Capítulo 3
Viaje a tierra tres
Pasaron horas desde que los tres jóvenes entraron al desierto, tiempo donde Jeff y los demás sintieron el verdadero terror.
El desertó de Thamón resguardaba a miles de criaturas capaces de devorar el maná y sólo salían de noche, momento donde los hechiceros se encontraron con una manada de horribles hombres perro.
Median dos menos y sus cuerpos eran muy delgados, lo único animal era su cabeza, la cual era de un chacal, mientras que su cuerpos poseían aspecto humano con un montón de pelo marrón.
Usaban prendas tradicionales de las reinas y reyes egipcios. Cuando Jeff usó el Podah, ellos lo absorbieron, igual que el Bajo Cero y el Escudo de Diamante.
Cuando no pudieron defenderse, los tres fueron tomados como rehenes, hasta que unos soldados los encontraron y rescataron.
Ahora, Jeff estaba inconciente en una cama, por dentro, su mente flotaba en un espacio oscuro sin dejar de pensar.
《¿Qué fue eso?, ¿Resistieron mi Podah?》
Su mente había quedado suspendida en un solo momento, hasta que terminó de procesar todo para despertar de golpe.
Sus ojos y mente se bañaron en angustia, pero al calmarse, se percató de cómo estaba sobre una cama de hospital.
La habitación hecha con arenizca roja, era iluminada por tres ventanas en un muro a su derecha.
Había una mesita a su lado con una jarra de agua, la tomó y bebió directo del objeto antes mencionado.
Su cuerpo temblaba, no comprendía cómo seguía con vida o si sus amigos corrieron con la misma suerte.
Intentaba calmarse, pero no podía, fue una experiencia traumática donde su mayor hechizo no funcionó, por primera vez, tuvo miedo.
—¡Aaaaahhhhhhh! —De pronto, Jeff comenzó a gritar en pánico.
No dejaba de llorar, se abrazaba fuerte, era como si algo lo poseyera.
Esas cosas de alguna forma lo dejaron con mucho miedo, sin duda, tierra tres tenía bestias que podían volver loco a quien no fuera de ahí.
De pronto, la puerta de la habitación se abrió dejando entrar una figura femenina con algunos rasgos gatunos.
Jeff no se dio cuenta por su estado de pánico, pero eso no impidió que la mujer se asustara e intentara calmarlo.
No importaba cuánto tratara, Jeff comenzó a convulsionar poniendo sus ojos blancos.
Parecía que estaba por morir. Por su parte, la mujer gato se molestó, sacó una botellita del bolsillo de su pantalón bombacho, la abrió, bebió y escupió cubriendo a Jeff con aquel líquido rojo.
Juntó sus manos dejando emanar de estas un brillo dorado, las puso sobre el pecho de Jeff.
—¡Malditos Errantes! —Exclamó molesta.
Presionó el pecho del mago desatando una onda que cubrió esa zona, cuando retiraba sus manos, una nube de energía negra salió de frente a sus palmas.
De esa energía salían mil lamentos que afectaban a la mujer que solo sonreía sadicamente, estaba aguantando, hasta que al final, Jeff comenzó a mostrar mejoría.
La chica gato dejó caer sus hombros y respiró tranquila.
—¿Qué me pasó?, ¿Quién eres? —Preguntó Jeff aturdido.
—Oh, los soldados te encontraron en el desierto junto a tus amigos siendo llevados por un grupo de nueve chakales Styx, son muy agresivos.
》 Si hubieran llegado una hora tarde, ya abrías sido devorado y tus huesos usados para hacer juguetes para sus bebés —Se sentó en una silla cercana.
—Mi nombre es Bianca, soy una Semi-humana y la Hekau médico al servicio del faraón Asad.
Jeff quedó confundido
—¿Hekau? — Enarcó una ceja sin entender qué era eso.
—Si, es el título que se le da a quienes dominan la magia. En mi caso, la uso para sanar y destruir a los seres sobrenaturales.
—Te refieres a que eres una hechicera —Jeff comprendió a qué se refería.
—¿Hechicera? —Ahora Bianca parecía confundida con sus orejas gatunas agachadas.
Jeff solo le dijo que así era como les llamaban a esas personas en su mundo. Ella comprendió y le pidió seguirla, cosa a la que Jeff no pudo negarse.
Salió de la cama para seguirla, tenía curiosidad a dónde irían. Llegaron a un gran salón que tenía miles de ventajas a lo alto y bajo de sus paredes.
Las paredes eran de barro o algún material similar al de las rocas para la construcción de las pirámides.
En medio de la sala había un trono dorado donde un hombre robusto y con rasgos faciales toscos los esperaba.
—Mi señor, el primero de los tres sujetos a despertado y lo traje ante usted —Hizo una reverencia.
—Bianca, te he dicho que no me molestes cuando estoy por irme a cenar, a menos que quieras comer conmigo y seas quien pague —Exclamó el faraón con una voz gruesa y áspera.
—No gracias, ya te conozco y sé que comes más que un elefante y tragas como pato —Lo rechazó cortantemente.
El emperador de avergonzó y con molestia dijo:
—¡Vamos!, no seas así, ninguno de mis súbditos quiere acompañarme a comer, me siento solito.
—Es que tú no comes, tú succionas la comida como aspiradora sin fondo.
》Si le preguntas a todos cuál era su peor pesadilla, ellos te dirían que eso es verte engullir la comida sin parar.
—Que mala —Afirmó el faraón cabizbajo. Sus ojos se posicionaron en Jeff—.Tú —Exclamó serio, se puso de pie revelando un enorme tamaño y unos músculos que hicieron a Jeff tragar saliva.
》¿No quieres cenar conmigo? —Se agachó para señalarse así mismo con una mirada neutral. Jeff quedó pasmado.
—Bueno, pero debo encontrar a mis compañeros, no los he visto aún.
—Descuida, tus compañeros están descansando, al igual que a tí, les tuve que sacar unos Errantes de sus cuerpos y ahora están descansando —Mencionó Bianca.
Jeff se calmó al saber que estaban bien, aun así, no podía evitar preocuparse.
Junto al faraón, salió hacia una calle llena de edificios, tanto modernos, cómo antiguos.
El clima frío de la noche los recibió. Avanzaron hasta un restaurante, donde los recibieron como a una celebridad.
Claro, si Jeff se ponía a pensar, esto era por el faraón, quién lo llevó hasta una mesa circular para sentarse frente al otro.
El faraón pidió un banquete de muchas carnes y ensaladas, mientras que Jeff se arriesgó a una sopa de carne, no sabía que carne era, pero entre todas las cosas del menú, sentía que era lo único seguro para él.
Se sentó a comer mientras el faraón se ponía a hablar explicándole que era Asad, el faraón cuervo, también le decían el faraón volador, debido a sus potentes saltos, era capáz de saltar hasta el cielo.
Esta no era una magia, en ese mundo, con entrenamientos y poca concentración de maná, los humanos podían obtener un poder absurdo.
Incluso, si usaban magia, debían aprender a usar el estado de adaptación.
Asad llegó a aprender magia de tierra y entrenó sus piernas por medio de su maestro anterior, un hombre que llevaba la máscara de un cuervo, debido a que era un militar y murió devorado por unas criaturas hechas de miasma llamadas Errantes.
Jeff lo escuchó hablar sobre estos Errantes encontrándoles mucha similitud con los Desterrados, desde la forma en la que aparecen, hasta la forma de matarlos.
Era increíble lo mucho que sus mundos se parecían, pero con innumerables diferencias que lo volvían todo nuevo como la cultura y estado del mundo.
Aquí, solo existían dos continentes donde las cosas parecían prósperas, pero no lo sabía.
—Creo que ya he hablado mucho de mí, cuéntame cosas de tí —Preguntó Asad de forma interesada mientras terminaba de comer.
—¿Yo?, me llamo Jeff Slaider, el Capa Sombría, el hechicero cuervo, en mi mundo existe un peligro y son los Desterrados.
》Criaturas similares a tus Errantes, además de hechiceros rebeldes. Ahora mismo estamos en una misión para recuperar uno de nuestros artefactos que ocultamos en tu mundo.
》Pero creo que no podré hacer mucho sin tu ayuda, ya que no pude matar a esos monstruos con mi magia.
—Ah, si —Comió un pedazo de carne—. Las criaturas de este mundo comen maná, cualquier técnica, que no sea física o natural, será consumida.
》De seguro, tu magia la lanzas o la manifiestas cubriendo una zona de maná. Estas magias no sirven aquí, así que olvidalas y sobre ese objeto, ¿cómo es?
—Es una daga que emana una luz azul, le fue dada a un faraón que tiene algo que ver con las serpientes.
—¿Serpientes? —Se quedó pensando mientras comía—. Me parece que escuché algo, pero debemos preguntarle a mi maestro, debe estar en la biblioteca del palacio —Se puso de pie.
Jeff y Asad salieron del restaurante con comida para llevar hacia el palacio, estaban por ir hacia la biblioteca, pero Jeff decidió ir primero a ver a Amelie.
No dejaba de pensar en cómo debía estar tras liberar el Bajo Cero en un estado muy débil. Al llegar a su habitación, encontró a Amelie acompañada de Bianca.
Amelie tenía la piel algo roja por el sol, se levantó de la cama para ir hacia Jeff y abrazarlo, temía que estuviera mal o ya hubiera muerto.
—Descuida amor —Jeff la abrazó y acarició su cabello—. Soy Jeff Slaider, nada me puede matar.
—No digas eso, no debes tentar a la suerte —Lo abrazó fuerte y lo observó con preocupación.
Juntos, ambos decidieron ir hacia la biblioteca para encontrar a Red y Asad hablar con una chica con rasgos gatunos, pero su pelaje era negro.
Cuando Asad vio a Jeff del otro lado de la biblioteca, levantó su mano y dijo:
—¡Hermano!, ¡Por aquí! —Estaba emocionado. Jeff se le quedó viendo algo raro.
—Espera, ¿Por qué me dices hermano? —Quiso sonreír, pero se contuvo a medida que avanzaba.
—Pues, eres el cuervo de tu mundo y yo el del mio, ambos perdimos a nuestros padres a muy temprana edad, podríamos ser hermanos políticos.
》Tú mi hermanito y yo tu hermano mayor, ¿Qué dices?
—Espera, no te dije sobre la muerte de mis padres a mi corta edad —Jeff estaba atónito por esa información no compartida.
—Para Isis no hay nada oculto, cuando alguien pasa por lo mismo qué tú, es fácil reconocerlo. Somos dos unicornios en un mundo de caballos.
—Eso sería interesante, pero no creo que funcione, somos de dos mundos diferentes.
—Oh, vamos, va a ser divertido —Asad estaba emocionado—. Entrenaremos juntos, nos cuidaremos las espaldas y sobre todo, no nos sentiremos solos.
Por un momento, Jeff se lo pensó, siempre pensó en tener una hermana o hermano, alguien con quien compartiera su misma naturaleza de magia y pudieran compartir sus historias.
Se notaba como Asad le estaba dando esta oportunidad, con su ayuda, podría cumplir ese sueño.
—Bien, pero nada de prestarnos dinero —Extendió su mano para estrecharle la suya.
El faraón estaba tan feliz, que lo cargó con un fuerte abrazo mientras gritaba que tenía un hermano una y otra vez.
De pronto, un grito proveniente del agujero en el techo puso a todos en alerta, algo cayó de este para aterrizar en la punta de sus pies.
Un hombre con alas se manifestó con una expresión de molestia.
—¡¿Por qué haces tanto ruido, Asad?!
—Maestro—Soltó a Jeff para acercarse a ese hombre—. He encontrado un hermano —Lo tomó de los hombros antes de abrazarlo muy feliz.
—Suéltame —Intentaba liberarse. Asad lo soltó al darse cuenta de que estaba por sacarle los ojos azules oscuros.
Se disculpó por hacerle eso, se había emocionado.
Su maestro trataba de respirar mientras sacaba sus alas blancas como su cabello.
》Entiendo, te emocionas mucho, aun recuerdo como lloraste cuando Bianca te rechazó.
—No diga eso, no fue lo que pasó —Estaba nervioso, se percató de cómo Bianca lo observaba con los ojos abiertos.
》Yo la rechacé, además, no estaría con una gata con la cola muy... ¿Larga? —Exclamó con confusión.
Bianca levantó una ceja sin entender de qué hablaba. Ella recordaba que lo rechazó de forma fulminante ocasionando que termine en cama por un mes.
Asad desvió el tema para prevuntar por la daga del viajero, le explicó a su maestro que Jeff y sus amigos eran de otro mundo y buscaban una daga que le entregaron a un faraón con relación con las serpientes.
—Si, así es, yo soy Jeff Slaider y ellos son Amelie Frost y Red, buscamos la daga del viajero, se la entregaron a un rey de este mundo.
》Nos enteramos por un mapa que encontramos dentro de una pirámide.
El hombre se les quedó viendo mientras recordaba y dijo:
—Si, recuerdo eso. El faraón Toth terminó asustado, vi como se dedicó a crear una prisión para esa daga y crear protección para reino.
》Para ello, creó una ciudad fortalecida llena de una tecnología que nunca antes vi, la trajo de un mundo llamado tierra cinco y tierra dos.
》Solo usó esa daga para recolectar armamento de defensa y crear la ciudad de Olmos —Fue hacia un libro de donde sacó un pequeño triángulo de plata.
》 Ese ciudad es una de las más peligrosas por su ubicación actual. Me ordenó que esperara a que volvieran por esa cosa.
—Espera, ¿Tú eres...? —Amelie abrió sus ojos.
—Si, de hecho, yo soy quien hizo el mapa y escribió ese mensaje, fui quien llevó a ambos ante el faraón cuando era un niño. Soy Seth, el patriarca de las hadas oscuras.
La noticia dejó atónitos a todos, ninguno se esperaba encontrar hadas en ese mundo y menos al líder de estas, quien era muy diferente a las hadas que conocían.
Sus alas eran translúcidas, además su cabello era blanco y sus ojos eran azules.
—Entonces debe llevarnos a Olmos para recuperar la daga, es una cuestión de vida o muerte —Red fue hacia él. Jeff le dijo que se calmara al ver cómo estaba molesto.
El anciano guardó silencio por un momento dejando el lugar en un ambiente de tensión. Cuando Jeff pensó que se había enfadado, el anciano dijo:
—Claro que los llevaré, pero no será un camino fácil, el territorio donde está Olmos es territorio de la princesa Errante.
》Hay miles de esas cosas en ese lugar, tendremos que ser discretos.
◇◇◇
—Una presencia extraña ha aparecido a lo lejos —Exclamó una mujer de tez morena sobre una torre en medio de la penumbra helada de la noche.
No estaba segura de que era esa energía, pero reconoció que no era de alguien de ese mundo.
—Esa energía es de Jeff, el tipo del que te conté, princesa.
》Cómo me dijo Fritz, ellos irían a ese mundo usando la espada Montserrat —Mencionó una Pesadilla translúcida, parecía un fantasma.
La princesa se lamió los labios antes de decir:
—Descuida, iré por ellos, me intriga qué sabor tiene un Capa Sombría —Tenía sus ansias de devorar descontroladas.
—No, ten paciencia, la mejor carne es la que se cocina con paciencia.
》 Ellos llegarán ahí y entonces, podrás hacer lo que quieras, después usarás a Montserrat para traerme la daga.
》No quiero que esos rebeldes me quiten mi puesto como la preferida de Nataniel.
—Qué lástima —Entrecerró sus ojos con molestia—. Bueno, solo por que, de entre las cuatro, tu eres mi favorita, te haré caso hermanita —Estiró un brazo a un lado para crear un cetro de madera muy deteriorada.
Sus ojos se tornaron blancos con manchas grises, sus pupilas eran aros negros.
—Quién mejor para el trabajo que la cuarta Inquisidora de las pesadillas, Angustia. Mi hermana favorita —Pesadilla hizo cómo si la abrazara.
◇◇◇
—Hace mucho calor —Amelie exclamó para luego beber agua.
—Ñya, es purfecto para tomar una siesta —Mencionó Bianca, quién estaba montando un brusco dragón.
Una vez que acordaron ir hacia Olmos, el patriarca de las hadas activó la pirámide pequeña, de donde salió un rayo azul que cruzó el desierto hasta la ciudad de Olmos, era como una guía.
Para llegar a Olmos, debían pasar el desierto de Atazca, hogar de las criaturas más feroces, entre ellas, una reina Errante.
Si fueran a pie, sería fatal, por lo cual, Asad les sugirió usar la ayuda de un amigo que trabajaba con dragones.
Con su ayuda, llegaron rápido a la mitad del camino, pero debido a que estaba cayendo la noche, el faraón y Jeff decidieron parar a descansar.
Hicieron una gran fogata en medio de la noche, los dragones durmieron con los cuerpos formando un gran círculo que era protegido por las barreras de Rehing.
El joven caballero concentró su maná en la arena creando un domo hecho con arena natural.
Se sentaron para comer y charlar aprovechando la fría noche, pero los dragones no dejaban de estar alertas.
Con sus largos cuellos como de jirafas observaban a las bestias que se escondían en las penumbras.
Asad no apartaba su mirada del desierto, hasta que decidió poner su atención en el joven de cabello mostaza que estaba frente a él.
—Oye, Monty, gracias por ayudarnos —Exclamó Asad con un positivismo radiante.
—No hay de que —Monty, un sujeto con traje de domador, lo vio con sus ojos afilados—. Había pasado un tiempo desde que mis dragones y yo salimos a un viaje así de largo, es hermoso.
—Ni me lo digas, es la primera vez en años que vuelvo a este lugar desde el incidente.
—¿Incidente? —Preguntaron Jeff y Amelie. Se notaban intrigados.
—Si —Habló Bianca— Un día antes de la coronación de Asad, se estaba sellando un tratado de paz con una general, pero en medio de la reunión, Angustia, la princesa Errante apareció y mató a todos.
》Esto desató una guerra que dividió al país.
》Asad no pudo hacerle frente y terminó cediendo la mitad del país, es por esto que los ciudadanos lo respetan, pero se burlan de él.
La explicación creó un gran silencio en la zona. Jeff no lo podía creer, hasta que se activó de la nada el Libro de la Sabiduría para mostrarle a Jeff lo sucedido.
En efecto, lo que vio fue a Asad frente a una mujer sujetaba a un hombre. Por medio de otro recuerdo, vio que era el maestro de Asad.
Aquel hombre fue asesinado y debido a eso, Asad quedó inmovil, su última orden fue:
—Retirada.
Desde entonces, el país estuvo dividido. Por medio de otros recuerdo, Jeff vió los pensamientos de esas personas en el restaurante y todos pensaba qe Asad era un cobarde.
Un bebé grande que no servía para gobernar y muy blando. Cuando Jeff volvió en sí, vió a Asad con compasión y decir:
—Vaya, así que aunque seas el más importante, nadie te respeta.
—Como has visto hermano, ni mi Hekau me quiere, eso sí que es doloroso —Mencionó Asad de forma melancólica —. Ni siquiera se por qué sigo siendo faraón, soy un desastre, por mi culpa la mitad de mi reino está muerta y la otra me odia.
—No dejes que eso te afecte. Fallaste, pero no dejes que eso defina el tipo de líder que eres.
》Debes concentrarte en tu trabajo, guia con sabiduría, no debes prestarles atención —Explicó Jeff. Sus palabras le llegaron a Asad, quien lo abrazó dándole las gracias.
Amelie y Bianca sonrieron por la tierna escena. Aunque no eran familia, Jeff sentía un sentimiento de fraternidad, era algo muy diferente al sentimiento de amistad con Yuri y Sabrina.
Era un cariño de hermanos auténtico por lo similares que eran.
Ambos no eran muy queridos, aunque eran los más importantes y obtuvieron un puesto que les daba problemas. Jeff sentía que esto era lo que necesitaba, su cuerpo se calmaba ante la sensación de ser comprendido.
—Por lo que veo, se necesita a un cuervo para entender a otro cuervo —Exclamó Seth —. Eso me recuerda cuando el clan hada era más grande. En fin, es hora de dormir, partiremos a las cinco de la mañana.
Una vez se fue a dormir el patriarca, las chicas hicieron lo mismo. Amelie creó un iglú donde ella y Bianca pudieran descansar, mientras tanto, él hechicero, el faraón y el dragón se turnaron en la misión de mantener a Red despierto.
Si se dormía, podrían morir ante las bestias. Algunas criaturas se acercaron al campamento, pero los dragones los espantaba con bramidos.
◇◇◇
A la mañana siguiente, siguieron avanzando hasta llegar a un puente de tierra. Este era el puente que vieron en el mapa, conectaba con Olmos.
A lo lejos observaban las imponentes murallas tan grandes y de un color oscuro. Los hechiceros intentaron sentir el maná del lugar, pero no lo pudieron detectar.
Jeff estaba por dar un paso hacia el frente, pero una risa llamó la atención de todos.
Una misteriosa figura femenina de piel morena se hizo presente.
El viento movía su cabello negro trenzado que tapaba un poco sus ojos.
—Vaya, vaya, vaya, pero miren quienes están aquí, el Capa Sombría y el faraón volador.
》Que sorpresa, están en mi territorio, vuelvan por donde vinieron, no los dejaré avanzar más.
Jeff le sonrió antes de decirle:
—Tu debes ser Angustia. Si Pesadilla es una Inquisidora, tu también debes serlo, pero posiblemente te gusta ser llamada "Reina".
—Me alagas, Jeff Slaider, pero no me importa —Sacó su cetro—. Solo quiero que se larguen.
Saltó de frente moviendo su cetro. Jeff retrocedió para usar Podah en forma de cuchillos que disparó velozmente.
Sin embargo, Angustia maniobró su cetro haciéndolo girar absorbiendo el hechizo para prender los extremos de su arma.
Sus extremos se prendieron en fuego oscuro y con unos cuantos giros, comenzó a disparar bolas de fuego gigantescas hacia todos lados.
No era Podah, era solo fuego fatuo, pero de todas formas era letal, por lo cual, todo tuvieron que esquivar como podían.
Jeff esquivaba los ataques con mucha dificultad. Angustia era mucho más rápida.
Debido a esta velocidad, Jeff se detuvo para comenzar a concentrar su energía en sus palmas.
Con dificultad, sujetó los ataques para concentrarlos en unas esferas que cubrió con Centinela, para después dispararlas, dejando que sean absorbidas nuevamente por Angustia.
—¡Vuelve! —Jeff gritó con la mano levantada y molesto.
Cuando Angustia estaba por disparar nuevamente, saltó en el aire para lanzar desde arriba un poderoso ataque de fuego que se desvió a la mano de Jeff, donde recuperó su poder.
Angustia aterrizó en el puente de tierra muy molesta,se dijo:
—¡Eres un tramposo!, es injus.... —Instintivamente, su mano derecha se levantó consumiendo un poderoso y destellante ataque de flecha eléctrica.
Monty había disparado ese ataque que liberó una poderosa onda al chocar con Angustia undiéndose un poco en el puente qué se rajó.
》¿Qué demonios creíste que hacías? —Le lanzó una mirada fulminante y con una velocidad increíble, Angustia se puso detrás de Monty y de un golpe, lo lanzó contra él puente que comenzó a caerse.
Jeff y Amelie se apresuraron en usar Silver Swing elevándose y con Speed, se impulsaron.
Asad no perdió tiempo y con un gran saltó, voló sobre el enorme puente que se caía a pedazos.
Red divisó cómo Angustia se fue volando contra el trío, sin embargo, él conjuró su escudo para crear una esfera rosa donde la encerró y lanzó lejos.
—¡Chicos, apresurarse y obtengan esa daga! —Gritó emocionado.
No obstante, cuando estaban por llegar a los muros, Jeff sintió cómo su energía se esfumaba.
Las alas de él y Amelie se desvanecieron asustandolos. La energía de sus cuerpos salió de sus cuerpos, hasta la última gota.
De pronto, una presión sobre ellos los envió hacía el fondo del abismo inundado de agua.
Asad no fue la excepción y también fue lanzado al fondo. Red quedó asustado, sin embargo, a diferencia de él, Bianca tomó impulso y saltó al abismo.
De esta forma, las dos parejas se undieron en el océano que rodeaba la isla que albergaba a Olmos.
Fin del capítulo 3...
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