Capítulo 000.3-I
Laberinto de problemas
—¿Sabrina? —Jeff, seis años, entró en una habitación iluminada por la luna. Dentro, vio algo raro en la cama.
Cubierta por una sábana negra, una niña de cinco años lloraba, sus llantos rompían el corazón de Jeff.
Esta escena no era sorpresa para el, ya que todos los días encontraba a Sabrina llorando por culpa de las burlas y maltratos de su madre.
Fue hacia ella y al descubrirla, observó a Sabrina con piel rosada, ojos y cabello blanco, dientes afilados.
Su cuerpo era adornado por un pijama entero negro. La niña, con ojos inflados por llorar, abrazó a Jeff, quien le devolvió el abrazo.
Jeff pensó en Ruth Shetza, frunciendo el ceño. No la toleraba, pero debía hacerlo por que su abuelo confiaba en ella para que lo cuide mientras el debía trabajar. Sabrina lo vio a los ojos con miedo y dijo:
—Jeff, ¿por qué mi mami no me quiere? Papi dice que no le preste atención, pero duele —Sabrina se agarró el pecho—. Aquí duele mucho, no sé por qué nací.
—No digas eso —dijo Jeff con la voz quebrada—. Naciste para que seamos amigos. Te quiero Sabrina, yo te cuidaré de ella —la abrazó. En ese instante, Sabrina sonrió débilmente.
Ambos quedaron rodeados por una energía cálida. Al recordar esa noche, Sabrina abrió los ojos en una camilla siendo llevada por otros magos y Amelie, quien le sonreía.
Caminaron despacio hacia una carpa médica improvisada en la playa donde Amelie le aplicó magia de sanación.
—Sabrina-chan, diste una batalla honorable, peleaste con todo —dijo sonriendo de verdad. Se lo había pasado bien, algo raro para ella—. Mira. —mostró su mano temblorosa—. Mi cuerpo llegó a su límite. Si peleábamos más, habría convulsionado.
—¿Y qué pasó? ¿cómo seguimos vivas? —preguntó Sabrina, exhausta.
—Tras la explosión, me escondí bajo tierra. Como el agujero era grande, usé mi espada para sellarme. Cuando acabó, vi que tu hechizo solo lanzó calor, no destruyó el estadio.
》Tú seguías cayendo, así que te atrapé.
—¡Ah! —Sabrina se agarró el pelo—. ¡Hice el ridículo frente a Jeff! ¡volvió al mundo mágico y lo primero que le muestro es mi derrota!
—Ujum, pero Jeff-san vio a una verdadera bruja en acción —dijo Amelie, orgullosa—. Lo has decepcionado, pero ahora vendrá y me felicitará por estar a su nivel.
—¡Chicas! —Jeff y los demás llegaron, preocupados.
—Ah, justo a tiempo —Amelie se preparó para que la felicitaran, pero Jeff pasó de largo hacia Sabrina. Amelie se congeló, sintiendo que su corazón explotaba.
—Sabrina, ¿estás bien? —Jeff la revisó.
—¿Eh? S-sí —dijo Sabrina sonriendo—. Con el orgullo magullado, pero nada que unas caricias no arreglen —Jeff le acarició la cabeza. Sabrina ronroneó.
—Hehe, Jeff es muy complaciente con ella —exclamó Yuri sonriendo
—Sí, nuestro Jeff no cambia —comentó Justin.
—Vaya —murmuró Rehing, sonriendo levemente—. Me siento celoso.
Jeff, con una expresión gentil, invitó a Rehing a dejarse acariciar. Rehing, si dudarlo, aceptó. Tanto él, como Sabrina, ronronearon por gusto, parecían gatos.
—Vaya, parecen dos gatos —dijo Jeff. De repente, sus ojos se posaron en Amelie, quien miraba hacia otro lado.
Jeff sonrió, dejó a sus amigos y puso su mano cerca de la cabeza de Amelie, pero no la tocó
》Amelie-san, lo has hecho increíble, ambas lo han hecho bien.
《Es verdad 》—Pensó Yuri.
—Jeff-san, Sabrina-chan —Amelie hizo una reverencia—. Disculpen por no usar toda mi magia, pero las reglas de Lemurite y la abuela... Los magos del oriente solo usamos magia como último recurso.
》No fueron suficientes para ganarle a la daga de Sabrina. Dime, Jeff ¿por qué felicitar a Sabrina si perdió?
Todos estaban sorprendidos ante su palabras, pero Jeff los sorprendió más cuando soltó una leve risa.
—Eres muy honorable, pero creo que Sabrina también lo hizo bien y es algo que debo alagar. Su espectáculo fue grandioso, de hecho, ambas son geniales.
》Debes sentirte orgullosa de haber impresionad a todos
—Pu-pues, di todo de mí, me alcé con la victoria, pero recibí unas cuantas heridas
—¿Ves? eres increíble —Los vio emocionado, sentía qe su corazón se agitaba—. De hecho, todos son increíbles, no puedo creer que sea un mago y no sepa de magia. Es decir, ¿saben qué tiene Rayn que a mí me falta?
—¿Cejas gruesas? —dijo Yuri.
—¿Ligarse a las chicas agresivamente? —dijo Rehing.
—¿Ser robusto? —dijo Justin.
—¿Medir uno setenta? —dijo Sabrina.
—¿Ser un misógino?
—No chicos —Jeff frunció el ceño ante lo que dijeron—. Me refiero a la experiencia. —su corazón latía rápido—. No sé si llegaré a ser Capa Sombría, pero quiero recuperar mi puesto en el mundo dela magia.
—Jeff-san —Amelie soltó unas lágrimas, no podía evitar sentir la pasión que desbordaba de Jeff llenándola, así que vio al cielo orgullosa—. Eres un alma generosa con un aura negra, permíteme ayudarte en las pruebas, quiero una relación contigo.
—¿Una amistad? claro, será un honor —dijo Jeff. En ese instante, con fuerza, Sabrina abrazó a Jeff presionándolo contra su pecho.
—¡Hey! ¡yo soy la mejor amiga de Jeff! —gritó lanzando una mirada afilada a Amelie, quien disgustada, salió de ahí dejando a Jeff con los abiertos. El mago odiaba que Sabrina se pusiera celosa a pesar de no tener una relación.
—Sabrina, ¿por qué alejas a todos de mí? —preguntó con una ceja levantada con confusión.
—Solo alejo a las zorras que se pasan de listas.
—¿Y qué pasará si planeo tener novia e hijos?
—Oh, tranquilo, yo te conseguiré una buena chica y si no la encuentro, yo me ofrezco para concebir a tus cuarenta hijos —Exclamó Sabrina con ojos con locura. Jeff quiso liberarse más que antes retorsiendose, pero de pronto, una chica con parche y mirada estricta entró gritando: "¡Sabrina! ¡¿Qué locura hiciste?!"—. ¡Ma-Maya! ¡¿Pudiste salir del baño?!
—¡Cállate! —gritó Maya, conteniendo su ira—. Debes sentirte agradecida, no te quiero matar, pero ¡mierda!, ¿qué pensabas cuando te robaste mi ropa?
—Eh, yo, Maya, yo... —Sabrina bajó la mirada, se sentía insegura de si le creerían—. No puedo decirte, pero necesitaba traer a todos aquí para mantenerlos seguros y no me creerían si no iba como Rey Mago.
Maya, al ver esta actitud, solo suspiró recordando que Sabrina era una chica inmadura bajo su percepción. Había hecho tantas travesuras y se metió en problemas, que Maya no la consideraba una verdadera Shetza a diferencia de ella, quien era muy recta ante las reglas de la familia y de la sociedad maga. Cuando ella estaba por decir algo, vio a Yuri salir molesto de la carpa, a diferencia del resto, ella sabía que seguía molesto por lo que no la vio en el funeral de su hermano. Por otro lado, Jeff tosió llamándo su atención.
—Jeff —Maya suavizó su mirada—. Si es por tu libro, ya te dije, no lo publicaré hasta que me traigas una buena historia.
—Ah, no, no es sobre eso —Exclamó Jeff con una sonrisa avergonzada—. ¿Sabrina no es Rey Mago?
—Por supuesto que no —confirmó Maya, viendo severamente a Sabrina—. Sabrina fue entrenada por su madre, pero no fue preparada para ser Rey Mago, mi tía Ruth se lo tiene prohibido. En cambio yo —Maya se limpió la chaqueta—. Soy Rey Mago de rango brujo, La bruja de la niebla, Maya Shetza, quién no merece ser comparada con la inutil de mi prima Sabrina. Hehe, ni siquiera podría diferenciar entre un hechizo de fuego o uno solar —hablaba con un tono burlón que hizo a todos presenciar como Sabrina se notaba mucho más deprimida ante las palabras de su prima.
Sabrina bajó la mirada haciendo que Jeff frunciera el ceño y siguió escuchando el alardeo de Maya, quien se jactaba de ser la mejor entre sus parientes y decía estar al nivel de la ya fallecida Layla, la bruja del purgatorio. En ese instante, su habladuría paró cuando la voz de Percy se incrementó por un hechizo de amplificación.
—¡Herederos, reúnanse en los prados de las mariposas para la prueba! ¡Maya, ayúdame a reunirlos a todos!
Maya solo asintió al vacío antes de querer tomar a Jeff del brazo, pero el se lanzó a Sabrina y la abrazó con fuerza haciendo que ella abra los ojos atónita, pero también lo abrazó. Luego, Jeff rió, vio a sus amigos con una mirada calmada y se fue con Maya.
—Chicos, Sabrina, confío en ustedes —dijo antes de cerrar la carpa.
◇◇◇
En un amplio prado con pasto moviéndose por el fuerte viento, los cien hechiceros se reunieron emocionados por su prueba, era hora de demostrar su valía. Al llegar, Jeff no evitó quedar impactado por las montañas que rodeaban el lugar. Era como estar en un lugar de ensueño y más cuando se percató de unos enormes muros verdes naturales que rodeaban algo.
Esto le recordó a los laberintos, nunca vio uno en la vida real, pero sí los conocía por películas y videojuegos. Frente a la entrada, que era una puerta de madera que estaba abierta, por lo cual, se podía ver un enorme pasillo verde con un suelo de tierra, estaba Percy, quien parecía molesto y con los brazos cruzados, pero cuando Maya se colocó a su lado, se suavizó y su mirada cambió por una más serena. Jeff sentía que tenía un gran respeto o enamoramiento por Maya, pero podía ser su imaginación.
—Bien —dijo Maya—. Su primera prueba es el laberinto del dragón. —Sacó su reloj plateado, llamado starphone, y de este salió una proyección del interior del laberinto, un lugar retorcido y enmarañado—. Una vez dentro, deberán sobrevivir a los miles de monstruos que habitan el lugar. Pueden trabajar en equipo si quieren. Su misión será buscar un artefacto conocido como el ojo del dragón, una piedra que permite potenciar un tipo de magia con la que se le embulla.
Ante la mensión de lo que se planeaba hacer, algunos ya se comenzaban a mover para elegir sus equipos, mientras que otros se mantuvieron solos para mejor comodidad. Por su parte, Jeff buscó con la mirada a algún hechicero o hechicera que quisiera estar en su equipo.
Por un momento pensó en recibir ayuda de un mago herrero, su poder de creación de armas le podría permitir crear armas dentro del laberinto o tal vez un ilusionista como Sabrina que pudiera usar hechizos de confusión o hipnosis, sin embargo, si pensaba en el uso del laberinto como un arma, podría ser ayudado por un mago forestal como Justin que manipule las plantas.
No obstante, mientras caminaba, su rostro se llenó de decepción cuando lo observaban con miedo, no solo eso, otros lo veían con orgullo, pero simplemente se retiraban de su camino, hasta que un silbido lo hizo ver a Amelie, quien, en vez de traer su katana, traía dos sables de hielo curvados, su mirada, como siempre, estaba afilada, pero su sonrisa irradiaba entusiasmo.
—Jeff-san, ¿no ha encontrado miembros para nuestro equipo? —preguntó una vez que tuvo a Jeff de frente. Por su parte, Jeff solo se tocó la nuca con pesimismo, de pronto, la vio sorprendido.
—Espera, Amelie, ¿quieres que seamos parejas?
—Pues claro, juntos, nada nos papará.
◇◇◇
Una hora después
Tras encontrarse en medio de gigantescas paredes verdes naturales, Jeff logró encontrar una salida por donde salió corriendo. Sus piernas le dolían, pero debía seguir. Tras haber entrado al laberinto, se asustó por no tener a Amelie a su lado, ya que se habían separado para una mejor búsqueda, debido a ello, temía que algo malo le pasase a la maga. Solo llevaba medio día en el mundo de la magia y ya se estaba encariñando con una chica, a la cual no conocía, pero sentía que la conocía hace años a pesar de solo haber cruzado unas pocas palabras.
En su camino, escuchaba explosiones que le dejaban los pelos de punta. De pronto, mientras avanzaba hacia un campo desolado, frente a él, algo enorme cayó haciéndolo caer hacia atrás, con temor, observó un enorme cráter que era cubierto por una cortina de humo. Con la respiración agitada, se levantó temblando l pensar que podía ser un mago, pero no era eso.
En ese instante, la tierra tembló y de ese cráter salió rodando, de una forma lenta, una enorme roca que comenzó a emitir un extraño zumbido que hizo a Jeff cubrirse sus oídos por el dolor que le causaba. Le recordaba a un enjambre de abejas.
De pronto, aquella roca empezó a volverse mucho más enorme, casi del tamaño de una casa de una sola planta y de ella emergieron brazos y piernas deformes hechas de rocas mucho más pequeñas, además de una cabeza de roca igual a una humana y ojos hechos con esmeraldas.
Aquel monstruo de roca dejó salir ruidos como lamentos a medida que se transformaba y con agresividad, comenzó a perseguir a Jeff, quien sin poder decir algo, solo salió corriendo lo más que sus piernas le permitían. Mientras lo perseguían, el golem se agachó y empezó a juntar mucha tierra para hacerla una gran bola.
Se preparó para lanzarla, cuando de pronto, Jeff hizo aparecer un portal hacia el mundo de las sombras y por este, logró esquivar el ataque lanzado con fuerza al cerrarlo.
En el espacio donde el golem, era solo una sombra negra, Jeff sentía su respiración agitada. Vio que el cielo era blanco, la tierra era negra como esa sombra y el viento solplaba, pero no era frio ni caliente, solo era brisa sin algún efecto de temperatura. En ese momento, el se alejó. Ante esto, Jeff sentía su corazón latir rápido y sus piernas le temblaban. Después de todo, era la primera vez que observaba a uno de esos seres muy de cerca.
—Eso estuvo cerca —dijo para si mismo mientras se levantaba y usaba Drenaje para recomponer fuerzas a pesar de no poder calmar el dolor físico.
Era la primera vez que veía un golem, de hecho, no se esperaba que existiera. Sabía que el mundo escondía seres que solo existían en libros, pero jamás pensó ver uno en una isla que no existía en ningún mapa.
Sin duda, pensaba que no era un lugar para personas sensibles, si cometía un error, las bestias de la isla lo acabarían de inmediato, lo único que lo mantenía en pie era su confianza en sus capacidades, así que siguió su camino en búsqueda de Amelie y el ojo del dragón.
—¡Amelie! —Jeff salió del mundo de las sombras gritando esperando encontrarse a Amelie a la vuelta de una esquina verde, pero solo acabó estrellándose con un chico al golpearse las cabezas. En el suelo y adolorido por el cabezazo, Jeff quiso levantarse, pero un rugido y una pistola frente a sus ojos lo dejaron sudando y con los ojos abiertos.
Frente a él, había un joven de tez morena con una pose firme, pero en sus ojos había temor, tragó saliva con pánico, parecía que era la primera vez que participaba en una pelea, no obstante, Jeff pensaba que estaba así por el espectáculo que demostró antes con el otro Rayn. después de todo, sentía que ese chico, de posible carácter fuerte, estaba asustado por él.
Jeff procedió a intentar calmarlo para poder levantarse.
—Oye, amigo, baja el arma, no soy tu enemigo —Se levantó esperando a que el chico le hiciera caso, cosa que hizo al bajar su arma con cautela.
—Tu eres Jeff, ¿no? —murmuró con una voz tosca sin dejar su postura hostil—. Te vi en la pelea. La forma en la que controlabas esos cuervos fue...
—¿Increíble? mis amigos me contaron todo lo que pasó, incluso lo grabaron. No entiendo lo que pasó, pero me veo increíble.
—Siniestro, es lo que quería decir —murmuró en shock—. Intenté controlar a tus cuervos para que no sean tan agresivos con tu rival e intenté hacer que uno te ataque para que aprendas a no usar así a los animales, pero. —Su mirada se desvió mientras recordaba como esos cuervos lo vieron como si dijeran "¡tu no te metas!"—. Soy un mago cazador, sé cómo domar todas las criaturas menores como los cuervos, pero esos cuervos no eran normales. Tus cuervos parecían tener una conciencia humana.
—Hmm, entiendo, pero tampoco lo sé —Jeff desvió la mirada y se rascó la nuca mientras recordaba muy poco a los cuervos que salieron de su boca. Aun así, no sintió miedo, más bien, sintió alegría, pero al ver la cara del joven, entendió que tuvo el efecto contrario en los demás —. Es mi primera vez con la magia, así que no me esperaba que algo así pasara, pero tranquilo, soy un buen chico —Jeff le sonrió amistosamente, pero el chico no bajaba la guardia, solo se limitó a suspirar mientras se reía de forma nerviosa.
—Cuando te vea haciendo algo bueno por otros y no usando a los animales para tus mundanos deseos, te creeré.
En ese instante, un potente rugido proveniente de detrás del joven cazador, los hizo ver sobre un muro natural, a un enorme cánido, sus fauces se abrían más de lo normal, era un sabueso negro, en su cuerpo se podían ver escamas rojas cubriendo su lomo, tenía espinas en sus extremidades y cola, sus ojos eran rojos como rubíes.
Ante esta aparición, Jeff tuvo una visión de un hombre que escribía un libro, más específico, un capítulo donde habían dibujos de ese animal que llamó Bloodhound, un ser con apariencia de perro que no se detiene al cazar a su presa.
Sin tiempo de reacción, el Bloodhound se abalanzó contra ellos, pero Jeff sujetó al joven para cambiar de lugar con una flor cercana. A unos metros, ambos vieron como la flor, tras ser pisada por el Bloodhound, se calcinó de inmediato.
Sin quitarles la mirada de encima, el Bloodhound fue de frente, pero Jeff activó un portal bajo ellos acabando por caer al mundo de las sombras, y su perseguidor saltó para pasar sobre el portal que se cerró,
Del otro lado, ambos observaron como olfateaba el suelo buscando su rastro y al no encontrarlos, solo se limitó a lanzar fuego al cielo. Esto, por alguna razón, hizo que Jeff solo sonriera y sintiera su respiración agitarse.
Vagos recuerdos venían a su mente de una extraña mujer albina disparando fuego blanco al cielo. Por su parte, el joven cazador planeaba como neutralizar a esa bestia, hasta que vio, con una ceja levantada, a Jeff caminando hacia el frente. Abrió un portal y pasó por este para estar frente al Bloodhound con una extraña determinación.
—¡Oye, demonio! ¡¿me buscabas?! —exclamó con un tono arrogante no propio de él, pero aun así, no bajó los brazos extendidos a los lados.
En ese momento, el Bloodhound le rugió y disparó una llamarada, pero con sus manos y Drenaje, Jeff absorbió el ataque y cuando paró, sus puños, que estaban en llamas que se volvieron negras, le devolvió el ataque al Bloodhound, quien a la vez, fue contra él.
No obstante, antes de si quiera esquivarlo, acabó recibiendo la potente llamarada de fuego negro en la boca. Las intensas llamas lo detuvieron y lo volvieron sal a medida que perdía la vida. La bestia hacía de todo por llegar, pero al final, soltó un grito que se asemejaba a una risa humana con un lamento fémenino., pero más que mostrar tristeza, emitió un sentimineto de felicidad que puso tensos a los chicos.
Con este suceso, el mago de la caza salió furioso y tomó a Jeff del cuello para tirarlo al suelo.
—¡Oye! ¡Te dije que no mates a más animales! —exclamó con ira controlada, se sentía impotente, cerró los puños con tensión. En el suelo, Jeff solo se reía.
—Te he salvado, ¿y así me agradeces? vaya, sí que los magos son muy cálidos.
—Te equivocas, los magos cazadores somos los más hospitalarios, pero no nos gusta ver que otros maltraten animales —exclamó con seriedad.
—Lobito —Se levantó tosiendo—. Los Bloodhound no son animales, no están catalogados como cánidos mágicos o reptiles místicos, están más relacionados con los Demonix,
—¿Eh? —Quedó con la boca abierta ante algo que no sabía—. Pe-pero, recuerdo que lo logré controlar por unos segundos antes de que nos alcanzara aquí.
—Hmm, pues, en realidad no lo controlaste. A pesar de su apariencia de bestia, tiene una mente pensante. Son engañosos y les gusta jugar con sus víctimas. En fin —Se alejó sintiéndose bien por salvar a su compañero—. Ayúdame a encontrar a Amelie, me vendría bien un mago cazador, ehm, ¿cual es tu nombre? —Lo vio con los ojos entrecerrados y actitud vacilante.
—Oh, mi nombre es Friestown.
—Bien, Fries, vamos a por la maga de hielo y por cierto, cuando dije que los magos no son muy hospitalarios, no me refería a los magos cazadores, me refería en general, pero creo que por ahora salvaste a tu clan de mi perspectiva.
Fin del capítulo 000.3-I...
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