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𝟬𝟮𝟬 hot encounter

𝒑𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓 𝒂𝒄𝒕𝒐 • 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒗𝒆𝒊𝒏𝒕𝒆:
𝒆𝒏𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒓𝒐 𝒄𝒂𝒍𝒖𝒓𝒐𝒔𝒐.

                    Nina ingresó al baño durante la fiesta que organizaba Blair. Después de vaciar su vejiga y tirar la cadena del retrete, ella se acercó al espejo y comenzó a acomodar su cabello. Colocó su cabello hacia adelante, presionando las ondas y marcándolas más cuando, de repente, se cortó la luz.

      —Lo que faltaba—, murmuró, girándose con la intención de salir de la habitación cuando chocó con algo. Ella frunció el ceño y tocó, intentando identificar dónde terminaba el objeto, cuando se percató que era una persona —. ¿Quién eres? ¿Joe?

      Las manos de la persona viajaron a los muslos de Nina y se aferraron a ellos, levantándola y colocándola sobre la mesada del baño. Sus manos viajaron por su espalda, subiendo hasta el borde de su vestido y comenzando a bajar el cierre. El hombre emitió un sonido de afirmación mientras besaba su cuello.

      —Joe—, rió Nina, simulando que no se encontraba completamente excitada por ese encuentro —. Este no es el lugar apropiado.

      —Shh—, siseó sobre sus labios antes de besarla con pasión.

      Nina respondió el beso de la misma forma, sintiendo como si su novio tuviera mil manos en lugar de dos. Sus manos viajaban por todos lados, arrojando el vestido al suelo y comenzando a acariciar su cuerpo.

      Un gemido escapó de entre sus labios cuando los labios de Joe bajaron de su cuello hasta sus senos, besándolos y succionándolos con una increíble destreza. La chica arrojó su cabeza hacia atrás, su cabello cayendo como cascada sobre su espalda desnuda cuando el chico se deshizo del brasier.

      Justo en ese momento, la luz volvió. Y Nina pudo ver que, en lugar de Joe, Chuck estaba acariciando sus muslos.

      La morena rápidamente empujó al chico lejos de ella y soltó un grito —. ¿Qué diablos, Chuck? ¡Estás enfermo! ¿Cómo puedes hacerme esto?—, murmuró colérica, colocándose rápidamente el brasier y tomando su vestido del suelo.

      —Princesa, por favor—, balbuceó Chuck, acercándose lentamente —. Sabías que era yo.

      Nina lo miró con lágrimas en los ojos —. No puedo creer que seas capas de hacer esto—, su voz salió rota, expresando lo dolida que se encontraba en ese momento.

      —Perdón—, murmuró Chuck, realmente arrepentido.

      No obstante, la chica se colocó su vestido y, una vez que se subió el cierre, se miró al espejo para acomodarse y asegurarse que no se notara lo que acababa de hacer. Ella salió del baño, sin siquiera mirar a la persona que solía considerar su amigo.

                    Nina se sentía extremadamente culpable. Y eso sólo hacía que su enojo con Chuck aumentara. No había sido su culpa, ella no había sido infiel. Sin embargo, sí, ya que el beso había sucedido.., junto con otro par de cosas.

      Igualmente, no quería decirle nada a Joe. Sabía que ya lo había puesto de los nervios con lo que pasó con Dan, ¿y ahora le diría que también había pasado con Chuck? Incluso, era peor. Ella estaba segura que Joe la dejaría en un instante, y realmente no quería que eso sucediera.

      Tal vez no estaba completamente enamorada, tal vez no eran la mejor pareja del mundo, pero eso no quitaba que ella lo quería y él la quería. Tampoco hacía ver más pequeño el hecho que parecía que todas las personas que conocía la dejaban, ya que ella sabía que Dan y Serena habían vuelto.., al menos por una semana.

      No obstante, cuando Blair llegó y le anunció que Catherine, Joe y Marcus se habían marchado de Nueva York y habían vuelto a Inglaterra, Nina se sintió peor —y por esa misma razón no asistió a su primer día de clases—.

      Ella lo llamó y dejó mensajes en su buzón de voz, uno cada hora. Sabía que podía parecer que había perdido la cabeza, pero eso no la detuvo. Necesitaba saber por qué se habían marchado tan repentinamente. Necesitaba saber que Joe no se había ido porque, de alguna forma, se había enterado lo que pasó con Chuck.

      Fue en ese momento que Nina llamó a Chuck, golpeando su pie contra el suelo con cada segundo que pasaba y su ira desbordando cada vez más.

      — ¿Princesa?—, habló Chuck del otro lado de la línea.

      —Dime, por favor, que no le dijiste nada a Joe sobre lo que pasó—, rogó Nina.

      Chuck soltó un gruñido —. Cuando me lo dices así, no puedo desobedecerte.

      —Dime si lo hiciste, Bass.

      —Claro que no, princesa. Nunca comentaría cómo te pone que te toque--.

      —Está bien, Chuck—, lo interrumpió, sintiéndose molesta por el simple hecho que sus mejillas se pusieran rojas —. Con eso me basta.

      Nina no terminó de colgar la llamada cuando escuchó a alguien golpear en su puerta. La chica entró en pánico y fue rápida para acercarse a la puerta, simulando como que estaba saliendo de su casa cuando se encontró con Vanessa —. ¡Oye! ¿Qué haces aquí?

      —Necesito hablar contigo, ¿puedo pasar?

      La morena frunció el ceño —. Tengo que ir a trabajar. Puedes decírmelo de camino si quieres, o hablamos luego, como prefieras. ¿De qué se trata?

      —En realidad, creo que es necesario que lo sepas. No sé cómo decirte esto, y lamento tener que decírtelo también, pero Joe no te es fiel. Tanto él como Marcus tienen un amorío con Catherine.

      Nina se detuvo de inmediato, girando hacia la chica con los ojos abiertos de par en par —. ¿Qué?

      —Los vi y, lamento no habértelo dicho antes, pero le conté a Blair y ella me dijo que se encargaría pero--.

      — ¿Blair sabe?

      —Sí, y se suponía que ella haría que Catherine deje de amenazar a Nate pero la vi saliendo con Marcus el otro día y le conté al duque lo que sucedió. Supuse que ella no te lo había contado así que me decidí a venir aquí. Realmente lo siento, Nina. Tú deberías de haber sido la primer persona a la que le hablara sobre esto, en lugar de ir a buscar la ayuda de Blair. Eso fue estúpido.

      —Está bien, Vanessa—, asintió Nina, perdida un momento antes de aclarar su garganta y apresurar su paso —. Debo ir a trabajar, lo siento. Hablamos luego, ¿sí?

      —Uhm, de acuerdo—, balbuceó la chica —. ¿Estás bien, Nina?

      A la morena casi le dolió sonreír —. Sí, estoy bien.

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