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22. VEINTIDÓS

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En el momento que el Jeep se detuvo delante de la casa del lago, Scott prácticamente atravesó la puerta antes de que siquiera sus amigos pudieran bajarse del vehículo. Adentro, Lydia se encontraba sentada en el sofá con las manos cubriendo su rostro y Allison tranquilizándola a su lado.

Ellos podían escucharla murmurar palabras que se les hacían un tanto inentendibles, mientras balanceaba su cuerpo de adelante hacia atrás.

-¿Por dónde se fue? -fue la primera pregunta que pudo formular el alfa, haciendo que la banshee alzara la cabeza y fijara su fúrica mirada sobre él.

-¿¡Crees que si lo supiera no la habría ido a buscar yo misma!?

Los chicos dieron un paso hacia atrás, intentando no alterarla más de lo que ya.

-Fuimos solo un minuto a la cocina a buscarle un poco de agua -habló Allison, y por su tono de voz ellos se dieron cuenta que estaba muy preocupada- Cuando regresamos ella ya no estaba aquí.

Stiles, a pesar de compartir el mismo sentimiento que sus amigos, no se mostraba nada sorprendido:

-Tuvo que haber ido al bosque -dijo- Ella echa de menos su lado sobrenatural, es de suponer que lo haría.

-Malia siendo muy Malia -Lydia resopló, apartando la mirada con impaciencia.

En un momento había estado allí, y luego ya no lo estuvo más ¿Quién se creía que era? ¿The Flash? See suponía que esa era su noche de divertirse, no de darse la fuga hacia la oscuridad del bosque donde podría ser atacada en cualquier momento por un animal salvaje o por un grupo de sombras que...

Oh no.

-Tendría que haberla vigilado mejor. Pero... -lloriqueó, apartando a la cazadora con una mano para salir dando traspiés hacia las escaleras- Tengo que ir vomitar.

Stiles miró a sus amigos, negando para sí mismo antes de seguirla:

-Dejadmelo a mí.

El resto de los miembros de la manada se miraron entre ellos, sus expresiones determinando distintos estados de ánimo mientras los segundos pasaban.

De pronto, Scott comenzó a ir en dirección de la puerta trasera, siendo detenido por la voz de Isaac.

-¿A dónde vas?

-A buscar a Malia.

-No pensarás ir tú solo allá afuera -protestó Allison, acercándose junto con el de apellido Lahey con la intención de acompañarlo, pero el verdadero alfa los detuvo.

-Estaré bien. Conozco este lugar desde que era un adolescente y, creedme, me sé los alrededores de memoria.

-Igual creo que...

-Haceros compañía hasta que regrese -les dijo, dedicándole una mirada de apoyo a Isaac antes de marcharse.

El hombre lobo tragó grueso, permaneciendo en su lugar hasta que lo vio desaparecer. En el fondo, confiaba en Scott y sabía que era lo suficientemente fuerte para arreglárselas por sí mismo, así que no tenía por qué preocuparse. Aunque a decir verdad, lo había dejado en medio de un aprieto. Si es que a eso podría llamársele así.

Por un momento, el salón se quedó en un silencio absoluto que los fue envolviendo poco a poco. Allison juntó sus manos tímidamente, atreviéndose a mirar hacia Isaac, quien solo sonreía mirando el desastre que habían dejado en todos lados.

-Parece que estuvieron divirtiéndose vosotras aquí.

La pelinegra dejó escapar una risita nerviosa:

-Si, pero las cosas se salieron un poco de control.

-Eso parece.

-¿Qué hay de Aimee? -preguntó, y Isaac pudo jurar que sus ojos se iluminaron cuando pronunció el nombre de su hija- ¿Dónde está ahora?

-Con Melissa y Chris -dijo- Se ofrecieron a cuidarla en lo que nosotros resolvíamos un "problema de manada".

-¿Así le llamaron?

-La poca originalidad viene de Stiles.

Ambos pasaron unos segundos mirándose mutuamente, hasta que Isaac tomó el control remoto que había encima de la mesa ratona junto a la botella vacía de tequila, y con el entrecejo fruncido, presionó el botón de Encendido.

Al instante, la conocida melodía de Your love llenó cada espacio de la estancia. Allison rió cuando él le extendió su mano como todo un caballero.

-¿Me permites este baile?

Ella le dedicó una mirada guasona, pero terminó aceptando y dejándose llevar por el ambiente musical que los envolvió de forma atrayente.

Isaac colocó sus manos sobre la cintura de la cazadora, y los dos se movieron al ritmo de la música que no llegaba a ser muy suave del todo.

-Así es como lo imaginaba -murmuró contra su cabello cuando estuvieron más cerca.

-¿El qué?

-Nuestra fiesta de fin de curso -continuó- No me mires así, era el tipo de cosas que solía pensar durante las clases de mates.

Allison sonrió.

-¿Y cómo te lo imaginabas?

-Pues... yo iría a buscarte esa noche, y tu estarías en el porche llevando un vestido rosa precioso que te haría lucir como un ángel. Luego iríamos juntos al baile, nos tomaríamos esa cursi y tradicional foto de pareja, y nos divertiríamos en grande con nuestros amigos hasta que la noche se vaya haciendo vieja.

-Te faltó decir que probablemente acabaríamos dándonos el lote en la parte trasera de tu auto prestado -bromeó ella, contagiándolo también con su humor.

-Si, probablemente.

Un montón de imágenes pasaron por su cabeza después de esto, de todas las cosas que pudieron haber sido y no lo fueron. De momentos que habría tenido la oportunidad de vivir, de compartir...

Quizás, Aimee incluso podría haber sido suya. Fruto de aquella noche después del baile de graduación. Muchos habrían pensado en ello como una locura, pero Allison estaba segura de que hubiera sido la locura más hermosa de su vida.

Qué bobería, quiso decirse. Demasiado que esperar para la señorita perfecta Allison Argent, que tenía tantos planes sobre ir a estudiar a la universidad de Arte en Nueva York.

Instintivamente, sus manos se elevaron para abrazarse a los hombros del hombre lobo, de forma que los dos estaban juntos bailando en la oscuridad. Respiraciones entremezclándose en el aire, pensamientos olvidados, sensaciones flotando a su alrededor.

Isaac solo retrocedió ligeramente y ella lo miró, sus ojos intensos a través de la bruma, la oscuridad ribeteando con el brillo de plata que desprendían los suyos.

-Hubiera sido genial vivir todos esos momentos juntos.

-Aún no es demasiado tarde -la escuchó decir, y su respiración se detuvo.

Poco a poco, él se inclinó para que sus labios apenas se tocaran, y permaneció allí por lo que pareció una eternidad, hasta que Allison decidió tomar las riendas por sí misma y se alzó sobre sus zapatos para terminar con la distancia que los separaba.

Fue como el choque de dos cometas en la inmensidad del universo, presos de un sentimiento demoledor y emocionante, ajustándose a la forma de sus labios como si fuera la primera vez, reconociendo lo que tanto habían extrañado...

Fue entonces cuando Allison lo supo. Allí, entregada a su abrazo y a sus besos. Dejándose llevar hasta darse cuenta de que, en efecto, Malia tenía razón. Él era esa persona a la que estaba destinada a besar para siempre.

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Scott estuvo caminando por el bosque por lo que pareció una eternidad, cubierto por la capa de hojas que llenaba los árboles de aquel sendero por el que había decidido continuar su búsqueda.

Sus pasos, aunque apresurados, parecían estar a punto de acelerar aún más la velocidad solo para aligerar su desesperación. Mirando hacia todos lados con el olor de Malia todavía bailando alrededor de su nariz.

Finalmente, la encontró cerca de un claro donde la luz de la Luna era más brillante, y la cubría con su velo de plata mientras ella bailaba con el único sonido de los grillos de fondo, agitando su cabello.

Era como una visión. Una hermosa y salvaje, cuya sonrisa lo dejó completamente omnubilado.

-¿Malia? -su voz la hizo pegar un salto en el lugar. Hacía solo unos segundos había estado tarareando la letras de una canción que ya no recordaba, y de repente Scott estaba allí delante suyo, de la nada- ¿Qué estás haciendo aquí sola? Las chicas están muy preocupadas...

-¿Y tú lo estás?

Esta pregunta confundió por completo al verdadero alfa.

-Eso no importa ahora.

-Me importa a mí -espetó con seriedad, la cual fue reemplazada por una sonora carcajada después- Soy tan idiota. Debería dejar de preocuparme por lo que pienses de ahora en adelante, de todas formas no es como si eso fuera a arreglar lo que hice...

Intentando caminar hacia él, sus pies se enredaron a medio camino y acabó sujetándose de sus hombros para no acabar de cara en el suelo.

-Te voy a llevar a casa -sentenció el alfa, haciéndola resoplar sonoramente.

-Odio esto. Odio que ya ni siquiera me veas como lo hacías antes, que me alejes de tí. Hasta tu trato conmigo ha cambiado...

Él frunció el entrecejo, creyéndose confundido por sus palabras.

-¿Qué estás diciendo?

-Digo que te extraño. A cada segundo, de cada hora de todos los días de la maldita semana -habló rápido, dejándose caer de rodillas por la falta de equilibrio- Digo que me equivoqué, y lo siento. Cometí un error al sacrificar lo mejor que me ha sucedido en la vida y decepcionar al chico maravilloso que amo. Porque es así, McCall. Aún sigues siendo el único capaz de hacer que mi corazón lata más rápido y más lento al mismo tiempo.

Y como para dar mayor credibilidad a sus palabras, lo tomó por las solapas de la chaqueta y estrelló sus labios contra los de él.

Al principio lo había tomado por sorpresa, por lo que el verdadero alfa no supo cómo reaccionar hasta sentir la calidez que su beso le transmitía, haciéndolo caer por unos segundos ante ella como muchas otras veces había sido, pero separándose tan pronto como supo que eso no estaba bien.

-Malia, no podemos...

-Lo sabía -ella sollozó, con una ligera capa de lágrimas cubriéndole los ojos- Realmente te he perdido ¿No es así?

Él quiso decirle que no era como pensaba, pero para cuando se atrevió a hablar, ella ya había caído en sus brazos, cansada y fatigada por la larga noche que había atravesado.

Scott la cargó y la llevó de vuelta a la casa del lago, guiándola hacia las habitaciones del piso de arriba para quitarle la ropa húmeda y con olor a alcohol que portaba. Ayudándola a meterse en la ducha para, seguidamente, secar su cuerpo y su cabello con el único fin de que pudiera recostarse encima de la cama.

A Malia no le importó que él fuera testigo de su desnudez, puesto que ambos ya habían superado ese límite hacía mucho tiempo. Además, no existía una sola parte de su cuerpo que Scott no conociera.

Sus manos la arroparon con una de las sábanas que había encontrado en el cuarto de invitados, acariciándole el rostro cuando terminó con su tarea.

Ella dormitaba con el cabello enredado sobre la almohada y los párpados ligeramente cerrados, luchando por no dejarse llevar.

-Descansa, Lia -le dijo, pero antes de que pudiera irse la sintió apretar su muñeca como si no quisiera dejarlo ir nunca.

-¿Sabes? Allison es genial -murmuró muy bajito- Y yo... en realidad solo la odiaba porque me sentía amenazada. Creí que, con ella de vuelta aquí, tú no me querrías más.

Tras decir esto, la mujer coyote calló profundamente dormida, dejando una media sonrisa en el rostro del alfa.

-No creo que eso sea posible -finalizó, acercando sus labios para dejar un cálido beso en su frente.

Todo lo sucedido los había llevado hasta ese momento, y Scott estaba seguro de que nada en el mundo sería suficiente para hacer que él dejara de sentir lo que sentía por ella, y ya iba siendo hora de que los dos se dieran cuenta de ello.

Al cerrar la puerta de la habitación a sus espaldas, Scott se sorprendió de ver a Allison esperándolo en el pasillo. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho, y sonreía con una luz que él no había visto antes.

-¿Qué? -preguntó.

Ella se encogió de hombros:

-Solo yo aquí, dándome cuenta finalmente de a quién pertenece la ropa de mujer que hay en tu armario.

-Allison...

-Está bien -lo tranquilizó, regalándole una sonrisa- ¿Y sabes lo que pienso? Que ella vale la pena.

La cazadora pudo reconocer ese singular brillo en sus ojos como la confirmación que necesitaba para saber que Malia no era solo la chica que le había roto el corazón, sino que también a la que él no podía apartar de sus pensamientos cuando se besaron en la pista de patinaje.

La realidad estaba delante de sus ojos, más nítida que nunca, como un camino que se dividía en dos vías y que ellos habían decidido recorrer por separado.

Ella los podía ver ahora, cruzando ese camino y estando totalmente de acuerdo con ello. Porque ya no eran los mismos de antes, y aceptar el cambio era lo mejor de toda esa jornada.

Ya no eran Allison y Scott los adolescentes enamorados, sino los Allison y Scott adultos que sabían lo que querían en su vida. Aunque esto no los incluyera juntos nunca más.

-Isaac está abajo asaltando el frigorífico para preparar algo de picar ¿Te nos unes? -sugirió con naturalidad, y ambos rieron cuando escucharon un estruendo de platos y cubiertos que provenía desde el piso de abajo.

-Claro. Muero de hambre.

Mientras tanto, en el suelo del cuarto de baño que había en el piso de abajo, Lydia Martin continuaba vomitando sus entrañas dentro del vater.

A su lado, Stiles sostenía su cabello y le acariciaba la espalda con cariño, haciendo una mueca cada vez que la escuchaba arrojar todo el alcohol consumido de la noche.

-Con que solo ver una película con las chicas ¿Eh? -habló, escuchándola protestar con un sonido similar al de un gato roñoso.

Lentamente, la banshee se fue apartando de la taza y le pidió que la ayudara a llegar al lavamanos para proseguir a lavarse la cara.

-Me veo horrible de esta forma, a que sí -dijo sin más, liberando una leve risita, como si esto solo le hubiera causado gracia a ella.

Stiles le apartó los mechones de cabello mojado del rostro y la miró a través del espejo.

-Pues yo creo que luces muy guapa así sea con esa cara de banshee borracha.

Ella volvió a reír:

-Realmente debes quererme -dijo, como si estuviera considerando algo- ¿Sabes? Puede que después de terminar con todo este lío acceda a tener una cita contigo.

Con su corazón latiendo descontrolado, Stiles la giró entre sus brazos para mirarla directamente.

-Mi madre suele decir que a veces lo mejor es empezar desde cero -continuó diciendo Lydia- Considera esta tu segunda oportunidad, Stilinski. No la arruines.

-Te prometo que no lo haré.






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Bueno, capítulo nuevo para celebrar que ya tenemos el cast de la nueva película de Teen Wolf.

♥♥♥

Espero que les haya gustado tanto como a mí.

Siendo sincera, estoy muy emocionada de saber que Crystal volverá para la película (aún sin saber de qué forma), pero al mismo tiempo algo triste porque no tendremos ni a Stiles ni a los Hale, ni a Theo. Sin contar porque puede que el regreso de Allison afecte lo que es el shipp entre Scott y Malia 😭.

Pero bueno, carita feliz y a no perder las esperanzas porque Jeff Satán Davis le dé por mandarlo todo a la mierda.

Un saludo a todos,

Debbie

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