Capítulo 9- Combinación explosiva
Capítulo 9
Combinación explosiva
"Mis sofocos y tus gemidos, es todo lo que necesito"
Anónimo
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Tijuana, México
Ubicación exacta desconocida
¡TOMÁS IBARRA, MEJOR AMIGO DE KLAUS AL FINAL!
(Jaime Dornan)
Alexei Sokolov camina de un lado al otro en su propia oficina, lo corroe la incertidumbre dada la situación con su sobrina Kattleya, les ha enviado fotos de sí mismos, Aleixandre, Aleksandra, la matrona y él mismo, con una X encima, además de colaboradores cercanos como un mal presagio, un augurio de muerte. Su preocupación es infundada pues esa joven tiene la sangre Sokolov y un entrenamiento brutal, una combinación mortal para quien ose ser su enemigo, sobre todo, al saber el funcionamiento interno de La Hermandad, después de todo, es una de ellos, tiene la sagacidad, pero sobre todo la crueldad corre por sus venas, junto al salvajismo feroz, aunque trate de negarlo. Kattleya fue su adoración en realidad, desde su nacimiento hasta el día cuando su madre decidió tomar a sus pequeñas y huir una vez se enteró de cómo funcionaba esa mafia.
Tiene un nombre adecuado para una mujer parecida a un ángel, se enamoró perdidamente de Aleixandre, el hermano mayor, pero no fue hasta después de cinco años que supo la verdad. En su momento le engañaron, se hicieron pasar por una familia ejemplar, y aunque ella escuchó el rumor del apellido Sokolov, le convencieron de no ser ellos; no obstante, todo cayó por su peso pues una sola conversación escuchada por ella consecuencia de una casualidad, al parecer detonó la ira y entonces decidió tomar a Kattleya y Kamelia y escapar para jamás volver al enterarse, del destino de su pequeña Katt si continuaba allí; sin embargo, de los cuatro hijos del matrimonio de Angélica y Aleixandre, solo se marchó con las mujeres, dejando tras de sí a los mellizos, Antuan y Anthony.
Se vio como una madre desnaturalizada, aunque en realidad trató de llevárselos, pero en medio de su huida fue descubierta antes de poder subir al auto a los pequeños. Le dolió hacerlo, lloró por años y aun lo hace; sin embargo, en su mente salvar a las niñas de pasar por la mafia directas a ser "La Boss" era su prioridad, pues sabía en ese momento cómo Aleixandre amaba a sus pequeños hijos, más que a las niñas, muchísimos más; por ende, estarían bien, más aún por su abuela y tía Aleksandra quien aún no se convertía en madre y veía a los hijos de su hermano como propios, en casa de ella, a los cuatro.
El agujero en Alexei tantos años atrás cuando la pequeña se marchó aún seguía presente pues en ausencia de sus propios hijos, la niña fue como una, era muy unido a ella y, según ella misma lo dice, le recuerda un poco como el tío bonachón quien la consentía a más no poder, aunque a su hermanita también. Katt y Kam se alejaron por el simple hecho de ser mujeres pues su madre se horrorizó al saber cómo preparaban a la Boss y de cómo la primera niña de aquella generación, debía seguir a Aleksandra una vez ella hubiese dejado el mando.
Personalmente entiende las razones de Angélica para tal decisión, aunque no sería capaz de admitirlo delante de su familia. Él mismo ha visto el proceso para ascender al máximo puesto, ser la jerarca de la prolífera mafia en su organización implicaba sufrir hasta desear la muerte en lugar de ser entrenada, por ello el amor de madre quien las había traído al mundo pudo más al amor con Aleixandre y sobre todo al nivel de vida de lujos que disfrutaba junto a él para ir de escondedero en escondedero. Alexei se ha perdido en sus memorias, por ello con contesta la llamada de Karenina Petrova cuando empezó a tratar de comunicarse con él hasta la tercera llamada.
Entonces él nota sus llamadas perdidas se alerta pues esa mujer casi nunca llama, es distante y apática, es la abeja reina en donde está, similar a Aleksandra, motivo por el cual se llevan muy bien. Una vez contesta el alarido de Karenina le perfora el oído en un intento de avisarle de sobre operativo de búsqueda y captura de Operaciones Especiales del Ejército de México, quienes están a tan solo un kilómetro de él, es allí cuando llama a su guardia informándoles para armar una pequeña célula y escapar por los escondites pues se encontraba solo, Portillo no podía pisar Tijuana, pero Alexei debía revisar y controlar túneles ocultos de la frontera con california por donde pasaban cantidades insanas de cocina y pasarían las tres nuevas drogas en caso de no ser descubiertos.
Muchos trabajadores se quejaron de tener que cruzar por estos lugares estrechos bajo tierra pues fue la única manera en que pudieron hacerlo, cavar allí con la fue la única opción para ser discretos con máquinas modificadas, en este caso, una cabina de retroexcavadora con un cono metálico filoso en uno de sus extremos y la parte ancha circular va pegada un poco a la cabina.
Alexei corre con ese pensamiento en la cabeza, se expuso por solucionar la situación con ellos, sus guardaespaldas lo interceptan para explicarle su plan de escape, dos irán con él y los restantes detendrán a los soldados para sacar la todoterreno oculta en matorrales a un costado trasero de la casa, es así como empieza el pequeño plan dándole acceso a un caminillo por dentro de las propias estructuras de la casa hasta salir a la vegetación colindante con la hacienda, pero cuando los guardaespaldas asoman la cabeza y luego el cuerpo para verificar el terreno antes de dejar pasar a Alexei son alcanzados por balas. De pronto se acerca una mujer con un fusil M16 en alto con una máscara donde sólo ve los ojos, pero algo en la mirada de ella le resulta familiar, además de gritarle en ruso, lleva una capota negra como el ónix parte de una gabardina.
—¿Kattleya? ¿eres tú?
—No, pero la Duquesa le manda saludos, tío bonachón —la mujer apunta su fusil a él antes de permitirle reaccionar, disparándole en el hombro sin piedad en dos ocasiones y a quemarropa.
—¿Por qué no me matas? —exclama con dificultad, mientras se sujeta la herida sangrante.
—Porque la Duquesa quiere hacerlo con sus propias manos.
La mujer se va tan rápido como ha llegado sin dejar nada tras de sí. Alexei la observa preguntándose si de verdad era del Ejército pues no puede encajar su comportamiento de dejar libre al objetivo principal, perdonarle y marcharse y es cuando la idea cae de lleno, Kattleya les ordenó a sus Hassassin (1)* infiltrarse en todos los sitios pues no era la primera vez en donde ella mandaba mensajes a través de mensajeros, pero jamás ha podido capturarlos y matarlos porque Alexei siempre ha pensado que matar al mensajero es un mensaje contundente.
La caza de Katt empezó tan solo seis meses atrás, ¿la razón de no haberlo hecho antes? No lo sabe, pero algo ha pasado para detonar su ira maquiavélica y sacar a relucir la sangre corriendo por sus venas. Es fin, sigue por el caminillo hasta salir a la carretera en donde toma la capucha de la sudadera para cubrir su cabeza, ya el sol ha dicho adiós y con este el clima más fresco; en consecuencia, la oscuridad le es favorable. Mientras camina piensa en aquella mujer, ¿Por qué hacer esto por Kattleya? Se expone a tantas cosas al vestirse como una mujer de milicia para herir a alguien, además de poner su vida en riesgo en manos de los guardaespaldas.
Cuenta cada paso en un intento de mantener la mente ocupada, en eso su camioneta Toyota frena de forma brusca para abrirle la puerta, son sus guardias quienes le ubicaron para recogerlo, aunque su mente solo se va hacia aquella figura femenina con el mensaje, pero de no ser por el balazo en su hombro hubiera pensado que es una alucinación.
Kattleya Sokolov está cerca y será el enfrentamiento más sangriento de su vida.
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Sinaloa, México
Cabaña abandonada
KLAUS
La lluvia se hace cada vez más agresiva, parece estar cerca de derrumbar el techo a punta de impactos repetitivos, mientras la capitana y yo estamos tratando de escurrir de alguna manera nuestras camisetas, ella también se ha retirado la manga larga, solo ha quedado en una blusa de tirantes negra, esta resalta la curvatura de sus pechos, así como la forma de su cintura al ser ajustada, Dios, como me cuesta no seducirla, besarla, repetir nuestra primera noche en el bar. Me pregunto cómo fue que un tipo como Ángel pudo conquistarla si es completamente opuesto a ella, a su fuego interior, he visto cómo actúa y entendido la razón para nombrar a su equipo como la Brigada Mortífera y ¿cómo no? Con una Capitana así, no habría otro nombre.
Camina por la cocina en busca de algo para comer, tal vez enlatados, pero no hay nada, por ello maldice pues llevamos horas sin ingerir nada, llegamos tan exhaustos que nos fuimos directo a dormir y luego despertamos en medio de esta locura de operativo, dejándonos con más de doce horas sin comer, yo en particular, tengo gruñidos en el estómago como dos T-rex peleando. El clima está más fresco que antes por la lluvia, aun así, hace un poco de calor, por ello estar sin la camisa no me hace sudar tanto, además, noto sus miradas poco disimuladas en mi pecho.
Algo me pica en la espalda, pero no hay un espejo para mirarme, solo puedo rozar con la punta de mis dedos un raspón que arde mucho; sin embargo, no puedo hacer nada. Yo mismo me pongo en pie para estirar las piernas y es cuando ella lo nota, acercándose para hablarme.
—Comandante, ¿le queda material? Déjeme curarle la herida —murmura, por ello me giro y la veo ya muy cerca de mí con su mirada deseosa desviándose de forma constante a mi pecho.
—¿Es muy grande?
—Sí, y está enrojecida, puede infectarse con facilidad —insiste, yo acepto y empieza con lo restante en el bolsillo del chaleco, pronto siento el frío del tarrito mini de agua oxigenada, no es la mejor para limpiar pues es un poco agresiva con las heridas, pero debe bastar para esto al menos. Arde poco y se oye el sonido del contacto con la piel, mientras sus delicadas manos pasan la gasa de arriba abajo conmigo retorciéndome por el ardor; sin embargo, no digo nada, puede sonar masoquista, pero sus manos en mi espalda se sienten maravillosas a pesar de la molestia.
—¿Ve alguna otra herida en la espalda? —murmuro de pronto para romper el silencio.
—No tan grandes ni rojas, son pequeñas y no han abierto la piel demasiado —pronto termina, no hay mucho más que se pueda hacer, ni crema ni nada más.
—Gracias —mis palabras salen en tono seco, puedo pensar mil cosas, pero seguiré siendo así.
—¿Por qué decidió hacerse el uróboros? —pregunta refiriéndose al tatuaje de la parte de debajo de mi nuca.
—Su significado, el final es el principio, un ciclo sin fin, una lucha eterna como la tengo yo.
Solo digo eso para quedarnos en silencio absoluto, durante muchas horas en donde la lluvia cae como si no tuviera fin. Hoy no es un buen día, , siempre trato de mantener la mente ocupada en ejercicio, en el trabajo, en cualquier cosa, pero en este lugar me pierdo en los recónditos recuerdos de mi hermano ya no tan pequeño, pues cumple veinticinco, sí, en presente porque sé que está vivo sin duda, el pequeño de la familia sigue con nosotros en este plano. Hace poco revisé por enésima vez la grabación de la única cámara de seguridad que pudo grabar algo hace diez años, pero solo se ve a Kai cuando pasa con el pan de la abuela entre las manos por unos cinco metros hasta fuera del alcance de la lente, a partir de ahí solo se ve una camioneta tipo Van pasar; pero los expertos descartaron eso como parte del misterio pues no tardó nada en llegar a la próxima cámara en dos esquinas más.
La matrícula se ve a la perfección; sin embargo, fue un hilo del que no tiraron ni yo tampoco lo hice, era una pista inservible en muchas medidas. Las otras personas en el vídeo aseguraron no haber visto nada raro, pero sí a unos hombres, mientras manipulaban las cámaras, poco después del paso de la Van, por ello se pudo explicar la falta de grabaciones en las cámaras; sin embargo, al llegar la policía, los sujetos corrieron antes de poder hacerle algo a la restante, se subieron a una camioneta Toyota negra con matrícula falsa de inmediato, seguro estaba esperando a por ellos. Luego de descartar las grabaciones, siguieron las entrevistas a habitantes del sector.
De eso tampoco salió absolutamente nada, al parecer los chismosos no estaban alerta ese día, típico, cuando necesitas a un jodido lengua larga no vieron nada los méndigos gilipollas, pero en fin, nada salió de ninguna fuente de información. Salgo de mis pensamientos al escuchar un suspiro profundo, por eso giro a ver a Krystel quien tiene una lágrima furtiva en su mejilla, se nota el dolor por perder a uno de los suyos, más aún porque tiene la mirada perdida; no obstante, si bien se debe hacer hasta lo imposible por salvar a nuestros hombres, a veces no podemos, y al no poder debemos estar acostumbrados a la pena, pero ella no lo hace así, se nota, tal vez por su edad aún no está del todo curtida.
Me pongo en pie para ir a su lado, Sánchez apenas me nota, por eso me pongo en cuclillas dominado por algo extraño detonado al ver su dolor inmenso. La pongo en pie extrañándola y solo puedo pensar en abrazarla, no suelo hacerlo, solo con mi hija, a veces con la testaruda de mi hermana y ni siquiera con mi padre; sin embargo, me ha nacido hacerlo por ella quien se aferra a mi espalda para esconder su rostro en mi cuello dándome de todo con el aliento cálido allí, más aún al sentir sus curvas apretadas contra mi pecho, esto era en son de consuelo, pero se está convirtiendo en otra cosa. En eso, ella hace algo inesperado: comienza a besar mi cuello con necesidad y pronto lo comprendo, busca distraerse.
Le sigo el juego al desear también alejar mi mente de todos los pensamientos y la beso apretándole la cintura, deslizándolas por sus curvas, mientras siento sus jadeos bajos al pasar mi boca al cuello y pongo mis palmas en su trasero para pegarla a mis caderas ya excitándose.
—Comandante —gime al mismo tiempo que la tomo por los muslos, para subirla a la mesa del comedor, jamás había sentido tanta excitación por una mujer llamándome por mi cargo—. ¿Vamos a caer otra vez?
—Ya caímos, Capitana, no hay nada más por hacer —la beso de nuevo, mientras delineo sus curvas con mis manos consumido por algo desconocido para mí, detona mi deseo con tan solo eso, cosa extraña en mí, a veces me cuesta conectar con las mujeres por mi crianza distante de todo, pero Sánchez es un elixir excitante; no puedo resistirme a ella. Desbotono su pantalón para meter mi mano en la unión de sus piernas, mientras sigo besándole el cuello y sintiendo oleadas de placer al escucharla decir mi nombre junto a mi cargo.
Ella por su parte busca insistente mis labios, cuando sujeta mi rostro en sus manos para mirarme a los ojos, estos transmiten su excitación aún más que la humedad entre sus piernas, dándome una nueva fijación: la mirada de extremo placer de Sánchez, mientras me araña los brazos con fuerza, pero apenas lo siento, es más importante la explosión sexual dentro de mi cuerpo nada más de verla así por cosas que le hago. Muerde mi cuello en un intento de canalizar su placer y aunque eso dejara marca de seguro en este momento no me interesa una mierda.
Pronto la siento abrir mi bragueta para buscar la dureza dentro de mi bóxer y tomarla entre su mano, de esa manera nos masturbamos uno al otro en medio de una mezcla de gemidos y gruñidos de placer al darnos eso mismo. La beso casi al borde del orgasmo cosa que logra poco después, así como ella misma, un momento después lo siento, llega al climax en medio de un beso en mi boca y apoya su frente en mi hombro; sin embargo, no tarda en mostrar arrepentimiento, por eso se abrocha el pantalón y se escabulle al bajarse de la mesa.
Hago lo mismo sin mostrar nada, si quiere alejarse muy su problema o si se siente mal también, ella lo inició, yo lo terminé, solo me pongo la ropa interior y el pantalón camuflado para sentarme en el suelo apoyándome contra la pared a mi espalda tratando de no rozar la herida, mientras busco algo en mi mente para desconectarme, pienso en aquel día hace diez años.
—¿Has visto a Kai? No ha regresado —preguntó la abuela, pero apenas le puse atención, estaba enfrascado en un juego de FIFA de Play Station como para escucharla, pero una vez le vi alterarse con lágrimas, me preocupé. Allí apagué la consola y me puse en pie para acompañarla a la cocina donde se preparaba un té, mientras la angustia se veía en sus ojos rodeados de arruguitas por sus ochenta y cinco años, «ya verá Kai cuando aparezca, preocupar a la yaya de esta manera» pensé, pero jamás imaginé la realidad, no pude prever el destino de mi hermanito.
Cuando se cumplieron dos horas ya empecé a sospechar de algo, por aquel tiempo tenía un rango bajo en la UTCCO, pero era sagaz para inteligencia, sobre todo en criminalística, por ello mi mente entrenada para hacer preguntas y tener sospechas de cualquier situación extraña, encendió una alerta preocupante, llamé a Kassandra quien había salido con su mejor amiga de Francia para dejarla con la abuela cuidándole, pues no se podía quedar sola y su enfermera tenía su día libre al ser domingo y nuestra tía, la que vive con ella para cuidarle, resolvía algunos problemas en la compañía de su propiedad, esta realizaba tareas de energías renovables en su mayoría, pero también cultivos agrícolas.
Una vez llegó Kassandra le expliqué la situación más ampliamente pues en la llamada no fui explicito, como solía ser antes de mi hija, cortante y amargado, marcado por la relación disfuncional con mi padre y mi madre, por ello pude salir con premura hacia la dichosa panadería favorita de la abuela, aunque una llovizna sutil golpeaba mi cuerpo como agujitas clavándose de forma seguida cayendo de un cielo encapotado en gris como si fuera un mal presagio de una tragedia anunciada. Pronto llegué al negocio en donde sin saludar pregunta si habían visto a alguien con la descripción física de Kai pues no había llegado desde hace más de tres horas y el lugar estaba a tan solo tres cuadras en dirección recta y un giro a la derecha para llegar a la mitad de la calle donde estaba la casa.
Estaba ahí, bajo una lluvia torrencial totalmente desubicado, las lágrimas me abordaron por la culpa, debí ser yo quien salió no el pequeño Kai, mi niño, el consentido de casa. Me dirigí hacia los lados e identifiqué cuatro cámaras de vigilancia, empecé por ahí...
De vuelta en la cabaña, ella pronto se sienta a mi lado y parece querer decir algo, pero se queda en el intento pues escuchamos un helicóptero sobrevolar, además la lluvia ha parado un poco, me pongo la camisa negra para tomar el fusil en caso de una trampa, pero veo la marca de la UTCCO en un lateral, por ello salgo con más confianza para hacer señas con las manos, pronto llega Krystel y empieza a hacer lo mismo, la casa está bastante rodeada y cubierta de maleza; sin embargo, en medio de los gritos, así como los gestos, logran localizarnos. La luz blanca nos apunta pues ya es de noche.
Mientras llega el equipo de evacuación regresamos dentro para tomar los chalecos y su arma, pero antes de salir la tomo del brazo para acercarla susurrándole que nadie lo puede saber. A los pocos minutos llegan los soldados armados para llevarnos con ello hasta salir a la carretera donde están los transportes. Estos nos llevan de vuelta a la base con rapidez, en donde nos reciben, mientras dan informe de qué pasó después de la explosión. Hubo quince heridos y tres fallecidos, Ana, Sebastian y Luis quienes no alcanzaron a salir a tiempo.
Cruzamos toda la base hasta la enfermería, un edificio completo con diferentes secciones de atención, incluidas las urgencias y como en las bases Praetor, hay sótanos de investigación y otros de interrogación; sin embargo, no es tan profundo como en el Consorcio, ellos bajan hasta dos kilómetros y medio, donde está la prisión interna de la base llamada "El Cocito" como el lugar más bajo y oscuro del tártaro, pues sus bases están diseñadas a partir del infierno de Dante Alighieri, nueve círculos de especialidades diversas bajo tierra, incluidos los de investigación química.
Al llegar nos refresca el aire acondicionado apenas entramos en el pasillo principal, las luces blancas lastiman ligeramente los ojos encandilándome y el aroma a desinfectante industrial me marea, no me gustan los malditos hospitales, con lo de Kai mamá estuvo mucho tiempo entre ires y venires en los hospitales, Kassandra era más pequeña, tenía diecisiete años y estaba en la escuela, por ello era yo quien atendía a nuestra madre cuando podía, pues ya trabajaba en la UTCCO, pero al ser mi padre influyente me daban ciertas concesiones especiales; no obstante, el desgaste físico y sobre todo el mental, era el mismo, no solo debía cargar con la culpa por la desaparición de mi hermano, ya que originalmente me enviaron a mí a la panadería.
Jamás me he arrepentido de nada en mi vida, solo de eso, porque ese error me costó un familiar amado, una madre inestable en su parte emocional y un padre de por sí demasiado frío, exigente en extremo, además de perfeccionista, quien me sigue culpando aun después de tantos años sobre ese fatídico día, incluso al nacer mi hija, ese día me echó en cara todo, hasta decirme que ojalá un día le pasara eso a Paulina para yo experimentar el dolor de su pérdida, tal vez por eso la cuido tanto, mi propio padre me hizo temer del mundo alrededor de ella, más un por lo sucedido con su mamá...
Kai está en algún lugar del planeta, lo sé y le voy a encontrar así me cueste el puesto, estoy dispuesto a hacer cosas ilegales incluso, todo por saber la verdad de lo ocurrido ese veintidós de febrero. Al caer en la realidad después de divagar por los recuerdos, estoy sentado en una camilla donde me piden quitarme la camisa para evaluar todas mis heridas.
Al otro lado veo a Krystel con la Comandante Samara y otra chica de cabello castaño, sé su nombre por leer su expediente por el cuerpo élite, se llama Valeria Cifuentes y al final hay otro chico pelinegro al que llaman Nicolás, al parecer son amigos de ella por la forma de camaradería notoria entre los cuatro, pero también por cómo la consuelan por la pérdida de sus hombres. Por mi parte la enfermera quien me atiende pregunta si tengo heridas en las piernas, pero no, solo en los brazos y espalda.
Tomás llega junto a Gustavo y Teresa, quienes me preguntan qué sucedió, en un momento estaba a la vista y al otro "vieron mi trasero desaparecer entre los árboles" como por arte de magia, eso me hace reír pues es típico de Tom y Tere, Gustavo es un poco más serio a pesar de tener treinta años, tres menos que yo. Los tres somos unidos al ser los Comandantes en jefe de nuestras divisiones en España, al principio era solo por trabajo, sólo Teresa, a quien conozco de toda la vida, como mi mejor amiga, es la más joven con veintinueve años pues inició su carrera militar a los doce pues su padre la hizo entrar en la academia juvenil desde temprana edad, por ello y aunado a su forma brutal de trabajar misión tras misión sin casi descanso, ha podido escalar pronto.
Su vida ha sido dura, su madre murió al dar a luz, es la menor de varios hermanos, además de la única mujer, por eso sus hermanos mayores le cargan rencor y su padre igual, fue exigente como el mío, no por nada son hermanos, sí, Tere es mi prima hermana. Ese vínculo nos permite estar más conectados al saber lo que fue la vida con un padre tan distante, frío e hijo de su re putísima madre como los nuestros. Al final, ella es llamada junto a Gustavo, dejándonos solos a Tomás y a mí.
—No terminas de llegar y ya tienes nueva conquista —comenta él de pronto—, y no lo niegues llevas todo el rato mirándola y ella a ti.
—¿Por qué eres tan metiche? —espeto con el mal genio brillando—. ¿yo te pregunto en dónde metes la polla?
—No tengo muchas opciones, a diferencia de ti soy casado —se ríe de forma escandalosa, mientras señala su anillo de bodas—. Sánchez es la mujer de Ángel, tío...
—¿Y a mí qué? A ese hijoputa me lo paso por el forro de los jodidos cojones —murmuro en un intento de no mirarla más—. Por mí que sufra, llore y se vuelta una piltrafa cuernuda.
—¿Nunca le perdonarás haber apostado a Kass?
—¿Tú lo perdonarías? La trató como mercancía inservible, joder, ni a las prostitutas las trata así —escupo con ira pues esa ofensa jamás se me olvidará ni me hará dejar de odiarle, aunque mucho antes de ello ya lo tenía atravesado en el pecho por su prepotencia desde niño, su forma de humillar a los demás quienes no tenían el mismo nivel social, yo no soy el ejemplo exacto de poco orgullo, pero al menos no les hago desplantes ni les trato mal como él siempre lo ha hecho.
—No es por consideración, sino porque es un desgraciado sin ética, haría cualquier cosa por ganar algo y lo sabes —Tomás es testigo de todas las inhumanidades hasta dónde llega Ángel por conseguir algo, pasó por encima de su hermano y él casi muere por eso, quedó en silla de ruedas de forma permanente, solo porque Montemayor deseaba ser quien le entregara el capturado al General.
Tomás entonces debe cuidar de su hermano porque ambos perdieron a sus padres a temprana edad, el chico tiene apenas dieciocho años y existe una operación que se puede hacer, pero es en extremo costosa pues incluye varias intervenciones por periodos de tiempo, Tom trata de ahorrar todo lo posible, yo le he dado quinientos mil dólares, aun así, está lejos de la meta de más de millón y medio de dólares incluyendo otras intervenciones y tratamientos posteriores extensos.
—Pues yo también lo soy, a ver si ese pececito se enfrenta al Leviatán —mi amigo niega con la cabeza con una mirada de buen humor.
—Dios me libre de que Don Leviatán se fije en mi esposa —se sonríe, mientras yo sigo con los ojos en Krystel y Tomás tiene razón, ella también está mirándome constantemente.
Esto me meterá en problemas, lo sé, pero Además, no le temo a nada, solo a perder otro familiar.
—Tú esposa es como una hermana, tranquilízate —bromeo como casi nunca—. No se lo digas a Gustavo, él sí es amigo de Ángel.
—Entonces lo aceptas, te has metido con Sánchez —murmura con tono bajo.
—Te vas a quedar con las ganas del cotilleo, vete a hacer tu trabajo, qué sé yo —termino la conversación allí, por fortuna lo llaman también y bromeándome otra vez se marcha.
Trato de no mirar a la Capitana, pero me es imposible aun raspada llama la atención de cualquiera, la mía no es la excepción. De pronto, la veo caminar hacia mí con sus acompañantes a quienes me presenta a Nicolás y Valeria, ella Teniente, él Sargento, ambos de la ETAN dentro de la Brigada India-Fox, es decir, la de Krystel, se quedan por unos minutos en donde Samara termina de presentarse y poner a mi disposición todo, además de informarme que los Praetor llegarán mañana al amanecer por fin, para emprender contra los objetivos, tengo entendido que son quinces de varios comandos, más los Brigadieres Isabella Fox e Isaac Falcon(2)* con algunos más de confianza y una vez hayamos llegado, estaremos entre las dos bases.
De pronto, Ángel aparece como por arte de magia, el cabrón parece una Tenia; o sea, un maldito parásito bovino resistente, como me gustaría sacudirle la cabeza hasta batirle los sesos dentro, lo haría con mis propias manos, tal vez por eso me atrae más aun la Capitana, el peligro de ser descubierto, la satisfacción de saberlo engañado con los cuernos como el ganado Cebú, saber que le voy a joder pues según Ivanna, está super enamorado, pero no le alcanza el amor para no dejarla bajo la nieve o plantada en la discoteca. En fin, despego la mirada para volver a los pensamientos del trabajo.
Necesitamos establecer muchas cosas antes de lanzarnos sobre los operativos, no podemos vivir otro fiasco como el de hoy, caímos como imbéciles en una trampa anunciada desde la facilidad con la que Portillo se mostró luego de esconderse hábilmente, pero en nuestro afán de atraparlo y empezar a desmantelar su organización no se pensó demasiado en el asunto, ahora debemos hacerlo mejor. Pronto me dan el alta luego de curarme bien las heridas y Samara me acompaña a la zona residencial, al ser un país fundado de la milicia como México, las bases son pequeñas ciudadelas con diferentes secciones, la residencial tiene edificaciones con aparta-estudios de hasta dos habitaciones, el mío es de los más amplios, asignados a los Comandantes.
Samara es muy agradable, pero sobre todo habladora, parece un jodido perico y eso me recuerda un poco a Kai, él solía hablar hasta por los codos, le tapaban la boca y sacaba subtítulos, joder, era muy gracioso, él era la chispa en la familia, luego de eso todos nos distanciamos de forma emocional unos de los otros, solo Kass y yo pudimos mantener una clase de vínculo; sin embargo, fue después del nacimiento de Pau. Al final, llegamos al edificio, ella se despide pronto para dejarme a solas.
El verdadero reto está por comenzar.
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(1)* Hassasin, origen de los asesinos, es una palabra que deriva del árabe, bajo este nombre se conoció entre los siglos VIII-XV a los miembros pertenecientes a una secta militar y religiosa chiita (los nizaríes) que surgió en Medio Oriente. En este contexto, es la organización de asesinos de Kattleya.
(2)* Isaac Falcon Salvador, protagonista de Donde Hubo Fuego, novela terminada.
TOMÁS IBARRA
(Jamie Dornan)
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