CAPITULO 4
CAPITULO CUATRO: Entrenamiento en el exterior
Si había algo que Mina amara de UA eran sus convenios con una gran cantidad de centros de entrenamiento y, por ende, la gran oportunidad que estos le daban a sus estudiantes para salir de la ciudad y disfrutar de un entorno diferente.
—¿Ves, Sango? —dijo, orgullosa, observando la gran playa frente a ella—. UA es la mejor, gracias a que estudiamos aquí podemos visitar lugares como este.
Sango la miró por unos instantes antes de contestar:—En shiketsu también se hacen salidas de campo, Mina —sonrió, logrando que Ashido soltara un bufido.
Sango soltó una ligera risa, observando el extenso mar frente a ellas con cierta nostalgia, aquel lugar ciertamente le recordaba a su madre. Ambas chicas, que se habían escapado de la vigilancia de su maestro, se despojaron de sus zapatos y se metieron al agua para comenzar a jugar.
Era como estar en secundaria de nuevo.
—El profesor Aizawa nos va a regañar por esto —dijo sango entre risas, tratando de evitar que Mina la rociara de agua.
—Cualquier cosa diremos que estábamos entrenando con tu don —dijo mina, orgullosa por la buena excusa que había creado.
—Hablando de mi don, ¿sabías que mi madre una vez me dijo que había congelado la mitad de una playa cuando estuvo en UA? —.
—Eso es impresionante.
Sango miró a Mina con una sonrisa traviesa:—¿Lo intento? —preguntó.
Mina sonrió malévolamente mientras frotaba sus manos y asentía con la cabeza.
Justo cuando Sango estaba por activar su particularidad esta fue bloqueada:—¿Qué creen que están haciendo? —La voz masculina que resonó detrás de ellas hizo que ambas sintieran como una electricidad subía por sus espaldas.
—Si no me muevo no me ve —dijo Mina, permaneciendo completamente quieta mientras varios de sus compañeros se burlaban de su situación.
Sango sonrió, saliendo del agua empapada casi por completo, estar con Mina siempre representaba encontrarse en diferentes situaciones divertidas. Tal vez por eso no podía evitar querer estar siempre con ella y, por ende, meterse en problemas.
Mientras Sango salió del agua todos la observaron, pero la mirada que más persistía sobre ella era la de cierto aspirante a héroe pelirrojo, sus cabellos y ropa húmeda combinados con su aspecto la hacían parecer una sirena que había salido del agua para explorar los misterios del mundo terrestre. La respiración de Eijiro casi se corta cuando ambos cruzaron miradas y ella le sonrió.
Shoto observó a Kirishima por un momento antes de devolver su vista hacia Sango.
—Están castigadas —dijo Aizawa, obligando a Mina a salir del agua mientras esta luchaba por liberarse de las vendas que la rodeaban—. Harán la cena para todos.
Momo creó dos toallas para Mina y Sango, quien le agradeció aquel gesto con una amplia sonrisa:—Deberías dejar de permitir que Mina te arrastre a estas cosas —dijo Jirou entre risas mientras observaba a Mina intentar pelear contra las cintas de Aizawa.
—Supongo que ya es costumbre —Sango se encogió de hombros—. Por cierto, ¿Qué hacemos aquí? Creo que es un poco peligroso estar aquí, es bien sabido que la Liga de villanos suele atacarlos en entornos como este.
—¿Acaso te asusta? —bufó Katsuki, dirigiéndole por primera vez la palabra a Sango.
—¿A ti no? —preguntó inocentemente—, después de todo, fuiste secuestrado.
El rostro de Katsuki se enrojeció de furia, Eijiro y Denki se vieron obligados para evitar que se lanzara a insultar a Sango.
—Se supone que estamos entrenando para héroes, no podemos vivir con miedo a ser atacados por la liga de villanos —gruñó el rubio.
—No es que sienta miedo realmente —dice Sango, pensativa mientras miraba el cielo azul, tratando de describir con palabras sus sentimientos y pensamientos—, en lo que a mi respecta, no me sería tan complicado lidiar con la liga. Solo tengo curiosidad de si aparecerán o no.
Katsuki soltó un bufido: "Esta que se cree", pensó.
—Me pregunto cómo sería enfrentarme contra Dabi —susurró mientras caminaba cerca de Shoto—. Tengo entendido que su quirk de fuego es mucho más poderoso que el de Endeavor.
Shoto frunció el ceño ante la pronunciación del apodo de su padre. Aquello solo hizo que sus dudas sobre el por qué Sango había realizado su intercambio hacia UA se intensificaran.
"¿Acaso es un espía? ¿O estará trabajando para una agencia en secreto para atrapar a la liga?", pensó Shoto, formulando diversas teorías en su mente. "Aunque no creo que sea posible, nos conocemos desde pequeños."
—Ninguno de ustedes se enfrentara a la liga —negó Aizawa, con su usual tono monótono—, en caso de un ataque se seguirá un protocolo en el cual hemos estado trabajando para esa clase de situaciones.
Todos asintieron con la cabeza, aunque, varios de los que habían escuchado a Sango expresarse de aquella manera pensaron que la chica era un poco extraña y casi tan egocéntrica como Katsuki en cuanto a sus habilidades se refería.
Aunque no fue mucho tiempo después cuando todos supieron de donde provenía toda aquella confianza.
El entorno en el que se desarrollaba el campamento era en una montaña rodeada por bosque cerca de la playa, un entorno perfecto para que la particularidad de Sango fuera utilizada libremente, la mayoría de ejercicios que se realizaban eran individuales para el desarrollo de las particularidades. Cuando esta fase del entrenamiento pasó comenzó la fase grupal.
La primera fase de entrenamiento grupal ocurrió en la playa.
—Como puede ver instalamos una plataforma no muy lejos de la orilla, allí se realizarán los entrenamientos en pareja, las parejas serán formadas aleatoriamente —explicó el héroe—. La plataforma debe mantenerse en equilibrio de ambos lados, un solo movimiento equivocado y ambos caeran al agua, ustedes deberán mantener el equilibrio dentro de la plataforma mientras usan sus particularidades.
La primer pareja fue Shinso y Uraraka, al tener Hitoshi una particularidad que no podía usar durante el ejercicio simplemente se limitó a mantener el equilibrio mientras que Ochako trataba de averiguar una manera de usar su particularidad, ambos no tardaron más de dos minutos en caer de la plataforma cuando Ochako activó su quirk sobre esta.
—Eso es básicamente de lo que va el ejercicio —dijo Aizawa, apuntando a la pareja que salía del agua—. Varias plataformas fueron instaladas en la playa así que miren la lista en donde encontraran a su pareja y busquen una plataforma.
—No puede ser —susurró Sango, observando con quien había sido emparejada.
Sango lo miró, esperando una reacción negativa, pero al igual que siempre, Shoto mantenía una expresión fría sin demostrar ninguna reacción concisa hacia aquello.
Todos se cambiaron para la realización del ejercicio usando los trajes de baño escolares y se adentraron al agua para subir a la plataforma, Sango y Shoto —quienes evitaban mirarse a los ojos—, fueron los únicos que en lugar de adentrarse al agua caminaron sobre esta hasta llegar a la plataforma.
—Presumidos —bufó Mineta.
Sango miró a Shoto antes de entrar a la plataforma:— Deberíamos balancear nuestras particularidades, yo usaré mi quirk de geoquinesis del lado derecho para elevar un trozo de piedra equivalente al peso de tu hielo y de mi lado derecho elevaré una esfera de agua mientras tu usas tu fuego, ¿de acuerdo?
Shoto levantó una ceja:—O podríamos balancear la plataforma desde abajo congelándola de ambos lados.
—Eso sería hacer trampa.
Shoto bufó.
Casi al instante en el que ambos pisaron la plataforma hubo un desbalance y esta terminó por volcarse y hacer que ambos se sumergieran en el agua. Mineta y Kaminari rieron desde lo lejos, aunque ambos no tardaron mucho en perder el equilibrio y caer de la misma manera.
—¿Qué pasó? —preguntó Sango, saliendo a la superficie.
Shoto se encogió de hombros, subiendo de nuevo a la plataforma al mismo tiempo que Sango, esta vez ambos lograron mantener el equilibrio por más tiempo sin embargo al final ambos terminaron por caer luego de tres minutos.
Así duraron ambos toda la tarde, incluso cuando el sol había caído ambos se mantuvieron entrenando durante un largo tiempo. La luna era lo único que les brindaba luz mientras ambos trataban de llevar a cabo su tarea, fue entonces cuando luego de diez minutos ambos volvieron a caer.
Frustrada, Sango caminó hacia la orilla de la playa y se tumbó en la arena.
Shoto la siguió, manteniéndose de pie frente a ella mientras esperaba que su compañera se repusiera para continuar practicando, pese a que no eran los únicos que no lo había logrado eran los únicos que seguían practicando.
—Todoroki, ¿Cuál es tu comida favorita? —preguntó Sango de repente—, yo amo el Katsudon.
Shoto frunció el ceño.
—¿Para qué quieres saber eso?
Sango suspiró:—Estoy cansada, Shoto, solo quiero secarme y comer algo.
—¿Te rindes?
—No me rindo, pero a veces es mejor descansar y buscar claridad para continuar después —explicó, cerrando sus ojos—, tú y yo no tenemos ninguna clase de conexión y esa puede ser una de las razones por la que no podemos encontrar el equilibrio.
Shoto bufó, sentándose a un lado de Sango.
—Si te soy sincera, lo mejor será que comencemos a llevarnos bien desde ahora —dice, levantándose de la arena y evitando que esta se pegara a su piel con su particularidad—, si no lo hacemos...
—Ya conozco el resultado, Ishikawa, no voy a cumplir el deseo de nuestras familias.
Sango miró a Shoto con una mueca de dolor.
—¿Crees que si eso fuera tan fácil yo estaría aquí? —musitó, acomodando su cabello hacia atrás.
Shoto la observó.
La luz de la luna hacía que su piel húmeda y blanca como la arena brillaba de una forma casi preciosa mientras que sus ojos dorados melancólicos brillaban como si buscaran algo más allá del horizonte del mar que se encontraba frente a ellos.
—Me siento como un vampiro de crepúsculo —bromeó de repente.
Shoto la miró con confusión.
—¿Qué es eso? —Sango lo miró con incredulidad.
—¿Nunca has visto crepúsculo? —preguntó—, ya sabes, esa película de los vampiros que brillan con el sol.
Shoto negó con la cabeza, provocando que Sango soltara una larga risa.
—Cuando volvamos a nuestras habitaciones te la enseñaré —dijo, extendiendo su mano hacia Shoto—, vamos, hay que descansar.
Shoto suspiró, levantándose por su cuenta.
—Vamos —susurró, comenzando a caminar a un lado de Sango.
El viento acariciaba las hojas de los árboles mientras los aspirantes a héroes disfrutaban como el refrescante aire chocaba con sus pieles.
Ambas clases, A y B, se encontraban plácidamente sentados alrededor de una fogata a unos cuantos metros de donde se hospedaban. Era una situación poco usual que ambas clases convivieran pacíficamente, sin embargo, esa noche Neito se había ido a dormir temprano y entre los delegados habían planeado realizar esta reunión de antemano a espaldas del chico rubio.
—¿No falta alguien de la clase B? —preguntó Sango—. El chico rubio que grita mucho.
—Digamos que Monoma se fue a dormir un poco más temprano de lo normal —respondió una chica de cabellos color naranja que no tardó mucho en extender su mano hacia Sango para presentarse—, mi nombre es Itsuka Kendo, es un placer.
Sango tomó su mano, presentándose de la forma cordial a la cual estaba acostumbrada a hacerlo.
Ambas chicas compartieron una relación amena, la mayoría de los temas de conversación eran acerca de Monoma cuya actitud aún tenía a Sango un poco confundida, en general la noche pasó espléndidamente hasta que a Mina se le ocurrió la idea de contar historias de terror.
Todos, a excepción de Izuku, estaban entusiasmados. Las historias eran diversas, un tanto repetitivas, muñecas malditas eran el tema principal en su mayoría.
Fue así hasta que llegó el turno de Sango y le correspondía contar su historia.
—No soy la mejor cuenta cuentos, pero daré lo mejor de mí —dijo, antes de comenzar a hablar.
"En una pequeña aldea costera de Japón existía una montaña similar a esta, se erguía majestuosa y solitaria, vigilando la playa con su imponente presencia. Los habitantes del pueblo, aunque convivían bajo su sombra, evitaban acercarse a ella. Había algo inquietante en ella, algo que todos sabían pero de lo que nadie hablaba. Al caer la noche, desde la cima de la montaña, se podía ver un fuego azul, espectral y misterioso, que ardía con un brillo antinatural.
Las historias sobre el fuego azul eran antiguas, pasadas de generación en generación. Se decía que hace siglos, un poderoso monje llamado Ryūnosuke había subido a la montaña para sellar un mal antiguo. Sin embargo, nunca regresó, y desde entonces, el fuego azul comenzó a arder. Algunos decían que era el alma del monje, atrapada y condenada a arder por la eternidad; otros creían que era un demonio esperando a ser liberado.
Un día, un joven llamado Yato decidió desvelar el misterio de la montaña. Fascinado por las leyendas, y sin miedo a lo desconocido, subió la montaña al anochecer, decidido a encontrar la fuente del fuego azul. Mientras ascendía, el aire se volvía más frío y el silencio más profundo. Solo el sonido del mar chocando contra las rocas lejanas rompía la quietud.
Al llegar a la cima, Yato encontró una cueva oculta entre las rocas. Desde su interior, un tenue resplandor azul emanaba, iluminando la entrada con una luz sobrenatural. Sin dudarlo, entró en la cueva. Dentro, las paredes estaban cubiertas de antiguos grabados que representaban figuras humanas ardiendo en llamas azules, rodeadas de sombras que parecían devorar sus almas.
En el centro de la cueva, Yato encontró una gran hoguera de fuego azul, pero lo que vio lo dejó helado. En medio de las llamas, una figura humana estaba de pie, inmóvil, con los ojos cerrados. Era el monje Ryūnosuke, o lo que quedaba de él. Su cuerpo parecía intacto, pero su piel era de un tono pálido y fantasmal, y sus ojos brillaban con un fuego azul intenso.
De repente, los ojos del monje se abrieron, y el fuego se intensificó. Una voz profunda y dolorosa resonó en la cueva, llena de ira y desesperación.
"He esperado siglos para liberarme", dijo la voz, que parecía venir de todas partes y de ninguna. "Pero a cambio, alguien debe ocupar mi lugar."
Yato intentó retroceder, pero se encontró paralizado por una fuerza invisible. El fuego azul comenzó a rodearlo, sus lenguas frías lamiendo su piel sin quemarla, pero sintió un dolor insoportable en su pecho. Era como si algo estuviera arrancando su alma. Las paredes de la cueva comenzaron a cambiar, las sombras en los grabados se movían, y las figuras humanas ardientes gritaban sin emitir sonido.
Con un último esfuerzo, Yato trató de escapar, pero fue en vano. El fuego azul lo consumió por completo, y su cuerpo se desplomó en el suelo, inerte. En ese momento, el monje Ryūnosuke fue liberado, su figura desvaneciéndose en el aire como humo, mientras que el fuego azul continuaba ardiendo, pero ahora con mayor intensidad.
Los aldeanos, al notar la desaparición de Yato, supieron de inmediato lo que había sucedido. Desde esa noche, el fuego azul brilló más fuerte que nunca desde la cima de la montaña, y los gritos silenciosos de Yato se unieron a los de las otras almas atrapadas en la cueva.
Se dice que cada vez que alguien se atreve a subir a la montaña, el fuego azul se hace más brillante, como si estuviera esperando a la próxima víctima para liberar su ira. Los aldeanos saben que el fuego nunca se apagará, y que aquellos que lo miran demasiado tiempo pueden sentir un frío que les cala hasta los huesos, como si el fuego azul estuviera tratando de arrastrarlos hacia la cueva, donde arderán eternamente."
Sango sonrió al terminar su historia.
—Más es que tenebrosa es...—comenzó a decir Sero.
—Inquietante —susurró Kaminari, nerviosamente—. Creo que me tenían más tranquilo las historias de muñecas malditas.
Sango soltó una pequeña risa.
—Es una historia que me contó un viejo amigo —dijo, apoyando su cara en su mano—. En ese entonces estaba en secundaria.
—Hicieron falta monstruos en esa historia —refunfuñó Mina—, amo tus historias de sirenas, debiste contar una de esas.
—¿No temes que el fuego azul te consuma para siempre? —preguntó Sango, Sonriente.
—Para eso te tengo a ti, me puedes echar agua y listo —Sango rió ante el comentario de Mina.
—Supongo que sí.
—Fue una buena historia —dijo Shoto de repente, haciendo que todos lo miraran.
—La verdad creo que si veo fuego azul algún día moriré de un ataque al corazón —comentó Izuku, riendo nerviosamente.
—Siguiendo esa lógica todos morirían porque son unos malditos extras —agregó Bakugo.
—Las rubias siempre mueren en las películas de terror —dijo Sango con una amplia sonrisa.
—¿Cómo me dijiste, sirenita? —gruñó Katsuki.
Eijiro sonrió nervioso mientras trataba de calmar a Katsuki.
Sango soltó una risita, disfrutaba molestar a Katsuki, tal vez era porque las reacciones de él eran demasiado abruptas, sin embargo, parecían sinceras. Todo en Katsuki gritaba impulso y sinceridad.
Y la sinceridad era algo que Sango realmente valoraba.
Mientras ella reía, Shoto la observó, no la miraba porque su risa le pareciera atrapante sino por la forma en la que la mirada de Sango reflejaba una ternura que era dirigida hacia Katsuki.
—Sabes, Bakugo, eres muy tierno —dijo ella.
El impacto de esas palabras fue tan grande que todos quedaron en silencio por un tiempo: "Bakugo...¿tierno?" Ese era el pensamiento de todos mientras observaba como la vena del cuello de Katsuki se sobresaltaba. Eijiro frunció el ceño ligeramente.
Katsuki gruñó, haciendo reír a Sango de nuevo.
—No es que no te respete ni nada, pero tu personalidad es genial —dijo, para luego mirar a Eijiro—. Es muy "masculina" y divertida.
Aunque, para ser sincera, Sango pensaba que la agresividad de Katsuki y su volatilidad debían tener un límite.
Eijiro suspiró, soltando a Katsuki cuando este dejó de forcejear y simplemente se sentó:—Lo sé —respondió, cruzando los brazos.
"Clara como el agua, firme como roca"
Sango trataba de repetir la misma frase en su mente mientras trataba de balancear la plataforma por su cuenta, usando un clon de agua lleno de rocas para balancear el peso que imitaba sus movimientos, simulando a Shoto.
Ella cerró sus ojos, moviéndose sutilmente dentro de la plataforma, moviéndose como si danzara.
Había decidido levantarse más temprano ese día para poder entrenar sola, de esa manera creía que podría corregir las falencias que tenía y lograr cumplir el objetivo del entrenamiento, por ello despertó antes de que el sol saliera.
Mientras el sol salía, Shoto se acercó a la playa guiado por el mismo pensamiento que su compañera, llevándose la gran sorpresa de que ella perfectamente se encontraba balanceando la plataforma por su cuenta.
—¿Soy yo el problema? —susurró para sí mismo, observando cómo la luz del amanecer caía delicadamente sobre Sango, reflejándose en el precioso mar de aguas cristalinas.
Sango se posó en el centro de la plataforma al notar la salida del sol, desapareciendo el clon de agua para no desestabilizar la plataforma y haciendo que las rocas regresarán a su lugar.
Allí lo observó mientras él la veía, sus ojos heterocromáticos la miraban de una forma que ella no podía describir.
Al ver que Sango había terminado, Shoto caminó hacia ella, congelando el agua bajo sus pies.
—Mi comida favorita es el soba —habló.
Sango sonrió ampliamente, sus mejillas se sonrojaron y su mirada se iluminó, estaba deleitada por la escena frente a él.
—Es una comida muy rica —respondió—. ¿Te gusta bailar?
—No lo odio —respondió Shoto, encogiéndose de hombros—. ¿A ti te gusta?
Sango asintió:—¡Me encanta! —exclamó.
Shoto suspiró:—¿Tienes algún espacio para mí en esa plataforma?
Sango asintió.
—Claro que sí —habló, extendiendo su mano hacia Shoto quien la tomó sin meditarlo dos veces.
Cuando ambos se encontraron juntos en el centro de la plataforma, cada quien activó su particularidad antes de ir a sus respectivos puestos.
—¿Estás listo, compañero? —preguntó Sango con una sonrisa, una de esas que no solía dirigirle a Shoto.
—Claro que sí...—respondió en un tono bajo, sonriendo levemente—, compañera.
Ambos comenzaron su práctica en ese instante. Al principio a ambos les seguía costando dominar el equilibrio en su totalidad, sin embargo, la frustración que habían sentido antes ahora se había convertido en motivación. Cada vez que caían, al levantarse nuevamente, ambos se decían mutuamente donde sentían el desequilibrio y lo corregían.
Cuando llegó la tarde, y con ella el fin del entrenamiento de aquel día, ambos habían dominando el equilibrio a la perfección. Los movimientos de ambos en la plataforma solo demostraban confianza y delicadeza, ninguno de los dos desperdiciada ningún movimiento, era como si aquella tarde que pasó les hubiera ayudado a encontrar aquella sincronía que no habían tenido antes.
Cuando terminó la tarde ambos habían logrado pasar la media hora requerida para aprobar el ejercicio, pasando así a la siguiente ronda de entrenamientos.
—Quién diría que saber mi comida favorita haría que aprobáramos tan rápido —habló Shoto, pasándole una toalla a Sango.
Ella realmente no la necesitaba dado a que con su particularidad podía retirar toda el agua, pero igualmente la tomó y le agradeció por el gesto.
—Estábamos muy tensos, a veces las preguntas que parecen tontas ayudan a alivianar el ambiente.
Shoto la miró por un momento para luego mirar a Izuku.
La noche anterior Shoto se había sincerado con Izuku sobre su historia con Sango, como la conocía de antes y cuáles eran las intenciones de su padre para con ellos, le contó cómo rechazó su amistad por años llegando incluso a lastimarla al apartarla de él. Izuku lo reprimió fuertemente dado a que si bien Sango era una chica que su padre quería como su amiga, ella era completamente inocente en ese entonces.
—Ishikawa...—susurró Shoto—, no, Sango. Siento mucho todo lo que te dije o hice cuando éramos niños.
Sango lo miró por un momento.
—Olvídalo —vociferó, tomando una bocanada de aire y sonriendo ampliamente—, sólo éramos niños, lo que cuenta es lo que hagamos ahora.
Shoto sonrió y asintió.
Izuku, quien los miraba desde la distancia, sonrió. Estaba feliz de que su amigo resolviera sus problemas del pasado. Sin embargo, su compañero pelirrojo sintió cómo su estómago se revolvía al ver la cercanía de Sango y Shoto.
Long time no see
¿Cómo les va? yo me estoy muriendo por los finales.
Pero en fin, espero les haya gustado el capitulo de hoy.
El comportamiento de Sango es un poco peculiar, ¿por qué será?
No se olviden de votar y comentar <3
Gracias por leer <3
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