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chapter four.









🎭 SOTP — 2025
Written by Dollyhrtzp




—Oh por dios, ¡sigues viva!.— dijo Amelie mientras se acercaba rápidamente a Dong-eun y la envolvía en sus brazos con fuerzas.

La mujer se quedó quieta sin hacer nada mientras Amelie la abrazaba.

—Lo mismo puedo decir de ti.— respondió la mujer mientras Amelie se separaba un poco.

Ambas se quedaron en silencio por algunos segundos, hasta que Amelie habló.

—¿Por qué llamaste luego de tanto tiempo?, desde la escuela que no se nada de ti.— dijo mientras la miraba.

Ambas se sentaron en la mesa y Dong-eun sirvió el agua en las tasas que ya tenían café.

—Porque tu fuiste la única que alguna vez vio lo que realmente me hicieron. Y quiero que veas como ellos pagan por lo que hicieron.— respondió algo fría respecto al tema.

Amelie se quedó en silencio por algunos segundos sin estar segura sobre a quienes se refería exactamente.

—¿Hablas de Yeon-Jin?.— preguntó Amelie.

Dong-eun asintio con su cabeza. —Ella y su grupo de amigos.— hizo una pausa. —Quiero vengarme, haré que ellos sean su propia venganza.—

El corazón de Amelie latió con fuerza y se quedó en silencio. No era solo un deseo, no era solo rabia acumulada. Era un plan.

Dong-eun se quedó en silencio por unos segundos, mirándola fijamente, como si estuviera evaluándola. Luego, sin rodeos, dejó caer la bomba.

—Sé que tuviste una relación con Jae Joon.—

Amelie parpadeó, sorprendida por la declaración repentina. No tenía idea de cómo lo había descubierto y la seguridad en su voz la inquietaba.

—¿Por qué crees eso?— preguntó con el ceño fruncido, intentando mantener la calma.

Dong-eun la miró sin ninguna expresión en el rostro.

—No es lo que creo, es lo que sé— dijo con certeza
—Tuve acceso a algunas grabaciones de seguridad de la escuela, del tiempo de aquel entonces. Te vi con él. No como simples conocidos, demasiado cercanos para que fuera solo coincidencia.—

Amelie sostuvo su mirada por unos segundos, sin intentar negarlo. Suspiró, desviando la vista por un instante antes de volver a encontrarse con los ojos de Dong-eun.

—Lo lamento mucho, de verdad— dijo con sinceridad —Sí, tuve una relación con él.. pero la terminé por todo lo que te hacían. Desde el último día de clases, no sé nada de él. Incluso lo nuestro se acabó antes de eso.—

Dong-eun inclinó un poco la cabeza, analizándola.

—No necesito que te disculpes— respondió con frialdad —Lo que quiero saber es si, en este asunto, estarás de mi lado, o no.—

Amelie no respondió de inmediato. Se quedó en silencio unos segundos, sosteniendo su mirada, sintiendo el peso de la pregunta. Finalmente, asintió despacio.

—Siempre lo he estado.—

...

—¿Yeon-Jin se casó? —preguntó Amelie con una mezcla de incredulidad y burla mientras recargaba un codo en la mesa y miraba a Dong-eun. —¿Alguien realmente la soporta?.—

—También tiene una hija.— agregó Dong-eun con calma, observándola con atención.

Amelie entrecerró los ojos, dejando escapar una risa breve y sin humor.

—Dios.. no puedo imaginarla como madre. Esa mujer era incapaz de cuidar algo que no sea su propia imagen.—

—No te equivocas.— respondió Dong-eun con una sonrisa casi imperceptible, pero con un deje de frialdad en los ojos.

La conversación entre ambas fluyó durante horas. Hablaron del grupo que le había arruinado la vida a Dong-eun, de lo que hacían ahora, de las cosas que habían logrado con dinero y conexiones, de cómo el mundo parecía no saber de sus pecados. Amelie creyó que su antigua amiga le había contado todo lo que sabía, pero la realidad era que Dong-eun guardaba más de lo que decía, eligiendo con precisión qué información compartir y cuál reservar para sí misma.

En algún punto, Amelie revisó la hora en su teléfono y dejó escapar un suspiro.

—Mañana habrá una ceremonia para los exalumnos, por si no sabías.— dijo, girando su taza entre los dedos —Seguramente estarán todos ahí.—

—Lo sé.— respondió Dong-eun con serenidad, como si ya lo tuviera planeado —Ahí estaré. ¿Irás tú?.—

—Sí, me invitaron..— Amelie se encogió de hombros— Es gracioso, porque tú sabes que en la escuela nadie me prestaba atención. Literalmente pasé desapercibida para la mayoría, pero ahora.. de repente mi nombre aparece en la lista.—

Dong-eun tomó un sorbo de su café y la observó en silencio antes de hablar.

—Jae Joon tiene una tienda de lujo y un campo de golf ahora, Heredará de sus padres.— dijo derrepente.

Amelie se quedó en silencio por unos segundos, su expresión era difícil de leer.

—Me alegro por él, supongo.— respondió mientras se encogía de hombros.

—¿Te alegra?.— preguntó la mujer.

Amelie suspiró, dejando su taza con un leve golpe sobre la mesa.

—Realmente me da igual, Dong-eun. Como te dije antes, no sé nada de él desde hace más de dieciséis años.—

Pero Dong-eun no apartó la mirada. La forma en que la observaba dejaba claro que la estaba analizando, buscando respuestas en cada palabra, en cada gesto.

—Bueno, quizá mañana puedas comprobarlo tú misma.— dijo con voz neutra —Ver qué clase de persona es ahora.—

Amelie sostuvo su mirada, sintiendo el peso de aquellas palabras. No respondió de inmediato. Quizás porque, en el fondo, una parte de ella sabía que nada de esto era tan simple como quería creer y que aunque no iba a admitirlo, la idea de volver a ver a Jae Joon la ponía un poco nerviosa.




Esa misma noche, cuando Amelie llegó a su casa, sintió el peso del día sobre sus hombros. Se dejó caer en la cama con un suspiro, pasando las manos por su rostro, intentando despejar su mente.

La idea de ver nuevamente a esa gente después de tantos años le resultaba desagradable. No porque le importaran, sino porque le repugnaba la hipocresía con la que seguramente se moverían en el evento, fingiendo ser adultos exitosos y honorables cuando en su adolescencia fueron lo peor que alguien podía ser. Personas crueles, egoístas, intocables gracias al poder de sus familias.

Se quedó en silencio, mirando el techo, pero su mente no tardó en volver a Dong-eun. Su reencuentro la había dejado con demasiadas cosas en qué pensar.

Le sorprendió saber que su antigua amiga había estado años observándolos, recopilando información, esperando su momento. Había algo escalofriante en la frialdad con la que hablaba de ellos, en la precisión con la que conocía sus vidas. Y aunque una parte de Amelie sintió un ligero escalofrío al darse cuenta de hasta dónde había llegado, no la juzgaba. ¿Cómo podría hacerlo? Entendía el dolor de Dong-eun. Sabía lo que se sentía ser una víctima de alguien que jamás pagaba por lo que hacía.


Al día siguiente, Amelie llegó al evento sin muchas expectativas, solo con la curiosidad de ver cómo habían cambiado sus antiguos compañeros, aquellos que en su adolescencia apenas la notaban.

Entró al gimnasio de la escuela y se dio cuenta de que la ceremonia ya había comenzado. Todos estaban sentados, atentos al escenario, mientras los alumnos actuales esperaban en orden.

Lo bueno era que nadie había notado su llegada.

De espaldas, reconoció a Dong-eun. Caminó con calma hasta ella y al pasar, le tocó suavemente la espalda en un gesto silencioso. Dong-eun asintió levemente sin volverse a verla, y Amelie hizo lo mismo antes de buscar un asiento vacío. Cuando encontró uno, se acomodó con discreción.

—Comenzaremos la ceremonia de premiación..— anunció el maestro de ceremonias, su voz resonando por los altavoces.— Este premio es para Park Yeon-jin, graduada de la clase 23.—

Amelie sintió cómo su mandíbula se tensaba de manera inconsciente. Su mirada se dirigió hacia la mujer que acababa de levantarse justo al frente de ella. Yeon-jin.

Por educación, se unió a los aplausos, aunque sin mucho entusiasmo. Mientras Yeon-jin subía las escaleras del escenario, notó que su mirada se dirigía al fondo del gimnasio, donde estaba Dong-eun. Su expresión era indescifrable, pero no era difícil notar que la presencia de su antigua víctima le desagradaba profundamente.

Cuando Yeon-jin recibió el ramo de flores, los aplausos fueron apagándose poco a poco. Todos se preparaban para el siguiente anuncio, pero un sonido rompió la quietud del momento.

Palmas.

Fueron un par al inicio. Luego, más fuertes.

—¡Vamos, Yeon-jin!— exclamó Dong-eun con tono burlón —¡Bravo! ¡Eres increíble!—

El gimnasio entero se quedó en silencio. Todos giraron la cabeza para verla, sorprendidos. Todos, excepto Amelie, que contuvo una sonrisa mientras miraba a Yeon-jin, quien, aún en el escenario, parecía incómoda ante la atención inesperada.

Para evitar la tensión, el público reanudó los aplausos por inercia, aunque esta vez con un matiz distinto.

Yeon-jin bajó del escenario con una expresión de disgusto apenas disimulada. Su mirada permaneció fija en Dong-eun, ignorando por completo a Amelie, lo cual no fue una sorpresa para ella.

Entonces, el maestro de ceremonias volvió a hablar.

—El siguiente premio también es para una graduada de la clase 23.. ¡Amelie Beaumont!.—

Un murmullo recorrió la sala al mismo tiempo que los aplausos comenzaban. Amelie parpadeó, sorprendida. No esperaba recibir un reconocimiento. Se levantó lentamente, sintiendo cómo varias miradas se posaban en ella. Cuando se volteó para dirigirse al escenario, notó que Yeon-jin la miraba, esta vez con el ceño fruncido. Pero Amelie la ignoró por completo.

Con una sonrisa tranquila, subió las escaleras y aceptó el ramo de flores. Saludó con cortesía y agradeció antes de posar con una gran sonrisa para la foto.

Entonces, al bajar la vista hacia el público, vio una mirada que la hizo detenerse un segundo más de lo necesario.. Jae Joon.

Su postura cambió sutilmente. Su cuerpo se tensó, como si su mente tardara en procesar lo que estaba viendo.

Él estaba sentado entre Choi Hye-jeong y Lee Sa-ra, quienes también la observaban con sorpresa, aunque no con agrado. Pero Jae Joon..

Su mirada ámbar no la soltó ni por un segundo.

Amelie mantuvo su expresión serena y bajó del escenario con la misma elegancia con la que había subido. Al regresar a su asiento, notó la mirada de desprecio de las antes mencionadas, sobre todo de Hye-Jeong, pero decidió ignorarlas.

Minutos después, la ceremonia terminó y la mayoría de los asistentes comenzaron a retirarse. Sin embargo, un grupo permaneció en el gimnasio, Dong-eun, Amelie, Yeon-jin y sus amigas.. y Jae Joon.

Amelie permaneció sentada, sintiendo una mirada intensa sobre su espalda. Antes de poder reaccionar, escuchó el sonido seco de unas palmas.

Era Dong-eun.

La tensión en el ambiente se volvió espesa en cuestión de segundos. Yeon-jin, furiosa, cruzó el gimnasio con pasos firmes hasta llegar a ella. Sin previo aviso, levantó la mano y le dio una cachetada.

El sonido resonó en el gimnasio.

Amelie se giró de inmediato, su cuerpo en alerta. Pero antes de que Yeon-jin pudiera volver a golpear a Dong-eun, una mano detuvo la suya en el aire.

Jae Joon la había detenido.

—¿Estás loca? —su voz sonó dura mientras sujetaba la muñeca de Yeon-jin con fuerza.

Ella intentó zafarse, pero él no la soltó de inmediato.

—Déjame.— gruñó entre dientes.

Jae Joon chasqueó la lengua con fastidio.

—Mírate..— dijo con desdén. —Pareces una adolescente.—

—¡Suéltame!— gritó, logrando finalmente liberar su brazo de su agarre.

En ese momento, Jae Joon alzó la vista y su mirada se encontró con la de Amelie.

Y aunque acababa de sostener a Yeon-jin, no había apartado los ojos de ella en ningún momento..

Esta solo desvió la mirada hacia otro lado

—¿Qué quieres? Seguro buscaste los artículos sobre mi matrimonio.— espetó Yeon-Jin, entornando los ojos de forma intimidante mientras se acercaba a Dong-eun con la intención de sujetarla.

Jae Joon la detuvo antes de que pudiera agredirla, agarrándola del brazo y alejándola un poco.

—¡¿Qué diablos buscas?!.— gruñó Yeon-Jin, furiosa.

—Oye, detente, o la vas a matar aquí mismo —intervino el hombre con calma, mirando a Yeon-Jun antes de volverse hacia Dong-eun. —Sé tú la adulta, Yeon-Jin es solo una niña con problemas de gestión emocional.—

El comentario hizo que Amelie soltara una pequeña risa disimulada, lo mismo que Hye-jeong, quien observaba la escena desde atrás con atención.

—No han cambiado nada.. y su amistad tampoco. Qué envidia.— soltó Dong-eun, observándolos fijamente.

Amelie sintió varias veces la mirada de Jae Joon sobre ella, aún cuando esta estaba en silencio.

—Bueno, tú sí cambiaste...— comentó él de pronto, clavando sus ojos en Dong-eun con más intensidad —En la escuela eras aburrida, pero ahora tienes color.—

Dong-eun apenas le dedicó una mirada, como si el comentario no le importara en absoluto.

—¿Eso crees?— preguntó sin emoción antes de volverse hacia Yeon-Jin. —Debo irme.. por cierto, veré tu programa. No te importa si comento en la web, ¿verdad?—

Yeon-Jin la fulminó con la mirada, pero no respondió.

Amelie, por su parte, seguía observando a Yeon-Jin en silencio. Había tantas cosas que quería decirle, pero al mismo tiempo no quería interrumpir a Dong-eun.

—En fin, fue un placer verlos a todos.— añadió Dong-eun con indiferencia antes de volver a mirar a Jae Joon —Por cierto, Jae Joon... tú nunca podrías distinguir los colores.—

El aire pareció congelarse por un instante. Amelie sintió un leve estremecimiento ante la crudeza de esas palabras. Sabía bien que su daltonismo había sido un tema sensible para él en el pasado.

El cuerpo del hombre se tensó aun mas, fulminando a la mujer con la mirada mientras esta se iba.
Dong-eun se marchó sin mirar atrás, dejando un silencio incómodo en el ambiente.

Amelie exhaló lentamente y con cierto nerviosismo, les dedicó una pequeña sonrisa a los presentes antes de darse media vuelta para irse también.

Amelie sintió la presión firme en su brazo, un toque que no era agresivo, pero sí lo suficientemente insistente para detenerla. Su cuerpo se tensó al instante, su respiración vaciló un segundo antes de que se obligara a girar lentamente.

Encontrándose con el mismo hombre que la había hipnotizado a sus dieciséis años.

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