Capítulo 43- Descubierta por el diablo
Capítulo 43
Descubierta por el diablo
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
KRYSTEL
Me bajo del auto para entregarle las llaves al valet, la noche está fresca y la brisa sopla alborotándome el cabello, aunque lleve una cola de caballo ajustada. Paso por la puerta principal y el anfitrión me pregunta si tengo reservación y le digo el nombre de Portillo, cosa que la sorprende sacándole una sonrisa, por eso me lleva a través del restaurante hasta una terracilla por la que se accede después de un cordón.
Llevo un vestido cuello halter con escote y largo hasta las rodillas, muy ajustado de color rojo vino tinto, porque debo usar mis encantos para no perder este round, aunque sea sólo un poco. También llevo tacones de plataforma color negro, con lo que hago el ruido suficiente como para hacerme notar de él.
Se pone de pie, lleva un traje entero de tres piezas color azul rey con corbata del mismo color y su cabello negro hacia atrás.
—Vaya, si es posible, te ves más exquisita —susurra al tomarme la mano y besar el dorso, aunque trato de quitarla asqueada, cuando el anfitrión se va—. No seas tan tosca, estamos rodeados de muchas personas, no querrás hacerme una escenita, te lo aseguro. Lo que menos me agrada es ser el centro de atención.
—Bueno, podría decir lo contrario, ¿sabes?, escoltas armados con fusiles, trajes de miles de dólares, tus actividades escondidas —replico entre dientes cuando me abre la silla, porque al parecer sí es un hijo de puta, pero caballero—. No eres como yo... al contrario de ti, sé mantener un bajo perfil, eso me ha salvado el pellejo.
—Me gusta que ya no trates de ocultarte —devuelve al sentarse al otro lado, entonces cierran la cortina para hacerlo privado finalmente. Me alegra eso, es más peligroso, pero la verdad no sé quién pueda verme y es contraproducente, para cualquiera de la UTCCO Portillo es un narco y si me ven con él me juzgarán por alta traición.
Al menos no vi a nadie conocido, aunque bueno, la base es extensa, no conozco a todos.
—Bueno, sería tonto, ya pareces saber todo sobre mí —escupo con una mirada dura, cuando uno de sus hombres le sirve de una botella de vino—. Y yo de tonta no tengo un pelo... ve al grano, no me interesa cenar, quiero que me digas qué carajo quieres, para poder irme.
—De acuerdo, ¿qué te parecería derrocar a la Boss? Sólo pido algo a cambio.
«¿Qué querrá este hijo de puta ahora?»
—¿Y qué sería ese algo?
—Digamos que me debes un favor, pero aun no te diré qué —se ríe como un maldito loco—. Vamos, quédate, háblame de ti, ¿qué haces para ser tan bella?
—No voy a jugar a esto, no contigo y...
—Si no te quedas voy a llevarme por delante a cada persona que amas —gruñe con los abiertos de par en par—. Ahora, quédate quieta y no mandes la mano al arma en tu pierna.
«Este maldito hijo de puta sabe que estoy armada»
—No entiendo qué quieres de mí, si sabes que te odio como a todos los traficantes.
—Quiero tenerte en mi equipo, a ti y a tus Hassassin —se regodea en saberme pillada hasta el más mínimo detalle—. Como fieles aliados.
—Eso jamás, si hay trato, será conmigo, a mis chicos no los metes en esto —refuto entre dientes con la mandíbula apretada—. O me voy con toda contra tu cartel, si está bien informado, sabes que tengo poder.
—Si tienes tanto poder como presumes, ¿por qué aceptar una alianza con alguien que odias? —se ríe al beber de su copa de vino.
—Necesito un aliado estratégico, de tener algo que ver contigo, será sólo para matar a Aleksandra —espeto pues es la verdad, puedo irme sola, pero si hago tratos con Portillo tendré más posibilidades de ganar contra La Hermandad si me cuidas la espalda.
—Vale, Morrigan, iremos contra Boss, pero me debes un favor, jamás lo olvides, puedo cobrarlo en cualquier momento —se jacta de nuevo cuando me pongo en pie, esta vez no me detiene—. Te contactaré pronto.
—No me llamo Morrigan, eso lo sabes.
—Morrigan es la diosa de la guerra celta, en pocas palabras. Vamos, ya puedes irte, belleza...
Me tiento a decirle que jamás me vuelva a llamar así o le arrancaré la lengua, pero mejor me voy antes de que se arrepienta. Me encamino a la salida sin tardanza, a la espera de que me retengan, pero no pasa, pido mi auto para marcharme, de esa manera ya voy en camino cuando me llama mamá.
Ella no debe enterarse de nada, su corazón no lo aguantaría.
—Hola mamá, ¿cómo estás? —contesto por el altavoz del auto, aunque trato de contener lágrimas de impotencia por lo que puedo perder ahora.
—Bien, mi cielito, ¿y tú? ¿son ideas mías o estás llorando? —replica extrañada, ella nota en sus hijas lo malo con mucha facilidad, aunque no estemos frente a frente. Voy por las carreteras con el auto prestado, mientras pienso en todo y derramo las lágrimas por fin.
—Igual, mami, ¿cómo te has sentido hoy? Y estoy bien, no tengo nada, no te preocupes.
—Nada nuevo, pero ¿estás segura? Te oigo rara, Richi dijo que te vio sospechosa hace ratico —insiste con firmeza, ya sabe que pasa algo, pero no puedo confirmarle, Kirem me dijo que le evitara impresiones fuertes, aunque en su trabajo de inversiones esté expuesta a sorpresas—. Dime la verdad.
—No hay nada, mamá, de verdad... ¿quieres que pase a verte?
—Sí, mi vida, debo preguntarte algo...
—Está bien, ya nos vemos.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
HORAS DESPUÉS
En la madrugada le doy golpes como una demente al saco de box, mientras recuerdo la conversación con Portillo, ese malnacido lo sabe todo y es contraproducente en todos los sentidos posibles, ¿qué quiere ese tipo de mí? ¿por qué ha decidido darle la espalda a su mejor socia? Todo me suena muy sospechoso, en demasía, no puedo siquiera imaginar qué planes tiene.
Además de todo, mi madre se ha dado cuenta de mi relación con Klaus, como dije, nota los tapujos en Caro y en mí, aunque el que yo haya estado al pie del cañón con él me haya dejado en evidencia, pero al parecer, nadie más lo notó. Bueno, nadie más aparte de Antoine, espero que mamá no le diga a Richi, él me advirtió de no meterme con el Comandante.
Golpeo con mis piernas hasta hacerme daño, aunque no lo siento en un principio, sólo me gustaría dejar de hacerlo, o meterme en el centro de magma del planeta y morirme de una vez por todas. Ahora me dolería más perder mi presente que nunca antes.
Vuelvo a golpear con mis puños con frenesí hasta que siento dolor, tanto en mis dedos como en mis muñecas, no sé porqué tengo que ser hija de la mafia, no sé porqué no pude haber nacido en una hermosa familia clase media, donde la única preocupación fuera estudiar para salir adelante y no aprender a matar para sobrevivir.
Empiezo a llorar como casi nunca, aunque con lo de Klaus me di cuenta que podía hacerlo mucho más de lo pensado, casi me deshidrato al verlo ensangrentado a punto de morir, creo que me hice evidente, porque Antoine me veía con la mirada entrecerrada, si Klaus no le había dicho, ahora lo sabe.
No pude hacer más, tenerlo a punto de morir, a aquel hombre que me ha enamorado el corazón como nunca antes, me dejó el alma en vilo por todo el tiempo que duró el trayecto hasta el hospital y luego en la sala de cirugía, de donde me dijeron que podría no salir con vida.
Eso me destruyó, hasta me descompensé y me fui al suelo, pero no pasó a mayores, sólo fue una gran impresión. Por ello creo que Antoine lo supo aún más, no es normal ponerse así por un simple superior, aunque pienso que desde que nos vio en el apartamento de Mazatlán, lo sospechó.
Conociendo a Klaus no le ha dicho nada; sin embargo, espero que no me niegue, no lo soportaría si somos honestos, a pesar de ser yo quien quiere mantenerlo en secreto por ahora. Antoine habló conmigo en el hospital cuando fue a donar la sangre, allí me contó que su esposa quería venir a México a ver a su hijo, pero no puede moverse mucho por su condición psiquiátrica.
Eso me recuerda el asunto de Kai, lo he dejado de lado por otras cosas, pero lo retomaré en la mañana. No tardo mucho, quedo exhausta, justo al notar que no estoy sola.
—Krystel —escucho una voz a mi espalda y me encuentro con Ángel, o me ha buscado con el chip de rastreo o es casualidad, aunque no creo la última, sería demasiado, hay muchas salas de entrenamiento aquí.
—Ángel —suelto sin más porque estoy furiosa, ahora todos creen que le pinté el cuerno, y no es así, lo había mandado a la chingada hacía tiempo. Se acerca coqueto como solía hacerlo, aunque esta vez me echo hacia atrás—. Deja de ir por ahí diciendo que soy tu mujer.
—¿Por qué no saludas? —pregunta con una cara que me hace arrepentirme un poco—. Y eres mi mujer, te voy a recuperar. No podemos tirar tantos años a la basura por un error.
—No fue un error, fueron muchos, Ángel, y para no decirte más mentiras, estoy con alguien más, ¿vale? No puedes seguir en este plan, no me harás como la cabrona que te puso el cuerno cuando ya habíamos terminado. Ahora déjame en paz —escupo, aunque no me hubiera gustado ser tan ruda, tampoco fue tan malo conmigo.
—No entiendo qué sucede contigo, de pronto te has puesto renuente, pero cuando regresamos de España dormimos juntos, ahora me tratas como un extraño a quien nunca has visto —se queja con lágrimas en los ojos y eso me ablanda un poco—. Sólo dime qué pasa.
—Me enamoré de otro, Áng, eso pasa... será mejor que me vaya, lo siento si fui algo dura.
—¿Quién? Sólo dilo.
—Es mejor que no... perdóname, pero ya no te amo —concluyo al tomar mis cosas y cuando le doy la espalda le escucho un sollozo, pero no me detengo, es lo mejor para él. Camino bajo la noche como si estuviera perdida, aunque esté más en casa que nunca.
Llego pronto al edificio donde está mi habitación, porque aquí en la base Praetor no me dieron departamento, sino una de estas. Entro y me voy directo a la ducha para bañarme y sacarme todo el mugre de encima, así como aprovecho para pensar en todo aún más.
Pronto salgo para tomar una pequeña siesta y me meto en la cama, pues ya casi son las cinco de la madrugada, y debo estar a las seis en la oficina de Maddox, no sé qué quiere tan temprano, pero donde manda General, no manda Capitana.
Cuando la hora llega estoy a punto de llegar cuando me entra una llamada de Damien por fin.
—¡Damien, por Dios! —exclamo cuando camino por la base, asegurándome de no ser escuchada—. ¡¿Qué te sucedió?!
—Nada, prima, logré esquivar la situación, pero ahora la Boss cree que estoy en contacto con sicarios para matarte, si no me voy y lo descubre, nada me salvará —dice en un susurro—. ¿Cuándo puedo llegar a México?
—Cuando quieras, te lo he dicho muchas veces, ven y desde aquí nos arreglamos contra la Boss —comento también en bajo, aunque no hay nadie a mi alrededor—. ven lo más rápido que puedas.
—Estaré ahí mañana, estos días estuve sacando todas mis cosas, al menos las posibles.
—¿Y Vasilisa? ¿qué le dirás?
—Nada, ya casi ni nos hablamos, vive enamorada de Gael, además de estar pegada a Aleksandra. Estoy harto, cansado, no quiero seguir aquí, si un día se separa de esa mujer, volverá a ser mi hermana —confiesa con un todo dolido, él ama a su hermana, pero si ella ha decidido darle la espalda, no podrá hacer más que irse.
—Te espero, avísame en qué vuelo vienes, Malek te recogerá —susurro de vuelta y nos despedirme. Allí veo a Nick caminar hacia mí, el clima se calienta de a poco y por ello empiezo a sudar un poco, lo saludo y caminamos hacia el edificio administrativo.
Cuando entro a mi oficina, me la encuentro llena de flores, hay tres arreglos de rosas rojas, me sorprendo mucho y temo que sean de Ángel porque me ha pedido perdón de esta manera desde que empezamos, pero al tomar la tarjeta de una de esas, veo que me equivoco.
"Para mi pequeña flor" dice una nota firmada con una K y la verdad es bastante paradójico porque mi verdadero nombre es de una flor, pero él no puede saberlo, al menos no por ahora.
—¿Y? ¿qué dice la tarjeta? —pregunta Nick, me olvidé de su presencia por la sorpresa, entonces se la entrego.
—¿Cómo no caer con él?
—Y luego tu pensabas que no eras importante —bromea sacándome una sonrisa—. Quien lo ve tan rígido y serio.
—Él nunca ha sido así conmigo —guardo la tarjeta en el escritorio y luego él se sienta a un lado sobre el escritorio—. Ni siquiera cuando nos pensaba una aventura de una noche.
—Bueno, parece estar enamorado, ¿no? ¿qué piensas?
—Pues ojalá, porque yo lo estoy y se lo eché en cara a Ángel en la madrugada...
—¡¿Qué?! ¡Cuenta! —exclama cuando veo el reloj, aun tenemos quince minutos para reunirnos con Maddox—. ¡¿Cómo lo tomó?!
—¿Cómo crees? Pues mal, lloró y me dio remordimiento, además Gustavo tiene razón, Ángel donó sangre cuando creyó que Klaus no se había metido con su mujer, pero sí, como un par de malditos, aunque no me quitará el sueño.
—Que se joda, se las quiso dar de muy chingón, que ahora pague las consecuencias —espeta hasta con una sonrisa—. El Comandante me gusta más para ti.
Nos reímos y entonces le cuento que Damien esta bien y pronto estará en México, no lo conoce, pero le alegra el bienestar de la única persona que me mostró clemencia, entonces salimos a la reunión con Maddox quien nos espera en una sala en el quinto piso, aunque le ladra a Nick que a él no lo llamo, en cualquier caso, quería verme para darme la autorización para el operativo.
Entonces aparece Samara, Valentina, Isaac, Isabella y su escuadrón para irnos al sur de Culiacán Rosales, dentro de las montañas al parecer hay un centro de operaciones, por fortuna, estamos lejos del mío en Mazatlán, donde mis Hassassin se reúnen para hacer las fechorías. Las grutas talladas de forma natural nos dan un escenario perfecto para maquinar.
No tardamos en salir de la oficina para ir a buscar los trajes de operativos y luego a armería, donde tomo un fusil de asalto ARAD, junto con una ametralladora corta, además de dos pistolas, junto a municiones, así como un cuchillo serrado.
—¡Buenos días, Alfa-Escorpio! —exclama Isabella a su escuadrón.
—¡Buenos días, Brigadier Fox, a sus órdenes! —responden todos, yo estoy con ella frente a las filas.
—Nos dividiremos de la siguiente manera, equipos Alpha, Bravo y Delta, El Brigadier Falcon, la Capitana Sánchez y yo seremos líderes de equipo, sé que la Capitana no es una Praetor, pero quiero que la obedezcan como si fuera yo misma, ¿Entendido?
—Sí, señora, entendido —replican todos, pues desde nuestra llegada muchos no están de acuerdo, por eso que ella me dé un lugar dentro de la operación es increíble para mí, porque no es mi escuadrón ni mi Brigada. Al final indica quienes van con quien y podemos empezar.
Pronto nos montamos en los helicópteros para atravesar el cielo despejado, ya son las nueve de la mañana y de esa manera llegamos en media hora.
Al poner los pies en el suelo avanzamos en caminata táctica hacia una de las montañas en donde parece haber accesos artificiales hechos para almacenar y tal vez, si es lo suficientemente extenso, podría haber túneles de trasporte. Llegamos al borde de la montaña y empezamos a ascender en terreno inclinado.
Pronto encontramos un acceso al interior, por donde nos metemos y seguimos en avanzada hasta toparnos con depósitos llenos de ladrillos, no sé de qué, podría ser cocaína o píldoras de los dioses del olimpo. En cualquier caso, debemos incautarlo, no podemos permitir que se esparza en las calles. Nos metemos en el corazón del lugar hasta encontrar aparatos tecnológicos como los míos de los Hassassin.
De pronto, escuchamos por el comunicador que han llegado hombres armados, aunque están siendo contrarrestados por el arma en los helicópteros. Nosotros buscamos como escondernos dentro, pues algunos han pasado y alcanzado a entrar según reportan. Pronto se ha iniciado una balacera dentro de la gruta, donde los tiros zumban, algunos impactan contra la roca tallada, pero algunos les dan a nuestros hombres a no tener como cubrirnos bien.
Aunque ellos estaban igual, desprotegidos, muchos se los carga Isabella con su puntería del diablo, aunque yo no me quedo atrás; sin embargo, pienso mucho en los heridos, en medio de esto no puedo revisarlos a ver si les han dado en lugares vitales. No puedo hacerlo hasta terminar con esto, de esa manera disparo y disparo hasta que podemos acabar con ellos, entonces de fuera nos dan parte.
Han sido replegados a los lados por los helicópteros, pero nos ordenan salir para iniciar persecución y eso hago con mi parte del equipo, Isabella se quedará para proteger los hallazgos, por ello salgo disparada hacia el exterior y los alcanzo a ver correr montaña abajo, así los seguimos hasta la carretera, en donde hay trasportes de ellos, pero les damos en las llantas para evitar el escape.
—Capitana, creo que he visto a un objetivo rojo —dice un soldado a mi lado, se refería a un boletín de captura prioridad 1 por la INTERPOL—. Un Aguilar.
—Quiero capturados, debemos hacer caer al cartel —informo por el comunicador, entonces empezamos otra balacera, con la que herimos a los atacantes sin matarlos, para poder llevarlos a la base, pero cuando los hemos reducido, veo tres motos con piloto y parrillero vestidos de negro incluido el casco, como el uniforme de La Hermandad, o al menos eso parece.
Algunos vienen sin parrillero y dejan subir a quienes nosotros perseguíamos, mientras disparan con ametralladoras hacia nosotros, por eso nos tiramos piso a tierra para responder a los disparos, hasta le doy a uno de los pilotos por detrás de la cabeza, eso causa el derrape y los demás les pasan por el lado como si no existieran, mientras arrojan mochilas hacia nosotros.
—Equipo aéreo, solicito apoyo para seguir a las motos, van en dirección al oeste por la carretera principal —informo por el comunicador hacia los agentes en los helicópteros—. No los dejen escapar, hay un boletín rojo entre ellos. Vayan ya.
Dejo la orden, mientras nos alejamos de las mochilas pues como esperé, son mochilas bomba, entonces hay cuatro explosiones que nos dejan contra el suelo abatidos, ni hablar de los hombres en la moto tirada, han volado en pedazos sin más. A mi lado cae una pierna cercenada por la explosión y más allá un brazo en la misma condición.
Me asqueo por instinto, aunque he visto cosas peores.
De pronto aparece un helicóptero, pero no de los nuestros y empieza a disparar contra nosotros, eso nos lleva a hacer maniobras evasivas, aunque se lleva a la mitad del equipo de un plomazo. Debemos desplegarnos como podemos, hacia todas direcciones hasta que un helicóptero de Operaciones Aéreas Praetor aparece y lo derriban con un misil guiado.
Explota en pedazos, pero aun no acaba.
Un nuevo equipo terrestre nos ataca y trata de darle con un lanzamisiles a nuestro helicóptero, pero no funciona, al contrario, este los impacta con una ráfaga de disparos a quienes van primero; sin embargo, los de atrás logran esquivar el ataque hasta llegar a nosotros, asaltándonos, pero llegan unidades de la UTCCO en camionetas a darles caña desde un costado de la carretera.
—Capitana Sánchez, la quiero en una unidad terrestre detrás de quienes pasaron. Debe traerme al boletín rojo sí o sí —ladra Maddox a través del comunicador—. Ahora mismo.
—A la orden, señor —replico entre dientes, entonces pasa una camioneta de platón y me subo en esta con mi equipo, al menos los que quedamos, entonces avanzamos hasta llegar a un cruce vial, por donde nos indican seguir. Allí está la capilla a la santa muerte, por aquí pasó Klaus antes de ser herido, pero él iba hacia el río y nosotros a la ciudad por el otro costado.
Vamos a mucha velocidad, esquivando a los demás autos como si fuera un deportivo a más de 100 kilómetros por hora, eso hace que tengamos latigazos a los lado por los giros bruscos, pero pronto los divisamos, han sido reducidos por el equipo al otro lado, por ello quedan acorralados, entre ellos y nosotros. Le ordeno bajar las armas desde atrás y se giran petrificados.
Entonces diviso a Luis Aguilar, hermano de Juan Manuel Aguilar, quien me coqueteó en el LADIVCOM, de uno de los cárteles de Sinaloa, entonces aparece un dron con municiones controlado por algún agente desde algún lugar cercano de seguro, entonces se queda sobre nuestras cabezas y apunta sus pequeños cañones hacia ellos, listos para disparar.
—Manos arriba y arrojen las armas hacia mí —exijo con firmeza, aunque se sonríen burlones aunque no entiendo porqué, es como si nos tuvieran donde quieren, nos lanzan un explosivo, le disparamos en respuesta a quien lo hace, pero es tarde y lo siguiente que sé, es como mi cabeza impacta con el suelo y me desvanezco, sólo me dejo llevar de la negrura en mi mente...
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Base Praetor
Hospital del Comando Médico
Cuando despierto escucho un bip constante a mi lado, entonces abro los ojos lento como si me pesaran demasiado, los siento hechos de pavimento y el cuerpo me duele como si hubiera resentido el golpe, pues no tardo mucho en recordar todo, pero aún más rápido noto la mano entrelazada con la mía, es Klaus, aunque no sé cómo ha llegado aquí, está en la misma posición en la que yo estuve con él herido.
La habitación es grande y privada, pintada de blanco reluciente, con la ventana cubierta por una persiana horizontal, con el sillón del acompañante bajo esta. Es de noche, o al menos eso parece, no hay luz más allá de la interna, además huele a desinfectante hospitalario.
Le sacudo la mano con delicadeza y poco a poco se despierta un poco desorientado.
—Pequeña, por fin —dice con alivio en sus ojos oscuros—. ¿Cómo te sientes?
—Mareada, me pesa el cuerpo, ¿qué pasó? —pregunto con pesadez, la boca se siente pegajosa lo que me indica que llevo tiempo en quietud sin mover la lengua.
—El explosivo los arrojó sobre el suelo y te golpeaste muy fuerte la cabeza, tuviste un hematoma subdural, pero ya te lo drenaron... pasó una semana, es martes —la revelación me asusta un poco, pero lo entiendo—. Pero tranquila, estarás incapacitada un mes mínimo.
—Qué pareja hacemos, ¿no te parece? —me sonrío y él hace lo mismo—. ¿Por qué estás aquí? no deberías moverte de cama.
—No me importa, pequeña, debía estar aquí.
—Ángel podría descubrirlo y armar un lío, él...
—Ángel aceptó una asignación en Irak, estará fuera por meses —me cuenta y eso me da sentimiento de culpa, Irak es peligroso, muchos mueren y seguro se ha ido por mi rechazo, por eso me angustio—. No te preocupes, hermosa, estará bien.
—No, él se fue por mí, lo rechacé, le hice sentir mal, soy una mierda —me lamento con un nudo en la garganta—. No trates de contradecirme.
—Pues sí lo haré, Ángel es dueño de sus acciones y tarde o temprano debías hacerlo, ¿ibas a pasar el resto de la vida así? —me replica como esperé, no es de los que se calla—. Él tuvo opción de rechazar, como algo fuera de lo común, pero no lo hizo. Vele el lado bueno.
—No hay lado bueno, lo rechacé como si no me hubiera dado tres años de dedicación, ahora puede regresar muerto.
—¿Te arrepientes de lo nuestro? —pregunta haciendo una mueca de dolor, pues se pone en pie y aún está incapacitado—. ¿Es eso?
—No tiene que ver con nosotros, Klaus, cálmate, sólo es culpa porque pude haber hecho las cosas de mejor manera. No me arrepentiría de ti nunca —trato de tranquilizarlo con una sonrisa y lo convenzo—. No hagas corajes, no puede venir histeri-Klaus ahora, estoy incapacitada y no puedo responderle.
—Ay Sánchez, me responderías aun estando en cama con la lengua jodida —me besa la mano—. Voy a llamar al doctor, me dijo que si despertabas lo hiciera.
Presiona el timbre de la enfermera y pronto esta viene, para llamar al agente encargado de mi caso, pero de pronto siento algo extraño en Klaus, tiene un semblante diferente, la mirada carga un secreto, aunque trate de ocultarlo.
—¿Qué tienes? —pregunto de pronto.
—¿De qué?
—Algo tienes, lo veo en tu mirada... dime qué es, ¿mi madre? ¿enfermó de nuevo? —pregunto ansiosa por saber—. Dímelo o me pondré en pie a buscar la verdad.
—Quédate quieta, joder...
—No hasta que me digas qué sucede, algo grueso ocurre.
—Está bien, pero no te gustará... no es tu madre, es Ivanna —dice de pronto, eso causa desagrado en mí, está claro—. Me mostró fotos de un hombre que muy bien podría ser Kai y me dijo que me daría la ubicación si me casaba con ella.
«Pinche vieja de mierda»
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro