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𝟬𝟭𝟬 the deception queen

𝒑𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓 𝒂𝒄𝒕𝒐 • 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒅𝒊𝒆𝒛:
𝒍𝒂 𝒓𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒊𝒍𝒖𝒔𝒊𝒐𝒏.

                    Nina ingresó al lugar con una venda y una sonrisa. Las manos de Chuck tomaban sus hombros con suavidad y firmeza mientras la guiaba por el camino al que ella se encontraba cegada. 

      Con una sonrisa, el castaño apreciaba como las piernas de Nina se movían con seguridad a pesar de no ver nada. Sus piernas, ahora firmes, no parecían nunca ser capaces de temblar como cuando lo hacían cuando sucumbía a las presiones de su alrededor.

      No había duda que Nina Archibald confiaba por completo en Chuck Bass.

      Tanto que tomó el coraje necesario para realizar la pregunta que tanto rondaba en su cabeza y tan insegura la traía.

      —Necesito saber, Chuck, que esto no es uno de tus tantos juegos. Necesito saber que realmente te interesa––, que realmente te preocupo. No quiero ser una más de tu montón, Chuck.

      El castaño le miró, se relamió los labios antes de acercarse y acariciar su rostro. Nina le sostuvo la mirada, sin percatarse de cómo la observaba —como si fuera un tesoro, su tesoro más preciado—.

      —Princesa, realmente quiero intentar tener algo contigo.., una relación. Ya sabes, tú y yo contra el mundo, sin importar qué. Creo que podríamos funcionar, tú y yo juntos.

      La morena se mordió el labio, buscando evitar la sonrisa pronta a formarse en su rostro. Sin embargo, sólo logró atrasarla por unos segundos. Y esa sonrisa fue la que le confirmó a Chuck que podía acercarse y besarla.

      Y así lo hizo.

                    Nina Archibald llevaba una radiante sonrisa cuando saludó a Chuck a la distancia. Se encontraba a unos pasos de él y su limusina pero, justo antes que le saludara con un beso en los labios, Nate llegó y tomó por el cuello a Chuck, arrojándolo sobre la limusina.

      — ¿Qué diablos Nate?—, exclamó Nina, acercándose con la intención de separarlos, pero se detuvo en cuanto su hermano habló.

      — ¿Te acostaste con ella? Hijo de perra, debería matarte.

      Chuck le miró un momento, miró a Nina con temor antes de volver a mirar a su amigo —. ¿Podríamos hablar de esto sin tus manos alrededor de mi cuello?

      — ¿Conseguiste lo que querías como con todas?—, gruñó Nate, golpeando su pecho antes de soltarlo y alejarse.

      Chuck se levantó —. Sí, Nathaniel. Tomé lo que Blair te estuvo ofreciendo y tú siempre rechazaste—, gritó.

      Fue entonces cuando el adolescente volvió a percatarse de la presencia de Nina. Él se giró hacia la chica y abrió la boca para explicarse, pero ella negó con lágrimas inundando sus ojos. Y esa imagen fue suficiente para dejarlo sin palabras.

      —Entonces, ¿el que te acostaras con Blair fue mi culpa?—,  gritó Nate en respuesta.

      Chuck volvió a girarse a su amigo, retomando su posición a la defensiva —. Necesitaba a alguien y yo estaba ahí.

      —Oh, ¿entonces te compadeciste de ella?

      —Habían terminado—, explicó Chuck, como si eso justificara todo.

      — ¿Cuánto tiempo? ¿Una semana? ¿Una hora?—, vociferó Nate, acercándose a Chuck una última vez antes de alejarse.

      —Lo siento, sé cuánto tiempo tú y yo hemos sido mejores amigos, ¿está bien?—, insistió Chuck, deteniendo al rubio.

      Nate se giró —. No, no está bien. Desde ahora, aléjate de mí.

      —Nate—, llamó Chuck.

      — ¿No escuchaste lo que dije?—, exclamó Nate, gritando a cuánto más le permitían sus pulmones —. ¡Mantente alejado de mí, Chuck!

      Chuck miró un segundo cómo Nate se alejaba antes de girarse hacia Nina, quien se secaba con fiereza las lágrimas que habían llegado a escaparse con las palmas de sus manos. El castaño se acercó, tomando su rostro entre sus manos, pero Nina se alejó de inmediato.

      —No me toques.

      —Por favor, princesa—, rogó Chuck, sus ojos demostrando lo arrepentido que se encontraba realmente —. Por favor no me digas que esto va a cambiar todo, lo que hablamos ayer, realmente me siento así por ti.

      — ¿Cuántas?—, inquirió Nina y, cuando su amigo no respondió, alzó la voz —. ¿Cuántas malditas veces, Chuck?

      Chuck suspiró, decidido a confesar —. Varias, justo después que ella y Nate rompieran.

      Nina soltó una amarga risa, sus manos recorrieron su pelo en una muestra de exasperación antes de girarse y comenzar a caminar en la dirección contraria. Pero, justo igual que como con su mejor amigo, Chuck intentó frenarla.

      — ¡No me toques, Chuck!—, bramó Nina, lo que le tomó por sorpresa al chico y rápidamente dio un paso atrás —. No me toques—, repitió en un susurro antes de marcharse.

      Chuck le observó un momento, notó como sus manos subían cada tanto hacia su rostro, con la única intención de eliminar las lágrimas que rodaban por sus mejillas y no dejaban de brotar de sus ojos.

      El adolescente se sentía destrozado. No sólo había acabado con el vínculo que compartía con su mejor amigo por una acostada, sino que también había acabado con lo que creía que era su única posibilidad de ser realmente feliz.

                    Nina observaba su celular sonar, una y otra vez, sin cesar. Las llamadas de Blair daban la impresión que iban a ser infinitas, al menos hasta que ella se dignara a contestarle.

      La morena absorbió una bocanada de aire antes de contestar —. Espero que estés satisfecha con lo que has hecho.

      —N, escúchame. Lo siento, mucho, no te imaginas cuánto. Yo––.

      —No, Blair. Tú escúchame a mí. Después de que te conté todo, después que te conté cómo creía estar enamorándome del maldito Chuck Bass, vas y te acuestas con él. Ignoré el hecho que estabas actuando extraña conmigo y seguí siendo fiel a ti, seguí contando contigo, seguí contándote y haciendo todo lo que podía para protegerte. Y me las pagas de esta forma.

      >> No quiero ni hablar de lo que le hiciste a mi hermano. ¿Sabes lo feliz que estaba él cuando me contó que te había recuperado? Nunca lo había visto tan feliz en mi vida, y que lo estuviera con todo lo que estamos pasando--. Blair, realmente estaba agradecida por tu mera existencia en ese momento.

      >> ¿Sabes? Chuck y tú son el uno para el otro. Jugaron con Nate y conmigo como se les dio la gana, espero que sean felices juntos.

      Y, con eso, Nina Archibald cortó la llamada. Ella se arrojó a sí misma sobre su cama y miró la pantalla de su teléfono celular cuando volvió a sonar.

QUEEN B | 22:43
Lo entiendo.
Realmente lo siento, N.

CHUCKY | 22:44
Lamento todo lo que sucedió,
pero quiero que sepas que realmente siento
todo lo que te dije que siento por ti.

      Y, con eso, Nina apagó su celular y lo arrojó contra la pared. Poco le preocupó que se rompiera, no le interesaba conseguir uno nuevo. No le interesaba nada en ese momento. Se encontraba exhausta.

      En silencio, ella tomó una de sus almohadas y se dirigió al cuarto de su hermano. Nate se encontraba en la cama, su mirada clavada en el techo hasta que ella se paró a su lado.

      — ¿Te molesta si duermo aquí contigo?

      Sin romper la mirada entre ellos, Nate se movió y le hizo lugar en la cama a su hermana.

                    La llegada de Nina Archibald enmudeció al grupo de chicas que era conocido por seguir a la reina de la escuela Constance. La morena había cambiado por completo su look usual: su cabello se encontraba peinado con grandes rulos, sus labios llevaban un ligero tinte rosado y sus ojos brillaban con perspicacia. 

      Ella notó la incomodidad de Jenny y, con una mirada hacia Elise, ella tomó los libros de la rubia y se dirigió a la biblioteca.

      — ¿Te unes a nosotras, Nina?

      —Sí, sólo déjenme hablar un momento con Jenny, ¿sí?—, sonrió Nina y el grupo de chicas se marchó sin protesta alguna —. Déjame contarte un pequeño secreto que todos conocen y juegan a no saberlo, pequeña J.

      >> Yo soy la que reina esta escuela. Blair, Serena; ellas siempre hacen lo que necesito que hagan. ¿Quieres saber por qué Gossip Girl me apodó la princesa del drama y del engaño? Es porque es mi reino sin que nadie se percate de que lo es, yo controló todo sin asumir la culpa directamente. Algo así como funciona el capitalismo. ¿Comprendes?

      Jenny mantuvo su mirada sobre los ojos de Nina, absorbiendo la información como una esponja mientras tenía cuidado sobre sus palabras —. ¿Quieres decirme que seré tu marioneta?

      —No, Jenny. Te estoy diciendo que estoy de vuelta en el trono y tú reinarás conmigo. Podrás hacer lo que quieras mientras que no me afecte socialmente, ¿crees poder hacerlo?

      Entonces, Jenny sonrió —. Por supuesto.

                          Nina hundió el rostro en la almohada mientras pensaba qué debería hacer. Necesitaba desahogarse, necesitaba hablar con su amiga hasta que se quedara sin palabras y luego distraerse y tener un buen rato. Pero, ¿cómo podría hacerlo cuando su amiga se había acostado con su novio? O, ¿debería decir casi novio? No estaba segura de qué eran ella y Chuck, mucho menos lo comprendería Blair, pero algo entre ellos había. Eso era un hecho y todos lo sabían.

      Claro que eso era pasado.

      La morena se decidió a salir a caminar por las calles cuando su celular vibró. Rodó los ojos antes de tomarlo entre sus manos y leer con el ceño fruncido el mensaje.

SERENA | 22:34
Blair está por irse en helicóptero.
Sé que no estamos en los mejores términos, pero hay que detenerla.

      La chica rodó los ojos. Decir que no estaban en los mejores términos parecía un chiste, casi una burla hacia su persona. No obstante, su mente comenzó a pensar en detener a la chica que conocía como su mejor amiga.

      A pesar de su enojo, ¿realmente podría vivir sin Blair Waldorf?

      Sus tacones resonaban sobre el piso de madera mientras caminaba por su habitación, intentando tomar una decisión y sabiendo que no le quedaba mucho tiempo. Sus ojos se detuvieron en la foto que ocupaba su mesa de luz, dónde ella reía mientras Blair sonreía de una manera divertida hacia la cámara.

      En un segundo, tomó una decisión.

                    Nina bajó corriendo de la limusina y Blair se giró hacia ella, sorprendida de su presencia —. ¿Qué haces aquí?

      —Pedirte que te quedes, Blair—, admitió la morena.

      —Te lastimé, a ti y a Nate. Las dos personas que más me importan en el mundo. Perdí a todos, no me quieren mis amigas, ¡ni Chuck me quiere!—, enumeró Blair, dando una pausa antes de continuar —. Chuck te quiere a ti, Nina. Sé que te lastimó, igual que yo lo hice, y no voy a decirte que le perdones a él ni a mí, pero él te quiere. Tanto como yo te quiero.

      Nina avanzó hacia su mejor amiga, tomando la bolsa de mano que cargaba como si eso fuera a evitar que se vaya —. Entonces, no te vayas, B. No me abandones. Mucho menos así, sin avisar, y por esto. No me hagas lo mismo que Serena nos hizo. Por favor.

      Entonces, las dos amigas con lágrimas en los ojos, se abrazaron con fuerza. Unas cuantas lágrimas escaparon esa noche, al mismo tiempo que un vínculo que se vio dañado por factores externos volvió a endurecerse tanto como lo había estado.

      —Todo es horrible. Mi vida entera se ha derrumbado—, murmuró Blair al oído de la morena y ella se alejó lo suficiente para mirarla a los ojos.

      —Eres Blair Waldorf, saldrás de esto con más brillo que el que tenías antes. Puedes reconstruir tu vida y hacerla aún mejor. Pero no olvides que, a pesar de todo, no estás sola: me tienes a mí. Y créeme, ya comencé el plan que te llevará de vuelta a la cima.

      Blair frunció el ceño —. Creí que habías dicho que renunciabas a los juegos de Constance.

      —Como dije, B, siempre me tendrás para ti. No importa que tenga que volver a participar en sus juegos mientras que pueda conservar a mi mejor amiga.

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