Capítulo 000.3-II

Laberinto de problemas

Amelie corría con felicidad marcada en su cara, pasaba por callejones verdes a una velocidad que sentía como su cuerpo era parte del fresco viento.

Con ayuda de su clarividencia, le era fácil encontrar las salidas y los caminos más apropiados para seguir.

La temperatura del lugar estaba bajando con cada una de sus pisadas, causando que aparezca mucha nieve por todos lados.

Cada respiración del frío viento le hizo recordar a las montañas de su país natal.

De pronto, parpadeó volviendo sus ojos celestes con aros blancos como pupilas.

Con ellos, divisó una línea de luz azul en la tierra que se dirigía hacia la derecha, así que se fue por ahí.

Al voltear por esa esquina, abrió los ojos y retrocedió ante un callejón infestado de cadáveres de muchos Herederos.

Suspiró sorprendida por el Golem de madera que devoraba algunos fríos cuerpos como un delicioso plato de domplins.

El corazón de Amelie se aceleró, debido a que no recuperó todo su maná gastado, es por ello que retrocedió con sus sables levantados.

No obstante, al sentirla, el Golem la vio. Se quedaron  observándose mutuamente, era claro que quien se moviera primero, desataria un combate.

No obstante, su batalla silenciosa fue interrumpida por un murmullo inentendible que llamó la atención de ambos.

Esto, Amelie lo usó para lanzarse y de un tajo, congelar al Golem y así, de un segundo golpe, acabar con él.

Agitada, Amelie observó a una extraña joven que se encontraba muy herida, no pudo verle la cara por la capucha que le cubría la mitad del rostro.

Ewtuvo por ayudarla cargándola, oero unos rugidos proveniente de todos lados, la pusieron alerta.

De pronto, varios monstruos aparecieron sobre los muros y otros en medio de la salida.

Podía apreciar cómo estaban babeando, Amelie no podía fingir que no temía por su vida, pero debía mantenerse fuerte para no ser intimidada.

Sin tiempo de reacción, las bestias se abalanzaron contra ella, esperaban decorarlas de un bocado, pero de un grito, Amelie hizo que su termita saliera bloqueando el ataque de los animales de la entrada.

Mientras tanto, con solo mover sus sables, la maga generó cortes de viento que acabaron con todos sus enemigos.

Con todo neutralizado, Amelie suspiró cansada y de un salto, subió al lomo de su termita para que, de us espadas, dispare una lluvia de hielo para delimitar territorio.

—¡Aléjense! —gritó con un tono severo—. Tengo magia y no temo usarla —Apuntaba sus espadas contra ellos mientras de su boca salía una neblina gélida.

◇◇◇

El aire crujía con el silencio que seguía a cada golpe certero de Amelie, quien corría por la multitud a una velocidad impresionante acabando a todos con dagas heladas.

Una vez que la última bestia se convirtió en hielo, Amelie respiró hondo sintiendo la calma.

Era un escenario que contrastaba con la tranquilidad que sentía.

Sin perder tiempo, tomó a la joven pelinaranja que yacía desmayada y la llevó corriendo hacia la salida.

mientras se aventuraba por el laberinto, las escenas que se desplegaban ante sus ojos eran macabras.

Hechiceros colgados de cuerdas y otros partido por la mitad. Si no fuera por el filtro celeste de su clarividencia, el horror la abría paralizado.

Al llegar a un callejón sin salida, depositó a la joven en el suelo y  con un movimiento fluido, congeló el entorno, creando una fortaleza impenetrable de hielo.

Con las piernas temblando, Amelie se tumbó de rrodillas emitiendo un leve quejido de dolor.

De entre sus ropas salió su pequeña termita.  En ese momento, sus atenas, con una vibración, le transmitió un mensaje por medio de visiones de Jeff junto a un joven desconocido al sur.

》Al parecer está bien —Sonrió alegre, pero desapareció por la frustración—. Pero está muy lejos.

—¿Sabes? tal vez mis alas no estén sanas, pero puedo correr grandes distancias —dijo una voz femenina.

Amelie levantó la mirada para ver a la adolescente de trece años despierta con sus penetrantes ojos naranjas y le sonrió, revelando una hilera de dientes sorprendentemente afilados.

—Subarashii, qué dientes —exclamó Amelie con los ojos abiertos por la sorpresa.

Por un momento, su hechizo de traducción falló filtrando "subarashii" increíble en Lemur.

—Sí, me sirven para devorar carne mucho más fácil —dijo la chica golpeando uno de sus dientes con una uña.

—Oye, ¿a qué te refieres con alas? —preguntó inclinando la cabeza.

No había escuchado sobre magos con alas, a menos de que se refiriera al hechizo Silver Swing, que conjuraba alas falsas que permitían volar.

—Oh, siempre me olvido. Soy Emperatriz Sfinx, pero me dicen Emper, soy una Draco-humana  —dijo, extendiéndole la mano y una actitud presumida.

—Vaya, no me imaginé conocer a una Semi-humana y por cierto, nunca oí ese nombre —dijo arqueando una ceja confundida.

—Me lo puso mi hermana Spin. Es un nombre Hauntiano.

》Ella es de Haunt, pero yo soy de Stahara —explicó acostándose de lado y empezando a dibujar en la tierra.

—No sabía que habían hechiceros mitad dragón en Stahara.

—Ahí se encuentra la mayor comunidad de hechiceros híbridos —Levantó  la mirada con orgullo.

Amelie se quedó sorprendida. Había escuchado leyendas sobre criaturas mágicas teniendo descendencia con humanos y hechiceros, pero nunca había creído que fueran ciertas. 

Emperatriz explicó que su padre fue un hechicero, pero su madre una Semi-dragón.

Los genes draconianos despertaron en ella, otorgándole, no solo magia, sino también poderes de dragón.

La noticia conmocionó a Amelie. 

—Espera, si tienes poderes de dragón, ¿por qué no vuelas para salir del laberinto y encontrar el ojo del dragón? —preguntó confundida.

—Lo estaba haciendo —Se levantó con una mirada de decepción—. Pero cuando salí del laberinto, un rayo salió de la nada y me hirió gravemente.

》Caí sobre esos cadáveres y no pude moverme por miedo a esa cosa —explicó riendo con algo de vergüenza.

Siguieron hablando sobre los dragones, hasta que llegó la hora de continuar.

Emperatriz, ya sintiéndose mejor gracias a Hiringu, una magia de luz personal, se preparó para seguir avanzando.

Avanzaron rápidamente hasta encontrarse con un campo de batalla devastado.

Ahí vieron a Jeff envuelto en llamas y al lado de un chico de tez morena que disparaba balas mientras invocaba lobos.

De repente, Jeff se distrajo al escuchar la voz de Amelie. Esto, un Orco lo  aprovechó y le asestó un golpe, dejándolo inconsciente.

—¡Jeff-san! —gritó Amelie, el pánico se apoderaba de ella  y de un tajo, decapitó al monstruo que cayó dejando detrás un sonido de sangre chorreante.

》Arhhggg, los voy a matar. —rugió con rencor que se acumuló como calor y fuerza en sus manos y ojos abiertos como una lunática—. Bajo Cero.

                            ◇◇◇

Pasaron diez minutos, hasta que Jeff despertó de golpe viendo cómo Friestown acababa de derrotar a dos Golems de madera y las chicas estaban haciendo guardia a su alrededor, hasta que Amelie observó a Jeff con una mirada fría que se calentó.

—¡Jeff-san! ¡pensé que te habíamos matado! —Amelie lo abrazó con fuerza, una sensación caliente en su corazón la hizo sonrojarse.

Por alguna razón, se sentía bien con Jeff. Las lágrimas brotando de sus ojos, sus brazos, fríos y fuertes, lo asfixiaban.

—Su...suéltame, ¡por favor! —balbuceó Jeff, apenas podía respirar.

Golpeaba los brazos de Amelie para que lo liberara.

Ella lo soltó disculpándose, por un momento pensó que lo había perdido. Con esto, Jeff recuperó el aliento poco a poco.

—Tranquila Amel, soy resistente —Golpeó su brazo con palmaditas tras flexionarlo para mostrar un poco de músculo con una sonrisa.

Por su parte, Amelie quedó impresionada por lo que le dijo.

—¿Nani? ¿me acabas de llamar Amel? —Lo señaló con un dedo atónita.

—Si, de hecho —Le sonrió apenado—. Es normal en mi grupo de amigos colocarnos abreviaciones de nuestros nombres, aunque como mi nombre ya es corto, no tengo una abreviación.

—Oh, entiendo, pero mejor prueba decirme Ame —Su mirada y voz se volvieron nerviosas—. Significa Amelie. —Emperatriz la vio severamente, pero intentaba aguantar la risa con las manos en su boca.

Por su parte, Jeff no sospechaba nada, así que solo asintió emocionado sin saber que "Ame" significaba "caramelo", un apodo para una enamorada.

—Entiendo, Ame.

—Y-y si quieres, podría decirte darin —dijo "cariño" en Lemur con nerviosismo.

—Suena bien —Se puso de pie y tras estirarse, la vio nuevamente—. ¿Y qué significa?

—Pues —Vio al cielo nerviosa intentando cambiarle el significado a la palabra, pero al no ser un acto honorable, se sentía incómoda, hasta que se le vino una idea—. Significa dragón de lomo plateado.

—Que genial —Jeff vio a Friestown mirando molesto a Emperatriz, quien tiró la cabeza de un Ogro a un lado—. Oh, te presento a Friestown, un mago cazador —Hizo que se saluden.

Amelie hizo una reverencia mientras que Friestown intentó darle la mano, pero acabó acariciando su cabeza.

Este acontecimiento le dio risa a todos, pero vergüenza a los los hechiceros.

Tras calmarse, les presentó a Emperatriz y con todo el equipo reunido, Jeff planeó una estrategia para encontrar el ojo del dragón y para ello, Friestowwn y Emperatriz hirían al este.

Mientras tanto, Jeff y Amelie se adentrarían al oeste, una zona que sentía menos problemática.

Aunque parecía una distribución extraña o desfavorable, era lo indicado.

Ambas chicas ya casi no tenían maná, pero mantenían su fuerza física.

Los chicos, por el contrario, tenían mucha energía mágica, pero poca fuerza física. Esa era la razón de la división.

Fin del capítulo 000.3-II...