▸ Archivo Secreto #1
▸ La Cosa.
"Mi sombra es proporcional a la luz,
(...)
—Tú eres yo y yo soy tú
Somos un cuerpo.
(...)
-¿No era esto lo que querías?"
Interlude: Shadow. BTS.
... a mediados de septiembre, tras la reunión, apareció.
La Cosa, como le llamó, era apenas una voluta de polvo oscuro que flotaba en medio del estudio. Una mota carbón que bailoteaba por el espacio y que, escurridiza, en sus primeras apariciones, esquivaba la mirada de Min YoonGi. Y este, ignorando la presencia que lo acompañaba en el Genius Lab, continuó con su trabajo. Por lo que murmuraba Min, la situación era alarmante en términos de creativos: Suga no conseguía componer una canción y el plazo de entrega lo acechaba.
En la semana siguiente a su aparición, la Cosa creció. Min YoonGi para entonces manifestaba escalofríos constantes y se rascaba los brazos y la nuca compulsivamente como espantando una sensación desagradable. Solo que, por estar enfrascado en su trabajo, decidió ignorar su propio comportamiento. Y la Cosa, ahora de casi diez centímetros, emitió pulsiones de vaho oscuro a impares minutos que no consiguieron que el compositor volteara. Por fortuna, el vaho se disipaba enseguida dejando visible a la criatura -y seguía sin ser una descripción justa- similar a un sol amorfo empetrolado. Pero YoonGi no percibía lo que a sus espaldas ocurría por mantenerse obcecado en la pista a entregar; la computadora encendida veinticuatro-siete desde que se le encargó el Interlude.
Fue recién cuando la Cosa tenía alrededor de treinta centímetros, y se sostenía en el aire cerca al suelo, que YoonGi la descubrió. Había dado con el título de la pista y mostró una expresión triunfal que se borró ante la presencia. La primera reacción del compositor fue quedársele viendo pasmado, boquiabierto, parpadeando ligeramente, tal vez intentando aclarar su vista. Dijo en voz alta y ronca un «¿qué...?» y no alcanzó a terminar de formular su pregunta porque la Cosa se le acercó hasta el pecho y emitió sus efluvios sombríos. Espantado, YoonGi dio largas zancadas hacia la izquierda para poner distancia de esta entidad que invadió su laboratorio-estudio.
Preguntó que quién había traído aquella "cosa" y se notaba que YoonGi escondía el miedo de tener cerca tal formación oscura, que lo buscaba ansioso. Mencionó a dos de sus compañeros de banda, los que, por lo visto, eran más propensos a las bromas, pero nadie respondió. Y la Cosa, al oír la voz de YoonGi, vibró y se expandió varios centímetros más hasta que, por lo que se veía, no resistió mantenerse a flote y cayó al suelo del estudio. Al caer, el sonido que emitió fue un chapoteo. Como si la materia de la que estaba compuesta la Cosa fuese blanda, aguada por dentro, tal vez. Asquerosa, sin dudas.
El compositor intentó de nuevo que alguien le responda; alegó que esto no era chistoso y que sacaran esa cosa de inmediato. Creyendo, al parecer, que era una broma de mal gusto. Solo que nadie venía para confirmarlo. Y la Cosa, como advirtiendo que estaba siendo rechazada, lanzó un débil chillido que pudo oírse gracias a que el cuarto del estudio estaba en total silencio. Sin más, la masa negruzca se arrastró, dejando una estela que se esfumaba en segundos, y haciéndose una sombra plana fue en dirección del armario donde se coló por debajo de la puerta. Se escondió de la mirada todavía asombrada de YoonGi que, ni bien vio aquello perderse, salió disparado por ayuda.
A los minutos, los miembros de Bangtan llegaron corriendo, alborotados, junto a YoonGi; la mayoría de ellos se hicieron camino dentro del estudio a empujones, con sus facciones endurecidas, y portándose amenazantes. Excepto SeokJin que a paso tranquilo ingresó al Genius Lab y aguardó a que el compositor hablara.
Sus amigos escucharon la atropellada explicación y procedieron a abrir cautelosos el armario dando con que en este no había algo sospechoso. Como no hallaron ningún peligro, otro tema surgió para robar la atención.
—No van a enviarnos un recordatorio, pero es claro que estamos al límite —Ese que habló rompiendo la tensión fue Jung HoSeok, quien tenía en sus manos uno de las lociones de baño de YoonGi y la olisqueaba con gesto disgustado—. ¿Fresa? ¿Desde cuándo us...?
—Deja eso —Interrumpió Kim SeokJin a su lado y le arrebató el pote de loción dejándolo donde estaba antes de enfocarse en el líder, Kim NamJoon, y apuntarlo con el dedo—. No es justo que hagas esto, ¡tú pasaste todas tus vacaciones trabajando! Por eso tienes lista tu parte.
—Perdón, Jin Hyung, pero volvimos de nuestras vacaciones hace dos semanas. —Fue lo que respondió Kim NamJoon, con las manos en los bolsillos y luciendo avergonzado.
—¿Y? Es poco tiempo —acotó YoonGi, mordiéndose la uña mientras escudriñaba el sitio por donde la Cosa se había perdido.
Los tres más jóvenes de Bangtan siguieron revisando cada espacio donde algo pudiera esconderse, sea la Cosa que describió YoonGi, sea algún insecto o araña. Dieron una inspección cuidadosa por todo el Genius Lab antes de asegurarle al compositor que no había nada inusual; ni rastro de polvo siquiera.
—Es que se limpió esta mañana —aclaró Kim SeokJin, cruzado de brazos y con las cejas juntas aparentando molestia. Su reacción muy a la defensiva.
Kim NamJoon imitaba la postura del hyung de Bangtan, aunque luego relajó los hombros y viéndose culpable se dirigió a YoonGi.
—Hyung, mira —suspiró mientras todos lo oían atentos; llegó hasta el compositor para palmearle el hombro, aunque este rechazó el gesto moviéndose en dirección a SeokJin-. Pediré unos días en lo que resuelves tu bloqueo ¿sí?
—Y descansas —agregó Park JiMin, su rostro dando la espalda a la computadora, pero su voz denotaba preocupación y un tinte de regaño-. Tal vez el cansancio hizo que tu vista falle, ¿has siquiera dormido?
Nuevamente fue el compositor el punto de mira, y era claro que la estampa de YoonGi no era saludable. Tal como si, podría ser, la profunda frustración del compositor, rapero, productor, cantante... y un gran etcétera, deteriorara su salud. Bajo sus ojos, enrojecidos e irritados por la exposición a la pantalla de la computadora, las ojeras estaban marcadas con fuerza; los labios resecos y mordidos de modo que se notaban pequeñas heridas donde sus dientes lastimaron. El cabello lucía opaco, su piel completa parecía perder brillo. Y, como llevaba encerrado hace días, apenas saliendo lo necesario, la ropa que traía estaba arrugada y probablemente apestando ya.
Este desgaste del trabajo, el estrés, también se reflejaba en los rostros de los demás miembros de la banda, claro; pero no con la intensidad con la que Min YoonGi evidenciaba el cansancio. Nadie sabía que este no dormía más que un par de horas, y el sueño parecía no ser calmo puesto que se removía en el sofá de su estudio farfullando incoherencias hasta que despertaba y se ponía de nuevo frente a la computadora -que jamás apagaba- y tecleaba. Veces se alejó para leer, para ir al piano e improvisar melodías, mas retornaba al mismo acto que se volvía un poco aburrido ya de ver: sentarse ante la pantalla donde había escrito tan solo el título de la nueva canción.
Nadie dijo nada por unos minutos, respetando la incomodidad del compositor, se supone, hasta que este hinfló las mejillas y dejó escapar el aire que contuvo y asintió dándole la razón al dongsaeng. Tras esto, todos se marcharon, excepto el mayor de ellos que se quedó para conversar con YoonGi.
—Todo estará bien, siempre lo está al final, confía.
—¿Crees? —parecía escéptico, aunque no se resistió cuando el hyung lo tomó del rostro para besarlo lentamente.
—Creo. Sé que puedes con ello —susurró SeokJin, cómplice, y apenas se hizo oír en el silencioso Genius Lab—: salgamos, olvida el trabajo y... todo ¿sí? ¡Vamos a comer algo!, ¿quieres? Tú invitas y yo a la próxima.
—De acuerdo —YoonGi dejó la puerta del estudio abierta por si volvía a tener un episodio extraño.
La Cosa, sin embargo, no volvió a aparecer hasta el día siguiente.
//
Min YoonGi no volvió a estar solo en el Genius Lab.
Cada día la Cosa, crecida hasta parecer un cachorro deforme, se materializaba en el estudio y se pegaba a él como si pretendiera llamar su atención. Y YoonGi no quería ceder, parecía, porque no le dirigía ni una mirada a menos que la Cosa rozara su piel y entonces se salía de su asiento y se alejaba, dejando el Genius Lab abierto y vacío. La Cosa, cuando él no estaba, simplemente desaparecía.
De esto pasaron días y el plazo de entrega de la canción, que sería apertura de la nueva imagen de álbum, estaba acabando. Si bien, conversó SeokJin en una de sus tantas visitas al estudio, convencieron para aplazar la fecha, seguía siendo poco. Y Min YoonGi rezongaba cuando quedaba a solas porque nada llegaba a él, nada; todo lo que escribía le parecía insulso, infantil, estúpido; por lo tanto, maldecía cada borrador que era descartado y se desquitaba arrojando bollos de papel a la Cosa haciendo que salpiquen gotas de su materia oscura en el suelo, que se desintegraban a los segundos.
Cierto era que la Cosa ya tenía el tamaño de un niño de preescolar y con el pasar de los días había tomado hábitos extraños como saltar en el sillón del estudio, jugar con todo lo que veía aunque esto acabara cayendo y rompiéndose; lo que le ganaba una retalía de insultos de parte del compositor que ya no huía, se quedaba enfrascado en su trabajo. SeokJin seguía diciéndole a YoonGi que descanse, pero este se rehusaba a irse del "laboratorio del genio" hasta tener, mínimo, una melodía completa y dos o tres estrofas con las que no se sintiera un fracaso.
¿Era esto el proceso creativo crudo y duro? Testimoniando los pesares del compositor, ¿todavía hay mentes que creen que el artista espera un soplo de inspiración para ponerse a la labor?, ¿era justo desmerecer el esfuerzo, la pasión férrea con la que, incluso en la desesperación, la mente de un creador se esmera en dar vida a lo que de él -y no de una musa imaginaria- ha surgido?
Min YoonGi era, así, la prueba de que la vocación de artista no se alimentaba solamente de momentos inspiradores, de cortos y fugaces destellos de genialidad, sino que era un proceso completo de trabajo, de dedicación, de estudio, y de hábito. En todos los días, en las noches y en las tardes, YoonGi trabajó en ideas para su canción con el suficiente amor y pasión para no poner en duda que lo lograría. Porque se veía, en el brillo de su mirada, la insistencia y la convicción de que valía la pena tanto sacrificio. Y que, evidentemente, renunciar no estaba en sus planes.
A la par de contemplar la figura del creador, la Cosa crecía, podría ser incluso, al calor del agobio de YoonGi. Cuando este, agotado, prefirió apartarse momentáneamente de su trabajo notó que el manchón negro era de su tamaño y, más alocado aún, parecía, por la semejanza, su sombra. Solo que su sombra seguía pegada a él.
—¿Me dirás qué eres de una vez? —preguntó con la voz temblorosa y la Cosa se meneó en negativa—. ¿No sabes o no puedes decirmelo?
Chillidos por respuesta, grititos bajos, ahogados, sufridos. La Cosa parecía estar agonizando, pero vibraba tal vez extasiada de ser reconocida. Con un entusiasmo insano, la Cosa caminó los pocos pasos que los separaban y se abrazó a YoonGi fundiéndose en él y... explotando.
Pronto, todo el Genius Lab se vio sumido en una engorrosa oscuridad. Se oían quejas, protestas e insultos, pero ningún haz de luz surgió en la terrorífica escena. El lugar existió un momento y al siguiente no. Espeluznante. Y agravó el ambiente tenebroso la lucha que se percibía de YoonGi contra la más increíble sombra; una noche sin luna ni estrellas; un instante suspendido.
Los minutos no tenían efecto y nada, ni siquiera una minúscula lucecita que se pudiera haber colado por debajo de la puerta, enfrentaba a la negrura del estudio para que se fuera, para que liberara al compositor y diera paso a la luz, a la vida, a lo visible y que es seguro.
Y así como dejó de existir, así volvió a la visibilidad. Sin embargo, en todo el estudio, el sofá, las pantallas laterales, los equipos de música, la silla, las repisas, las paredes y sus adornos, la puerta, el techo, el aire acondicionado, todo... todo era enteramente negro. Lo único que rompía, que rasgaba aquella perfecta obsidiana, era la mirada blanca de YoonGi. Como poseso, el rapero se tambaleó y derribó en su paso hasta la puerta lo que halló en el caminó. Solo que esto era un espectáculo mudo, puesto que los objetos si bien se notaban caídos, no emitieron sonido alguno. La espesa negrura era, también, aislante. Solo YoonGi podía hacerse oír en sus lamentos rabiosos.
La cosa era entonces todo, lo era por completo y era invencible. O se mostraba así, de esta forma tan avasallante; consumiendo cualquier vestigio de vida y tiñendolo de oscuridad.
Min YoonGi había dejado de guerrear contra lo que lo mantenía preso; su piel pálida fue cubriéndose de la que parecía ser la materia de la Cosa y sus ojos, ahora suyos nuevamente, lucían un resplandor hipnótico. Llegó a la puerta, pegó la espalda a ella y la bloqueó.
El cuerpo del rapero asemejaba a un títere de la Cosa. Y mal parece que el objetivo por el que velaba la Cosa era este: devorarlo en el abismo de su materia; dejarlo indefenso; arrastrarlo al suelo donde se retorció en sollozos que quebraban el corazón del más duro de los seres y... sí, creer o reventar, hasta la Cosa reaccionó al llanto del compositor. Aunque no fue abruptamente que cedió. Llevó alrededor de dos horas o más, ¿quién podía estar seguro cuando el espanto aturdía?, hasta que el Genius Lab volvió a ser lo que era.
La Cosa no desapareció. Siguió siendo parte de YoonGi, y esto era posible de comprobar porque los efluvios que emitía cuando era una sola entidad flotante, ahora brotaban de los poros del compositor.
YoonGi habló viendo la pantalla. Y lo que habló lo escribió diligentemente. Creador, Cosa; los dos unidos siendo una simbiótica criatura. Hasta que terminó la última estrofa, hasta que la voz del rapero fluía doble; conversando con él mismo. ¿A quién atribuir el crédito de tal creacción, de la canción por fin terminada? No resulta difícil advertirlo. Es evidente. Aquella canción en la pantalla era de Min YoonGi, no era influencia de la Cosa porque la Cosa no se originó de la nada, había salido de él, era él, y de él se iría cuando, conjeturas posibles, haya acabado una estrambótica misión.
Irrumpió el estridente llamado del timbre del estudio cuando el compositor abrazaba a la Cosa, que se había reducido a un tamaño considerable. YoonGi despertó con sus ojos negros, completamente negros. Parpadeó y negó agitando la cabeza como ahuyentando tal estallido demencial, como si el acontecimiento recientemente vivido no fuese nada. Como si no hubiera dado batalla a lo que ataca a cualquier creativo y que, suposición posible, en su caso adquirió existencia material.
Se estiró, depositó la Cosa en la silla. Simpático, incluso con un semblante renovado o hasta liberado, le dio palmaditas en lo que debia ser la cabeza y la criatura chilló esta vez con un sonido alegre. Min YoonGi, superado el temor y el bloqueo creativo por el que estuvo internado en su estudio, volvió a su centro y enfoque. Calmado, tal cual si este hubiera sido apenas un pasaje de un enredado y desconcertante camino que ha recorrido sin parar y del que sabe que saldrá eventualmente.
Volvió a sonar el timbre y por la hora, y debido al seguimiento de rutina, sería SeokJin buscándolo para salir.
-¿Lo resolviste? -La mirada curiosa de SeokJin chocó la pantalla de la computadora, desconfiado, mas no fue por tanto porque sus ojos buscaron a la Cosa que mansamente reposaba en la silla del compositor y asintió-. Controlado, genial, creí que esta vez tendría que intervenir y...
—¿Estás loco? No hubiera dejado que te le acerques —Ambos chicos miraron a la criatura como un secreto que no iban a revelar.
—Siendo así, es tiempo de compensar el abandono que sentí estas semanas -Los labios voluptuosos de SeokJin se estiraron en un tierno puchero y YoonGi de un manotazo lo alejó.
—Yah, perdón, perdón, no siempre puedo... a veces se me olvida que... —El compositor se tocó la frente; volteó a ver a la Cosa con una sonrisita bailoteando todavía en las comisuras y ante el lamento del hyung, sonrió como llevaba días sin hacer-. Ahora te alcanzo.
Antes de marcharse, acarició a la Cosa y apagó la computadora. Intenté, pero no pude volver a acceder.
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©FlyKingSquad | YaYaBoddah9592
08032020
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