculpa?
—No lo hará quedar como un tonto. En todo caso, quedará como la víctima y las personas se encariñarán con él. Lo que, obviamente, aumentará su fama. Si esto pasara, yo sería la mala de la historia y las personas me castigarían a mí, no a él.
— ¿Y cómo es que tú sabes algo de publicidad? Eres una chiquilla de diecisiete años. No tienes ni idea--.
—En realidad tengo una muy clara idea de cómo funciona todo esto. Gracias a Gossip Girl, he vivido desde noveno grado como si fuera una celebridad. Tuvo que controlar qué hago y qué digo, absolutamente todo. Créeme, tengo experiencia en esto.
Charles se quedó callado, observando a la chica que se encontraba frente a él. Con un bufido, se dirigió a la puerta y le habló a Remie antes de irse —. Ya te lo advertí, Remie. Después no vengas a quejarte.
Cuando la puerta fue cerrada, Remie soltó una carcajada. Nina lo miró, curiosa —. ¿Qué?
—Fue divertido verte ponerlo en su lugar—, se encogió de hombros el chico, aún riendo antes de agregar en un susurro a su oído —. Y bastante caliente, debo agregar.
Nina rodó los ojos con una sonrisa en sus labios —. Idiota.
Nina se despertó cuando su teléfono comenzó a sonar. Ella se estiró en la cama para alcanzar el móvil, que se encontraba sobre la mesa de luz. Mirando extrañada que se trataba de Serena, contestó —. ¿S? ¿Qué pasa?
—Tengo un problema y Chuck no sabe cuándo va a volver. Él me dijo que lo mejor sería llamarte—, habló la rubia. Sonaba realmente preocupada y la chica recordó la vez que ella había contado cómo había acabado con la vida de alguien.
Nina se enderezó en la cama, de repente despierta y alerta —. ¿Pasó algo?
—Sólo... ven. Blair ya está en camino, pero necesito la mayor ayuda posible.
La morena iba a presionar, pero notó que Remie se había despertado a su lado puesto que el ojiazul le sonrió y se acercó más a ella —. Estoy en camino—, asintió Nina antes de cortar.
— ¿Pasó algo?—, inquirió Remie.
Nina negó, levantándose de la cama y tomando la ropa que había dejado doblada sobre un escritorio antes de dirigirse al baño para cambiarse —. No estoy segura. Serena me acaba de llamar y me dijo que necesita que la ayuda. Sonaba preocupada.
— ¿Debería acompañarte?
— ¡No!—, exclamó Nina, y casi se golpeó por haber sonado tan desesperada —. No sé qué pasó. Tal vez es un problema personal, o con su familia—, agregó, intentando sonar más convincente —. Sería extraño involucrarte en algo así cuando ni la conoces.
Y ella deseó que fuera algún problema personal que fuera sencillo de arreglar. Pero después de lo que había ocurrido el año anterior, ella ya no sabía qué esperar de Serena. Y cuando recordó que ella la había llamado porque Chuck no estaba disponible, sus ideas de qué había pasado sólo empeoraron.
Cuando Nina abrió la puerta, se encontró con Remie frente a ella —. ¿Estás segura que no quieres que te acompañe?
—Sí, no te preocupes. Tal vez es algo tonto y Serena sólo está exagerando, como no saber qué vestido ponerse para una gala o algo así—, aseguró Nina, aunque sabía que ese no era problema. Ella se acercó y le dio un beso en la mejilla al chico antes de acercarse a donde colgaba su sweater.
—Bueno... llámame cualquier cosa—, dijo Remie, observando a la chica casi correr para ponerse su abrigo —. Hoy tengo que comer con Charles.
Nina rodó los ojos —. Si vuelve a hablar mal de mí, dile de mi parte que puede decírmelo a la cara.
Remie rió —. Oh, créeme que lo haré. Ah, y ¿Nina?
— ¿Qué?—, preguntó mientras se miraba al espejo, maquillándose lo más rápido posible.
— ¿Cuándo voy a conocer a tus amigos? Hemos pasado días saliendo y tú siempre hablas de ellos, pero nunca los conozco.
Nina suspiró, acabando con los últimos detalles de su maquillaje —. Los conocerás pronto, ¿sí? Sólo que no hoy porque no sé qué pasa. Pero... ¿qué te parece mañana? ¿O tal vez pasado? No pasará de esta semana.
Remie sonriendo, acercándose a la chica y abrazándola por detrás —. Cuando sea un buen momento para todos—, besó su mejilla—. No puedo esperar.
La morena sonrió, nerviosa —. Yo tampoco.
—Llegué lo más rápido que pude—, anunció Nina al ingresar a la habitación de Serena.
La chica suspiró, aliviada de tener compañía —. Gracias por venir.
— ¿Qué pasó?—, preguntó la morena, sentándose al lado de la rubia.
— ¿Recuerdas a Gabriel?—, inquirió Serena y Nina asintió, recordando al chico con el que la rubia había estado saliendo —. Bueno, él--.
En ese mismo momento ingresó Blair a la habitación. Serena se levantó de la cama para recibirla —. Me alegra que hayas venido, Blair. Gracias por... ¿traer a Nate?—, completó cuando el rubio entró.
—Estoy tan desconcertada como tú. Me bajé en la 53 y corrí, pero es más rápido de lo que parece—, explicó Blair y Nina no pudo evitar reír —. ¿Qué pasó? No me digas que ese tipo de dio sarna.
Serena suspiró —. Se fue, con todo el dinero. Y, B, si dices: "te lo dije", podría perder la cabeza, así que no lo hagas.
—Lo siento. Esto es algo en lo que no quería tener razón. ¿Estás bien?
—No lo sé—, respondió Serena —. No lo sé. Sigo intentando diferenciar qué fue real y qué no. Yo--, no tiene sentido.
—Los sentimientos nunca lo tienen—, negó Blair —. Te confunden. Luego, te pasean por horas hasta dejarte justo donde comenzaste—, agregó y Nate frunció el ceño. Nina observó la situación, conteniendo la risa.
—Necesito arreglar esto.
— ¿Cómo podemos ayudar?—, preguntó Nate.
Serena se levantó y Nina la imitó —. Tengo un plan. Díganme si les parece una locura.
Nina se dirigió a la puerta de la habitación de Serena mientras la rubia hablaba por teléfono. Ella se giró para observar a la chica mientras seguía caminando, lo que causó que chocara con Chuck. La chica suspiró, la última vez lo había visto había sido esa noche en la que se habían quedado dormidos juntos.
El castaño la tomó por los hombros y le sonrió —. Me sorprende que ya no me estés evitando.
—No te emociones. Después de que solucionemos esto voy a volver a evitarte—, aseguró Nina.
Blair intervino, preguntando —. ¿Y ahora qué pasó entre ustedes?
Nina le envió una mirada a Chuck, quién sonrió petulante y abrió la boca para responder. Pero la morena se le adelantó, no queriendo admitir lo que había pasado. No le había dicho a nadie, y pretendía que todo siguiera así —. Nada. Sólo decidí que voy a evitar a las personas que traen negatividad a mi vida, y Chuck claramente es una de ellas.
—No diría que es eso lo que te doy—, habló el castaño, mirando a la chica fijamente.
La morena se alejó de él, sentándose al lado de su hermano —. ¡Silencio! Serena está hablando.
—Bueno, mejor te lo digo ahora, porque podría asustarme otra vez. Creo que estoy embarazada. Bien. Era eso. Llámame, por favor—, culminó Serena antes de cortar.
—La artimaña del embarazo—, asintió Chuck —. Algo común, pero efectivo. Asegúrate de que el encuentro sea en un lugar donde puedan rodearlo. No en un espacio abierto.
—Sobre eso...—, murmuró Nina.
—Llamaron a la policía, ¿no?—, preguntó Chuck.
Serena se levantó —. No, porque mi madre se enteraría y eso no puede suceder.
—Todo esto suponiendo que el cerdo conteste tu llamada—, presionó Blair.
Chuck se giró a Nina —. ¿Por qué no llamaste a la policía?
La chica suspiró, levantándose —. Si S no quiere, es lo que haré. Ya le dije que es lo mejor, pero no quiere. Es su problema, vamos a resolverlo como ella quiera.
Chuck negó —. Era hora de que un experto se encargara de la operación.
—No, ¿no escuchaste lo que dije?—, contestó Nina, alzando la voz —. Serena decide qué hacemos.
—Chuck, déjalo—, se levantó Nate al lado de su hermana —. Nosotros nos encargaremos.
— ¿Y desde cuándo tú puedes hacer algo respecto a esto?—, se dirigió el castaño a Nate.
—Por favor, no empiecen a pelear—, intervino Nina —. Esto es lo último que necesitamos ahora.
Blair se levantó —. Serena, deberías dejar que Chuck se encargue. Gabriel no llamará.
—Sólo porque huyera con el dinero no significa que los sentimientos no fueran reales. No sólo creo que llamará, sino que creo que puedo recuperar el dinero.
— ¿Qué dinero?—, inquirió Dan al ingresar a la habitación —. Lo siento. Venía a coaccionarte a un almuerzo familiar.
Nina suspiró, volviendo a sentarse sobre la cama. Que más personas supieran lo que ocurría era lo último que necesitaban si querían mantener el problema en secreto.
—No viste nada en la sala, ¿verdad?—, preguntó Chuck.
Dan negó —. No, ¿por qué? ¿Qué sucede?
Nina miró desde su lugar a Chuck. Cuando él la miró, ella alzó las cejas. En respuesta, el castaño sólo sonrió, dejándola en ascuas.
—No es asunto tuyo, pero el negocio del novio de Serena era una estafa—, explicó Blair —. Huyó con el dinero. Ya puedes irte.
Dan se acercó —. Espera un minuto, mi padre invirtió el dinero de mi educación en él.
—Cielos, Dan—, balbuceó Serena —. Lo siento mucho. No lo sabía.
—Tengo que decírselo.
—No, por favor, no. Me estoy ocupando. Lo recuperaré todo—, prometió la rubia.
—Desafortunadamente, su plan sólo funcionará con la ayuda de Dios—, comentó Blair.
Y en ese mismo momento, entró Georgina a la habitación, dando comienzo al caos. Todos comenzaron a gritar en contra de Chuck, y él reaccionó tranquilo y confiado, como siempre. No obstante, todo el griterío se acabó cuando el móvil de Serena comenzó a sonar.
—Gabriel, hola. Gracias por llamarme.
Chuck y Nina se acercaron a la mesa cuando Serena les dio la señal. Ambos caminaron lentamente hacia Gabriel, que lucía más pálido que una hoja.
La morena observó alrededor, asegurándose que nadie estuviera observando la escena. Pero ella sintió cómo le faltaba el aire cuando encontró su mirada con la de Remie. Ella quiso soltar una maldición cuando notó que, de todos los lugares que habían en Nueva York, el azabache había ido allí a comer con su publicista.
El chico le sonrió y se levantó de su lugar, acercándose a ella. No obstante, ella negó ligeramente y él pareció entenderla, por lo que rápidamente se dirigió al baño.
Chuck se apoyó en la silla —. No te irás de mi hotel hasta que devuelvas el dinero. Tú eliges. O entregas el dinero o te entregamos a los federales.
Nina notó cómo Remie casi tropezó con sus pies, pero siguió caminando hacia el baño. Entonces, ella confirmó que para su mala suerte, él había escuchado a Chuck.
—Debes creerme. Lo haría si pudiera. Pero no tengo el dinero. Lo tiene Poppy Lifton—, admitió Gabriel.
Entonces, Nina se acercó a Chuck y murmuró a su oído que volvería pronto antes de girarse. Pero Serena la detuvo.
— ¿Qué pasa?—, preguntó la rubia, girándose a ella.
— ¿A dónde vas?—, presionó Chuck.
La morena apretó los labios —. Tengo que encargarme de algo. Ya entenderán—, dijo antes de girarse y acercarse a los baños.
Ella esperó pacientemente al lado de la puerta hasta que el chico salió. Una vez que lo hizo, ella le señaló que no dijera nada y lo guió hasta un lugar en donde no había nadie.
—Dijiste que no tenía que preocuparme, pero acabo de escuchar lo que dijeron. ¿En qué estás metida?—, exclamó en un susurro Remie.
—Tranquilo, escúchame. Serena fue engañada por el chico que estaba sentado en la mesa. Él la enamoró y luego logró que ella le diera acceso a las personas más ricas de Nueva York para conseguir que ellos invirtieran en su negocio. Pero resultó que su negocio era una completa estafa. Ahora estamos intentando recuperar el dinero.
Remie soltó un jadeo —. Deberían llamar a la policía, ¡no jugar a ser James Bond!
— ¡Por esto no quería involucrarte!—, suspiró Nina —. Mira, vuelve con Charles, terminen de cenar y váyanse de aquí. Actúa como si no te hubieras enterado de nada. Luego nos vemos y te explico todo, ¿está bien?
Remie rió —. Si crees que voy a irme después de enterarme de esto, estás loca. Voy a quedarme y asegurarme de que no te metas en líos por el error de tu amiga.
—Remie, yo--.
—No hay nada que puedas decir que vaya a cambiar mi opinión—, sentenció el chico.
Nina rodó los ojos —. Bien, sígueme.
Cuando Nina se acercó al grupo con Remie a su lado, ella supo que iba a causar revuelo. Por lo que apenas los alcanzó, habló —. Antes que empiecen, puedo explicar--.
— ¿Qué hace él aquí?—, exclamó Chuck.
—Escuchó nuestra conversación con Gabriel sin querer, y ahora dice que no va a irse para evitar que me meta en líos—, explicó Nina.
Nate soltó una carcajada amarga, mirando a Remie —. ¿Y desde cuándo eres su guardián? Ya te lo dije una vez y voy a repetírtelo: ella no te necesita.
—Odio tener que estar de acuerdo con Nathaniel, pero es verdad—, continuó Chuck —. Ya estoy yo aquí, así que puedes irte—, tomó a Nina por el hombro, atrayéndola hacia él pero la chica se soltó.
—Puedo cuidarme yo sola, muchas gracias—, contestó Nina de mala gana ante los comentarios de su hermano y Chuck.
—Miren—, habló Remie —. No conozco a ninguno de ustedes, excepto a ti, Nathaniel, y estoy bastante seguro de que te caigo mal. Pero aún así, Nina me interesa y sólo estoy aquí para asegurarme que ella esté bien. Siento no confiar en ustedes, pero no los conozco.
—Justamente, ¿cómo pretendes que nosotros confiemos en ti cuando no te conocemos?—, intervino Blair, recibiendo una mirada por parte de Nina. En respuesta, ella se encogió de hombros —. Confiar en novios guapos nos llevo a esta situación, disculpa por la discreción.
—No estoy pidiendo que confíen en mí—, negó el azabache —. Sólo digo que voy a ser parte de esto.
—Y yo sólo digo que voy a hacer que te saquen de aquí—, continuó Chuck, colocándose frente a él.
Remie rió, acercándose también —. Me gustaría verte intentando. ¿Quién eres? ¿El dueño?
—Sí, lo es—, contestó Nate, cruzado de brazos.
Chuck sonrió —. Soy Chuck Bass. Estoy seguro que debes saber lo que eso significa, sin importar de dónde seas.
—Suficiente—, culminó Nina, parándose entre ambos —. Miren, él ya sabe lo que pasa aquí. O dejamos que se quede con nosotros, asegurándonos que no haga nada que nos vaya a perjudicar, o dejamos que se vaya y sea libre de hacer lo que desee con la información.
Un momento de silencio tomó poder de la situación.
—Bien—, habló Blair —. El chico lindo viene con nosotras.
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