▸ Archivo Secreto #5
▸La verdad.
Jadeos y gimoteos salían de los labios de la maknae line al terminar de practicar la coreografía de su nueva canción. Los tres habían ido a la empresa en donde tenían la sala de prácticas de baile para mejorar los pasos que no le salían o en los cuales eran los centros y debían mejorarlos.
—Y-Yo ya no puedo —Exclamó Taehyung cayendo en el suelo cuando sus piernas no aguantaron más. —Descansemos —Le propuso a Jimin y Jungkook, a los que estos asintieron sin pronunciar palabra alguna.
Tae gateó hacia su bolso, en donde sacó una botella de agua tomando lo último que le quedaba. Viendo con un puchero en sus labios la botella vacía. Jimin y Jungkook hicieron lo mismo que Tae, sentándose en el suelo y terminándose el agua de sus respectivas botellas.
A pesar de que habían llevado un par de botellas cada uno, éstas le duraron menos de lo pensado. Aunque era de esperarse que se le acabara si llevaban más de cinco horas practicando, no era el mayor tiempo de practica de cada uno, pero era, por lo menos, lo suficiente para agotarlos.
—Sigamos —Dijo Jungkook con un suspiro. —Nos falta mejorar el baile en la parte del coro
—Pero ya estoy cansado, Kookie no seas así —Bramó Tae parándose de su lugar yendo donde Jimin, y pasó unos de sus brazos encima de los hombros de mayor. —Hay que terminar por hoy, ¿cierto Jimin? —Pidió con mirada de cachorro hacia su hyung.
—Tae, apestas a sudor. Suéltame —Intentó soltarse del agarre contrario, pero Kim solo lo acercó más. Siguieron así unos instantes hasta que Jimin hizo un poco de fuerza soltándose.
El menor solo veía como sus mayores jugaban entre ellos con risas de por medio. —Si tienen tiempo para jugar, bailemos —Bufó.
—¡Kookie! No te enojes para ti también hay abrazos —Taehyung corrió hacia el menor aprisionándolo entre sus brazos, en donde daba uno que otros besos a las mejillas del azabache, sonrojándolo.
—Hyung, suéltame —Pidió sin ser escuchado por el contrario. —Ya, ya. Terminamos por hoy —Cedió.
—¡Sí! —Festejó el castaño. —Vayamos por unas bebidas antes de ir a casa. Apuren, caracoles —Sacó su lengua tal cual como un niño.
—Soy tu hyung, más respeto Kim Taehyung —Gritó Jimin, sin ser escuchado por el menor que había salido ya de la sala. —Apurémonos —El par se apresuró en guardar sus cosas para seguir al pequeño Tae.
El trio hablaba amenamente sobre temas triviales como: qué harían al siguiente día, cómo se hacía un paso de la coreografía, qué iban a comer ese día, y entre otras cosas sin importancia.
Cuando iban pasando por el pasillo de los estudios de grabación Jimin vio uno en particular, solo unos instantes para después darse cuenta de que la puerta de ésta estaba entreabierta; deteniéndose.
—Chicos~ —Musitó con una mirada traviesa en sus ojos. Los menores miraron a su hyung sin entender, hasta que él señalo una puerta. —¿Qué dicen si entramos ahí...? —Preguntó minuciosamente.
Jungkook y Taehyung miraron aterrados al peliazul. Nadie se atrevía a entrar al estudio de grabación de Yoongi; claro, a menos de que querían morir, literalmente. —¡Ni locos! —Gritaron al unísono.
Intentaron escapar rápidamente, pero antes de que pudieran hacerlo Jimin los había sostenido a los por los hombros. —¡Vamos! No me vayan a decir que nunca tuvieron curiosidad por saber lo que habría ahí. Imaginasen que Yoongi hyung sea un otaku y tenga almohadas de tamaño real sobre Miku Hatsune, o cualquier otra chica. O también puede que sea un gamer en donde tenga miles de video juegos adentro
Creo que está demás decir que eso llamó por completo la atención de los menores.
¿Quién no aprovecharía eso para molestar a su hyung gruñón?
El silencio inundó unos segundos el pasillo y Jimin sonrió al saber que iba a lograr su cometido. —¡Como no dicen nada lo tomaré como un sí! ¡Así que vamos! —Llevándolos a rastra agarrados de las muñecas se detuvo antes de abrir la puerta por completo.
—¿Quién quiere hacer el honor? —Los menores miraron con reproche a Jimin.
—Tú diste la idea, tú lo haces —Un mohín pronunciado apareció tanto en los labios de Kook como en los de Tae.
Jimin suspiró. Alzando su mano tomó el pomo de la puerta. Lentamente la abrió, escuchando el trinar de la puerta; rogando para que el mayor no esté ahí.
Grande fue su sorpresa al entrar; en sí, no había nada fuera de lo común, no había ni comic, ni televisión, ni videojuegos.
Lo primero que vieron fue una computadora de gran tamaño en el centro del escritorio, ésta estaba encendida por lo que vieron como una pista estaba en desarrollo. Después, una tarjeta de audio conectada a unos audífonos y un micrófono; un piano se encontraba a un lado de la portátil; y los monitores de estudio a cada extremo del escritorio. Eso solo en lo más "principal" del lugar. Ya que había más auriculares en otras mesas, otros micrófonos regados por ahí, y montones, bastantes montones de papeles.
Papeles, que en realidad son partitura, en donde se veían que hay notas escritas. Unas en el piso, otra en el escritorio, encima del piano, encima de un minirefri que había en la habitación, incluso algunas pegadas en la pared. Cada una diferente a la anterior.
Unas en donde había canciones a la mitad, otras con tachones, varías con correcciones, el cómo mejorarlas, post-it pegadas a estás y en la computadora. Notas, más notas, más notas, letras en grande en las hojas diciendo "Eres un compositor profesional, ¿cómo puedes cometer semejante error?" "Si sigues así nunca mejoraras, idiota." "Esta parte no le quedaría bien a Seokjin, mejórala." "La melodía no coordinan, ¿eres un principiante acaso?" Y en la pared escrito en grande: "Tú no sirves para estos, ríndete." Y más, tantos insultos, tantas reprimendas, tantos reproches, que marearon los ojos de la maknae line.
Toda la presión que sentía estaba ahí, todo lo que hacía para complacer a sus fans, todo lo que sufría; esa era la mente de Min Yoongi, su estudio de grabación era él, todo lo que pensaba.
—Será mejor... será mejor que salgamos de aquí —Susurró abrumado Jungkook.
Y eso iban a hacer, pero algo último le llamó la atención a Tae. Una portatil, más pequeña que la del otro escritorio, estaba en una esquina. El segundo maknae se acercó a allí sin detenerse a pesar de las quejas de los contrarios.
—Tae, vámonos. Si Yoongi nos ve estaremos en peligro —Jimin intentó agarrar el antebrazo de Taehyung, pero él ya se había sentado en la silla que había en la computadora y miró las carpetas que había enfrente.
—Namjoonie, Seokjinie, Hoseokie... —Dijo en voz baja captando la atención de Jimin y Jungkook, que se acercaron hacia él, viendo los nombres de las demás carpetas.
—Jiminie, Jungkookie, Taehyungie —Prosiguió Jimin.
—Mi salvación —Terminó de decir el nombre de la última carpeta Jungkook.
Los tres se miraron sin entender e incomodos. Kim tomó aire y con el mouse abrió la primera carpeta.
Namjonnie.
Miles y miles de fotos del líder de BTS aparecieron en su vista, sin que este se diera en cuenta. En su antigua casa, en la cocina, en el sofá, en el dormitorio, en baños; en su nueva casa, los mismos lugares, diferentes tomas, diferentes ropas; en la empresa, en la cafetería, en la sala de baile.
Namjoon caminado con un café en sus manos; Namjoon componiendo; Namjoon bailando; Namjoon comiendo; Namjoon haciendo cualquier cosa.
Cada foto, cada imagen, estaba guardado con la fecha en la que fue tomada, desde su pre-debut hasta hace unos días.
Y siguieron con las demás.
Seokjinie.
Lo mismo, todas las fotos de él haciendo cualquier cosa sin que se diera cuenta.
Hoseokie.
Jiminie.
Taehyungie.
Jungkookie.
Y por último la carpeta que más les llamó la atención.
Mi salvación.
Los chicos creyeron que esa carpeta iba a ser fotos de su familia o algo por el estilo, pero no.
Eran ellos, no solos, sino que eran todos juntos. Compartiendo, riendo, había videos cortos, largos, pero todos era momentos de Bangtan Boys.
Los tres salieron de ahí rápidamente cuando escucharon una voz a lo lejos, cada uno metidos en sus pensamientos.
Si ellos podrían describir ese lugar sería algo como: las ataduras, las esposas, que aprisionas a Yoongi, pero que ellos eran los únicos que las liberaban al estar todos juntos.
Se notaba de lejos que BTS era especial para él.
Así que se desviaron un poco de su camino para comprar algo, y cuando llegaron tenían un par de fundas en sus manos con chucherías, bebidas, dulces, gran variedad de alimentos, se lo dieron a Yoongi —que había regresado hace poco—.
—¿Qué es esto? —Preguntó el mayor.
—Solo teníamos ganas de dártelo —Yoongi los miró extrañado, pero no dijo nada y sacó una paleta de helado. Ofreciéndoles a ellos también con una sonrisa.
Parece ser que en lo más profundo del corazón de Yoongi, un lugar en donde solo él podía acceder, se encontraba a un chico que amaba enormemente a su banda.
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©FlyKingSquad | Moon346363
08032020
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