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I

Black Swan—BTS

"Un bailarín muere dos veces, una vez cuando dejan de bailar, y esta primera muerte es la más dolorosa".
- Martha Graham.

EVAH

Su cuerpo tenía una impresionante sincronización con la música que sonaba, era como si ella fuera parte de la melodía que resonaba por el lugar. Una gran capa de sudor cubría parte de su piel, brillando ante la luz de los focos. Las hebras oscuras de su cabello se pegaba a su nuca y partes laterales de su rostro, sentía como el ardor habitual al bailar se adueñaba de sus extremidades, como el cansancio se aferraba a sus músculos.

Verla bailando era ver arte, era observar a una diosa que había sido bendecida con un gran talento, o eso era lo que las personas decían en voz baja cada vez que la observaban bailar. Cuando tenía su vestimenta blanca parecía un ángel, sus movimientos delicados, sus pasos llenos de seguridad y precisión, todo era perfecto.

Ella era arte, un arte que pronto acabaría.

Se preparó y a pesar del dolor punzante que estaba comenzando a sentir en su rodilla derecha se obligó a hacer una pirouette, su cuerpo comenzó a girar en las direcciones contrarias de las manecillas de un reloj, dejando que todo su peso cayera sobre su pierna derecha  mientras su torso giraba y su extremidad izquierda se extendía y contraria, cayó en la cuarta posición de ballet y comenzó a dar pequeños saltos para agarrar impulso.

Su cuerpo se impulsó hacia adelante con fuerza y sus piernas se abrieron en un perfecto split, pero cuando cayó sobre su pierna derecha está se dobló y cayó al suelo en un golpe seco. El dolor azotó el área lesionada de su cuerpo y lloró, lloró de la ira y la impotencia, tenía meses practicando, queriendo regresar a los escenarios y demostrar cuan buena era, pero no podía.

No cuando hacer un simple giro sin sentir dolor parecía imposible, no cuando hacer las posiciones básicas la hacían querer gritar. El maldito accidente se había llevado sus sueños, si su rodilla no se hubiera fracturado, si tan solo no hubiera quedado atrapada en el auto, hubiera salido ilesa, hubiera podido seguir con el papel del cisne negro.

Pero ya no podía.

Sintió ira, quería gritar hasta que sus cuerdas vocales ardieran pero hacerlo no le devolvería lo que perdió meses atrás, nada lo haría. Con el corazón latiendo velozmente se levantó del suelo, mientras empezaba a caminar hacia los vestidores del edificio su pie derecho cojeaba levemente, recordandole su desgracia. 

Estaba sola en el edificio, las últimas semanas había sido así, bailar la calmada, la relajaba, hacia que sus miedos y preocupaciones pasarán a segundo plano, aunque ahora, no volver a bailar como antes era su mayor preocupación, era su más grande temor. Los médicos le habían dicho que necesitaba tiempo para recuperarse, pero sentía que el tiempo se le escurría por las manos como si fuera agua.

Al entrar a los vestuarios, observó una caja blanca con una cinta azul en el medio, frunció el ceño al notar el objeto, no lo había visto ahí hace unas horas atrás. Con cautela se acercó a la caja y en una nota blanca, estaba escrito su nombre con tinta roja Evah, la revisó y no encontró nada más en ella. Sin dudar alzó la tapa, sus ojos dieron con un vestido blanco junto a unos tacones rojos. Dejó de lado los zapatos y sacó el vestido, observando lo sencillo que era.

Tenía un corte en forma de corazón en el pecho y era largo, quizás hasta las rodillas, dos tiras delicada unían la parte delantera y trasera del vestido. Era sencillo, tal y como ella lo era. Al bajar la mirada hacia la caja observó un sobre, el cual sacó y abrió para leer la carta que había dentro de el.

Lamento la demora, pero no me olvide de nuestro aniversario, solo quería sorprenderte y tenía que terminar los últimos detalles, cariño. Te espero a las doce en mi casa, no llegues tarde. 

—Alex.

Frunció el ceño por unos segundos al no entender, luego buscó su teléfono para ver la fecha y lo vio, era el último día de septiembre y dentro de unas horas sería primero de octubre. Una maldición se quedó atascada en la garganta de Evah al notar que era su aniversario, cumplian tres años juntos.

Lo había olvidado.

No le había parecido extraño que Alex no le hubiera escrito, últimamente estaba cada vez más ocupado, tenía que cumplir con las expectativas de su padre para ser digno de la empresa de su familia. Había días en los cuales no se hablaban para nada, había días en los cuales parecía que ambos en realidad no eran nada.

Pero lo eran, se habían conocido por medio de amigos en común, habían caído hacía el otro sin freno, sin salvavidas. Ambos eran divertidos, ambos se complementaban y él siempre la comprendía y escuchaba.

Una punzada de dolor atravesó su pecho al darse cuenta de que estaba descuidando su relación, al darse cuenta que estaba tan metida en sus problemas que no se había dado cuenta que se estaba alejando de todos, sus amigos, su familia, su novio. Pero estaba tan perdida, tan desorientada, tenía tanto miedo de no volver a ser la misma de antes.

Había un vacío en su pecho, algo que no comprendía por completo, era como si fuera un rompecabezas y le faltara una pieza para completarlo, para poder entender el dibujo, aunque no sabía con exactitud qué era y esa simple razón la desesperaba.

Sentía que no era ella, que desde el accidente algo se rompió, o quizás estuvo roto durante mucho tiempo y apenas salía a la luz.





Cuando dieron las doce en punto Evah estaba estacionando su auto enfrente de la casa de Alex, la cual parecía desolada. Salió del auto y se observó por última vez en el espejo, tenía el cabello oscuro suelto y este caía en su espalda, sus ojos verdes brillaban con fiereza y su rostro lucía impecable gracias al maquillaje.

Dejó salir un suspiro pequeño y metió la mano en el bolsillo de su abrigo, sintiendo la pequeña caja con el regalo a última hora que había conseguido para Alex, era un reloj de plata con incrustaciones de piedras azules a los lados.

Tomó una gran respiración y comenzó a caminar hacia la puerta, antes de que presionará el timbre observó una nota pegada a la puerta.

Con cuidado debes entrar, oscuro ha de estar, con el tacto de tus manos debes guiarte, hasta el sótano llegar. No comas ansias, pequeña, ve con calma, porque mi sorpresa nunca olvidarás.

—Alex.

Una carcajada salió de los labios de Evah al terminar de leer la nota, el recuerdo de su primer año juntos vino a su mente y llenó cada parte, él había hecho una búsqueda del tesoro, el final había sido una maravillosa cena en un observatorio. Esa noche había sido mágica. 

—¿Qué es lo que tramas, Alex? —preguntó en un susurro, sabiendo que no tendría una respuesta.

Tomó la perilla de la puerta entre sus manos y la giró, se adentró en la oscuridad de la casa y cerró la puerta a su espalda. Mordió su labio inferior y cerró sus ojos para recordar cómo era la casa. Se sacó el abrigo negro y con sus manos palmeó hasta dar con el perchero, caminó un poco y dejó sobre una mesa que había a su izquierda las llaves del auto, llevando en sus manos la caja negra con su regalo.

 Siguió guiándose con las manos, si caminaba en línea recta, llegaría hacia la parte trasera de la casa, donde a su izquierda estaría la puerta que daba al sótano. El cual estaba terminado y era un apartamento que aun no estaba en renta. Se chocó con varias cosas mientras iba caminando, maldijo una que otra vez hasta que dio con la puerta del sótano.

La abrió y sonrió ante lo que miraba, al final de las escaleras había velas y pétalos de rosas, con cuidado bajó las escaleras y se dejó guiar por las velas y los pétalos. Estaba maravillada, todo era sacado de una película, pero la pregunta era: ¿De qué género?

—Alex. —Llamó sonriendo—. Esto está muy bonito, amor.

No obtuvo respuesta, pero eso no le importo. Siguió caminando hasta llegar a una puerta, la cual daba a una pequeña oficina, lo recordaba porque ella le había insistido en que la agregara. Una nota estaba pegada a la puerta de madera oscura.

Al final del camino llegaste, con cuidado me buscaste. ¿Sabías que la verdad siempre sale a la luz? No importa cuánto la ocultes o intentes ser cuidadoso, siempre cometes un error, siempre hay un pequeño detalle que no cuidaste.

Disfruta tu sorpresa, querida Evah.

—¿Qué? —susurró confundida al terminar de leer.

Tomó la perilla de la puerta entre sus manos y la abrió, la oficina estaba oscura, pero en la silla color crema, detrás del escritorio, había alguien, podía observar la mata de cabello rubia de su novio en medio de la oscuridad gracias a la luz que entraba de las velas. 

—Esta sorpresa es extraña, Alex. —Entró más en la oficina—. No entiendo nada.

Él no se movió, no dijo nada, solo se quedó en su lugar y Evah frunció el ceño, confundida.

—Alex. —Llamó y no obtuvo respuesta, intentó prender la luz pero no funcionaba—. Alex me estás empezando a asustar.

Cerró sus ojos con fuerza y mordió su labio inferior, para no dejar salir un grito de frustración. Quiso llegar hacia la silla pero los tacones rojos se resbalaron con algo, su tobillo izquierdo se dobló y tuvo que agarrarse de la superficie del escritorio para no caer. Se levantó y caminó hasta posicionarse enfrente de su novio.

—¿Qué estás haciendo? —masculló.

Seguía sin poder ver su rostro porque estaba contra luz y la luz que proporcionaba las velas no era mucha. Gruñó al no obtener respuesta y extendió su mano, tocando el interruptor de la lámpara sobre el escritorio.

Un grito de terror salió de sus labios a lo que luz se encendió, su cuerpo se echó hacia atrás, golpeando su espalda contra la pared, la caja negra con el reloj cayó al suelo en un golpe seco y sus manos fueron hacia la pared para no caerse. Las lágrimas inundaron sus ojos y tornaron borrosa su visión, mientras que su pecho se contrajo con violencia.

—Oh por Dios. —Jadeó y cayó al suelo en un golpe seco. Quedando sentada frente a Alex. 

La boca de Alex estaba cocida, su cuerpo  estaba cubierto de sangre y había un charco debajo de él, la ropa de Evah estaba llena de sangre, titubeante y con terror acunó el rostro de Alex entre sus manos y dio algunas palmadas en sus mejillas, pidiéndole en pequeños susurro que se mezclaban con sus sollozos que abriera los ojos. 

—Por favor. —Rogó en un hilo de voz, un sollozo salió de sus labios y sus manos se deslizaron por las mejillas de él, hasta llegar a su cuello, donde sintió algo extraño.

Con el ceño fruncido y el corazón martillando con fuerza en su pecho, levantó la cabeza de su novio, la cual cayó hacia un lado, dejando a la vista un gran corte en la garganta. Evah se echó hacia atrás, sentándose sobre sus pies, tapó su boca con las manos, intentando apaciguar los sollozos. No entendía qué estaba ocurriendo, no sabía qué mierda era lo que estaba pasando. 

Su vestido blanco ahora estaba rojo, igual que su piel blanca y cremosa ahora estaba manchada por la sangre de quien era su novio. Cerró los ojos por unos breves segundos y cuando los abrió de nuevo se dio cuenta que había un papel pegado al cuerpo de él, en todo su torso.

Detesto a los mentirosos, Evah. Los detesto con todo mi corazón, los aborrezco y ellos tienen que pudrirse en el infierno, arder en las llamas y pagar por cada mentira que salieron de sus sucias y asquerosas bocas.

No llores por él, no vale la pena, su boca ahora está sellada y su garganta cortada. Ya no podrá mentir, ya no te verá otra vez la cara de tonta, porque eso es lo que estuvo haciendo durante estos años. Verte la cara de estúpida.

No entiendes, lo sé, pero tranquila. Entre el cielo y la tierra no hay nada oculto, y p ronto podrás entender porqué él está muerto.

—Shadow.

N/A

Buenaaaaas, personita hermosas. ¡Empezamos con esta aventura! 

Es la primera vez que voy a narrar una historia en tercera persona y es mi primera historia de misterio y suspenso. Así que ya veremos que sale de esto 🙈 Intentaré publicar todos los sábados, aunque no prometo nada xD

Si eres un lector que me sigue desde mis historias pasadas, gracias por estar aquí, espero sorprenderte y hacerte volar otra vez el cerebro xD

Si eres nuevo, me conocen como Cealena, aunque el diminutivo de mi nombre es Nair, no importa como gustes llamarme, estoy bien con ambos. A veces mató personajes, juego con mentes y adoro lanzar spoiler sin que se den cuenta, pero soy un amor al final del día. 

Nos vemos pronto 7u7

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