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SHADOW PRELUDIO

#1.Intro: Persona. RM

Buscar una respuesta que nos convenza puede tomar mucho más cuanto mayor sea nuestro empeño. Es como estar en medio del mar y ser mecido por la olas, unas ondas que cambian y te empujan hacia cualquier lugar, pero al final del día, cuando cae el telón y estás a solas contigo mismo te vuelves a preguntar qué pudo estar mal o qué pudiste hacer mejor.

Es una sensación extraña que empieza a llegar a nosotros cuando se apagan los dulces pasos de la infancia. Antes, cuando todo era más simple, cuando no existían convenciones o imposibles, cuando nuestra mente corría libre por el bosque como un animal salvaje reacio a la conquista.

Ahora esos días parecían lejanos, a veces inimaginables para la jaula de la rutina. Es curioso, cuando se está en esa edad se ansía tener la suficiente para ser racional, cuando se es más feliz se desea otra cosa que luego nos demostrará todo lo contrario, solo el ritmo acelerado de nuestros días nos distorsiona lo necesario para no darnos cuenta de lo que sucede en realidad, de lo que dejamos ir cada segundo para después entrar en un círculo de lamentaciones y recompensas vagas.

Qué soy hoy, qué podría ser mañana, qué fui ayer. Siempre las mismas preguntas ambiguas, cuando he llegado a pensar que realmente nada de eso existe. Si pudiera aislar mi yo interior del que se muestra todos los días y encerrarlo en una burbuja de cristal estoy seguro que sería aterrador.

Alguna especie de monstruo deformado, con alas negras y blancas, con la piel corroída por gusanos y un cerebro abultado y desagradable. Así sería su exterior, pero en alguna parte de sus entrañas habría pequeños brotes, flores de ceniza y rescoldos por encender, lagunas perdidas y colinas de insomnio.

Habría también un cielo, no estoy seguro de cuál sería su color, pero la luna me acompañaría siempre. Gritaría varias veces hasta que un pájaro enorme viniera a recibirme y saldría volando a lomos suyos hasta un precipicio con la cara del mundo, un mundo en el que nunca me sentiría habitante, un mundo extraño y perdido dentro de mí.

Que gran mentira, que poesía falaz podría inventarme para calmar esa especie de sed. Las cosas no se pueden revertir, al menos no ahora.

Los libros de los grandes me hablan de aceptación, las iglesias de credos ¿Soy yo el único perdido en la tormenta? ¿Soy yo el único que sufre con las partes que no puedo amar de mí mismo? ¿Me amo yo en realidad?

¿Puede ser el amor por si mismo aun más vital que el que puedas sentir por otras personas, cosas o sueños? No lo sé, no lo puedo saber aún, es como desentrañar un camino con los ojos vendados y unas groseras cuerdas amarrándote las manos y los pies.

Rodando colina bajo, siendo consciente del olor de la yerba mojada o del susurro de la lluvia perenne, a veces escucho mi corazón. Es un ritmo imperceptible que va creciendo como el inicio de un preludio. Palpita acompasado con el movimiento en mis pulmones.

Al final soy solo carne y huesos puntiagudos, al final soy polvo que viene de alguna lejana estrella, mientras tanto… espero, inhalo el perfume húmedo de una noche cargada de dudas. Entonces, por solo unos segundos, el monstruo se parece más a mi exterior, se calma, apoya su cabeza en mi hombro y sonríe con ironía…

¿En serio sabes hacia dónde vas?


#2.Interlude: Shadow. SUGA

Nunca dudé estar más solo que cuando era rodeado por la multitud. Los flashes, los gritos, las llamadas o las sonrisas, todo comenzó a sentirse como una copa vacía para mí donde me preguntaba si era correcto. Si en serio merecía todo aquello en lugar de algo más. Las luces brillando sobre mi rostro, obnubilándome el juicio y tirando de mí. Un suceso inolvidable, un inicio y un final.

¿Así se debería sentir la felicidad? ¿Así se siente el éxito?

Cuando puedo contar más cosas de las que pude soñar tener, cuando pude obtener más satisfacción que con la droga más infalible. Si me hubieran advertido antes que el paraíso que dibujan muchos es un infierno disfrazado, si me hubieran advertido antes, pues creo que no sería quien soy.

No puedo separar quien soy de quien he sido. Cada parte del retrato me llevó aquí. Cada parte de mi alma se fue transformando en lo que ves hoy, sin embargo no puedo evitar sentir la vulnerabilidad. No puedo dejar de tener ese maldito miedo, como una especie de parásito minúsculo pero igual de mortificante, carcomiendo mi carne y mis huesos, trastornando mi cerebro y haciéndome gritar.

Hay alguien encerrado dentro de mí. Tiene miles de cadenas alrededor de su pecho y las manos le sangran por el esfuerzo de intentar una liberación que no llega. Alguien viene a torturarle cada noche, es exactamente alguien con mi rostro y una risa cínica en los labios.

El otro solo calla y aguanta su castigo, el otro se sigue sacrificando por alimentar a la bestia que me domina en realidad, el otro sigue convirtiéndose en el último pedazo de luz antes que la sombra a mis pies lo engulla todo. Sé que no soy el único, quien fuera como Peter Pan que podía quitarse de encima un peso semejante.

No crecer jamás, aislar a tu sombra y viajar a un sitio mejor. Un sitio alejado de parámetros y consciencias. Un Nunca Jamás para un alma perdida y llena de cicatrices. Sé que ese día puede nunca llegar y que quizás solo alcance la muerte del encadenado con más esperanzas inútiles.

Aun así, cuando me rehuso a brillar, aun así cuando te pido que no me dejes brillar, el que sufre en mi interior hace lo contrario. Ya no le importa, su meta ha quedado grabada a fuego y aun entre lágrimas, sangre y sudor, sonríe de una forma trastornada, sus alas se despliegan entre herrumbrosas plumas y la agonía desaparece, mi sombra adherida con uñas y dientes grita como un ser herido, corre a esconderse y por primera vez me siento ligero.

Creerse la mentira de no tener miedo, esa es la tarea más difícil. Cuando el reflector muere, por lo menos allí, al menos en la eterna oscuridad, puedo reconocer mis manos y mi rostro, puedo tocar unos colores que muy pocos ven, allí puedo sentarme con el encadenado y conversar, pues ella se ha ido y no volverá hasta que aparezca el reflector, hasta que yo vuelva a ser consciente de que existe y aun cuando cada día pareciera crecer cuanto más alto estoy, en la noche perpetua se está mejor. En la noche perpetua la sombra muere y el caballero de metal sin nombre vuelve a sonreír.

#3.Filter. Jimin

Estoy acostumbrado a mirar las pantallas tantas veces como sea posible. Para mí es una especie de obsesión compulsiva donde me veo a mí mismo y digo…oh, podía ser mejor, o quizás sí lo fue. Es agotador si sacas la cuenta de por cuánto tiempo lo he hecho y al final llega a carecer de sentido.

Sin embargo he aprendido que con esa especie de terapia contradictoria puedo comparar todas las versiones de mí mismo como si las pusiera sobre la mesa. Parece un juego de escondidas y atrapadas ¿Cuál será el verdadero yo? ¿Por qué no puedo ser una mezcla de todos? Uno baila contra la fuerza de la gravedad, el otro decidió ponerse un color de pelo que llama demasiado la atención, hay otro que le encanta postear mensajes en la red y luego ver lo comentarios, hay uno que se quedó dormido después de un intenso concierto.

Todos tienen mi cara, todos tienen mi nombre, solo los diferencia algún que otro segundo en el calendario. Todos tenían problemas distintos, situaciones absurdas que compartir, corazones rotos en alguna ocasión. Todos se complicaron pensando demasiado, alguna vez o simplemente tomaron un respiro de sí mismos sobre cierta azotea en un penhouse en Haeundae. A uno dejó de importarle el que dirán, otro se escondió en lo profundo a lamentarse de lo que había hecho hasta entonces, otro lloró inútilmente por algo que ya se había escapado de sus manos.

Al final todos se convirtieron en colores de una misma paleta, filtros diferentes como los que queremos ponerles a todas nuestras fotos, maquillaje para que no se vean las cicatrices. Una vez comencé a leer a Oscar Wilde, creo que el inicio de Dorian Gray decía algo así, o por lo menos esas palabras fueron las que me impresionaron más:

“La aversión del siglo del realismo es la rabia de Calibán al verse la cara en el espejo. La aversión del siglo por el romanticismo es la rabia de Calibán al no verse la cara en un espejo”.

Entonces llegué a preguntarme ¿Puedo ser yo una especie de Calibán en mi interior? ¿Puedo estar tan herido y confundido a la vez que ni siquiera me doy cuenta? Solo cuando me entrego, solo cuando ardo en las llamas de mi pasión es que veo lo endeble que puede ser mi vida. Como una frágil película sobre la pompa de jabón. Sin garantías, sin fecha de caducidad exacta, pero aun así cierta.

Me escondo llorando contra mis rodillas, me hago diminuto y desciendo hacia un universo paralelo. Los árboles han sido abrazados y el olor a muerte pregona sobre mí. Grandes cuervos aletean encima de mi espalda, están a punto de devorar lo que queda de mi carne y grito cuando realmente sucede. Nadie viene a ayudarme.

Los tres representantes de mí mismo han abdicando contra la última figura de mi planeta, contra la última colección de mis filtros. Él no habla, no baila contra la gravedad, él no se arrepiente de nada. Lleva una túnica raída y trae sus manos totalmente vacías. A él qué le voy a exigir cuando ya lo ha aceptado todo, cuando ya ha entrado en otro espacio donde los colores no se perciben y sí se sienten.
Camino hacia él temblando.

Temo que me lastime. Temo que me bese, realmente le temo por completo. No parece que le interese mucho mi recipiente, no parece que vaya a cambiar mucho cuando de repente veo sus alas. Son doradas como el sol, son cálidas y llenas de ojos multicolores. Como diamantes con aspecto humado, como polvo celestial embadurnado en oro.

Doy un traspiés en su dirección y ahora me doy cuenta que también tengo alas. No son tan bonitas como las de él. No son siquiera de ningún color, siguen algo débiles y rezagadas, me arañan la espalda en el sitio donde han salido, pero al final son mis únicas alas. Él sonríe, yo le correspondo insólitamente también, nuestras manos se unen y es como si algo fuera inyectado en mi saturado torrente.

La lluvia cae piadosa y en silencio. Poco a poco sale el sol y ahora el campo está lleno de nieve…el último filtro ha caído y todo es un inmenso espejo. Mi Calibán ha vencido y ahora…solo me queda esta desnudez…

#4. My Time(시자). Jungkook

Esta noche las estrellas cambiaron de dirección para mí…Ufff…respiré un aire cargado de smog para sentirme insignificante. Me di cuenta que había estado confundido desde hace mucho tiempo atrás e inconscientemente persiguiendo una ciega meta que hasta hoy sabía qué o por qué.

Nunca pensé que me costara tanto dar un paso atrás y sentarme a contemplar lo que había hecho para llegar hasta aquí. ¿Acaso tenemos estos momentos a solas? Estas reminiscencias, donde sonreía o lloraba sin razón alguna, donde ansiaba madurar a una velocidad sorprendente cuando la vida se me escapaba entre los dedos tan fácilmente.

Días de pensar… qué estoy haciendo bien, qué estoy haciendo mal, por qué vivo atrapado en un horario que no parece nunca cumplirse en realidad, por qué siento que fracaso con cada gran logro, por qué me siento vacío y cohibido de celebrar los pequeños milagros que deberían acompañar a mis días.

Sí, yo había deseado esto, sí, yo había convertido mi sueño en la trinchera para edificar un castillo y ahora parecía que cualquier viento traicionero demolería las columnas o el propio capitel. Frustración, más llanto, mis gritos apagados dentro de un domo de cristal. A veces envidiaba a las aves, con la posibilidad de visitar lugares que escapaban a nuestra imaginación.

Yo había soñado países no atravesados por fronteras, yo había soñado lugares sin desigualdades o idiomas distintos, aunque la paleta de matices, olores y sabores fuera diferente, yo había buceado en esos pensamientos lo suficiente para sentirme culpable e incapaz de amar de veras.

¿Cómo se podría amar a otra persona cuando no se puede hacer eso consigo mismo? La respuesta a eso era simple para el ser humano. Creo que para preguntas aparentemente sencillas malas respuestas eran las más útiles ¿Cuándo comenzamos a mentir?

Quizás cuando nos dimos cuenta que eso es lo que mantiene nuestra acristalada realidad. Si viviera dentro de un invernadero y supiera que del otro lado del cristal había un mundo diferente, estoy seguro que iniciaría una rebelión.

Convocaría a todos lentamente, alimentaría mis ideas con sus pensamientos, viralizaría algo mío para hacerlo una creencia popular y poco a poco, gota a gota, llevaría a cabo la revolución. Pero qué sucedería si eso nos llevara al cadalso, qué sucedería si alguien despertara de esa especie de utopía y mirara atrás para señalarme, quién sería el culpable entonces, el que plantó la semilla o el que comió del fruto. Creo que esa fue siempre la paradoja básica.

Qué hay más allá de tu patio que te hace sentir tan miserable, qué hay más allá de ti mismo que te hace desdeñar lo demás. Inconformidad, eso diría la gente, yo ni siquiera pudiera arrojar algo de luz sobre el asunto.

Filosofando o no, de arrojar piedras al río poco a poco va apareciendo un puente, ahora la otra parte es cruzarlo y cuando no sabes el camino, cuando estas a oscuras y te persiguen los que has traicionado, los que has dejado atrás, la tarea puede saberte a imposible.

Sin embargo no es así, sin embargo no se puede ir hacia atrás y decirle a todas tus versiones, no lo hagas o párate a disfrutar el momento. No, no puedes, porque no tendría gracia alguna.

No hubieras aprendido nada hasta este punto si no te hubieras caído suficientes veces, si tus rodillas no hubieran pagado tus desmanes o tu corazón no tuviera alguna que otra cicatriz invisible, no serías humano y es preferible estar lacerado de mil maneras diferentes que ser puro en su totalidad.

Bien o mal, luz u oscuridad, deseo o metas, sueños o pesadillas. Siempre habrá otra cara en la moneda y tratando de hallar un equilibrio nos enfrentamos a la única mentira con el nombre de verdad…

Solo espero terminar de construir el puente, solo espero que del otro lado, en algún tiempo atemporal, en algún sitio donde no se conozcan siquiera las palabras, pueda verlo de frente, pueda verme a mí mismo y entonces sí, estoy seguro que todo habrá valido la pena. Mi sangre, sudor y lágrimas serán mis alas, las nubes mi cobijo y el mundo otro lugar al que llamar hogar.

#5.Inner Child. V

Alzo mis manos y es como si pudiera robarme el patrón que hay en tu cielo. Tienes diez años otra vez y yo estoy a tu lado. Me llamaste en medio de la noche porque tenías miedo de la oscuridad. Mamá olvidó traerte ese oso color chocolate con el que solías dormir hasta que unos chicos te dijeron que ya eras demasiado grande y decidiste esconderlo en lo profundo del armario. Ahora te sientes indefenso por solo hacer lo que complace a los demás y yo te acaricio el largo flequillo y te digo que no debes llorar, que iremos juntos hasta tu habitación en penumbras y nos asomaremos bajo la cama.

Miraremos linterna en mano y te darás cuenta que no hay nada que temer, que una vez que conocemos lo que nos asusta, al derecho y al revés, podemos espantar el fantasma del miedo y seguir adelante.

Sin embargo tú te escondes detrás de mí. Me abrazas fuerte y dices que aún no estás listo. Yo te entiendo perfectamente, aún sigo sin estarlo también. Aún tengo miedo. No, ya no del monstruo bajo nuestra cama… de la vida, más veces de las que estaría dispuesto a aceptar. ¿Qué fácil era todo antes? ¿Qué fácil sonreíamos y disfrutábamos de los postres en un día de primavera? Bajo un sol templado y agradable, bajo la sombra de las cometas y el zumbido de las abejas en el parque.

Era una vida simple y a la vez contenía infinidad de mundos. Tú y yo lo sabemos y a veces me pregunto qué le sucedió a ese chico del flequillo demasiado largo que le costaba hacer amigos o decir, al menos hola. A dónde fue a parar el que todos etiquetaban como tímido, cuando decidió convertirse en la persona que es hoy, cuánto puedo extrañarte mi niño de Neverland.

¿Fuiste hacia allá? ¿Te deshiciste de la sombra igual que Peter Pan? ¿Tienes alguna Wendy a la que dedicarle tus canciones?

Las estaciones pasaron rápido. El parque mudó sus hojas, se cubrió de fina escarcha y volvió a florecer. Vinieron otras vistas, otros rostros, alguna que otra pelea, el roce del primer amor como lo concebía la sociedad o el terror al rechazo.

Me fui guardando todo aquello hacia dentro, te lo fui entregando, porque en el fondo tú no podías mentir y yo me hacía un experto consumado cada día. No me asustaba el monstruo ¿Cómo podía asustarme cuando yo me había hecho su compañero? ¿Cómo podía temerle a lo que era en realidad?

Solo cuando me miraba al espejo, solo cuando llegaba a casa tarde en la noche, por la ventana trasera para que mi madre no supiera que le mentía hace tiempo, y el espejo del armario me recibía, entonces podía verte del otro lado del reflejo. El flequillo seguía siendo muy largo, casi te cubría medio rostro, pero tenías el ceño fruncido y aun sin hablar me reclamabas, aun sin una sola palabra me obligabas a mirar a  otro lugar y un día no pude más y acabé agrietando el espejo, ganándome una regañina de mis padres y peor aún, peleándome contigo.

Fue la primera vez que me perdí de veras y el saxo fue una especie de salida para la ira y el desprecio por mí mismo. Ya estaba en camino, ya estaba alejándome y te escuché llorar esa última noche, cuando acepté una aventura que al final me traería al mismo lugar. Una aventura donde tendría que encontrarte como fuera, porque solo así podría conservar parte de mi humanidad, porque solo tú podrías entender cuando decepcionara a alguien más, cuando fuera débil y por mi culpa lastimaran a los que amaba, cuando me diera cuenta que no podría amar de verdad si no te tenía a mi lado.

Fue otra vez de noche, fue otra vez en un parque. Giraba sin mirar las estrellas en una ciudad enorme y tú te sentaste a mi lado. Seguías teniendo diez años, seguías sonriendo sin creerte mucho todo lo que te contaban. Señalaste el mismo patrón que miramos hoy y me preguntaste cómo se llegaba. Yo me encogí de hombros, cansado de esperar por respuestas que no llegarían, cansado de vivir básicamente. Tú no renunciaste a mi indiferencia y solo sentí calidez cuando me tomaste de la mano.

Te pregunté qué hacías, a dónde íbamos a esas horas. Tú no contestaste pero vi tu sonrisa y por improbable que fuera terminé sonriendo mientras las calles desaparecían y tomaban el color del cielo. Nos elevamos sobre la ciudad, sentí el aleteo del viento contra mis ropas y la humedad de la noche empaparme el alma, como una inmensa ballena azul llamando a su hijo. Seguimos tomados de las manos ¿Hacia dónde íbamos? ¿Qué encontraríamos?

Dejé de martirizarme, eco de esa forma racional cuando miré hacia arriba. El patrón se había agrandado y sorprendentemente, como una bola de fuego, venía por nosotros. Así como un verdadero sueño, así como tú me habías dicho una vez, dejé de pensar y comencé a creer y hasta entonces no puedo dejar de agradecerte. Viniste por mí cuando ya no tenía fuerzas siquiera para empezar, viniste por mí, adorado niño y entonces comprendí que a apenas comenzaba a romper el cascarón.

Desde entonces he iniciado a caminar por esa estela con nombre de cometa, desde entonces te tengo a mi lado cada segundo. Ya nada puede distraerme, ya no quiero ir a ese Neverland, pues estoy allí cada vez que quiero. Solo cierro los ojos, cuento hasta tres y respiro tu aire, entonces todo vuelve a empezar.

#6.Moon. Jin

Hay algo que nunca dejaré de hacer mientras tenga memoria, mejor dicho mientras viva en este planeta que tanto odian unos y la mayoría venera. Es algo muy simple, no se necesita reservar por adelantado o pagar para hacerlo, basta solo mirar y a veces las respuestas más densas llegaban bajo la luz de la Luna.

Disfruto cada fase descubriendo que el cambio es la esencia de la vida y a veces le tengo envidia por ser tan orgullosa, por mostrar sus cicatrices y heridas abiertas como un regalo y no como algo que esconder con ropas y maquillajes. Muchos piensan que es una chica hermosa con los ojos multicolores y la cabellera plateada o quizás sea negra y sobre su pelo, como brillantes adornos vayan las estrellas.

Yo prefiero pensar que no tiene sexo, nombre, adornos o credos, que simplemente está llena de imperfecciones y que no tiene más que valor para regalar. Aun así, no hay poeta o ser humano que no le haya confiado sus secretos a la Luna, es como una especie de terapia ancestral que llevamos en el ADN, todos lo hacemos, todos lo hemos hecho, todos hemos suspirado cuando está en su máximo esplendor he imaginado espacios de fantasía donde poder concentrar su luz, solo para cubrir de miel y maravilla historias que de lo contrario nos espantarían.

Cuántas veces se la han regalado los amantes, cuántas veces ha sido la única razón para no romper en llanto cuando todo parece estar mal. Nuestra peor tarea es comprender que todo está donde debe estar, realmente no es comprensión lo que buscamos al cuestionarnos una y otra vez y sí aceptación. Por eso buscamos ayuda, información, que como muchos dicen es poder, pero al final ya sabemos la respuesta de antemano, no es más que simple aceptación al orden de todo lo demás.

No importa cuánto corramos, cuánto nos escondamos de quiénes somos o lo que hemos hecho, cómo a veces no encontramos explicación a nuestro comportamiento, cómo el mundo se te puede caer a pedazos, realmente me pregunto si todo no será un juego traicionero de nuestra imaginación mientras separamos alma y cuerpo sin darnos cuenta de nuestro peor error.

Queremos estudiarnos a nosotros mismos. Si pudiera sacarle una radiografía a mi alma, estoy seguro que estaría en blanco o quizás fuera un pozo negro incapaz de ser analizado, fuera como fuera. No habría evidencia de todo lo que estuvo ahí, de las guerras internas que libró, de la toma de sus castillos o del llanto de sus habitantes.

Quizás fuera mejor pensar que cada noche, detrás de la Luna hay una ciudad evanescente, un sitio que no todos pueden ver, pero que nos gustaría conocer con seguridad. Quizás sea más abundante, quizás sea más horrendo que nuestra realidad más íntima, pero siempre llevará la palabra más, pues es parte de nosotros, de pensar siempre con esa palabra, soñar, ambicionar y poseer con esa palabra.

Muchos mueren cada segundo buscando el más y nos olvidamos de lo que sucede en la punta de nuestra nariz. Quién fuera como las plantas, como las flores del jardín, solo destinadas a seguir el orden natural de los acontecimientos, la más bella expresión de que la paciencia es sabiduría y que la sabiduría es el primer paso hacia la iluminación, eso diría alguien versado en el tema de la paz interior y la meditación, alguien adelantado a su tiempo o quizás un simple mortal como yo, perdido en una noche despejada, justo después de una llovizna pertinaz, mirando un cielo donde todo se va acomodando bajo la irrefutable luz de la Luna.

#7.Outro: Ego. J-Hope

Pudiera vanagloriarme de todas las historias hasta este punto. Quisiera ser sincero en cuanto a esto, porque creo que de cierta forma, todos necesitamos un momento para respirar, para vernos por dentro de veras, con lo que eso pueda significar. No es un himno de autoayuda y hey…el cielo siempre estará azul y habrá mariposas alrededor.

No, no soy tan hipócrita como para vender ese mensaje, solo que como cada ciclo que llega a su fin quiero pensar que hice lo que debía en cada momento, que aun sin saberlo, vivo instantes inolvidables y que mis decisiones, buenas o malas me llevaron hasta aquí. Que conocí a las personas correctas, al menos para mí, en los sitios correctos, que pude haber hecho más en alguna ocasión, pero que lo hice la próxima vez que algo como eso sucedió.

Que las promesas que hice en voz alta nunca fueron cumplidas, no por el karma o el orden que muchos le quieren dar a lo que debería simplemente ser comprensible, sin embargo lo que solo llenó mi mente al final se hizo realidad. Todas las lágrimas que pude derramar, todas las culpas que pude adjudicarme o las veces que creí haber fracasado fueron solo parte del camino.

Los años pasaron y fui cambiando sin percibirlo. No solo mi exterior. Los peores cambios vienen desde dentro y crecer significa en realidad eso. Qué difícil es que te rompan la burbuja cuando el mundo te grita que debes cambiar y tú lo ignoras por pereza o simplemente porque estás tan atrapado en un objetivo que te dejas consumir por completo.

El diablo se presenta frente a ti con el mejor traje y tú dejas que te tome de las manos, que te bese y que te arrulle cuando la destrucción es inminente, sin embargo cuando te das cuenta que ese mundo idílico no existe, que las rosas que todos queremos cargar están llenas de sangre y perfume a muerte, lo dejas todo atrás.

Olvidas la túnica hermosa, la dicha de los jardines o la ambrosía. Prefieres el campo y la naturaleza, prefieres el desinterés y te dedicas a perseguir a quien has decepcionado realmente…a ti mismo. Solo te das cuenta de esto en los momentos de crisis, porque como muchos bien han pregonado, el momento que crees feliz solo conseguirá obnubilarte y decirte que no hay necesidad  de cuestionarse, que como el buen animal domesticado, mientras exista pasto seguro y cobijo, nada te ha de preocupar, pero no sería mejor preguntarse si en esa supuesta felicidad estaría realmente el engaño, si en esa supuesta felicidad no estaría el demonio y al ángel al mismo tiempo, pugnando sobre tu cabeza para al final salirse con la suya.

Solo cambia el nombre para el mismo contrato. Qué damos o qué perdemos. Qué somos o qué seremos. Siempre el mismo ciclo inacabable, de etiquetas y carteles, de comportamientos y pensamientos.

¿No sería mejor pensar que así debe ser? ¿No sería mejor conformarse? La respuesta es no, casi todas las grandes respuestas son no. El día que el hombre comenzó a cuestionarse se independizó del resto de los animales, comenzó a creerse rey y al final la corona le aplastó la cabeza.

Una metáfora muy ilustrativa, pero si me llamara loco o filósofo hoy, te diría que sigues mintiendo, tal como miento a mí mismo cada día que cumplo con mi rutina. La única verdad es que nos cuesta mirar hacia delante. No hacia el futuro, no hacia al pasado o a la línea que llaman presente, sino alrededor, qué estoy haciendo justo ahora, qué no quiero hacer en realidad, qué estoy deseando justo ahora que ya tuve, he ahí el pasado, o quiero tener, he ahí el futuro. Inconstancia y debate, algo llamado ego o simplemente todas las versiones que podría contener.

Afortunadamente no estamos del todo solos, afortunadamente no existe un manual para alcanzar nuestra supuesta misión existencial, prefiero creer en mí mismo, aunque eso sea aún más difícil. Ayer pude bailar junto al demonio, ayer pude cantarle a Luna o correr hasta que la sangre manchara mis huesos. Mañana podré volar por mí mismo, mañana podré encontrarle respuesta a todas las cicatrices, sin embargo hoy es mi momento. Hoy, sueño libremente en un intento por descifrar cada galería de este laberinto que le han puesto por nombre alma.

From Map of the Soul 7 Dimesion

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HAPPY FESTA 2023 💜

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