𝒑𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓 𝒂𝒄𝒕𝒐 • 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒅𝒊𝒆𝒄𝒊𝒐𝒄𝒉𝒐:
𝒊𝒅𝒆𝒏𝒕𝒊𝒅𝒂𝒅𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒍𝒔𝒂𝒔.

                    Nina suspiró al cerrar la puerta detrás de ella y Joe le observó —. Entiendo si te enfadas y no quieres volver a hablarme, pero ruego que me escuches. Mereces saber la verdad y, realmente necesito quitarme el peso del pecho.

      —Te escucho—, asintió Joe.

      —Está bien—, balbuceó Nina, tomando una bocanada de aire antes de volver a soltarlo —. Antes de que me encontraras y todo, enfrente un momento.., complicado.

      >> Ya te conté lo que pasó con mi padre y, bueno, también te conté lo que pasó con Chuck. Estaba cansada de mi vida después de todo lo que ocurrió. Fue entonces cuando decidí quedarme con Dan por el verano ya que su padre es una vieja estrella de los ochentas, y salió a dar una gira. 

      >> Al vivir con ellos me desconecté de mi vida anterior. No hablé con mi madre en lo absoluto, aunque sí me mantuve en contacto con Nate, Blair y Serena.

      >> También conseguí un trabajo, donde nos conocimos, porque me sentía inútil. No quería vivir con Dan y dejar que él se encargara de todo, por lo que comencé a trabajar y pague por mi comida, además de pagar un porcentaje de las cuentas y una pequeña cuota por quedarme. Claro que Dan no quería aceptar el dinero, por lo que solía comprar cosas para él o pagar las cuotas enteras para que no pudiera rechazarlo.

      >> Cuando te conocí, creí que serías el reemplazo perfecto para Chuck. Pero, a medida que comenzamos a salir y te conocí, me empezaste a gustar. No sé qué pasó con Dan y sigo sin entenderlo, pero prometo que no volverá a pasar. Me gustas. Realmente me gustas, Joe, y me gustaría intentar que funcione lo que tenemos.

      —Me alegro que te guste porque también me gustas, Nina—, sonrió Joe —.  Y espero que sigas manteniendo esa idea en tu cabeza cuando te diga lo que necesito decirte.

      — ¿Qué?—, balbuceó Nina —. ¿También tienes tus secretos?—, bromeó.

      —Creo que debo decirte la verdad—, comenzó Joe, provocando que Nina frunciera el ceño —. No sólo porque me encontré con que mi hermano es el novio de tu mejor amiga, sino porque creo que te lo debo. Especialmente después de todo esto.

      —Espera—, interrumpió Nina —. ¿James es tu hermano?

      Joe rió —. Bueno, sí. Aunque no se llama James, él es Marcus..,Beaton.

      —No—, negó la morena —. Me dijiste que te llamas Joseph Crowley.

      —Perdón, pero era mentira—, se relamió los labios antes de continuar —. Soy Joseph Beaton. Soy inglés, como te dije, aunque puede que no haya mencionado que soy un lord. No estoy en ningún programa de intercambio, sino que fui a Manhattan en unas vacaciones y me recomendaron que debía ir a una de las cafeterías con el mejor café del mundo y.., bueno, allí estabas tú.

      — ¿Estás bromeando?—, balbuceó Nina, sin pestañear.

      —Temo que no.

      — ¿Todo eso que me contaste era mentira?—, preguntó.

      Joe suspiró, acercándose a la chica y tomando sus manos entre las suyas —. Te mentí porque no quería que te acercaras a mí por interés, Nina. Quería conocerte, quería hacer una amiga y.., tal vez algo más. Pero que sea real. Que sea por quién soy en el interior, no por quiénes son mis padres.

      Nina sonrió —. Entonces, ¿seguirás saliendo conmigo?

      —Solo si tú estás de acuerdo—, asintió Joe.

      —No más mentiras y sin identidades falsas.

      Joe asintió —. Es lo que más me gustaría. Realmente me gustas, Nina.

      Nina sonrió y lo besó —. Y tú me gustas a mí, Joe.

                          Chuck sorprendió a Nina cuando apareció al lado de ello, tomándola por el brazo —. No vayas con él, no es quién dice ser.

      —Lo sé—, sonrió Nina —. Ya me contó todo. Es un lord, ¿puedes creerlo? Y Blair sale con su hermano, creo que nunca hubiera podido pensar en un mejor cuento de hadas.

      El rostro de Chuck se desfiguró —. ¿Hablas en serio? No vayas con él, quédate conmigo.

      — ¿Por qué haría eso?

      —Porque te amo.

      Nina lo miró a los ojos antes de responder —. Ya escuché eso antes, y me engañaste un par de días después.

      —Es que tenía miedo—, explicó Chuck —. Temía que, cuando fuéramos a Toscana y pasáramos los días juntos, verías mi verdadero yo.

      La morena rió antes de negar —. Y volvemos a las mismas excusas de siempre. Ya conozco al verdadero tú, Chuck. Siempre lo he conocido. El problema es, ¿piensas hacer algo al respecto? Y no quiero volver a tener esta conversación contigo, porque ya me dijiste que ibas a cambiar.

      —Y voy a hacerlo, princesa—, asintió Chuck —. Voy a hacerlo, sólo dame otra oportunidad.

      — ¿En serio? ¿Otra oportunidad? ¿Por qué no sólo me dices desde el principio cuántas quieres?

      Chuck suspiró —. Espera, no quería decir eso.., yo--.

      —No, Chuck. Me pides una oportunidad más, otra vez. Sólo quiero saber cuántas veces vamos a tener que pasar por esto antes que realmente sea la última—, espetó Nina, esperando una respuesta, pero no obtuvo ninguna.

      Joe tocó la bocina al pasar en el vehículo, observando a Chuck atento. Nina le regaló una sonrisa al británico antes de mirar por una última vez al chico e irse con la persona que le prometía una mejor vida.

                    —Oh, no te preocupes, Nate—, contestó Nina a través del teléfono celular —. Joe y yo volveremos a la ciudad en su limusina.

      —Está bien—, contestó Nate —. ¿Todo bien?

      —Dile que iremos en mi limo—, se escuchó la voz de Chuck de fondo.

      Nina rió —. Sí, todo bien. ¿Por qué no le dices a Chuck que un lord tiene más de una limusina propia? Nos vemos en casa, Nate.

      —Sí, sobre eso--.

      — ¿Qué?—, inquirió Nina.

      — ¿Por qué no te pasó a buscar en la casa de Dan?—, sugirió Nate.

      La morena frunció el ceño —. Uhm, no creo que eso pueda ser posible. ¿Por qué no vas a buscarme a la cafetería? Debería de pasarme por allí, mi jefe me dijo que me pase a la vuelta ya que tal vez me conseguía un puesto permanente.

      —Está bien—, asintió Nate —. Asegúrate que te paguen en efectivo.

      —De acuerdo—, balbuceó Nina, sin entender por qué era eso necesario.