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O5


— Tienes algo en mente? —murmura Yibo, sujetándome con su audaz mirada.

Me encojo de hombros, de repente sin aliento y agitada. No sé si se trata de la persecución, la adrenalina, mi estado de mal humor anterior… no lo entiendo, pero quiero esto, y lo quiero mucho.

Una expresión de desconcierto revolotea en el rostro de Yibo.

—¿Sexo pervertido? —pregunta, sus palabras son una suave caricia.

Asiento con la cabeza, sintiendo llamear mi cara. ¿Por qué estoy avergonzado por esto? He hecho todo tipo de sexo pervertido con este hombre. ¡Él es mi marido, maldita sea!

¿Estoy avergonzado porque quiero esto y me da vergüenza admitirlo? Mi subconsciente, mira hacia mí. Deja de pensar demasiado.

—¿Carta blanca? —susurra la pregunta, mirándome especulativamente como si estuviera tratando de leer mi desastrosa mente.

¿Carta blanca? Santa mierda, ¿Y qué implica eso?

—Sí —murmuro con nerviosismo, mientras florece muy dentro de mí la emoción.

Sonríe, una sonrisa lenta y muy sexy.

—Ven —dice, y tira de mí hacia las escaleras. Su intención es clara. ¡La sala de juegos!

En la parte superior de las escaleras, libera mi mano y abre la puerta de sala de juegos.

—Después de ti, Sr. Wang —dice y hace girar la puerta abierta.

La sala de juegos huele tranquilizadoramente familiar, a cuero, madera y esmalte fresco. Me sonrojo a sabiendas de que la Sr. Lee tiene que haber estado aquí limpiando mientras estábamos fuera en nuestra luna de miel.

Al entrar, Yibo enciende los interruptores de las luces y las paredes de color rojo oscuro se iluminan con una suave y difusa luz.

Me quedo mirándolo, con la anticipación corriendo gruesa y pesada a través de mis venas. ¿Qué va a hacerme? Él cierra la puerta y se gira.

Inclinando su cabeza hacia un lado, me estudia, pensativo, y luego sacude la cabeza, divertido.

—¿Qué quieres, Zhan? —pregunta con cuidado.

—A ti —mi respuesta es entrecortada.

Él sonríe.

—Me tienes. Me has tenido desde que caíste en mi oficina.

—Entonces sorpréndame, Sr. Wang.

Su boca se tuerce con humor y una reprimida promesa carnal.

—Como usted quiera, Sr. Wang. —Él se cruza de brazos y lleva su largo dedo índice hasta sus labios mientras me evalúa—. Creo que vamos a  empezar por deshacernos de la ropa.

Lentamente, prenda por prenda va abandonando mi cuerpo, dejándome expuesto ante mi marido, usando únicamente mi bóxer; siento algo de vergüenza porque mi cuerpo lo quiere, lo desea frenéticamente.

Sentirlo dentro de mi, empujando deliciosamente en ese punto donde mi cordura es una mierda y mis gemidos son los únicos audibles.

—Eres un hermoso espectáculo, Sr. Wang. —De pronto se eleva sobre sus rodillas, agarra mis caderas y tira de mí hacia adelante, enterrando su nariz en el vértice de mis muslos—. Y hueles a ti, a mí y a sexo —dice inhalando de forma pronunciada—. Es embriagador.

Me besa a través de mi ropa interior, mientras ahogo un grito de asombro por sus palabras… diluyendo mis entrañas. Es simplemente así… travieso. Recogiendo mis ropas y mis sandalias, se levanta en un movimiento rápido y elegante, como un atleta.

—Ve, y ponte junto a la mesa —dice con calma, señalando con la barbilla.

¿Qué va a hacerme?

Mira hacia atrás y sonríe. Girando, se dirige al antiguo cofre de las maravillas.

—De cara a la pared —me ordena—. De esa manera no sabrás lo que estoy planeando. Nuestro objetivo es satisfacerlo Sr. Wang, y quiero sorprenderlo.

Me aparto de él escuchando agudamente, mis oídos de repente se vuelven sensibles al menor sonido. Él es bueno en esto: construyendo mis expectativas, alimentando mi deseo… haciéndome esperar.

Le oigo poner mis zapatos en el suelo y mi ropa, creo, que en el arcón, seguido por el revelador sonido de sus zapatos cayendo al suelo, uno a uno. Hmm... Amo los pies descalzos de Yibo. Un momento después, le oigo abrir un cajón.

¡Juguetes! ¿Qué diablos va a hacer? Oh, me encanta, me encanta, me encanta esta anticipación.

—Estira los brazos hacia arriba y mantente en el borde.

Muy bien… Al llegar al extremo, me aferro al borde de la mesa. Es bastante amplio, por lo que mi brazos están completamente extendidos.

—Si te sueltas, te voy a azotar. ¿Entendido?

—Sí.

—¿Quieres que te azote, Zhan Zhan?

Todo al sur de mi cintura se aprieta deliciosamente. Me doy cuenta de que lo he querido desde que me amenazó durante el almuerzo, y ni la persecución ni nuestro posterior íntimo encuentro ha saciado esa necesidad.

—Sí. —Mi voz es un susurro ronco.

—¿Por qué?

Oh…¿Tengo que tener una razón? Por Dios. Me encojo de hombros.

—Dímelo —gruñe.

—Um…

Y de la nada, me golpea duro.

—¡Ah! —grito.

—Silencio.

Frota suavemente la nalga en la que me ha pegado. Entonces se inclina sobre mí, con su cadera clavándose en mi espalda, planta un beso entre mis omóplatos y deja un sendero de besos a través de mi espalda.

Se ha quitado la camisa, por lo que el pelo de su pecho me hace cosquillas, y su erección presionando a través de la tela rugosa de sus vaqueros.

—Abre tus piernas —ordena.

Muevo mis piernas separándolas.

—Más abiertas.

Gimo y abro más mis piernas.

—Buena chico —respira. Traza con el dedo mi espalda, a lo largo de la grieta entre mis nalgas, y por encima de mi ano, que se contrae a su toque—. Vamos a tener un poco de diversión con esto —susurra.

¡Mierda!

Su dedo índice continúa por encima de mi perineo y lentamente se desliza dentro de mí.

—Veo que estás muy húmedo, Zhan. ¿Es de antes o de ahora?

Gimo y mete el dedo dentro y fuera de mí, una y otra vez. Empujo hacia atrás hacia su mano, disfrutando de la intrusión.

—Oh, bebé, creo que es de las dos. Creo que te encanta estar aquí, de esta manera. Mío.

Lo hago, ¡oh, sí! Retira el dedo y me golpea duro una vez más.

—¿Algo rudo? Dime si soy demasiado rudo. ¿Entiendes?

—Sí —digo en voz baja, y él se estrella contra mí, tirando de mí hacia él, al mismo tiempo que empuja el tapón hacia delante, más profundo…

—¡Mierda! —grito.

Él no contesta, su respiración es más dura y mis jadeos lo acompañan.

Trato de asimilar todas las sensaciones: la plenitud, la sensación deliciosamente seductora de estar haciendo algo prohibido, el placer erótico brotando hacia afuera desde muy dentro de mí. Él tira suavemente del tampón.

Oh, por Dios... gimo y oigo su aguda respiración, un jadeo de placer puro, sin adulterar. Mi sangre se calienta ¿Alguna vez he sentido tan desenfrenado… tan…

—¿Otra vez? —susurra.

—Sí.

—Quédate quieto —ordena, saliendo fácilmente de mi y golpeando dentro de mí otra vez.

Oh, yo quería esto. —Sí —siseo.

Y coge ritmo. Su respiración es más dificultosa, junto con la mía, mientras se clava dentro de mí.

—¡Oh, Zhan! —jadea. Mueve una de sus manos de mi cadera y gira el tampón de nuevo, tirando poco a poco, tirando de él y empujándolo de nuevo dentro.

La sensación es indescriptible, y creo que me voy a desmayar sobre la mesa. Él nunca pierde el ritmo cuando me lleva una y otra vez, moviéndose fuerte y duro dentro de mi.

Mi interior se aprieta y tiembla

—Oh mierda —gruño. Esto me va a destrozar.

—Sí, cariño —susurra.

—Por favor —le suplico y yo no sé que… para, no para, girar el tapón de nuevo. Mis entrañas se aprietan alrededor de él y del tapón, sintiéndolo empujar su miembro mas profundo junto al tapón que me hace delirar.

—Está bien —respira. Me golpea duro en mi nalga derecha, y me corro una y otra vez, cayendo y cayendo, dando vueltas, vueltas y más vueltas palpitantes.

—¡Mierda! —grito y Yibo agarra mis caderas y culmina en voz alta, todavía sosteniéndome.

Esto es la puta gloria.

Me gusta que Yibo me haya dado la biblioteca. Ahora alberga una atractiva mesa de madera blanca en la que se puede trabajar.

Saco mi laptop y reviso mis notas de los cinco manuscritos que leí en mi luna de miel.

Si, tengo todo lo que necesito. Una parte de mí teme volver a trabajar, pero nunca le podría decir eso a Yibo.

Vería una oportunidad para hacerme renunciar. Recuerdo la apopléjica reacción de Wu cuando le dije que me iba a casar y con quien, y como, poco tiempo después, mi posición fue confirmada.

Me di cuenta ahora que era porque me iba a casar con el jefe. El pensamiento ahora no es bienvenido. Ya no estoy actuando en la comisión editora —soy Xiao Zhan, coordinador editorial.

Aun no me he armado de valor para decirle a Yibo que no voy a cambiar ni nombre en el trabajo. Creo que mis razones son sólidas.

Necesito alguna distancia de él, pero sé que habrá una pelea cuando finalmente se dé cuenta de eso. Tal vez debería discutirlo con él esta noche.

Sentándome en mi silla, empiezo mi tarea final del día. Observo el reloj digital en mi laptop, el cual me dice que son las siete de la noche.

Yibo sigue sin salir de su estudio, así que tengo tiempo. Sacando la tarjeta de memoria de la cámara Nikon, la cargo en la laptop para transferir las fotografías.

Me siento un poco excluido cada que un problema aparece en la vida de Yibo, puedo ayudarlo, a veces su indiferencia suele lastimarme, pero se que él está tratando de mejorar poco a poco.

Las imágenes comienzan a cargar y poco a poco se van abriendo una a una, mostrando cada una de ellas, soy yo, durmiendo, sonriendo, comiendo, o solamente observando al horizonte. Todas las fotos que hay ahí son mías, y unas que otras que logre tomarle a Yibo.

Frunzo el ceño, mirando abajo a la imagen, de repente abrumado por mis sentimientos por él. Alguien por ahí quiere hacerle daño: primero Cheng, luego el incendio en GEH y esa maldita persecución de coches.

Jadeo, poniendo mi mano en mi boca mientras un sollozo involuntario se escapa. Abandonado mi ordenador, me precipito a encontrarlo, no para confrontarlo, sólo para revisar que esté a salvo.

Sin importarme golpear, irrumpo en su estudio. Yibo está sentado en su escritorio hablando por el teléfono. Mira arriba en sorprendidamente molesto, pero la irritación en su cara desaparece cuando ve que soy yo.

—¿Así que no puedes mejorarlo más? —dice, continuando con su conversación telefónica, aunque no quita sus ojos de mi.

Sin dudar, camino alrededor del escritorio, y él se gira en su silla quedando de cara hacia mi, frunciendo el ceño.

Puedo decir que está pensando: ¿que quiere?

Cuando me arrastro a su regazo, sus cejas se levantan en sorpresa. Coloco mis brazos alrededor de su cuello y me acurruco contra él. Con cautela, pone sus brazos alrededor de mí.

—Um… si, Wei. ¿Podrías esperar un momento?

Él ahueca el teléfono sobre su hombro.

—Zhan Zhan, ¿qué pasa?

Niego con mi cabeza. Levantando mi barbilla, me mira a los ojos. Libero mi cabeza de su agarre, metiéndola debajo de su barbilla, y acurrucándome más pequeño en su regazo.

Perplejo, me envuelve más fuertemente con su brazo libre y me besa en la parte de arriba de mi cabeza.

—Sí, Wei, ¿que estábamos diciendo? —continua, acuñando el teléfono entre la oreja y el hombro, y golpea una tecla del ordenador.

Una imagen de CCTV granulado blanco y negro aparece en la pantalla. Un hombre con el pelo oscuro usando un mono blanco, aparece en la pantalla.

Yibo presiona otra tecla y el hombre camina hacia la cámara pero su cabeza inclinada. Él está parado en una habitación blanca brillante con lo que parece una larga línea de largos gabinetes negros en su izquierda.

Esto debe ser la habitación de servicio de la empresa.

—Bien, Wei, una vez más.

La pantalla cobra vida. Una caja aparece alrededor de la cabeza del hombre en las imágenes de CCTV y nos acercamos. Me siento, muy fascinado.

—¿Wei está haciendo esto? —pregunto suavemente.

—Si — responde Yibo— ¿podrías mejorar toda la foto? —le dice a Wei.

La imagen borrosa, luego vuelve a enfocar moderadamente más nítida al hombre conscientemente mirando hacia abajo y evitando la cámara de CCTV.

Mientras lo miro, un escalofrío de reconocimiento recorre mi columna vertebral. Hay algo familiar en la línea de su mandíbula. Tiene el pelo negro, desaliñado y corto, con un aspecto extraño y descuidado… y en la imagen recién mejorada, veo un arete, un pequeño aro.

¡Mierda! Sé quien es.

—Yibo —susurro—. Ese es Jack Fang.

Hi, no te olvides de votar y comentar que os pareció el capítulo!!

Nuevamente perdón la demora, este capítulo es reciente, recién salido del horno xD

Espero os haya gustado, soy re mala en el tema del slash o lime xD

Nos seguiremos leyendo~

SkyMin🐣♥️

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