chapter six.
🎭 SOTP — 2025
Written by Dollyhrtzp
El sonido de los pasos de los niños en los pasillos y el murmullo de los maestros dándoles indicaciones llenaban la escuela con un ambiente animado. Amelie caminaba detrás del director, observando los pasillos decorados con dibujos coloridos y proyectos escolares. Había estado en muchas instituciones a lo largo de su carrera, pero esta tenía un aire particular. ordenada, impecable.. y llena de un tipo de silencio que solo se encontraba en los lugares donde las apariencias lo eran todo.
—Aquí es donde trabajará, señorita Amelie— dijo el director con una sonrisa cortés mientras abría la puerta de una oficina pequeña pero acogedora
—Hemos preparado este espacio para que los niños se sientan cómodos cuando hablen con usted.—
Amelie echó un vistazo. Había una mesa baja con cojines alrededor, estanterías con libros infantiles y una pequeña caja con juguetes terapéuticos. Era un ambiente diseñado para que los niños se abrieran sin sentirse intimidados.
—Es perfecto.— dijo Amelie con una sonrisa.
—Hoy tendrá su primer grupo de alumnos—continuó el director —Son niños de primer grado.—
Amelie asintió levemente con su cabeza.
—Hemos seguido su trayectoria y sabemos que su trabajo con niños ha sido excepcional. Esperamos que ayude a nuestros alumnos a manejar sus emociones y que sea un apoyo para ellos.—
—Muchas gracias, estoy muy emocionada de comenzar— respondió Amelie con una sonrisa profesional. Conocía muy bien ese tipo de discursos.
—La profesora los traerá en unos minutos. Si necesita algo, estaré en mi oficina.—
—Gracias.— volvió a sonreír la mujer.
Cuando el director se fue, Amelie se quedó observando con atención la oficina mientras pensaba en lo bonita que estaba decorada.
El sonido de pequeñas voces acercándose la sacó de sus pensamientos. La puerta se abrió y un grupo de niños entró con curiosidad.
—¡Buenos días, niños!— saludó con calidez.
—¡Buenos días!— respondieron algunos con entusiasmo, mientras otros la miraban con timidez.
Una niña de cabello oscuro y ojos brillantes corrió a tomar asiento en la alfombra con una sonrisa inocente.
—¡Hola, señorita bonita!.—
Amelie río suavemente al escucharla.
—¡Vaya, que saludo mas bonito!, ¿como te llamas?.—
—¡Ha Ye-Sol!.— respondió con orgullo, balanceando los pies mientras se sentaba derecha.
Amelie frunció el ceño disimuladamente al escuchar su nombre, recordando el cepillo de dientes que le habían enviado a Jae Joon y las palabras de el.
Era la hija de Yeon-Jin.
—Es un placer conocerte, Ye-Sol..— dijo Amelie con una sonrisa, antes mirar al resto de los niños y a Dong-eun quien la saludó desde la puerta ya que esta era profesora de esa clase. —Y también a todos ustedes. Mi nombre es Amelie pero pueden llamarme señorita Amelie, estoy aquí para ayudarles a hablar sobre lo que sienten. A veces, las emociones pueden ser difíciles de entender, pero yo estaré aquí para escucharlos.—
Los niños asintieron, algunos con curiosidad, otros más distraídos.
—Para empezar, haremos una actividad divertida—dijo con entusiasmo. —Dibujen algo que los haga felices. Puede ser su familia, su lugar favorito o su comida preferida.—
Los niños tomaron los colores y comenzaron a dibujar de inmediato.
Amelie caminó entre ellos, observando los dibujos. Había parques, animales, casas.. todo lleno de color.
Ye-sol levantó su hoja con una gran sonrisa.
—¡Mire, señorita!—
En su dibujo había una gran familia y en el centro, una niña con el cabello tan oscuro como el suyo, rodeada de corazones.
Amelie sonrió con ternura, pero algo en el dibujo llamó su atención. Los colores parecían.. extraños.
Los corazones no eran del clásico rojo vibrante que los niños solían usar, sino de un tono verdoso. El cabello de las figuras tenía matices anaranjados en lugar de marrón o negro.
Amelie ladeó la cabeza, intrigada.
—Es un dibujo hermoso, Ye-sol. ¿Puedo preguntarte algo?—
—¡Sí!— respondió la niña con entusiasmo.
—Los colores que elegiste son muy interesantes. ¿Son tus favoritos?—
Ye-sol la miró con confusión y luego miró su dibujo.
—¿Eh? Pero.. ¡son normales!-
Amelie sintió un leve escalofrío. Lo había visto antes. Era sutil, pero claro, daltonismo.
—Claro, es un dibujo único— dijo con suavidad, sin querer alarmarla. —¿Quienes son los del dibujo?.—
—¡Mi familia!, ¡Mamá, papá y yo! ¡Ah, y también mi niñera!—
Amelie sonrió con ternura.
—Es un dibujo maravilloso, Ye-Sol.—
La niña sonrió con orgullo y siguió coloreando.
Amelie miró a Dong-eun, quien observaba atentamente su interacción con la niña.
Después de que los niños regresaron a su sala junto con su profesora, Amelie se quedó pensativa sobre Ye-sol y su dibujo. Algo no le cuadraba del todo, y aunque no quería apresurarse con conclusiones, decidió investigar más sobre su sospecha.
Horas después, mientras compartía una taza de café con Dong-eun en una sala de profesores vacía, no pudo evitar tocar el tema.
—Dong-eun...— llamó su atención, removiendo el café en su taza con lentitud —¿Te has fijado en cómo pinta Ye-sol?—
Dong-eun dejó su taza sobre la mesa y asintió con un leve suspiro.
—Sí, es obvio que sufre de daltonismo. Lo noté de la misma forma que tú.—
Amelie frunció el ceño.
—El director no me mencionó nada al respecto.. En estos casos, lo normal es que nos lo comuniquen.—
—Es porque no está certificado— explicó Dong-eun, cruzando los brazos —No estoy segura de si su padre está al tanto.—
—¿Crees que sus papás no lo sepan?—
—Creo que su papá no lo sabe. Yeon-jin, en cambio, estoy segura de que sí.—
Amelie bebió un poco de su café, dejando que las palabras de su amiga se asentaran en su mente.
Amelie sabía que en la escuela estudiaba la hija de Yeon-Jin ya que Dong-eun anteriormente se lo había comentado, sin embargo, no sabía que ella era la profesora de su clase.
—¿Hace cuánto trabajas aquí?—
—Comencé esta semana nada más.—
Amelie asintió con la cabeza. La verdad era que Dong-eun le había recomendado la escuela, y le pareció una buena oportunidad. Además, le sorprendió lo rápido que la aceptaron, casi como si ya la estuvieran esperando.
Esa misma tarde, Amelie salió de la escuela con su cartera en una mano y su celular en la otra, lista para tomar un taxi. Apenas cruzó la calle cuando su teléfono comenzó a sonar con un número desconocido en pantalla. Dudó en responder, pero terminó deslizando el dedo para contestar.
—¿Hola?—
Un silencio breve, seguido de una voz masculina grave, le erizó la piel.
—Amelie... ¿Podemos vernos para hablar?—
Frunció el ceño.
—Jae Joon...— Su tono se volvió seco de inmediato —¿De dónde sacaste mi número?—
—Eso no importa. ¿Dónde estás?—
—¿Para qué quieres saber?—
—Para ir a buscarte.—
Amelie rodó los ojos.
—Yo nunca acepté—
—Vamos, Amelie, sabes que aunque no aceptes, nos seguiremos encontrando. Y haré todo lo posible para que hables conmigo.—
Se quedó en silencio por unos segundos, apretando los labios. Sabía que Jae Joon hablaba en serio. Si no aceptaba ahora, él encontraría la manera de cruzarse en su camino de cualquier forma.
Suspiró y miró a su alrededor hasta ver una cafetería cercana.
—Estoy en Haneul Café..—
—Llego en cinco minutos.—
Amelie cortó la llamada antes de que él pudiera decir algo más. No le dijo que estaba en la escuela por obvias razones. Lo último que quería era que Jae Joon descubriera dónde trabajaba y comenzara a aparecerse ahí, metiéndose en su rutina como si tuviera algún derecho sobre ella.
Se ajustó la cartera al hombro y entró a la cafetería. No le sorprendía que él la hubiera encontrado, pero lo que más le inquietaba era el motivo.
¿Qué demonios quería decirle ahora?
Jae Joon llegó al café en cuestión de minutos. Al entrar, sus ojos recorrieron el lugar hasta que la vio. Sonrió con satisfacción y caminó con calma hasta su mesa, sin apartar la mirada de ella.
—Vine lo más rápido que pude— dijo con su tono confiado de siempre.
Amelie lo miró sin mucha emoción, apoyando el codo en la mesa.
—Ya veo, no te tardaste nada— respondió. Luego, señaló la silla frente a ella —Siéntate.—
Pero Jae Joon ignoró la invitación y en su lugar, se inclinó un poco hacia ella.
—Vayamos a mi departamento a charlar— murmuró con voz baja, como si fuera una propuesta irresistible.
Amelie frunció el ceño.
—¿Qué tiene de malo aquí?—
—Creo que en mi departamento podemos estar más cómodos— respondió él con tranquilidad, luego sonrió con un dejo de orgullo —Además, tengo un perro. Espero que no te moleste.—
Amelie se incorporó de inmediato, con los ojos brillando de emoción.
—¿Tienes un perro? ¿Cómo se llama?—
Jae Joon soltó una risa ligera, disfrutando su reacción.
—Louis XI. ¿Eso significa que vas a venir conmigo?—
Amelie lo miró confundida por el nombre de su mascota y se cruzó de brazos, pensativa.
—Si te digo que no, ¿qué pasa?—
Él ladeó la cabeza con una sonrisa arrogante.
—Te buscaré todos los días, a toda hora, y no te dejaré en paz.—
Amelie lo miró en silencio y suspiró, sujetando su cartera.
—Solo iré un rato. Estoy exhausta, hoy me desperté muy temprano.—
—Entonces vamos— dijo él con naturalidad, metiendo las manos en los bolsillos mientras caminaba hacia la salida.
Amelie lo siguió, sintiendo una mezcla de molestia y resignación. Sabía cómo era Jae Joon. Cuando quería algo, lo conseguía y claramente él quería verla.
Subieron a su auto y él comenzó a conducir. El trayecto fue silencioso, pero no incómodo. Amelie miraba por la ventana, perdida en sus pensamientos, mientras Jae Joon la observaba de reojo de vez en cuando, como si aún no creyera que realmente estaba ahí.
Al llegar al estacionamiento de su departamento, bajaron y tomaron el ascensor hasta su piso. Jae Joon entró primero y sostuvo la puerta abierta para ella.
—Bienvenida. Siéntete como en casa— dijo con su tono usual, despreocupado pero con cierto orgullo en su voz.
Amelie dio un par de pasos dentro y observó el lugar. Era espacioso, elegante, con un estilo completamente acorde a él. Minimalista pero con detalles lujosos que dejaban en claro su buen gusto.
Caminó despacio, fijándose en la decoración, hasta que algo captó su atención. En una mesa de entrada, entre algunos adornos, había un par de marcos con fotos. Se acercó y, al ver una de ellas, abrió los ojos con sorpresa.
Era una foto de ambos. De hace años.
—Oh, por Dios.. No puedo creer que sigas teniendo esto— murmuró, tomando el marco entre sus manos.
FLASHBACK
El sonido del obturador resonó en la habitación mientras Amelie reía, su rostro iluminado por la felicidad del momento. Jae Joon la miraba a través de la lente con una sonrisa suave, casi embelesado.
—Me encanta cuando sonríes...— murmuró él, sin bajar la cámara.
Amelie desvió la mirada con las mejillas ligeramente sonrojadas, pero su sonrisa seguía ahí.
Jae Joon no perdió la oportunidad y le tomó una foto en ese preciso instante. La fotografía salió por la parte superior de la cámara, y él la sacudió un poco antes de colocarla en un lugar seguro, evitando que la luz directa la dañara.
—Saquemos una juntos— sugirió Amelie de repente, acercándose a él con entusiasmo.
Jae Joon acomodó la cámara para que ambos entraran en el encuadre.
—Listo— dijo, alzándola con una mano.
Amelie rodeó su cuello con los brazos y ambos sonrieron hacia la lente. Otro disparo, otro recuerdo capturado.
—¡Otra, otra!— pidió ella emocionada.
Jae Joon rió ante su entusiasmo y volvió a preparar la cámara. Pero esta vez, justo cuando iba a disparar, Amelie se inclinó y lo besó en los labios. Jae Joon reaccionó al instante, correspondiéndole sin dudarlo. El sonido del obturador selló aquel momento, inmortalizando su beso en papel fotográfico.
Cuando la imagen salió de la cámara, Amelie la tomó con una sonrisa traviesa.
—Salimos lindos— comentó, admirando la foto.
Así pasaron varios minutos más, tomándose fotos en distintas poses, haciendo muecas, riendo y creando recuerdos que, en ese momento, parecían eternos.
En algún punto, Amelie se dejó caer de espaldas sobre la cama de Jae Joon, sosteniendo una de las fotos sobre su rostro.
—Luego les enseñamos estas fotos a nuestros futuros hijos, para que vean cuánto se amaban sus padres cuando eran jóvenes— dijo con una risita divertida.
Jae Joon, que estaba apoyado en un codo a su lado, la observó con una sonrisa más suave esta vez.
—Me parece una idea increíble— murmuró, antes de mirarla fijamente —¿Te gustaría tener hijos?—
Amelie giró la cabeza hacia él y asintió.
—Sí, cuando seamos adultos responsables y tengamos trabajo, claro.—
Jae Joon sostuvo su mirada y, con una seguridad que solo él tenía, respondió:
—Me encantaría tener hijos contigo en un futuro...—
El corazón de Amelie latió un poco más rápido al escucharlo. Sonrió y dejó la foto a un lado para girarse completamente hacia él.
—Ya debo irme— dijo con un suspiro —Mañana tenemos clases y ya es tarde. Mis papás se molestarán si no llego pronto a casa.—
Jae Joon no dijo nada al principio, solo la miró, como si quisiera grabar cada detalle de ella en su memoria. Luego, sin dejar de sonreír, se levantó de la cama y extendió una mano hacia ella.
—Te acompaño hasta tu casa.—
Amelie tomó su mano sin dudarlo, sin saber que, años después, aquel recuerdo se convertiría en una punzada de nostalgia y melancolía.
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También les quiero recomendar que me sigan ya que algunas veces Wattpad no notifica cuando actualizo, así que por eso siempre aviso por mi tablero cada que subo capítulo. ^^
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