11
El fuego destila chispas en el hogar cuando lo alimento con el último leño. Ya casi se nos acabó la leña. A pesar de que es verano, el fuego es muy bienvenido en este día de lluvia.
—Jia, ¿sabes dónde está la leña para el fuego? —pregunto mientras ella sorbe su daiquiri.
—Creo que está en el garaje.
—Voy a ir a buscar un poco. Me dará una oportunidad para explorar.
La lluvia ha aminorado cuando me aventuro afuera y me dirijo al garaje para tres coches contiguo a la casa. La puerta lateral está abierta y entro, encendiendo la luz para ahuyentar la oscuridad. Las tiras fluorescentes cobran vida ruidosamente.
Hay un coche en el garaje, y me doy cuenta de que es el Audi en el que vi a Yue esta tarde. También hay dos motos de nieve. Pero lo que realmente me llama la atención son las dos motocicletas, ambas de 125cc.
Recuerdos de Eriol valientemente haciendo el esfuerzo de enseñarme a montar una el verano pasado pasan por mi mente. Inconscientemente, froto el brazo donde me lastimé gravemente en una caída.
—¿Conduces? —pregunta Yue detrás de mí.
Me vuelvo hacía él rápidamente.
—Has vuelto.
—Eso parece —dice sonriendo, y me doy cuenta de que Yibo podría decirme lo mismo; pero sin la enorme sonrisa que derrite el corazón—. ¿Y bien? —pregunta.
¡Mujeriego!
—Más o menos.
—¿Quieres intentarlo?
Resoplo.
—Um, no... no creo que Yibo estuviera muy feliz si lo hiciera.
—Yibo no está aquí. —Yue esboza una sonrisa de satisfacción, oh, es un rasgo familiar, y agita su brazo para indicar que estamos solos.
Se pasea hacia la motocicleta más cercana y pasa una larga pierna cubierta en jean por encima del asiento, sentándose a horcajadas y tomando el manubrio.
—Yibo tiene, um... problemas con mi seguridad. No debería.
—¿Siempre haces lo que él dice? —Yue tiene un brillo perverso en sus ojos azules bebé, y veo un destello del chico malo... el chico malo del que Xue se ha enamorado.
—No. —Arqueo una ceja en reprimenda—. Pero estoy intentando corregir eso. Él tiene suficiente con que preocuparse sin añadirme a la mezcla. ¿Regresó?
—No lo sé.
—¿No fuiste a pescar?
Yue sacude la cabeza.
—Tenía algunos asuntos que atender en la ciudad.
¡Negocios! Y una mierda… ¡negocios rubios bien arreglados! Inhalo con fuerza y lo miro boquiabierta.
—Si no quieres conducir, ¿qué estás haciendo en el garaje? —Yue está intrigado.
—Estoy buscando leña para el fuego.
—Ahí estás. Oh, Yue… regresaste —nos interrumpe Xue.
—Hola, Amor. —Él sonríe ampliamente.
—¿Atrapaste algo?
Examino la reacción de Yue.
—No. Tenía un par de cosas que atender en la ciudad. —Y por un breve momento, veo un destello de incertidumbre cruzar su rostro.
Oh mierda.
— Vine a ver qué estaba deteniendo a Zhan-ge —Yao nos mira, confundido.
—Sólo estábamos charlando —dice Yue, y la tensión crepita entre ellos.
Todos nos detenemos cuando oímos un coche detenerse afuera. ¡Oh! Yibo está de vuelta. Gracias a Dios. El mecanismo que abre la puerta del garaje zumba fuertemente al ponerse en marcha, sorprendiéndonos a todos, y la puerta lentamente se levanta para revelar a Yibo y a Eriol descargando la caja de una camioneta negra. Yibo se detiene cuando nos ve parados en el garaje.
—¿Una banda de garaje? —pregunta sarcásticamente mientras se pasea dentro, dirigiéndose directamente hacia mí.
Sonrío. Estoy aliviado de verlo. Debajo de su chaqueta de pesca, viste los overoles que le vendí.
—Hola —dice mirándome curiosamente, ignorando a Xue y a Yue.
—Hola. Lindos overoles.
—Muchos bolsillos. Muy práctico para la pesca. —Su voz es suave y seductora, para mis oídos nada más, y cuando me mira, su expresión es ardiente.
Me sonrojo, y él esboza una sonrisa enorme, sin restricciones, toda para mí.
—Estás mojado —murmuro.
—Estaba lloviendo. ¿Qué están haciendo en el garaje? —Finalmente reconoce que no estamos solos.
—Zhan vino a buscar un poco de leña. —Yue sonríe. De alguna manera se las arregla para hacer que esa frase suene obscena—. Intenté tentarla para que diéramos un paseo. —Es el maestro del doble sentido.
El rostro de Yibo cae, y mi corazón se detiene.
—Dijo que no. Que no te gustaría —dice Yue amablemente y libre de insinuaciones.
La mirada gris de Yibo vuelve hacia mí.
—¿Lo hizo? —murmura.
—Escuchen, estoy totalmente a favor de quedarme aquí a discutir qué es lo que Zhan hizo después pero, ¿volvemos a entrar? —dice bruscamente Xue. Se inclina, arrebata dos leños, y se vuelve sobre los talones, pisando con fuerza hacia la puerta.
Oh, mierda. Yao está enfadado, pero sé que no es conmigo. Yue suspira y, sin decir una palabra, la sigue. Los miro irse, pero Yibo me distrae.
—¿Sabes montar en moto? —pregunta, con su voz mezclada con incredulidad.
—No muy bien. Eriol me enseñó.
Sus ojos se congelan de inmediato.
—Tomaste la decisión correcta —dice, su voz mucho más fría—. La tierra está muy dura ahora, y la lluvia la ha hecho traicionera y resbaladiza.
—¿Dónde quieres el equipo de pesca? —grita Eriol desde afuera.
—Déjalo, Eriol… Taylor se encargará.
—¿Qué hay de los peces? —continua Eriol, su voz vagamente burlona.
—¿Atrapaste un pez? —pregunto, sorprendido.
—Yo no. Él lo hizo. —Y Yibo hace pucheros… que le sientan jodidamente bien.
Estallo en risas.
—La Sra. Fu se encargará de ello —exclama. Eriol sonríe y se dirige hacia la casa.
—¿Lo estoy divirtiendo, Sr. Wang?
—Muchísimo. Estás mojado… déjame prepararte un baño.
—Mientras que te unas a mí. —Se inclina y me besa.
Atrevido, muy atrevido.
Después de una buena sesión de sexo y besos, luego más sexo y caricias. Estamos a la espera del postre en un exclusivo restaurante de lujo de la ciudad. Ha sido una noche animada hasta ese momento, y Jia está determinada a que continúe y en que debemos ir a bailar.
En este momento está sentada en silencio por una vez, pendiente de cada palabra de Eriol mientras él y Yibo hablan.
Jia está obviamente encaprichada con Eriol, y Eriol está… bueno, es difícil de decir. No sé si son sólo amigos o si hay algo más.
Yibo parece a gusto. Ha estado hablando animadamente con Eriol.
Obviamente se unieron gracias a la pesca con mosca. Están hablando de psicología, principalmente. Irónicamente, Yibo suena más informado.
Resoplo suavemente mientras escucho a medias la conversación, reconociendo tristemente que su experiencia es resultado de su trato con tantos psiquiatras.
"Tú eres la mejor terapia". Sus palabras, susurradas mientras hacíamos el amor una vez, hacen eco en mi cabeza. ¿Lo soy? Oh, Yibo, espero de todo corazón serlo.
Miro a Yao. Está precioso, pero siempre es así. Él y Yue están menos animados. Él parece nervioso, sus bromas un poco demasiado fuertes, y su risa un poco apagada.
¿Habrán tenido alguna pelea? ¿Qué es lo que le preocupa? ¿Es esa mujer? Mi corazón se hunde ante la idea de que él pudiera lastimar a mi mejor amigo.
Miro hacia la entrada, casi esperando ver a Tang Rou paseando calmadamente su trasero bien cuidado por todo el restaurante hacia nosotros. Mi mente está jugándome trucos, sospecho que es la cantidad de alcohol que he bebido. Mi cabeza está comenzando a doler.
De repente, Yue nos sorprende a todos poniéndose de pie y empujando su silla hacia atrás de forma que raspa el suelo de baldosas. Todas las miradas se dirigen a él.
Mira a Xue Yao por un momento y luego se pone de rodillas a su lado.
Oh. Dios. Mío.
Él toma su mano, y el silencio se instala como una manta sobre todo el restaurante mientras todos dejan de comer, dejan de hablar, dejan de caminar, y se quedan mirando.
¡Chismosos!
—Mi bello Xue Yao, te amo tanto. Tu gracia, tu belleza y tu espíritu fogoso no tienen igual, y has capturado mi corazón. Pasa tu vida conmigo. Te Casarías conmigo?
¡oh joder!
Wueeeno, yo le puse restaurante xw no me parecía lindo lo de la película, creo que era como un bar xD
Soy más romántica soo~
No te olvides de regalarme tu voto xfavor, aunque el fic no es la gran cosa, lo hago con love pa uds.
Nos seguiremos leyendo~
SkyMin♥️
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