O2
Derepente estoy muy despierto, y mi erótico sueño olvidado.
— Estaba acostado boca abajo. Debí haberme girado mientras dormitaba —Susurro débilmente en mi defensa.
Sus ojos ardiendo con furia.
—¡Ponte esto! —sisea.
— Yibo, nadie esta mirando.
— Créeme. Están mirando. ¡Estoy seguro que Yeo y el personal de seguridad están disfrutando el show! —gruñe.
¡Mierda! ¿Por qué sigo olvidándome de ellos? Cubro mi pecho y espalda en pánico, ocultándolas a la vista pública.
—Sí —gruñe Yibo—. Y algunos sórdidos malditos paparazzi también podrían conseguir una foto. ¿Quieres estar en todas las portadas de la revista Star? ¿Desnudo esta vez?
¡Mierda! ¡Los paparazzi! ¡Maldición! Mientras lucho por colocarme la parte superior, todos los tonos, de color desaparecen de mi cara. Me estremezco del pánico.
El desagradable recuerdo de haber sido acosado fuera de AIPS después de nuestro compromiso fue filtrado y no bienvenido en mi mente, todo parte forma parte del paquete de Wang Yibo.
— ¡L’ addition! —Gruñe Yibo justo cuando va pasando el camarero—. Nos vamos —me dice.
— ¿Ahora? —Es muy pronto.
— Sí. Ahora.
Oh mierda, no está para discutir.
Él camarero regresa con la cuenta y Yibo pága con tarjeta de crédito, su rostro serio, estoico.
— Por favor no estés molesto conmigo —susurro, tomando su libro y teléfono móvil de él y colocándolo en el bolso que cargo.
— Muy tarde para eso —dice tranquilamente, muy calmado—. Ven —Tomando mi mano, él da una señal a Yeo y sus dos secuaces de seguridad franceses, Philippe y Gaston. Extrañamente son gemelos idénticos.
Ellos han estado pacientemente vigilándonos y a cualquiera en la playa desde la terraza. ¿Por qué siempre continúo olvidándome de ellos? ¿Cómo?
Yeo tiene cara de piedra detrás de sus oscuras gafas. Mierda, también está molesto conmigo. Todavía no estoy acostumbrado a verlo vestido tan casualmente es pantalones cortos y una camiseta polo negra.
Yibo me guía hacia el hotel, a través del vestíbulo, fuera de la calle. Él continua en silencio, pensativo y con mal temperamento, y todo es mi culpa. Yeo y su equipo nos siguen.
— ¿A dónde vamos? —pregunto tentativamente, mirando hacia él.
—De regreso al barco —Él no me mira. No tengo ni idea de qué hora es. Creo que deben ser cerca de las cinco o seis de la tarde.
Cuando llegamos al puerto, Yibo me guía hacia el muelle donde la lancha de motor y el Jet Ski, perteneciente al yate, están amarrados.
Mientras Yibo desata la Jet Ski. Extiendo mi mochila a Yeo. Lo veo nerviosamente, pero como Yibo, su expresión no me dice nada.
—Aquí tiene, Sr. Wang. —Yeo me pasa un chaleco salvavidas de la lancha, y obedientemente me lo coloco. ¿Por qué soy él único que tiene que llevar chaleco salvavidas? Yibo y Yeo intercambian una mirada.
Joder. ¿Esta molesto con Yao también? Después Yibo revisa las correas de mi chaqueta salvavidas, apretando la del centro fuertemente.
—Listo —murmura malhumorado, todavía sin mirarme. Mierda.
Sube con facilidad a la Jet Ski y extiende su mano hacia mí para que me una a él. Agarrándolo con fuerza, paso mi pierna sobre el asiento detrás de él sin caerme en el agua mientras Yeo y los gemelos se suben a la lancha. Yibo saca la Jet Ski lejos del muelle, y flota suavemente.
—Sostente —me ordena, y coloco mis brazos alrededor de él. Esta es mi parte favorita de viajar en la Jet Ski. Lo abrazo cerca, mi nariz acariciando contra su espalda, maravillado de que hubo un tiempo donde no toleraba que yo lo tocara de esta manera.
Huele bien… a Yibo y a mar. ¿Me perdonas, Yibo, por favor?
Se pone rígido. —Mantente firme —dice, su tono más suave.
Beso su espalda y descanso mi mejilla contra él, mirando atrás a través del muelle donde unos turistas se han reunido a mirar el show.
Yibo gira la llave y el motor ruge con vida. Con un giro del acelerador, la Jet Ski arranca y acelera a través del agua fría y oscura, a través del puerto y hacia el barco/yate.
Lo agarro más fuerte. Amo esta sensación, es tan excitante. Cada músculo en Yibo es evidente mientras se inclina y me aferro a él.
Yeo se detiene al lado con la lancha. Yibo mira hacia él y luego acelera otra vez, y salimos disparados, azotando la parte superior del agua como un experto cuando arroja una piedra.
Yeo sacude su cabeza en una resignada exasperación y se dirige directamente al yate, mientras Yibo pasa el yate y se dirige hacia el mar abierto.
Genial, me gusta, me fascina esto, me encanta la vista que tengo, el calor corporal de mi hombre, mío.
— Una ronda más? —pregunta él, alzando su voz por sobre el ruido del motor, asiento rápidamente ante su pregunta—. Bien, entonces sostente fuerte.
— Has cogido el sol —dice Yibo suavemente mientras deshace mi chaleco salvavidas. Ansiosamente trato de evaluar su humor.
Estamos en la cubierta aborde del yate, y uno de los camareros esta de pie cerca tranquilamente. Esperando por mi chaleco salvavidas. Yibo se lo entrega.
— ¿Eso es todo, señor? —pregunta el hombre joven. Me encanta su acento francés. Mira hacia mí, se quita sus lentes de sol, y los desliza en el cuello de su camiseta, dejándolos que cuelguen.
— ¿Te gustaría una bebida? —pregunta.
— ¿Necesito una acaso?
Ladea su cabeza a un lado. —¿Por qué dices eso? —su voz es suave.
— Sabes porque.
Él Frunce el ceño como si estuviera midiendo algo en su mente.
Oh, ¿en qué está pensando?
— Dos ginebras, por favor. Y algunas nueces y aceitunas —dice al camarero, que asiente y rápidamente desaparece.
— ¿Crees que voy a castigarte? —la voz de Yibo es suave.
— ¿Quieres hacerlo?
— Sí, quiero.
— ¿Cómo?
— Pensaré en algo. Quizás cuando tengas tu bebida —Y es una sensual invitación y tentación.
Yibo frunce el ceño una vez más.
—¿Quieres ser castigado? —murmura, sonrojándome.
¿Cómo lo sabe? — Depende.
— ¿De que? —Oculta su sonrisa.
— De si quieres lastimarme o no —Su boca se presiona en una línea dura, olvidando su humor. Él Se inclina y besa mi frente.
— Zhan, eres mi esposo, no mi sumiso. Jamás quiero lastimarte. Deberías de saber eso ahora. Sólo… sólo no te quedes descubierto en público. No te quiero ver desnudo en todos los periódicos. No quieres eso, y estoy seguro que tu madre y él tampoco lo quieren.
Oh dios, es cierto, no quiero causarles problemas a mis padres y a nadie en general.
Le sonrió cariñosamente y él besa mi sien, estos pequeños gestos son los que me enamoraron de él en primer lugar.
— Bebe. Vamos a la cama.
¿Qué?
—Bebe —dice, sus ojos oscureciéndose. Oh Dios, la mirada que me da podría ser la responsable del calentamiento global.
Levanto mi ginebra y vacío el vaso, sin quitar mis ojos de él. Su boca se abre, y veo la punta de su lengua entre sus dientes. Él sonríe lascivamente hacia mí. En un fluido movimiento, se pone de pie y se inclina sobre mí, descansando sus manos en los brazos de mi silla.
— Te voy a dar una lección. Ven. No orines. —Susurra en mi oído.
Me deja sin respiración. ¿No orines? Que grosero eres Yibo.
—No es lo que piensas —Yibo sonríe, extendiendo sus manos hacia mi—. Confía en mi —Se ve tan sexy y genial. ¿Como puedo resistir?
— Está bien —pongo mis manos en las suyas, porque, sinceramente, le confiaría mi vida. ¿Que tiene planeado? Mi corazón empieza a palpitar por la anticipación.
Me lleva a través de la cubierta y por las puertas hacia un lujoso salón, bellamente decorado, a lo largo de un pasillo estrecho, a través del comedor y bajando las escaleras hacia la cabina principal.
La cabina ha sido limpiada desde esta mañana y la cama está hecha. Es una habitación preciosa. Con dos portillas a los lados, estribor y los puertos delanteros, está elegantemente decorado con muebles de nogal oscuro con paredes de color crema y muebles en dorado y rojo.
Yibo libera mi mano, se quita la camiseta sobre su cabeza y la arroja sobre una silla. El sale de sus sandalias y se quita los pantalones y los bóxers.
Oh. ¿Jamas me cansaré alguna vez de verlo desnudo? Él es absolutamente magnifico y todo mío.
Su piel brilla, ha estado tomado sol, también, y su pelo está mas largo, dejándose caer sobre su frente. Soy un hombre muy, pero muy afortunado.
Agarra mi barbilla, tirando un poco para que deje de morder mi labio, y extiende su pulgar por mi labio inferior.
— Eso está mejor. —Él se da la vuelta y avanza hacia el impresionante armario que contiene su ropa. Saca dos pares de esposas de metal y una máscara de ojos del cajón de abajo.
Esposas. Nunca hemos usado esposas. Echo un rápido y nervioso vistazo a la cama. ¿Donde demonios las va a poner? Se vuelve y me mira fijamente, sus ojos oscuros y luminosos.
— Esto puede ser bastante doloroso. Puede hacerte daño en la piel si tiras demasiado fuerte —él sostiene un par—. Pero realmente quiero usarlas en ti ahora.
Mierda. Mi boca se seca.
—Aquí —él me acerca con gracia y me entrega un par—. ¿Quieres intentarlo tu primero?
El frío metal, se siente sólido. Vagamente, espero que nunca tenga que usar un par de ellas de verdad.
Yibo me observa con atención.
—¿Donde están las llaves? —Mi voz es algo temblorosa.
Extiende la palma de su mano, dejando al descubierto una pequeña llave metálica—. Está es para los dos pares. De hecho, para todos los pares.
Joder ¿Cuántas tiene? No recuerdo haber visto ninguna.
Me acaricia la mejilla con su dedo índice, arrastrándolo abajo hacia mi boca. Se inclina como si fuera a besarme.
Maldito provocador.
—¿Quieres jugar? —dice, en voz baja, y todo en mi cuerpo se dirige al sur desplegando el deseo en lo mas profundo de mi vientre.
—Sí —Contesto.
Hi~ que no se te olvide votar y comentar que os pareció!!
Perdón la demora, acabo de entrar a la universidad y ya me siento sofocada.
Gracias por los que votan y comentan~
Nos leemos pronto 7v7r
SkyMin💕
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