𝟬𝟭𝟲 karma
𝒑𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓 𝒂𝒄𝒕𝒐 • 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒅𝒊𝒆𝒄𝒊𝒔𝒆𝒊𝒔:
𝒌𝒂𝒓𝒎𝒂.
Nina Archibald no había desperdiciado su verano. La chica, de alguna forma, había logrado que cada segundo de aquellos días valieran la pena.
Durante estos días, parecía como que había nacido una nueva chica. Una nueva versión mejorada de la anterior Nina Archibald. Sólo que esta vez, no requirió un cambio en su cabello.
La chica no sólo había pasado aquellos meses viviendo con los Humphrey, sino que también había conseguido un trabajo con el que cubría todos sus gastos. La tarjeta que Chuck le había dado la seguía guardando entre sus cosas y, aunque estaba segura que el chico ya la había dado de baja, la conservaba por si acaso.
Su relación con Dan se desarrolló y su instantánea conexión evolucionó en una increíble y cercana amistad. Al mismo tiempo, también se convirtió en una amiga cercana de Vanessa a pesar de todo lo que había pasado con su hermano. Y, aunque Jenny no terminaba de aceptarla por completo, no había duda que terminarían llevándose bien con el pasar de los días —definitivamente se llevaban bien cuando se unían contra Dan en los juegos de mesa—.
Su vida se había transformado en el perfecto equilibrio entre mantenerse comunicada con su hermano, Blair y Serena —quienes se encontraban en los Hamptons—, salir con Dan y Vanessa, y trabajar.
Bueno, eso no era todo. Había algo que agregar a aquella ecuación, y eso era Joseph Crowley. Un estudiante de intercambio directo de Inglaterra y, claro, todo un caballero. Sólo le tomó cinco minutos a Nina para saber que era el reemplazo perfecto.
— ¿Te irás hoy?—, inquirió Dan, notando a Nina salir de la habitación que compartía con él con una pequeña maleta blanca.
La chica asintió —. Sí, Joe y yo iremos a los Hamptons. ¿Estás seguro que no quieres ir?
— ¿Realmente crees que alguien me dará la bienvenida allí?
Nina torció el gesto antes de suspirar —. Serás mi invitado. No importa si los demás te quieren o no allí, yo sí.
Dan pareció considerarlo un momento antes de negar —. Creo que estarás demasiado ocupada con Joe.
La morena rodó los ojos —. Sigo sin entender por qué no te cae bien.
—No es que no me caiga bien, pero hay algo que no me cuadra—, explicó Dan y, después que Nina le dedicará una mirada, suspiró —. Sí, bueno, no me cae bien.
Ella rió —. Lo sé, Danny.
—Además, tengo que terminar de escribir.
Nina se acercó a él y echó una mirada a la pantalla de la computadora, encontrándose con lo mismo que los días anteriores —. Creo que te refieres a comenzar a escribir.
Dan se burló de ella, repitiendo lo que dijo con una voz aguda y recibió un golpe suave en la nuca por parte de la chica. Entonces, Jenny salió de su cuarto para tomar una manzana.
La chica pensaba volver a su cuarto, pero se detuvo cuando notó la maleta a mitad de la habitación —. ¿Te vas hoy?
—Sí, ¿quieres venir?—, ofreció Nina, aunque ya sabía la respuesta de antemano.
—Debo seguir trabajando—, señaló la rubia antes de encaminarse a su cuarto —. Diviértete.
Nina sonrió —. Diviértete diseñando.
—Siempre lo hago—, contestó Jenny antes de cerrar la puerta detrás de ella.
La morena chequeó nuevamente su celular para percatarse que debería de salir, o probablemente perdería el bus que la llevaría al lugar —. Tengo que irme o se me hará tarde.
—Está bien—, asintió Dan, dejando de mirar la pantalla de la computadora y levantándose del banco. Él se acercó a ella y tomó su maleta, llevándola hasta la puerta —. Diviértete, Manhattan.
— ¿Manhattan?—, repitió Nina con una media sonrisa.
Dan se encogió de hombros —. Tú siempre me llamas Brooklyn, creo que lo más apropiado es llamarte Manhattan.
Nina rió —. De acuerdo, Brooklyn. Mantente en contacto y espero que comiences o termines de escribir, como prefieras decirle.
Ahora fue el turno de Dan de reír, apoyándose en la puerta y mirando a la chica con una sonrisa —. Nos vemos cuando vuelvas, Nina—, se despidió. Él se acercó y, de un instante a otro, sus labios se encontraron con los de ella en un fugaz intercambio.
Como si hubiera sido un reflejo, ella le devolvió el beso.
Al separarse, los dos se quedaron perplejos. Las mejillas se Dan se tiñeron de rosa y los ojos de Nina se pegaron a sus zapatos.
— ¡Nina!—, la voz de Joe irrumpió en el pasillo, lo que provocó que ambos dieran un salto ante la aparición del novio de la chica —. Hola, linda. ¿Lista para irte?
—Sí—, balbuceó la morena, tomando su maleta y rosando la mano de Dan en el camino, cuya mano se alejó rápidamente —. Sólo.., me estaba despidiendo. Nos vemos, Dan.
—Hasta luego, Nina—, asintió Dan, demasiado nervioso como para dedicarle una apropiada sonrisa antes de cerrar la puerta y golpear su cabeza contra ella —. ¿Qué diablos acabo de hacer?
—Eso es lo mismo que me preguntaba—, habló Jenny, desde al lado de la canilla —. Vine a lavarme las manos y me encuentro contigo y Nina besándose. ¿Acaso rompiste con Serena por estar con ella? Por favor no me digas que besaste a Nina por querer superar a Serena.
—No lo sé—, negó Dan, pasándose las manos por la cara.
— ¿Cuál de las dos?—, frunció el ceño la rubia.
—Ambas.
Faltando minutos para arribar a su destino, Nina optó por hablar. No soportaba sentir la culpa. Sentía como si tuviera una roca gigante en el estómago, un nudo ocupaba su garganta y una soga la ataba al fondo del mar —todo al mismo tiempo—.
—Joe—, llamó y, cuando el chico la miró, suspiró —. Antes que llegaras a buscarme, bueno.., Dan me besó. Pero fue algo mínimo. Fue tan rápido que sólo me dí cuenta cuando ya había sucedido y.., creo que ni él se percató de lo que estaba haciendo pero.., agh. Odio este sentimiento, odio que esto haya pasado porque odio a las personas que son infieles. Me parece lo peor que puedes hacer y yo lo acabo de hacer, pero técnicamente no fue mi culpa, fue él que--.
—Está bien.
— ¿Qué?
—Está bien, Nina—, sonrió Joe, riendo ligeramente ante la cara de la chica —. Mira, me dí cuenta que Dan estaba enamorado de ti desde el momento en que lo conocí. Bueno, al principio sólo lo sospeche, claro que cuando se puso celoso de mí sólo confirmó mis sospechas.
—Espera, ¿qué? No, no—, negó Nina —. Dan no gusta de mí. Somos amigos. Fue un error, lo habrá hecho por reflejo o--.
— ¿Realmente vas a decirme que un amigo te besa por accidente, Nina?—, inquirió Joe antes de suspirar —. No te preocupes, no voy a ponerme celoso. Confío en ti y que me hayas contado esto sólo me confirma que hago bien en hacerlo. Sé que lo ves sólo como un amigo, está bien.
—Ehm, sí.
La mente de Nina divagaba a mil kilómetros por hora. ¿Podía ser que Dan gustara de ella? Dan está enamorado de Serena, ¿no es así? Ella no lo había visto triste por la ruptura, sin embargo, ella tampoco lo lucía por su separación con Chuck. ¿Dan estaba ocultando su angustia? ¿O no había angustia que ocultar porque su corazón ya estaba latiendo por alguien más?
Fue un movimiento brusco para ella cuando el autobús frenó, a pesar que no fue brusco en lo absoluto. Sino que fue suave y lento, quizá demasiado lento para las personas que estaban emocionadas por vacacionar en los Hamptons.
Nina se levantó y se estiró para tomar las maletas, pero Joe la detuvo —. Yo las bajo, no te preocupes. Adelántate.
—Bueno—, sonrió Nina, dándole un beso en la mejilla —. Gracias, bebé.
—No hay de qué, hermosa.
Nina bajó del bus con la mente repleta. La velocidad que había alcanzado podía superar a cualquier carrera de autos, pero todo su hilo de pensamientos se detuvo cuando se encontró con Chuck frente al estacionamiento, con un ramo de flores en su mano.
Ella pestañeó una vez, absorbiendo la imagen con sus ojos sobre lo arreglado que se encontraba Chuck. Ella apenas reparó en las flores antes de mirarlo a los ojos. Pero su momentánea conexión fue interrumpida por la presencia de Joe.
El chico bajó y le sonrió a la morena en cuanto la vio. Nina le devolvió la sonrisa y le dio un rápido beso en los labios antes de comenzar a caminar a su lado. Ella no se molestó en mirar hacia atrás, había prometido que no detendría su vida por Chuck Bass e iba a mantener esa promesa.
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