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✐002.


Entre la humedad de las paredes rebotaba el sonido que provocaban sus lentas respiraciones, siendo el único ruido entre todo el silencio.

Sus largas garras se movieron a la par que sus dedos, en suaves movimientos mientras observaba su entorno.

Paredes de ladrillos gruesos y grises eran observados por sus pequeñas pupilas contraídas.

Lentamente despegó su espalda de aquella estructura de roca donde antes descansaba.

Y poco a poco fue parándose mientras sonaba los huesos de su cuello y sacudía sus brazos ligeramente.

Hermosos rizos grandes y de un rojo intenso, voluptuoso y largo como aquellos que la acompañaban recordarán.

Si no hubieran muerto hace años.

Para sus ojos sólo pasaron segundos, pero podía sentir que su cuerpo no había movido ningún músculo en años.

Claro que eso no complicaba su salud, era imposible que cambiase o se debilite aunque pasen los siglos.

Su aura tan imponente y maravillosa no perdía ninguna pizca de brillo. Aquella que trae la tensión y escalofríos con su sola presencia, incluso estando a kilómetros.

Una vez frente al muro donde terminaba aquel cuarto, observó sobre su cabeza el techo que separaba el sótano de la planta principal.

Sonrió de lado, dejando a la luz sus filosos colmillos que rozaron su labio inferior.

Porque ella sabía cuál era su lugar, y entendía que significaba su despertar.

Su cuerpo y mente aún recordaban a la perfección la última vez que estaba consciente, aquella en la que tanto estaba disfrutando vencer.

Rodeada de una laguna de sangre y gruñidos feroces, fuego, destrucción, muertes múltiples y agonía.

Tenía la memoria fresca de todo lo sucedido, y estaba más que lista para continuarlo.

[§°§]

—Señor. —llamó un monje a su mayor.

Los potentes temblores habían parado hace unos segundos, pero Masashi seguía firme en su lugar, únicamente dando aquel largo suspiro, hasta que habló.

—Puedo sentirlo. —murmuró. —siento su poder, su energía, su valentía. —habló con más emoción. —es increíble. Simplemente fantástico.

Los presentes se miraron entre ellos, para ver si alguno de sus compañeros también sentían aquellas descripciones. Pero solamente el más viejo era quien tenía sus ojos aún cerrados.

—¿Qué haremos ahora? —Susurró Miroku sin comprender.

Antes de poder obtener una respuesta, observaron en dirección a la puerta corrediza que daba paso al pasillo, el cual contenía las escaleras al sótano.

Con la puerta abierta, observaron a la perfección el momento en el que el suelo fue derribado con brutalidad.

Y de entre los escombros y el polvo, una figura femenina fue revelada. Parada en sus pies y manos.

Los monjes temblaron cuando recibieron un gruñido bajo de su parte.

El mayor de ellos quien por fin abrió los ojos se encontraba completamente anonadado.

Más cuando el gruñido se detuvo una vez que sus ojos pasaron por él.

Era ella, la auténtica guerrera que generaciones tras generaciones se ocuparon de protegerla mientras descansaba. Jamás en su juventud mientras realizaba su entrenamiento como monje llegó a pensar que sería uno de los afortunados en verla con sus propios ojos, y no tener que imaginarla en base a las historias que sus antepasados revelaban cuando un nuevo guardián remplazaba al anterior.

Tan reales que ahora lo compróbaba, como esos orbes rojos que aparecían en cada anécdota, ahora estaban sobre él.

Observaba con atención al monje Masashi mientras se ponía de pie lentamente.

Parecía estudiarlo con la mirada, claro que ninguno se atrevía a dar un solo respiro del miedo que generaba.
Olvidó por completo sus presencias y fijó su vista al frente, donde la puerta a la salida fue derribada con el simple choque de sus hombros con estas.

Observaron los pedazos de madera caer, y donde antes había una puerta doble de madera, se veía a la joven caminar entre los guardias en dirección al bosque.

—Lo que haremos ahora, Miroku —Masashi se levantó para observar por el gran hueco. —es viajar.





[§°§]

Los habitantes salieron con cuidado de sus hogares, siendo llamados puerta por puerta para avisar que no había peligro, como se había prometido.

Jungkook salió cuando llegaron hasta su casa, encontrándose con la manada murmurando preocupados entre ellos.

El líder salió para hablar con todos, comunicando que había mandado a los vigilantes a recorrer los límites en una investigación.

Nadie tenía idea de qué se trataba, pero por el bien de todos nuevas reglas serían puestas por seguridad hasta que todo se arregle.

Y el grupo que había sido mandado hace unos días tendría que volver.

Jeon suspiró, sea lo que sea, debía ser grave.

—¡Jungkook! ¿Estas bien amigo?

Woojin llegó trotando hasta él, y por impulso lo abrazó, este lo alejó con sus manos en sus hombros.

—Estoy bien, no exageres.

—Es una pena que tengan que llamar a los segundos. ¿Y si no firmamos el trato? Era un gran acuerdo. —lamento su amigo.

—Eso no importa ahora, esperemos que lleguen pronto, quién sabe lo que pueda estar afuera y ellos están muy lejos.

—Si, es verdad. —asintió. —¿Sabes? Por un momento creí que sería mi última noche, amigo, casi me hago del dos.

—¡Ahg! —Jungkook se tapó los oídos con una mueca. —No seas asqueroso, maldición Woojin ¿Y así planeas proteger la manada si nos invaden?

—¡¿Nos van a invadir?! —dio un salto y terminó detrás del más alto, sujetando su camisa en sus puños. —¡Soy muy sexy para dejar que la tierra y los gusanos me coman en una tumba!

—¿Quién dice que te velaremos completo? Tal vez te hagan picadillo y no podamos encontrar tus restos.

A veces disfrutaba de lo cobarde que era su amigo, con algo tan simple como eso, Woojin siempre caía en sus bromas.

—¡¿Picadillo?! ¡Jeon! Amigo —Se paró frente a él y lo tomó de los hombros. —Mejor amigo —Se corrigió —Tú me protegerás ¿verdad? No dejarías que nada malo me pase.

—No lo sé Woojin, estaría ayudando a los demás. ¿Podré con más personas a la vez? —apretó los labios, como si realmente se lo cuestionara.

—Pero no todos son tus amigos, ¡Yo lo soy!

—Tal vez, pero todos son mi manada —sacó sus brazos de encima —Si hubiera un niño y tú a la vez en peligro, ¿me harías salvarte solo por tener mi amistad? ¿No eres acaso parte de la manada también?

—Si...—Murmuró mirando el suelo.

—Deja de ser tan miedoso, estamos bien. Confiemos en el líder. —habló restándole importancia a su preocupación.

—Eres un...Un DESENTIMENTAL. — lo etiquetó con un grito su amigo, cruzándose de brazos.

—¿Siquiera esa palabra existe? —Preguntó bajando los cortos escalones.

—Claro que sí, ahora sí. Hey, ¿A dónde vas?

—Al trabajo genio. Tú también, llegarás tarde.

Lo que su amigo no sabía es que Jeon estaba por cumplir sus horas de trabajo con una bola dura de nervios en la boca del estómago, y no le sentaba nada bien.

Estaba preocupado por la situación, si, y a eso debía sumarle que no podría ni defenderse a sí mismo si algo lo atacara, peor sería si sus dolores vuelven al mismo tiempo.
Estaría muerto.

Él escondía muy bien sus preocupaciones, porque no quería poner mal a nadie y obtener su lástima con sus asuntos personales, era alguien bastante reservado en cuanto a sus emociones y pensamientos se trataba.

Siempre fue así, y siempre lo sería. ¿Para qué hablarle a alguien de tus mayores miedos y preocupaciones, si algún día pueden darte la espalda y como unos mal nacidos usar tus secretos como armas en tu contra?

Él definitivamente no quería eso, y si implicaba guardarse todo pues así sería, de todas formas no era alguien muy sentimental.

No era de los que actuaban sin pensar primero. Pero si le preguntaran si hay algo que todavía no haya podido descifrar o responder, sólo un tema se le venía a la mente.

¿Cómo se enfrentaría a un ataque con otro lobo?

¿Cómo espera ayudar a defender a su manada?

¿Qué responderá cuando le pregunten si es alfa, beta u omega?

¿Por qué él no sentía nada en su interior, cuando todos hablaban de estar conectados con sus lobos?

Para eso, era lo único que no tenía respuesta, y anhelaba encontrarla desde hace 22 años.



[§°§]


Los calmados ríos y los altos pinos que apenas movían sus hojas con la suave brisa, los pequeños insectos y luciérnagas que volaban libremente.

Todo quedó completamente perturbado en tan sólo un segundo. Donde una potente y alucinante "brisa" pasó a la velocidad de la luz, arrastrando en su dirección todo a su paso como si fuera un remolino.

Pero no se trataba ni más ni menos que de aquella muchacha que hace apenas minutos se encontraba bajo los techos de Japón.

Descalza y con la ropa algo desgarrada se tiró al suelo, manchando sus rodillas de tierra húmeda por la llovizna que había comenzado. Se inclinó haciendo un cuenco con las manos, tomando entre ellas algo de agua para beberla.

Corea.

Es lo que decía un cartel metálico sucio que encontró tirado kilómetros atrás.

Una de las ventajas que tenía, podía viajar miles de pies en tan sólo minutos, era cansador una vez que se detenía, pero la adrenalina que sintió cuando pudo dar con él fue mucho más grande.

Y ahora se encontraba a los pies de "corea", en sus bosques. Donde olía los distintos aromas de posibles manadas y otros animales.

Debía recorrer con cuidado, no tenía ganas de luchar con otros lobos, cuando solamente buscaba uno.

Cerró los ojos y frunció el ceño, ese aroma, lo conocía tan bien que no creía tener que sentirlo tan pronto.

Humo.

Se levantó de la tierra, caminando con sus brazos a sus costados y la mirada en cada lado. Sus oídos más que despiertos captando hasta la mínima oruga en algún árbol.

Hasta que lo vio con sus propios ojos. Una ráfaga de humo blanco salir de entre los árboles a lo lejos.

Solo le indicaba algo, lo que sea que se quemó, ya eran cenizas.

Nuevamente corrió hasta dicho lugar, parando de golpe sus pies los cuales se arrastraron unos metros ante la acción.

Una muralla de troncos de madera, increíblemente sanos.

Esperó unos segundos, no había gritos, no había llanto, no había aromas. Observó el muro frente a sus ojos, teniendo una idea de lo que sucedía. Había llegado tarde.

Camino hasta lo que sería la puerta, donde está ya se encontraba abierta. Dentro había esparcidos cuerpos sin vida, repartidos por todos lados.

Sus rostros eran de susto y miedo, plasmados en sus últimos suspiros.

Piernas separadas del tronco, cabezas giradas e incluso mandíbulas fuera del lugar. Algunos en su forma humana, otros muchos que identificaba como alfas, betas y alguno que otro Omega, rendidos en el suelo con sus pelajes manchados de sangre.

Todo sobre la tierra que ahora era completamente roja. Y sus casas que estaban más que destruidas.

Abuelos, mujeres, hombres, niños, bebés...

De todas las edades se podían encontrar, una manada completa. Tal nivel de destrucción y matadero sólo significa algo.

Él estuvo aquí.

Había encontrado su primer carnicería, y debía encontrarlo antes de que de con otra.

Estaba por girarse, viendo que no podía salvar nada de ese lugar, hasta que un sollozo la detuvo.

Giró su cabeza en dirección al ruido, observó en todas direcciones pero nada se había movido. Podría ser algún cuerpo que seguía vivo y moría lentamente en agonía.

Nuevamente se escuchó, sus orejas se movieron captando de dónde provenía, camino sin miedo y con pasos seguros. Donde en una pila de cajas de madera quemadas observó una que solo tenía cubierta de cenizas una esquina.

Tiro de un manotazo todas las que tenía a su lado, y sin esperar corrió la tapa de la que estaba frente a ella.

Unos ojos tristes la observaron asustados mientras brotaban lágrimas. Su labio inferior tembló y como si temiera lo peor comenzó a llorar en silencio.

Un... ¿bebé?

Observó al pequeño, quien al sacudirse por el llanto movía más un lado de su cuerpo que el otro.

Se fijó dentro de la caja, donde una de esas pequeñas manos tenía el dorso en carne viva. Vio la caja del lado quemado, eran del mismo.

La lluvia. Se había salvado de morir quemado por la lluvia.

Estiró la mano y tomó de la otra muñeca sana al niño, sacándolo de la caja y dejándolo colgado de un brazo frente a ella.

Lo observaba neutra mientras lo analizaba, él seguía soltando lágrimas y pequeñas gotas de sangre salían de su mano, siendo limpiadas por el agua de lluvia, al igual que su cabello negro aplastado en su cara y la ropa mojada por igual. Debía tener algo de un año de edad.

—Omma...— se escuchó entre sus llantos.

Otro idioma, hablaban otro idioma.

—Omma...—repitió ella en un susurro. Mamá, supo descifrar enseguida.

Lo balanceó una vez hasta ponerlo sobre su espalda, él no reaccionó más que a seguir llorando. Y con eso salió del lugar.

Volvió al anterior río del que bebió antes, bajando al niño de su espalda, enseguida se tambaleó y cayó de culo. Tomó asiento en forma de indio, lo acercó tomándolo de la ropa desde la espalda en un puño y lo dejó en sus piernas.

Tomó con cuidado su mano izquierda y la observó mejor. Dejaría una cicatriz.

La acercó a su boca, con los ojos miedosos siguiendo la acción, hasta que sacó su lengua y la pasó lentamente por el lugar afectado, sintiendo como la sangre manchaba su boca.

Tomó cuencos de agua con su mano para hacer buches y escupir, repitiendo la acción un par de veces. El niño ya había dejado de llorar.

Con ambas manos desgarró parte de su ropa, dejando parte de su costado al aire. Envolvió la herida limpia de infecciones y lo ajustó bien.

El cachorro observaba con la boca semiabierta y los ojos casi completamente cerrados. Sonrió de lado, sabía que eso había calmado su dolor y ayudaría a curar.

Comenzaba a dormirse ahora que no tenía ninguna molestia que lo mantuviese despierto, aún si la lluvia caía en su rostro. Se levantó y observó en el suelo como el cachorro casi se cae de lado al no tenerla más de apoyo.

Lo volvió a levantar como antes de la ropa, él se dejó manejar con los brazos y pies colgando y sus ojos pesados. Cuando lo acercó a su pecho inmediatamente se aferró a su cuello y se acomodo mejor para dormir.

Por esta noche, buscaría alguna cueva o dormiría en lo alto de algún árbol, pararía por hoy gracias al pequeño asunto que ahora respiraba cansado en su cuello.

____ ____ ____

Hola lovelys♡.
Espero haya sido de su agrado este nuevo capitulo.
Pasaba para aclarar lo que sucedió en este, como verán hay temas sensibles y creo haber avisado desde un principio que los habría, así que espero no se lo tomen a sorpresa que este tipo de escenas aparezcan bastante, ya que tendrá varias.
Y aclarando eso ya me despido, byebye♡.

Pd: estoy feliz de que hayamos conseguido hacer 101M en 24hs :'^] felicidades a Army y a nuestros bebetos.

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Tengan un lindo dia/noche~💜

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