Capítulo 34
Seguir la pista
Holaaa!, quiero pedirles disculpa por no haber actualizado, las bajas lecturas me han desanimado mucho, pero decidí seguir adelante. Por favor, compártanla o si quieren hacer tik toks con partes de la historia, me ayudaría muchísimo, mi tiktok es m.cr696, si no puedes no pasa nada jeje con tu lectura y voto me harás muy feliz. ¡Saludos desde Colombia!
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Tijuana, México
EMILIANO PORTILLO
Emiliano portillo está frente a su escritorio de madera de caoba, mientras tiene las capturas impresas de las cámaras de seguridad del día del operativo en que conoció a su Morrigan, a su diosa de la guerra, necesita sacar algo de estas; sin embargo, el traje de operativos con sólo los ojos descubiertos dificultad la tarea, pues hasta donde grabaron las cámaras, sólo se observan unos ojos color miel que ven directo a la cámara antes de dispararle, una mirada de oro se ha llevado su atención, la desconocida le ha cautivado con su fuerza, pero sobre todo por la mirada desafiante.
La luz del amanecer se cuela a través del velo de la ventana pues las cortinas están abiertas de par en par, mientras en su despacho suena una ópera famosa: La Traviata de Giuseppe Verdi acto I, se siente poderoso con sus notas espectaculares, tras de él una estantería de piso a techo repleta de libros de todo tipo porque el conocimiento es para él la mejor arma contra el mundo, por eso se llevaba tan bien con Kaan Karaman, otro estudioso de todo, arte, filosofía, música, más allá de su amistad por la alianza de mafias, estaba su amistad por gustos iguales, de igual forma como él mismo, vive escondido a plena vista.
Toma la foto en donde su Morrigan sale de frente con sus ojos hechiceros antes de acabar con la funcionalidad de la cámara al darle certera un disparo, esa fiera sin cadenas lo ha dejado prendado y sólo piensa en encontrarla y hacerla su compañera en la mafia porque darle el papel de su mujer sería limitarla mucho, porque el potencial de desastre de aquella mujer hermosa se llevaría con su brío a cualquiera en el camino. Por otra parte, pasa sus ojos por las cifras de su último cargamento hacia Europa, llevado dentro de artesanías típicas de México, la cocaína pasó como cuchillo caliente en mantequilla no sólo por su forma de ocultamiento sino por tantas consciencias compradas con millones de pesos.
De hecho, reconocer la corrupción dentro de quienes vociferan ser legales y trasparentes fue el último empujón para empujón para poder entrar en reemplazo de su padre y vivir una doble vida, porque pronto descubrió que la mafia y la política son dos alas del mismo pájaro agreste, pocos se salvan del manto de putrefacción en donde sólo hay un dios invicto a quien todos le rezan y están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de obtenerlo: el dinero. Es este el que mueve montañas y mucho más importante, doblega conciencias y compra postulados, son pocas las cosas que un fajo de billetes no solucione, porque todos somos esclavos de su magnificencia.
—¿Papá? —la voz de su hija Sasha corta sus pensamientos, la menor de sus dos hijas sí es biológica, pero a diferencia de Yésica, su sicaria, su más grande orgullo, es rubia como su madre y delicada como flor seca, sabe que su imperio no puede quedar en sus manos, sino en las de la única lista para eso: su hija adoptiva; no obstante, las amaba por igual, sólo debe reconocer las capacidades de ellas—. ¿Estás?
—Pasa —Sasha entra con la mirada extrañada pues su padre no suele pasar la noche en vela o fuera de su cama y le parece que así ha sido, lleva un conjunto de blazer y pantalón rosa con una camisa negra entallada, en resumen, envuelta en diseñadores exclusivos de pies a cabeza—. ¿Qué sucede?
—Yésica llamó, dijo querer hablar contigo, pero no pudo mantenerse en línea por esto —le pasa un diario donde en primera plana sale la muerte del magistrado, la más reciente obra de su hija; sin embargo, esta vez la huida parece no salir como se debe.
"Con el hallazgo del último cuerpo decapitado, el Equipo Táctico Anti Narcóticos, ETAN de la UTCCO y el Comando estratégico de Policía infiltrada Praetor CEPI, le siguen los pasos a quien han definido como un hombre en sus treintas, de contextura gruesa y muy violento"
Emiliano suelta una risa ante la sugerencia tan errónea de dos entidades supuestamente preparadas, aunque si quiere ser justo, Yésica es tan buena en su trabajo que jamás se sospecharía de ella, no detrás de sus ojos azules en apariencia inocentes, se esconde un diablo encarnado listo para comerse el mundo si le da la oportunidad.
"Las autoridades han peinado la zona por donde se supone huyó el sospechoso hasta cinco kilómetros a la redonda, pero se ha escurrido en un par de ocasiones, por eso se han apostado en retenes, así como guardias seguidas con el objetivo de capturar a quien han denominado "El asesino de la baraja" pues siempre deja un área quemada en forma de picas, corazones, diamantes y tréboles, uno diferente en cada asesinato. Este último datos jamás ha sido revelado a excepción de ahora, con una fuente hasta ahora exclusiva pues con el fin de contar con el apoyo de la ciudadanía han decidido revelar elementos hasta ahora secretos"
—¿Ha estado marcando los cuerpos? ¿qué busca con eso? —replica Emiliano extrañado por completo, jamás su hija le había puesto al tanto de semejante detalle
—No lo sé papá, pero conociendo a Yésica, manda un mensaje, nunca ha hecho las cosas porque sí.
—Cuando llame asegúrate de decirle que debe darme explicaciones tan pronto como regrese. Le diré a Ramiro que mande un helicóptero para evacuarla —afirma con dureza, si algo odia en la vida es la mentira y su hija le ha mentido en gran medida; dejar marcas así en los cuerpo sólo puede tener un objetivo como dice Sasha: enviar un mensaje, pero ¿a quién? Se pregunta en la mente, mientras camina fuera del despacho de su casa para cerrarlo bajo llave, dentro hay mucho que no quiere mostrar ni a su familia, entre esas, la obsesión por la Morrigan con mirada de fuego.
Si bien es conocido que la busca, ninguna se puede imaginar el nivel de fanatismo a su diosa de la guerra existente en su mete, como una virgen y un devoto... pocas veces se había visto a sí mismo inundado de la sensación de querer algo y no poder conseguirlo, pero pronto sabe que lo logrará, así ponga el mundo de cabeza, encontrará a esa mujer, lo jura en nombre de Dios. Pronto se ve en la salida de casa, su seguridad lo aguarda con dos camionetas negras en donde su hija entra primero antes la puerta abierta por Guzmán, uno de sus escoltas quien la mira como borrego a medio morir.
Piensa tomar un café cargado una vez entre a la oficina porque no ha dormido, pero se ha duchado y vestido como si lo hubiera hecho.
—¿Qué pasará con Yesi? —pregunta Sasha dentro de la camioneta—. ¿La reprenderás?
—Claro que sí —replica Emiliano al sentirse en confianza, sus hombres son de su cartel, vestidos de traje y corbata—. Dejar semejante rastro es lo peor que puede hacer.
—No seas muy duro con ella —interviene Sasha por su hermana mayor, nunca la ha visto como una amenaza o ha tratado de hacerle la vida cuadritos como sus amigas lo han hecho con sus hermanastros o medios hermanos—. No sé porqué creo que es por su madre.
—¿Su madre? No entiendo, explícame.
—Yésica aún tiene pesadillas con esa noche —empieza la rubia retorciéndose una de las puntas de su cabello con nerviosismo, no sabe si hace bien contándole a su padre un secreto confiado sólo ella, pero siente que, si no lo hace, Yésica podría correr peligro—. Dice ver al asesino con un juego de llaves de donde cuelgan, picas, corazones, diamantes y tréboles, que de hecho lo había visto varias veces antes de aquella noche.
—Yésica le envía el mensaje al asesino de su madre —conecta Emiliano—. Quiere decirle que lo dejará igual...
Por Dios hija ¿qué has hecho?
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KLAUS
Caminamos por la base Praetor bajo el sol del atardecer en silencio absoluto, no sé qué carajos pasa, pero cualquier cosa no es más preocupante que lo de mi hija, por eso me relajo con respecto a lo que puede decirme Sánchez, en realidad no me espero algo tan grave; sin embargo, la expresión facial en su rostro no augura buenas noticias, es como si fuera a echarme un baldado de agua helada y lo sabe muy bien. Vamos en medio de la actividad de la base y bajo algunos helicópteros en vuelos de prueba de su Comando de Pararrescate y Operaciones Aéreas, mientras el clima refresca un poco en comparación del calor del día en esta zona del país.
Pronto llegamos a las calles de la zona residencial Praetor, la interna, pues como nosotros tienen una urbanización de varias hectáreas fuera de la base para quienes lo soliciten y cumplan con ciertos criterios. Aquí dentro hay calles, porque son una ciudadela en esencia, con direcciones incluidas, campos verdes, parques y todo como si fuera una ciudad. Cuando llegamos al edificio donde la asignaron, a cuatro calles del mío, entramos con más tensión hasta llegar a su piso en el tercer nivel, la han asignado sola por su rango de Capitana, entonces una vez dentro cierra la puerta para invitarme un café.
El ambiente es cogedor y huele a durazno, lo escaneo con la mirada cuando ella se mueve por la cocina abierta desde donde se ve la sala al otro lado del pasillo central.
—¿Qué sucede, Krystel? —pregunto para romper el hielo de su silencio absoluto—. ¿Sabes algo del ataque a mi hija?
—No es sobre ella... —aclara al pasarme en café, lo pongo en la mesa de centro frente al sillón color blanco donde estoy sentado, la noche ya cae de a poco y se ve pues las cortinas grises están abiertas; sin embargo, ella también las cierra—. Es sobre Kai.
—¿Qué? ¿quién te contó de eso? —replico asombrado, a parte de esa vez borracho no recuerdo haberle dicho mucho sobre mi hermano, pero ella parece saber a juzgar por su seguridad.
—No importa, no fue Ángel por si quieres echarle la culpa —contesta adelantándose, ya me conoce muy bien al parecer—. De hecho, se negó a decirme algo... como sea —camina hacia la estantería de madera para sacar algo escondido tras los libros, no me había fijado en realidad; en cualquier caso, saca una carpeta gruesa y la pone sobre la mesita—. Es el expediente oficial de Kai Roux, tiene declaraciones que no les comunicaron, así como varios procesos en secreto por parte de los gobiernos y que no salieron a la luz. Ahí encontrarás el testimonio de un sobreviviente, así como informes de cámaras en donde salieron de forma parcial, a ellos buscaba.
—¿De dónde lo sacaste? —pregunto anonadado, apenas puedo creerlo, Sánchez ha buscado información de mi dolor más grande en la vida—. ¿Fue legal? ¿debo cubrirte la espalda? No te apures, tumbamos a quien sea con tal de salvarte el pellejo.
—Tranquilo, Comandante Roux —me sonríe con una broma, pues dice que dentro de mí conviven dos: Klaus y el Comandante y se lo agradezco, la tensión se palpa—. Tio Richi me lo ha dado, todo legal, pero sí me encomendó no decir que lo tengo o refutar información a la policía porque de manera oficial, nosotros no hemos visto nada.
«Hasta el Regente se vio involucrado ¿por qué lo hace?» me pregunto con muchas dudas dentro de mí, pero es la reina.
—¿Por qué? ¿por qué meter al Regente incluso por buscar algo de mi hermano?
—Porque quiero darte paz, no soporto el dolor en tu mirada o en la de Kassandra —comenta encogiéndose de hombros—. Quiero ayudarlos a resolver el misterio para que puedan descansar, sea uno u otro resultado, al menos lo sabrán —eso me hace tomarle la mano sin pensarlo porque me siento cercano a ella, ha hecho todo por nosotros.
—No sé cómo puedo agradecerte de forma correcta a esta ayuda tan grande —afirmo al entrelazar mis dedos con los de ella.
—Sólo no te comportes como un idiota, verme con Ángel no significa que regrese con él, éramos muy buenos amigos, así hemos quedado —explica con naturalidad—. No te mentiré, él quiere reconquistarme, pero yo tengo los ojos en otro Comandante cascarrabias.
—¿Ah sí? ¿muy cascarrabias? —me sonrío amplio como pocas veces pasa, ella es capaz de moverme de formas extrañas—. No has visto al Comandante Roux enfadado, hasta las hormigas corren en dirección contraria.
—Puedo manejarlo, señor, se lo aseguro —me besa en la mejilla con delicadeza—. ¿Quieres quedarte a solas? Digo, tal vez haya cosas privadas, no lo he visto completo.
—No, está bien, no sé si podré estar solo —suelto su mano para abrir el expediente en donde encuentro de primero el testimonio del sobreviviente entonces lo leo de forma rápida como si alguien pudiera arrancármelo de las manos, habla de los movimientos dentro del aeropuerto donde él estaba, así como la descripción de los sospechosos por medio de las cámaras espía, pues las de seguridad fueron arrancadas o les dispararon para evitar ser vistos por alguna.
Paso esos papeles para encontrarme un mapa de Europa donde marcan las paradas y son distintas a las informadas a nosotros, paso al siguiente y hay la transcripción de una reunión en donde pone explícitamente que no se nos informará a la familia porque es "avergonzante haberlos dejado pasar sin ponerles un alto" una alianza para mantener los secretos en toda la regla, taparse la mierda le digo yo. La dicha transcripción es larga, ocupa varias páginas, pero lo que más me duele en todo es encontrar teorías sobre que mi hermanito es soldado de la mafia.
Según dicen los investigadores, lo han visto sin ningún tipo de ataduras andando por la calle; sin embargo, no hay pruebas de ello, por eso lo descarto, Kai no mostró interés por la vida militar, pero odiaba con todas sus fuerzas el crimen, en especial la mafia, nunca se prestaría para eso a menos que le hubieran hecho una lobotomía y no creo en esa opción. En cualquier caso, es una teoría y a juzgar por la fecha, hace un mes, del informe, ha sido actualizado hace muy poco; no obstante, no adjuntan fotos, sólo hay un número de archivo donde deben estar organizadas todas las pruebas, pero en la estación de policía o base militar de donde salió.
—¿De qué país es esto, Krystel? —pregunto con un duda razonable.
—La verdad no lo sé, Richi no me lo dijo y creo que no hay registro del país, al menos hasta donde yo vi —comenta con la mirada fija en mí—. ¿Por qué preguntas?
—Aquí hay una teoría sobre Kai, dicen que es soldado de la mafia —espeto indignado pasándole los papeles, ella luce sorprendida como yo mismo y saca más del expediente—. Como si lo hubieran convencido o algo parecido cuando no, estoy seguro, Kai hubiera preferido morir.
—Han pasado diez años, Klaus, pudieron haberlo torturado hasta hacerle aceptar ser parte de ellos, pudieron amenazarlos a ustedes si no trabajaba en esa mafia, hay un montón de posibilidades —replica y no puedo explotar como quisiera porque razón sí lleva, no sería el primero en ser coaccionado a ser fiel servidor por salvar a su familia, pero me niego a creerlo, no quiero creerlo, mejor dicho, mi hermano como lugarteniente de algún capo de la mafia rusa porque eso dice aquí, sería la ironía más jodida del mundo.
—¿Y en alguna parte de esto hay alguna fotografía? ¿una reconstrucción de cómo sería?
—Hasta donde revisé no, sólo están las de esos criminales y nada más, puede haber en las últimas hojas, aunque no lo creo.
Reviso eso, el final de todo donde sólo encuentro otro número de clasificación en clave como si quisieran mantener las imágenes sólo disponibles para ciertas personas, en todo caso me encuentro con otra nota y esta me da el país de donde viene el expediente, y resulta ser de Bielorrusia, última parada antes de entrar a Rusia, pero hay un nombre puesto en el listado de sospechosos, un Pakhan de la Bratva, Lev Belov, reconozco el nombre porque su padre tuvo una pelea a muerte con Antoine unos once o doce años atrás, de hecho, mi padre hizo que lo encerraran en la prisión subterránea de los Praetor hace muchos años hasta su muerte por un infarto, no me sorprendería si su familia hubiera tomado represalias contra nosotros, son especialistas en eso.
Cada persona quien los haya enfrentado termina con "su merecido" como suelen llamarle eso desgraciados hijoputas. Pongo las hojas a los lados a medida que avanzo para ir viéndolo todo al mismo tiempo, a parte de la trascripción encuentro algunos archivos con código de nuevo, al parecer quieren hacerlo todo más exclusivo, aunque en uno de esos está la dirección donde están consignados los archivos anexos al expediente, aunque al revisar más minuciosamente salen más teorías sobre qué pasó con Kai y en definitiva ninguna dice que haya muerto como me supuse siempre aunque ahora me veo en la necesidad de decirle a mis padres; no obstante, no puedo delatar al Regente, Krystel lo ha metido en esto por mí, no sería justo.
Me quedo hasta muy tarde revisando e incluso me quedo a dormir con Krystel porque termino casi a la una am, entonces me invitó a dormir aunque la siento extraña, algo distante en realidad como si quisiera decir algo y no se atreviera; no obstante, no me centro mucho en eso, tengo asuntos más preocupantes en este momento como el ataque a mi hija adorada, a quien ya quiero ver, el día se me pasará lento hasta poder abordar el vuelo para ir a casa.
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Una vez ha salido en sol estoy en la sala de entrenamiento en levantamiento de pesas, he pasado por mi piso para ponerme ropa de deporte y así venir a matar el tiempo en algo que me distraiga hasta la hora del vuelo, a parte de la reunión de hoy con el General Larsson, director del Cuerpo Élite Praetor para ver cómo seguiremos con las infiltraciones pues no estamos en Mazatlán y no podemos volver por ahora, al menos no a la base, porque el riesgo de contagio es alto, cualquier contacto no querido nos infectará de la Gorgona según parecen decirle a este agente biológico porque va petrificando el interior después de hacerlo sangrar, y para darle continuidad le han llamado al antídoto "el Perseo" porque en la mitología este semidios le cortó la cabeza a la gorgona Medusa, aunque aún lo buscan.
El ruido del sitio lo apago con audífonos en mis oídos pues el murmullo y los repiques de las máquinas de pesas siempre me han estresado. Me siento en una de esas a sólo pensar en mi hija, la han herido y no conocen la furia del Leviatán una vez averigüe quién lo hizo y quién lo ordenó, aunque una idea se me corre por la mente ¿y sí me quedo con ella? no debo preocuparme por el dinero por el resto de mi vida, podría trabajar en mis empresas y renunciar a esta vida estresante; sin embargo, me encanta ser Comandante, los operativos, las estrategias, el mando; sin embargo, por proteger a mi hija dejaría todo atrás, es quien le da sentido a mi vida.
Subo y bajo las pesas con eso en la mente cuando se me acerca una chica rubia con mancuernas quien me parece conocida, pero no sé de dónde. Su cabello viene trenzado a la mitad y lleva un conjunto de licra de top corto y short negros ambos, me hace señas para llamar mi atención y así me quito un audífono.
—Comandante —comenta con una sonrisa coqueta y una mirada aún más de sus ojos destellantes como un par de zafiros bajo el sol—. ¿Podría decirle algo?
—¿Nos conocemos?
—Sí, fui trasladada de Madrid a Mazatlán hace seis meses, siempre quise acercarme a usted ¿sabe? Pero no tuve el valor —apoya su pequeña mano en mi brazo tatuado en una caricia obvia como si quisiera llamar mi atención, pero la única subordinada a quien le seguiría el juego es de apellido Sánchez.
—Ya... ¿qué quiere decir?
—Me gustaría ser su asistente, fui la primera opción antes de Katerina, pero enfermé antes de presentarme.
—¿Y por qué cree que puede quitarle el puesto a Katerina? —bramo al soltarme de su toque con mal humor, en general no mezclo las cosas, más aún cuando hay un tan notorio interés en mí, por eso es tan extraño para mí que me haya dejado caer en el juego de Sánchez.
—Mi Comandante, puede ver mis cifras, soy la mejor de mi generación, además antes fui asistente del General Jill.
—¿Y por qué no se queda con el General y deja en paz el trabajo de mi asistente?
—Ha sido un tanto aburrido, en cambio con usted...
—Ni hablar, deje de molestarme, como sea que se llame, Katerina hace bien su trabajo y no me veo en necesidad de sacarla porque alguien de la nada quiere su lugar —espeto con tono cortante, me interrumpe en el entrenamiento y eso me molesta—. Ahora váyase, quiero terminar.
—Soy la Teniente Gómez, señor, y sólo quiero trabajar con el mejor Comandante de la UTCCO —se lamenta con una sonrisa triste, me recuerda a Valeria el día en que se metió a mi habitación y la saqué a las patadas—. Lamento si lo importuné.
«Vaya, eso del mejor Comandante suena bien»
—Páseme su hoja de vida completa, veré si puedo meterla en el equipo de trabajo, no prometo nada —admito al final al darle la espalda para sentarme en una máquina—. Pero no le daré el puesto de Katerina ¿entendió?
—Totalmente, ¡gracias señor! —exclama emocionada, aunque me pregunto si e una buena decisión a pesar de haberla basado en sentirme mal. Cuando por fin se va veo a Sánchez entrar con su cómplice 1, Nicolás, me produce algo que no quiero admitir: celos.
Es una emoción primitiva, jamás había sentido celos de nadie, ni siquiera de María con lo mucho que la amé, no sé si es la situación de vernos no ser nada oficial, mientras ella va por ahí con la posibilidad de tontear con alguien más porque yo no le doy estabilidad y como dijo mi padre, una mujer así no puede dejarse en la casilla de sólo sexo, es imposible. Al verme me sonríe un poco, pero me da la espalda todo el tiempo, de nuevo lejana como si algo le pasara conmigo en especial, porque la veo muy divertida con su amigo de pelo negro y ojos azules, perfecto para salir en la próxima revista de moda, ella parecer notar como no puedo despegar mis ojos de ambos y se sonríe satisfecha.
En todo caso no puedo continuar porque hasta me da agriera estomacal, además debo ir a procesarlo, sentirme celoso, vaya chiste de mal gusto, pero ya me acostumbro a como ella despierta muchas cosas diferentes en mí, en mi vida, en mis sentimientos, salgo al final, pero la espero junto al edificio de apartamentos para hablar con ella, pues la escuché decir que lo haría una vez acabara. Me quedo ahí a la espera unos cuarenta minutos y cuando la veo despedirse de su amigo a mitad de la calle me escondo para halarla tapándole la boca con una mano a un callejón tras el edificio pues está casi pegado a la muralla protectora de la base Praetor, una gran pared de treinta metros de alto con pasillos para los vigilantes y garitas.
—¡¿Te volviste loco?! —chilla sorprendida—. ¿Qué quieres?
—Esta mañana apenas te despediste y no haces más que mirarme como si quisieras decir algo y no pudieras.
—Yo siempre puedo, pero no quiero decir nada, al menos no ahora, quítate ya o te quito yo —espeta furiosa, mientras da pasos atrás con la mirada herida, «¿Qué carajo le pasa?»—. Hablamos cuando regreses de España.
—Hablaremos ahora, Krystel, o no lo haremos nunca —sentencio al tomarla del brazo y hacerla caminar hasta dentro donde abre la puerta de su piso a regañadientes donde me planta cara dentro—. ¿Y bien? ¿me dirás qué jodida cosa te pasa?
—¿Qué soy para ti, Klaus? ¿cómo me ves?
—¿Por qué la pregunta? Eres... eres... una mujer que me encanta, la paso bien contigo y...
—¿Qué haces a parte de la UTCCO? ¿alguna vez te planteaste contármelo o sólo te interesa meterte en mi cama?
—¡¿A qué viene esto ahora?! ¡claro que pensaba decirte, pero no había podido! Además, si somos objetivos tú tampoco me has dicho nada de ti, por ejemplo, la razón de tener un bolso secreto con fotografías de una traficante dentro, o siquiera si te gusta hacer algo además de masacrar legionarius y disparar a diestra y siniestra.
—¡No has preguntado! —replica
—¡Tú tampoco!
—Sólo quiero saber si soy más de un cuerpo para ti, si valgo algo más que sólo sexo.
—¡Sí, maldita sea, claro que sí! —grito con ira—. ¡¿Qué más quieres oír?! No puedo decirte que te amo porque no es así, apareciste hace dos meses en mi vida y de la manera más extraña, no puedes pretender que...
—¡No pretendo que me digas eso porque yo tampoco te amo! —replica en respuesta, mientras camina por el pasillo de ida y vuelta viéndose frustrada—. Pero por lo menos, algo más.
—Lo eres... mira, para mí no es fácil, menos cuando estoy tan extrañado de mi propio comportamiento, en toda la historia de mi carrera en la UTCCO jamás me fijé en una subordinada, ni siquiera para una aventura sexual, entonces de repente llegas tú a cambiar todas mis reglas, a hacerme sentir celos, a dar explicaciones, joder, ¿qué hiciste conmigo? —espeto, aunque me arrepiento de algo de inmediato.
—¿Sientes celos de alguien a mi alrededor? —se sonríe con coquetería y sé cómo la he cagado.
—Te quedarás con las ganas de saber, metralla respondona, no pienso darte gusto.
—Ya lo hiciste... esto de llevarte a límite para escuchar cómo te sientes en realidad me gusta —toma mi camisa de deporte entre su mano para halarme hacia ella y dejarme casi contra sus labios—. Sólo necesitaba sentirme más en tu vida, no quiero hacer esto casual, Klaus, es una pinche locura, he dejado a quien me ha acompañado durante tres años por una atracción incontenible por mi Comandante en jefe.
—¿Tú Comandante? —coqueteo al apoyar mis manos en su pequeña cintura
—Sí, mientras tengamos algo eres mío ¿algún problema con eso? —dice y eso me enciende.
—Ninguno... —la beso con fuerza, pero me convocan por el sistema de comunicaciones Praetor, similar al de la base, sólo que este llega a los corredores residenciales incluso. Maddox ha aterrizado desde Estados Unidos para ser informado de la situación, entonces al no tener tiempo me presento ante él con la ropa de entrenamiento y eso le disgusta por no llevar el uniforme, pero pronto le explico lo sucedido, por cumplir en tiempo a su convocatoria, no pude cambiarme, eso me salva de una retahíla de regaños.
Ya sabe de lo de Paulina y por primera vez veo en su mirada algo de compasión, como si pudiera entenderme en mi desespero, por ello él mismo autorizó mi vuelta a casa por tres días, aunque yo vengo con el pensamiento de tal vez no volver, depende de como vea a mi niña. Me da un pc con acceso al sistema de la UTCCO y los Praetor para aprovechar el tiempo y ver las cifras del equipo de trabajo a quienes iremos cambiando si no rinden en el Cuerpo Élite, además podré estar al tanto de la situación en nuestra base propia. En la mesa están sentados dos Generales Praetor quienes tienen tres estrellas que son como los soles de nuestra milicia, el distintivo mayor a todos, menos al rango en la copa del triángulo, nuestro General Regente y su General Absoluto.
Larsson y Volkov, los dos jefes del Cuerpo Élite Praetor quienes preguntan por mi hija con comprensión, parecen más humanos que Maddox, aunque hoy a él le he visto más suave, en fin, no pasa mucho para poder volver a casa a prepararme. No viajo con más de un maletín de mano porque todas mis cosas están allá, sólo debo llevar el pc junto con cosas personales, en eso me llama Isabella Fox junto a Isaac quienes se acaban de enterar de la situación para ofrecerme su ayuda, de verdad es una gran mujer, trabajar con ella es un privilegio, así como él, un valiente agente listo para defender el bien, entonces les pido subir para hablar, en poco llegan ambos y les ofrezco café.
—¿Entonces todo está bien? —pregunta Isaac con preocupación, en mi investigación de ellos llegué hasta lo personal, su relación de como él no quería hijos, pero ahora tiene dos a quienes ama con locura, uno de ellos adoptado junto con Isabella, estaban en Afganistán y ya se marchaban de regreso a la base cuando ella lo notó asomado en la ventana y rompiendo toda regla o protocolo se lanzó a rescatarlo, según el informe, Fox encontró dos cuerpos fusilados con un tiro en la cabeza en la sala del apartamento donde estaba el niño e incluso, querían llevárselo por trata de blancas, pero Isabella le clavó su navaja en el cuello y lo lleno de balas (1)*, en fin, la mejor tiradora de los Praetor.
—Según dice Antoine sí, fue un tiro en el brazo no tan profundo, pero debieron pasarla a quirófano por el riesgo de hemorragia pues dio en una zona delicada —digo al pasarles el café humeante, aunque se ven confusos—. Antoine es mi padre, no suelo decirle así, ya saben, problemas.
—Me pasa igual, Theodore es un monstruo de forma literal, llamarlo padre es darle una connotación de respeto y no la tiene, le quedó grande el título...
—Bueno, Antoine ha mejorado, pero no es un monstruo, sólo tuvimos diferencias y fue distante —acepto para sentarme en el sillón contrario a ellos, quienes están al otro lado de la mesilla de cristal contra la pared del cuadro más bonito de todos en este piso—. Ahora protege a mi hija contra viento y marea.
—¿Y volverás, Klaus? —pregunta Isabella porque ya nos hemos vuelto cercanos, en privado somos Klaus, Isaac e Isabella, en el trabajo, Comandante y Brigadieres—. La misión no sería lo mismo sin tus estrategias.
—Ya lo veré en cuanto vea a mi hija, no puedo dejarla en cualquier sitio sin mí o Antoine y él viaja todo el tiempo por ser de relaciones públicas en la UTCCO, dejar a Paulina de nuevo tan sólo con seguridad como lo estaba, no es una opción.
—Deberías pedirles a la junta que te deje traerla, la niñera de mis hijos es una segunda madre —exclama Isabella—. Nuestro General Absoluto no se opondrá, yo hablaré con él porque me ve como una hija, por otro lado. su Regente es muy humano, lo he investigado, además y me perdonas si parece aprovechado, pero Krystel puede hablar con él.
—De hecho, es una gran idea —exclamo con una sonrisa, no lo había pensado en realidad—. No es aprovechado, si hay contactos se deben usarse siempre que se pueda—. Además, Krystel y yo... —empiezo, pero se que la he cagado—. No, no, perdón.
—No te preocupes, sé qué ha pasado, Krystel me lo contó —admite Isabella con una sonrisa divertida, así como Isaac—. Nosotros no somos quienes para juzgar, tenemos un hijo y nos conocemos desde siempre, mezclamos trabajo con amor desde hace mucho, además me parece que hacen buena pareja.
—La verdad no sé cómo pasó, jamás me había involucrado con una mujer del trabajo —repito aun incrédulo—. Ni menos de treinta años, no crean que me meto con todas por favor.
—Nunca hemos pensado eso, porque sabemos cómo el corazón manda en todo —comenta Isaac al entrelazar la mano de Isabella con la suya y besar el dorso—. Eres un hombre correcto, lo sabemos, pero la razón pierde sentido cuando apuesta la pasión o el corazón. Hemos hecho locuras uno por el otro.
—La más grande ha sido que... en un intento de suicidio, me iba a arrojar del quinto piso porque recién vi a mi padre muerto, pero Isaac se puso la pistola en la cien y dijo que no quería vivir una vida sin mí (2)* —comenta y logra sorprenderme en demasía, eso es ser devoto de verdad.
—Estaba dispuesto a morir enserio —dice él mirándola.
—Vaya, se aman mucho ¿No?
—Desde los catorce años, Klaus, ha sido un amor de toda la vida aunque sea dependiente y tóxico —admite Isaac con una sonrisa dirigida a ella—. ¿Quieres eso con Krystel? ¿la ves así?
—¡Falcon! —reclama Isabella—. No seas metido.
—No, tranquila, de hecho, me lo he preguntado y es bueno hablar de ello —intervengo.
—¿Le pedirías a Krystel ser tu novia?
Es una pregunta que me deja sin palabras antes de poder contestar
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(1)* Capítulo 4 "Donde hubo fuego, novela completa"
(2)* Capítulo 44 "Cenizas Quedan" continuación de Donde hubo fuego en proceso
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