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Capítulo 21- Entre la espada y la pared

Capítulo 21

Entre la espada y la pared


"Los hombres no son prisioneros del destino,

sino prisioneros de su propia mente"

Franklin D. Roosevelt

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Alexei Sokolov está sumido en la oscuridad absoluta de la sala de estar, ha huido de los Hassassin por semanas, luego de la UTCCO, pero ella pues si alguien le dará muerte será ella, ya lo ha dejado claro, pero no lo entiende, siempre fue, como ella misma lo dice, el tío bonachón, la trató como a su hija y jamás hubiera permitido todos los vejámenes en su contra, pero Aleixandre era el Boss provisional en ese momento, pues Aleksandra aún estaba en preparaciones. Su padre, su maldito padre encendió la llama de su ira hacia la sangre Sokolov, ahora la apisonadora es más sangrienta que nunca antes.

Nunca le había tenido miedo a la muerte, era un titán en nombre de la sangre que le corre por las venas, si bien trató de alejarse y construyó un imperio, una serpiente de ojos avellana lo había destronado "La Vípera Carmesí" (1)* se enteró de su nombre después, una mujer militar famosa por deslizarse, atacar y matar como una víbora venenosa, Isabella Fox, Praetor destacada, asesina letal y femme fatale sin dudar, porque fue su seducción el mayor problema, esta le hizo caer en las estrategias de una mujer bella como ángel y mala como demonio, y no dista mucho de su sobrina, Kattleya, la perfección de un ser sublime, pero con un alma dura, nada la hace craquear.

Bebe su vodka favorito, mientras maquina con su mente privilegiada la forma en cómo escurrirse de los tres titanes tras sus pasos, los Hassassin, la UTCOO y los Praetor, cualquiera de los tres daría cualquier cosa por su cabeza en una bandeja, pero más los primeros porque están movidos por el odio voraz de Kattleya y

La pequeña Katt podría ser incluso más sangrienta que la misma Aleksandra y eso es mucho decir porque su hermana menor es como el diablo encarnado en una mujer rubia de ojos azules , cruel, malévola, sin emociones aparentes como un maldito robot listo para asesinar a quien sea cuando sea, Alek se ha convertido en una monstruosidad, pero Kattleya lo es más, no sabe cómo no la han descubierto si es tan obvia su sed de sangre, en especial la Sokolov. Su identidad no ha sido revelada y un trato les impide echarla de cabeza para ser encarcelada por "Traición a la patria", de lo contrario hace tiempo la hubieran hecho mierda en su vida profesional para probarle su poderío.

No obstante, si algo es casi reglamento en La Hermandad, es la palabra, si la das la cumples o muerte al romperla y si Aleksandra es algo en la vida es correcta al menos con la suya, aunque el Boss era provisional en ese momento, Aleixandre, el trato continuó en el tiempo hasta ser tomado por la actual, para mantenerse; no obstante, con Kattleya asesinando miembros de la familia como respirar, no sabe si se vendrá abajo el acuerdo.

—¿Alexei? —pregunta Karenina Petrova poniéndole las manos en los hombres desde atrás para deslizarlas por su pecho—, ¿qué haces aquí?

—Pensar... Kattleya pudo matarme y no lo hizo, ¿por qué? —se pregunta cuando ella se sienta en el sillón a un lado con elegancia, puede estar en pijama, pero no la pierde jamás—. ¿Me tendrá piedad por haberla querido tanto?

Karenina suelta una risa burlona antes semejante idea.

—¿Piedad, Alexei? Tu sobrina es una hija de puta como la Boss, son iguales en todo sentido, si no te mató de seguro fue porque quiere hacerte sufrir, darte una muerte aún más dolorosa en comparación de un tiro —suelta ella con su usual seriedad y poca sutileza—, no te hagas ideas estúpidas, te quiere muerto y de la peor forma, no olvides eso, tiene un maldito ejército de encapuchados asesinos dispuestos a matar a quien sea por ella, Kattleya no conoce la piedad, Alexei, no lo olvides jamás.

Sus palabras flotan en medio del silencio y la oscuridad, donde Alexei solo puede pensar en la veracidad de esas palabras. Kattleya Sokolov será la perdición de su propia sangre si no la controlan pronto.

Una guerra se avecina ¿quién será más fuerte?

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Sinaloa, México

Base de la UTCCO

KLAUS

De repente, vuelven a tocar la puerta, es Tomás quien viene con una carpeta en la mano.

—¿Qué pasa Tío?

—¡¿Por qué cojones pasaría algo?! —exploto de repente, pero él se ríe como si estuviera acostumbrado a mi mala leche.

—Que se te nota en la cara, tronco, no te jode —replica entregándome la carpeta con unos papeles dentro, es un informe sobre los capturados, según Krystel, Legionarius por el tatuaje en el interior de su muñeca, una flor de lis dorada con algunos detalles en los pétalos acomodados como una heráldica.

—No tengo nada —espeto al pasar las hojas con las fotos tipo expediente con su foto en la esquina superior izquierda y sus datos en el restante del papel, todos tienen antecedentes de violencia, robo, asesinato, algunos incluso buscados por la INTERPOL pues son criminales internacionales de alta peligrosidad ¿por qué entrar como un obrero a una mafia? Algo deben prometerles y lo averiguaré—. Háblame de tu hermano, ¿cómo está?

—Bien, gracias a Dios, hace sus terapias, pero me preocupa que la cirugía no funcione, sus esperanzas quedarán por el suelo —murmura con seriedad, mientras camina a la pared de cristal para ver a lo lejos como si se perdiera en sus pensamientos.

—¿Y eso? Es nuevo, siempre tuviste seguridad ¿a qué hora salió esto? —le pregunto al apagar el cigarrillo contra el escritorio y alcanzarlo en el espacio, extrañado de semejante afirmación cuando es una fuente de optimismo que tira para atrás, en momentos tensos, dramáticos, su aura es como de alegría y distiende la mala vibra, ahora dice algo impropio de él

—Toda cirugía tiene riesgos, más una tan delicada y además, Ángel se acercó a hablar conmigo, se disculpó incluso, pero me hizo pensar en eso, ¿Y si algo sale mal?

—¿Él te dijo que algo saldría mal? joder, le romperé los morros a ese hijo de puta —enuncio con intenciones de salir, aún debe estar en la base pues según lo que vino a hacer duraba cuatro o cinco días, pero Tomás me sostiene por el antebrazo.

—¡Hey, Don Leviatán! Que Ángel no me dijo eso, hasta le deseó suerte, pidió perdón y pidió transmitir el mensaje a Gilberto porque no se atreve a hacerlo él mismo por vergüenza, pero tú ya buscas cualquier excusa para patearle el culo.

—Se lo merece —me suelto con la furia intacta, Ángel es sinónimo de ataque de ira destroza huesos; aunque trate ahora de redimirse es muy tarde, años, cadáveres, apuestas de virginidad y traición de compañeros tarde—, no es nada raro.

De cierta manera sé que mi ira hacia Ángel se acrecentó por ser el otro hombre en la vida de Krystel y eso me jode como nadie se hace una puñetera idea.

—Como sea, no fue él, fui yo mismo al pensar cómo pueden salir mal tantas cosas —voy hacia él y pongo una mano en su hombro en señal de apoyo, no soy de demostrarlo, pero verle con la mirada perdida, clavada en el suelo con lágrimas derramándose, me hace querer consolarle.

—No pierdas el optimismo, todo saldrá bien, ¿no es tu frase favorita?

—Tienes razón —me da una sonrisa más en calma—, igual aún falta, el dinero no está completo.

—Prepara todo, los médicos, las terapias, yo pagaré el resto de la cirugía —afirmo con seguridad.

—Klaus, te lo agradezco, pero ya me has dado suficiente, casi la mitad de una sola sentada, no soy capaz de recibir más.

—Pues serás capaz, si no lo ofrecí antes es porque simplemente no quería ofenderlos, pero quiero hacerlo, lo merece.

—Que sea un préstamo, Klaus, no quiero que te veas obligado —inquiere él, no quería tratarlo de menos por poder pagar algo que ellos no, pero están lejos de la meta y quiero ayudarles.

—En primer lugar no me siento obligado, en segundo, será como prefieras, pero yo no necesito esa devolución, solo acepta.

—Gracias, hermano, no sabes lo que significa esto para nosotros —dice y me da un abrazo, lo permito porque es mi mejor amigo, como Teresa; sin embargo, de ser otro, podría no hacerlo—, ¿Y tú? cuentame porqué saliste disparado tras Sánchez.

—No lo sé —me sincero con él—, solo la vi correr como una demente cual petardo en el culo sola y quise, no sé...

—¿Protegerla? Dilo sin miedo, venga, sé honesto.

—No lo sé, ¿Vale? No es tanto así, no somos más que algo físico.

—Bueno, correr tras ella para verificar su bienestar, dice lo contrario... a ver, no estás enamorado, está claro, pero ha llegado a importarte como no lo hacen tus conquistas, te conozco, la forma en como la miras, haces cosas así, si la ves cerca de uno demasiado no puedes quitarle los ojos de encima, venga, la tienes en la cabeza.

«El cabrón tiene razón» pienso sin manifestarlo en voz alta, no pienso caer como un imbécil, no soy ese tipo de hombre, solo niego con la cabeza con una mueca en la boca, mientras él sonríe porque me conoce, nos hemos criado juntos desde los cinco años, éramos Tomás, Teresa y yo, Gustavo llegó luego de la academia militar juvenil. Me voy al escritorio para sacar un nuevo cigarrillo, estoy estresado, necesito algo que me ayude aunque no sea la mejor opción en realidad. Tengo a Krystel estampada en la puñetera cabeza como un tatuaje en la frente de una metralla respondona impertinente, pues ni yo mismo entiendo qué me hizo ir tras ella.

—No sé, no sé nada, fue un impulso idiota —comento al caminar hacia el ventanal, quiero verificar si está por ahí—, pero no volverá a pasar. Me voy al polígono ¿quieres venir?

—No, quiero hablar con Gilberto a ver cómo está —responde dándome unas palmadita en la espalda en plan "Venga terco" con una sonrisa en la cara y por eso gruño quitándomelo. Cuando se marcha suspiro al ver a Sánchez, entrena con cascos negros seguro perdida en la música, por eso me pregunto si de verdad quiero dejar de verla dos días completos cuando, aunque han sido pocos días, me he acostumbrado a su presencia con sus palabras insolentes que le daría una sanción si no fuera ella.

Eso me disgusta, no soy de caer tan fácil ante una mujer, incluso con María tomó tiempo antes de la fatalidad, pero . Sánchez por lo visto es de las mujeres que pisa fuerte y no se borra fácil la huella, en teoría y sin mentirme a mí mismo, me tiene enloquecido, tanto su lado travieso como su lado sádico, aquel capaz de acabar con todo en su camino, ese es en esencia su mayor atractivo para mí.

Tomo mis audífonos al cambiar el plan, ahora iré a entrenar porque llevo un par de días de no hacerlo, luego iré a polígono. Salgo entonces para encontrarme con Katerina quien me saluda con un "Mi Comandante" y el saludo militar, se pone a mis órdenes, le saludo de vuelta dándole la bienvenida y continuo mi camino hacia las salas de entrenamiento, aunque en el camino veo a Falcon con Fox, esta vez coquetean, ella está pegada a una pared exterior del bloque administrativo, él con la palma apoyada junto a su cabeza hablándole de cerquita, vaya parejita tóxica, aunque bueno, seré un jodido burro hablando de orejas, joder, vamos derechito al modo Nagasaki sin freno a menos que hagamos algo para cambiarlo. Eso si nuestro trato no se acaba claro. Llego a la sala de entrenamiento para empezar con cardio en la caminadora y los audífonos con "The One To Survive " de Hidden Citizens, mientras aumento la velocidad.

En mi entrenamiento pienso en mi hija en primer lugar y en la idea en mi cabeza sobre el trabajo, tengo suficiente para vivir de forma cómoda, además de tener inversiones y propiedades como hoteles de lujo que me generan ganancias elevadas mes a mes pues es una cadena completa de varios puntos por Europa, por eso no me preocuparía el dinero si me retiro para estar con ella, porque esta será mi última misión si nada cambia en mis planes, ya le he dado mucho a la UTCCO, amo mi trabajo, me encanta aportar a un mejor mundo y perseguir a los traficantes, pero hace poco mi hija me dijo algo que me rayó en la cabeza: "papi, mis amigos llevan a sus papás a los eventos ¿podrías ir más días conmigo?" eso me cruzó el alma porque a pesar de que a veces la acompaño, al no trabajar en la ciudad como tal, los viajes me consumen tiempo.

Además de todo el trabajo en la base, desde mi ascenso hace dos años, el tiempo se ha convertido en un obstáculo entre ella y yo. Linkin Park truena en mis oído con mi canción favorita In The End, mientras cambio a pesas de todo tipo, para pierna y para brazos concentrado en mi labor, tanto como para no notar rápido a Valeria quien me echa miradas coquetas, mientras entrena y de pronto se acerca a conversar aunque no quiero hacerlo. Su cabello castaño no tan claro va en una coleta y sus pómulos marcados se resaltan por la sonrisa en su rostro, me pregunta cómo me he sentido en México aunque yo solo quiero seguir callado; sin embargo, su amabilidad no me deja ser tan hijo de puta como siempre, aun así hablo a tirabuzón por pedazos hasta que ella recibe una llamada y esta le quita a sonrisa, pronto se excusa al salir cual pirotecnia sin palo a correr como si la persiguiera el diablo encarnado.

Regreso a la rutina para quedarme dos horas completas, donde apenas dejé oportunidad a esa metralla respondona para meterse en mis pensamientos, no puedo seguir así, por ello decido poner un muro entre ambos, esto no terminará bien para ningunos si no pongo un puto "alto ahí" aunque no he podido encontrar la manera de hacerlo aunque he querido, joder si lo he hecho tanto, pero esa mujer parece poder destruir mis convicciones por un soplido de su boca provocativa en ese rostro que parece inocente, aunque en realidad sea una maldita diabla de un infierno candente, reina de sus acciones como nadie más.

La méndiga se ha metido en mi piel casi sin darme cuenta.

Cuando estoy exhausto decido poner un alto por fin para tomar camino hacia mi piso, pero en el camino me encuentro con dos soldados en una conversación sospechosa sobre una reunión que "Nadie puede saberlo"

—Pedraza nos ha convocado de nuevo, por el asunto aquel —susurra una chica en bajo hacia otra, ambas dándome la espalda—, esta noche a las veintitrés horas ¿Vale?

—¿Dónde? ¿y si algún superior nos pilla? —le comenta una ubicación por la vía a Durango—, ¿Cómo llegaremos ahí sin levantar sospechas?

—En la puerta sur habrá una Van para llevarnos, los guardias ya lo saben y no harán el registro, son parte del tejemaneje —contesta para cabecearle a un lado y así se marchan sin darse cuenta de mi presencia allí, por ello quedo como con la duda de qué haría, dos soldados en una reunión de aparente clandestinidad, pero sobre todo me pregunto quién coño es Pedraza, debe ser algún funcionario o General por como hablan de este o esta, puede ser mujer la verdad, entonces continuo mi camino hacia la zona residencial con la cabeza en eso, cuando llega Kassandra para contarme qué tal ha ido todo.

Antonio ha estado un poco distante porque no estaba de acuerdo con el viaje de la misión, pero Kass necesita de estas para ascender y está bien, quiere hacerse a sí misma como lo he hecho yo mismo.

—¿Y Krystel? —pregunta curiosa, mientras caminamos hacia el edificio—, ¿Cómo ha ido todo?

«De la mierda y en aumento»

—En teoría, todo bien... —dejo la frase al aire con tono cortante, no quiero hablar de ella ahora mismo y no sé si mi hermana sabe de mi rollo con Sánchez del todo—, pronto empezará la infiltración el LADIVCOM.

—¿Has hablado con Ivanna? —cambia el tema de repente, así como su expresión.

—¿Por qué? Jamás preguntas por ella.

—Su padre ha encontrado algo, una pista de Kai —comenta dejándome anonadado, es un balde de agua helada colándose por mi cuerpo al ponerme los vellos de punta, joder, ha sido inesperado.

—¿Qué cosa? —indago de inmediato, quiero saberlo ya mismo. Caminamos dentro por las puertas dobles donde se abre con un PIN de acceso, dentro un pasillo central sigue varios metros hacia el fondo donde hay una escalera, junto a esta una máquina de café con apartamentos a lado y lado, al menos cuatro en cada costado. Tomamos las escaleras y ella continua.

—Miguel encontró a un sobreviviente de la masacre de la pista por donde sacaron a Kai —comentó cuando ya estamos en el quinto piso, reservados para Comandantes, abro con otro PIN de seguridad y pasamos dentro—. Ese hombre dice que al entrar a matarlos, él quedó solo herido, pero cerró los ojos para fingir su muerte, entonces escuchó cómo hablaban en ruso, él no entendía mucho, pero mencionaron a un Boss como de la mafia rusa, decían tener que llevar al chico ante él para rendirle cuentas y comenzar el plan.

—¿Y qué me costará esa información? —pregunto entre dientes, mientras voy a la izquierda donde está la cocina abierta delimitada por la barra del pasillo de entrada, Kass va recto hasta la estancia diagonal de la cocina, pongo a hacer café mientras pienso en el precio a pagar.

—No dijo nada, al menos por ahora, pero esa familia nunca da puntada sin dedal, lo sabes.

Me quedo callado al pensar en todo lo que me podrían cobrar por ello, incluso hacerme casar con Ivanna, ¿qué haré? Pues proponerle matrimonio si es necesario, por mis propios intereses lo haría mil veces porque Kai debe aparecer este año, ni mi familia ni yo aguantamos uno más de incertidumbre, sobre todo mamá, aun le queda condura, pero de no saberlo pronto la perderá para siempre.

—Es cuestión de tiempo que me exija pedirle la mano de su hija —murmuro al rato de estar perdido en los pensamientos de una boda con quien en realidad no amo y a veces apenas soporto por su forma infantil e histérica de actuar, aunque por su belleza sí ha logrado dejarme prendado de ella, pero sus choques con Paulina me preocupan, si es así de novios cuando no se queda a dormir, ¿cómo sería si me caso? ¿gritos y peleas? Eso me frena bastante a la hora de pensar en algo más porque si no fuera por su conexión con la posibilidad de encontrar a Kai, no la he mandado a volar como guacamaya liberada.

—Eso no lo dudes, Klaus, tarde o temprano pasará y deberás tomar una decisión, pero debe ser por ti, no por nosotros como familia porque a la larga ninguno de nosotros ser quien se case sin amor y tenga que convivir con esa arpía.

—Tampoco es una arpía —defiendo porque es cierto—, tiene sus errores y sus cosas, pero no hasta allá.

Sirvo café en dos tazas para llevarle, ambos lo tomamos sin azúcar desde muy jóvenes, Kai sí lo tomaba dulce y eso me hace sonreír nostálgico a recordar cómo hacía caras cuando probaba los nuestros porque le sabían fatal. Extraño a mi pequeño como nunca me hice una idea de que lo haría, como todos los hermanos, más con la diferencia de edad, había conflictos, pero era el consentido de todos, por eso su ausencia es un cráter dentro de nuestros pechos, más en el de mamá, a quien llamamos juntos para verla, nos contesta su cuidadora ya que mamá está desconectada de la realidad desde hace años cuando vio la nula posibilidad de ver a Kai de nuevo, tuvo ataques psicóticos, brotes de violencia y al final solo se quedó ausente, la mirada perdida apenas reconociéndonos, sabe quienes somos, nos da sonrisas, habla poco, pero nada más.

Su cuidadora nos dice que ha tenido pesadillas al parecer, sueña con Kai y eso es cíclico, sus sueños van y vienes como si fueran estaciones de un año, por eso ha llorado mucho en el día, eso nos preocupa porque no nos gusta ver a nuestra madre así, pero solo quien ha la dejado en ese estado podría sacarla, en parte por eso es mi urgencia, ver a mi madre de semejante forma me raya. Nos pasa a hablar con ella sosteniéndole el móvil frente a su rostro, apenas y nos saluda para volver a mirar por la ventana.

Pronto colgamos para hablar de la infiltración de Krystel, ambos evadimos el tema de mamá de forma automática, menos al estar tan lejos de ella como para ir a verla. Sánchez, Cruz y Cifuentes deberán meterse en el ojo del huracán, aunque la primera de estas tiene experiencia amplia en la tarea según su expediente.

—Deberías apoyar a Krystel en la misión —comenta como quien no quiere la cosa—, el chico con quien irá no es del cuerpo élite, dudo que sea buen apoyo, aun es sargento sin experiencia.

—¿Quién dijo que irá con él? —replico al terminar el café—, he cambiado la asignación, seré yo quien vaya.

—¿Algún motivo en especial? —juguetea ella con malicia.

—No permitiré que la misión se vaya a tomar por culo, los Dioses del Olimpo deben ser examinados, eso es todo —comento con seriedad, la conozco, debe saber algo de mi relación con Krystel y quiere joder—, no insinúes más.

—¿Yo? Ni he dicho nada, ya andas a la defensiva —trata de disimular, pero por su mueca en la boca confirmo la idea, se ha enterado y no por boca mía, tal vez Teresa—. Pero bien, ella es hábil, pero no sobra apoyo correcto para la misión. Como sea, debo irme, Antonio llamará por video y quiero estar sola.

Asiento con la cabeza a modo de respuesta, entonces se marcha dejándome solo para planificar si voy a seguir a los soldados, porque algo me dice que no es una reunión social, esperaré hasta la noche, mientras tanto busco cámaras del sector 04 donde estábamos para reconocimiento facial y así poder buscar su chip además de su expediente, pronto lo encuentro, a ambos y esculco en sus anotaciones, misiones, pasados, vamos, me faltó ir por su partida de nacimiento a la registraduría, pero lo único en común entre ellos es que tienen investigaciones abiertas por brutalidad militar, las conozco muy bien, yo mismo he sido investigado, sobre todo luego de Siria donde estaba con Ángel.

Esa misión casi me cuesta la cabeza, pero logré conservar mi puesto por influencias, dinero y poder, no me avergüenzo de eso, me ha costado llegar a este punto, ningún error me lo quitaría, entonces me valí de todo lo que pude y salvé mi cabeza, aunque me llevé por delante a algunos como un verdadero hijo de puta. En todo caso, ellos también tienen al comité de ética encima de su culo, pero me extraña un poco hasta la sospecha que precisamente ambos lo tengan, como si no hubieran sido escogidos al azar.

No me gusta este asunto, pero lo averiguaré.

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Cuando dan las once de la noche estoy en la parte de los vehículos, un gran lugar tipo hangar donde están estacionados las camionetas y las motos de alto cilindraje, es tan solo uno porque hay varios de estos. Decidí ponerme ropa negra de pies a cabeza con gorra incluso, la luz está apagada, solo hay luces auxiliares en los costados, por eso deja un aspecto de claro oscuro, avanzo, mientras el piso chirrea por mis pasos como delator, aunque esta zona no está tan vigilada como lo está la armería, por ejemplo, pues es imposible sacar un vehículo a escondidas.

Escojo una moto negra al completo tipo ninja Kawasaki, pero debo buscar la llave en el tablero de corcho donde cuelgan todas con la placa en una sección bajo estas, es ahí donde un segundo par de botas chirrean, tomo mi arma en un solo movimiento para girarme; sin embargo, ambos nos sorprendemos y nos apuntamos con las pistolas hasta reconocer al otro. va con un saco cuello tortuga, pantalones de cuerina azul oscuro y el cabello en trenzas tejidas, se ve como una sicaria total, pues lleva un cuchillo encajado en un estuche en el tobillo, y un arma en cada una de sus piernas a la altura de los muslos.

—¡¿Qué carajo hace aquí, Sánchez?! —pregunto al bajar el arma—. ¡¿No le dije que no quería verla?!

—Créame, no planeaba tener la desgracia de encontrarme con usted —espeta, mientras busca las llaves en el tablero donde están todas de forma rápida y yo hago lo mismo, por ello chocamos en un momento de costado, puteándonos con palabras mutuamente como si estuviéramos en el tráfico de la India con ganas de llegar a casa a cenar hasta cada uno encontrar las llaves, yo una de color negro mate, precisa para esconderse en la oscuridad.

—¿Qué hace aquí? —pregunto preparándome con el casco del mismo color y subirme a encender el motor que ruge como un león que da gustito.

—¿Qué hace usted aquí? Parece ladrón de vecindad.

—Habló Aeon Flux (2)* no te jode... y deje de contestar con preguntas, me soba los cojones que haga eso.

—¿Por qué, señor? —responde con burla apropósito—, estamos aquí por el mismo motivo, parece, escuchó de la reunión con un tal Pedraza ¿no? —asiento porque acertó como si me leyera la mente—. Por meses he buscado la ubicación de las reuniones clandestinas, pero hasta ahora no había podido saberla, traman algo, el tipo es un General Praetor con un chingo de investigaciones, a punto de ser destituido por el ABS, pero todavía no entiendo porqué uno de ellos, mandaría a buscar soldados de la UTCCO.

—¿Misiones clandestinas?

—O algo peor... un golpe de estado —afirma con seguridad—, puede ser cualquiera de las dos... pero ya chismeamos mucho, Comandante Roux, debemos salir si queremos alcanzarlos —precisa al ponerse el casco y cerrar la lámina trasparente en la parte de los ojos—, tengo la ubicación del chip de dos de ellos, se han reunido y deben estar dentro de la Van ya. Los seguiremos, si nos descubren, pasaremos de largo como si fuéramos más allá.

—Pero qué manera de lanzar órdenes —refunfuño al cerrar mi casco—, no se olvide de quién es quién aquí.

—Solo lo imito, señor, usted solo sígame soy quien lleva el GPS —replica con burla, mientras acelera la moto inmóvil y con eso levanta una humareda grisácea y eso, joder, se ve tan sensual que me distraigo por un momento.

Me callo porque no podemos perder más tiempo, abrimos una puerta doble por donde caben las motos para no abrir el portón y llamar más la atención, avanzamos por las calles de la ciudadela, nuestra base así como la Praetor es así, calles, rotondas y recovecos. Vamos bajo una luna llena con estrellas con solo el sonido de los motores al rasgar en aire como un león rugiendo por toda la extensión hasta llegar a la puerta norte, donde está la gran entrada con puertas dobles y bastones con movimiento, además de cilindros de acero escondidos en el suelo, estos salen hasta alcanzar una altura de un metro, activados cuando alguien quiere salir sin autorización, es como chocar contra una pared de concreto, destroza lo que sea si impacta contra eso. A la izquierda una caseta robusta donde esperan los soldados en guardia, tiene pantallas led de donde están las cámaras de seguridad.

De inmediato, el soldado se acerca serio, pero al ella levantar la lámina protectora de los ojos en el casco, le cambia.

—¿Vas a carreras, Krys? —le pregunta al parecer sin sospechar—, ¿y tu acompañante?

—Comandante en Jefe Berruga, va conmigo.

«Maldita sea, ¿Qué cojones le pasa? De todos los apellidos falsos escogió Berruga» asiento con la cabeza, mientras me muerdo la lengua.

—Vamos infiltrados a carreras ilegales.

—Tu especialidad —se ríe el guardia para abrir la salida de la gran puerta movediza hacia los lado, este debe ser quien está informado de la salida clandestina, pero ha caído en el encanto de Krystel, tanto como para no hacer la verificación pertinente, deberíamos poner una huella para identificación biométrica, para registrar el movimiento de entrada y salida así como la placa en un verificador donde sale el apellido en condiciones normales, si es una urgencia se sale con prisa sin protocolos, pero todo eso se lo ha pasado por el arco del triunfo al ver a Sánchez y no lo culpo a decir verdad, ella se ve majestuosa, demasiado sexy para mi propio bien, joder.

Nos deja pasar para irnos rápido a la carretera de doble carril donde no hay nadie, solo nosotros dos acelerando, pero en un momento baja la velocidad y por ello yo también al divisar una van negra como ella supuso, por ello nos mantenemos tras esta, pero vamos como un par de críos en una puñetera carrera ilegal a ver quién llega primero como si no debiéramos mantener la distancia para evitar ser descubiertos, aun así, ellos al parecer no notan algo sospechoso, solo siguen y siguen hasta tenerse en una bodega, esta tiene un cuarto adosado donde hay una luz encendida y naturaleza montañosa a lado y lado con un caminillo de tierra antes de llegar a la puerta, pero Sánchez lo bordea y sigue de largo, supongo que para disimular, hasta un kilómetro después donde se detiene y hace señas para llamarme.

—Debemos dejar las motos a cien metros para no alertarlos con el sonido de los motores —ordena sin más—, ¿preparado?

—Ni lo pregunte —afirmo para tomar ruta de regreso hasta el punto donde acordamos donde hay algunos arbustos perfectos para ocultar las motos de posibles ladrones aunque por aquí no este ni Dios. Bajamos y caminamos los metros hasta allí, pero antes nos asomamos para ver si hay vigías y efectivamente, hay dos, pero juegan a las cartas distraídos, checamos los alrededores con precisión desde matorrales, pero antes ella toma dos silenciadores para adosarlos a sus pistolas.

Nos deslizamos como sombras entre la vegetación aunque el sonido de nuestros cuerpos atravesándola alerta a los guardias a quienes les caemos por la espalda, yo tomo a uno por la parte de atrás del cuerpo con mi brazo en el cuello para dale golpes con las rodillas encogidas, lo suelto para empezar a golpearlo con puños y el codo hasta hacerlo sangrar por la nariz y reventar sus pómulos como toda su cara, volviéndolo una masa sanguinolenta en poco tiempo, mientras ella le da con el codo, un cabezazo, pero cuando él saca un cuchillo le da un tiro a la cabeza sin miramientos para acabar con quien tengo sostenido también. No le digo nada, hubiera hecho lo mismo si de mi vida se tratase, no disparé en primer lugar por no tener un silenciador, debería ponerle freno; sin embargo, me encanta verla así.

En los operativos compartidos, su forma explosiva de ser, tenaz, dura, implacable, no deja lugar al derecho a la vida, vamos, mata por donde pasa sin pararse a pensar, es la descripción gráfica del "Donde pone el ojo pone la bala". Una vez neutralizados caminamos como si estuviéramos en un operativo de forma táctica hasta alcanzar una ventanilla dividida en cuatro vidrios, uno de estos roto, por eso podemos escuchar lo sucedido dentro. Pronto un agente presenta al General por fin.

—¡Silencio! —espeta el tal Pedraza, es largo como un ferrocarril de pie con una barriga incipiente y entrada con canas en su pelo castaño, aunque desde aquí el color de sus ojos es desconocido; sin duda, no le había visto antes, sino le recordaría porque parece una caricatura burlesca, está junto a una mujer parecida a él quien parece demacrada se notan las ojeras profundas, tanto para verlas desde este costado, su pelo también castaño tiene un color más rubio, mientras están frente a los soldados. Veo algunas caras conocidas por la base, pero otras no, seguro son de otras divisiones y no la ETAN—. Vamos a comenzar, no creo que lleguen más.

Estamos metidos en el ajo muy enserio.

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(1)* Apodo de Isabella Fox protagonista de la saga Relaciones Peligrosas, primer libro de este universo "Donde hubo fuego"

(2)* Æon Flux es una película de ciencia ficción dirigida por Karyn Kusama en 2005. La película es una adaptación libre de la serie de televisión de dibujos animados del mismo nombre, que fue creada por el animador Peter Chung (que tiene un papel menor en esta versión cinematográfica).

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