Capítulo 14- Un trato de placer 🔞🔥
CAPÍTULO 14
Un trato de placer
"Tenemos cuentas pendientes, nos consumen los deseos de nuestra mente,
Porque es poderosa y nos lleva a una perdición inevitablemente"
M_cr696
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KATTLEYA SOKOLOV
Un nuevo miembro Sokolov morirá a manos de Kattleya en menos de dos días, primero ella luego él, la sangre corre por el piso de cerámica blanco en un torrente interminable que lo tiñe todo en un carmesí tormentoso lleno de violencia incontenible ante el dolor de una mujer herida por tanto su furia no tiene precedente, en sus manos dos armas asesinas que no necesitan balas para hacer daño, no necesita sino furia intrínseca a su portadora como motor para cometer más atrocidades a su paso para cobrar la ofensa no solo contra ella sino contra su madre y hermana, eso es imperdonable. El hombre balbucea a punto de cruzar la frontera entre la vida y la muerte como un último llamado a la piedad nula en la mujer de manos delicadas como una porcelana, pero tan peligrosa como el filo de una guillotina en su parte más mortal.
—Katt, déjame en paz, te ordeno como su fa... milia —tose sangre.
—Te diría que jamás en tu vida volvieras a llamarme Katt, pero no tendrás vida para hacerlo de nuevo —el cuchillo serrado enterrado ya en el abdomen se desliza hacia arriba cortando piel, músculo y órganos, eso significa la perdición para su vida, aunque por razones desconocidas se aferra a la vida aunque esté ahogado en su propio líquido vital.
—Tra... ido... ra... —murmura al borde de la muerte inquieta que lo espera con un abrazo de frialdad y quietud eterna.
—A mucha honra, acabaré con todos ustedes, hijo de perra, hasta que no quede ni uno para continuar la estirpe.
Sus palabras son lo último escuchado por él, ha caído de la cumbre de la vida al barraco de la muerte oscura y siniestra luego de días de tortura física, un sufrimiento perenne desde haber caído en manos de su prima tercera. Kattleya sale del espacio, pues la bodega está dividida en una sección con un escritorio y luego almacenaje. Apenas serán las siete de la mañana y empezará el día con las manos manchadas de carmesí.
—Malek (1)* —ordena a quien maneja su ejército de hassassin sentado en la silla de un escritorio de madera clara veteada—, ponlo en las posición propia y avisa a los noticieros primero, necesito esto en los tabloides y titulares en las noticias.
—Así será, Mi Duquesa —acepta el hombre con complacencia, daría la vida por Kattleya Sokolov, es su fiel lacayo por lealtad y admiración, pero sobre todo por su sentido de justicia.
—Este asqueroso bulto de carne debe ser público, debe llegar hasta la Boss... esa malnacida debe ser de las primeras en enterarse, dos de los suyos han muerto por sangre de su sangre, como prohíbe su reglamento —espeta, mientras camina, sus manos bañadas en rojo gotean y deja un rastro de estas hasta la puerta de la bodega.
—Se le revolverá la bilis —responde Malek con malicia, se emociona en la idea del sufrimiento de los Sokolov a excepción de su aliada favorita Kattleya, la sangre de aquella mujer de ojos mortalmente bellos no se puede derramar, él está para asegurarse de ello, vive para cubrirla—, esa mujer está apunto de conocer la devastación con piernas que su sobrina significa en su vida.
Kattleya sale del sitio para dirigirse al baño en la caseta de vigilancia junto al sistema de bodegas, son más de quince una junto a la otra interconectadas por puertas de acceso con código es de su propiedad y generalmente se almacenan víveres como fachada.
Sus ganancias masivas como organización vienen de la tecnología militar; en consecuencia, tienen una amplia gama de alcance dentro del mundo bélico de la venta de armas modificadas, porque en un inicio interceptaron un envío de armas de La Triada con este tipo de cambios para hacerlas más letales, todo tipo de estas más letales que nunca antes, sus compradores poseen un gran poder aunque la venta al por mayor esté prohibida, un precio muy alto por un solo rifle con cargas explosivas que no se consumen en el camino hacia su objetivo, granadas con doble explosión en su detonación y demás artilugios para convertir algo ya peligroso en más letal aún.
Una vez en el baño se ve a sí misma en el espejo, salpicada de la sangre enemiga, se regodea en el poder, él llegó a este sitio a desafiarla, se creyó con más poder por ser hombre y con más años; no obstante, nunca tomó en cuenta la bestialidad de Kattleya, pero sobre todo su apoyo con los Hassassin. El hombre había escuchado de su organización, más nunca imaginó su verdadero poder. En todo caso, fue ella quien perpetró el asesinato, ellos solo salieron a hacerle saber de su presencia, la mujer luchó cuerpo a cuerpo hasta ganar sin trampa y someterlo como basura.
Es uno de muchos, la sangre en sus venas clama por derramar la de sus familiares, le hierve en odio sin remedio. Ya tiene al siguiente objetivo en la mira, sus Hassassin la han cercado y pronto caerá.
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KLAUS
—Buenas noches, Comandante —saluda con coquetería en sus ojos miel claro de felina horas después—. Huele bien, ¿qué prepara?
—Nada extraño, gazpacho, gambas y calamares al ajillo, además vino —murmuro guiándola dentro donde hay una sala de estar con muebles negros y grises, la barra de la cocina a la izquierda, esta marca el inicio de esta zona y al final a la derecha el pasillo de las dos habitaciones que tiene este tipo de alojamiento de la base.
—¿Por qué afrodisiacos? —se sonríe de una forma tan traviesa.
—No lo pensé así, Capitana, que mente tan perversa la suya —le devuelvo el gesto de coquetería con una mirada en su cuerpo—. Y no tiene filtro, ¿no?
—Prefiero ser directa, actuar como la que no piensa en cosas sucias no va conmigo, más aún porque sé que usted las piensa también —se sienta en el sofá y cruza las piernas al mejor estilo de una femme fatale, sus pies están enfundados en zapatos de tacón corrido color negro con pizcas de brillantina.
—¿Y cómo lo sabe, Sánchez?
—Usted cree que no me doy cuenta de sus miraditas, jefe, pero sí, yo lo noto todo —su sonrisa fatal se extiende de nuevo y otra vez entiendo el porqué de su apodo de Rosa Letal, es tan bella como una flor de ese tipo y tan mortal como veneno de cobra.
—Ya... —quiero contestarle, pero me entra una videollamada de mi hija, en casa deben ser las siete de la mañana ya y como siempre, está despierta. La tomo llenándome de alegría a ver su carita infantil, ella salió a mi lado de la familia por su pelo negro y facciones, pues su madre era pelirroja natural con muchas pecas que le hacían más atractiva—. ¡Hola, mi niña!
—¡Papá! ¿cómo estás? —exclama con esa alegría característica de ella.
—Bien, mi princesa, muy bien, cocinando algo para comer e irme a la cama —le digo sentándome en el borde del sofá junto a la Capitana—. Mira quien está conmigo —la muestro en cámara pues ella le ha caído fenomenal.
—¡Krystel! —dice con una sonrisa—. ¿Vas a dormir con papá? —Krystel se ríe pues Pau hizo muy buenas conexiones, si está conmigo y yo me iré a dormir...
—No, hija, cenaremos juntos nada más —le contesto, aunque ella es tan intuitiva que sería difícil confundirla.
—¡Hola reina! —saluda Krystel emocionada—. ¿Cómo te va?
—Muy bien, a punto de irme a la escuela, queda en el fondo del mundo y debo madrugar mucho, no sé porqué papá no me matricula a la vuelta de la esquina, dormiría más, pero NO al más lejano posible, ¿lo puedes creer? —suelta Pau como si fueran amigas de siempre.
—Con tu papá claro que sí —bromea Sánchez—. Le gusta lo difícil.
—Exacto, por fin alguien me comprende, no como la bruja mayor —suelta de pronto—. Debo irme Krys y papá, el escolta está listo para llevarme a mi tormento, ¡hablamos luego! Cuídense muchote.
—Adiós, princesa, me alegra verte —nos despedimos ambos para finalmente colgar.
—¿Quiere vino, Sánchez? —le pregunto a ella una vez he bajado el móvil.
—Por favor —me pongo en pie para ir al refrigerador, sacar la botella, luego la apoyo en la barra y abrirla con el sacacorchos, ella se acerca, para apoyar los antebrazos en el mármol con la mirada perdida otra vez.
—Supe del conflicto por el homenaje a sus soldados —murmuro sirviéndole en una copa que saco de las alacenas de arriba, lo dicho se trata de que con la muerte de sus tres soldados se planeaba un homenaje pequeño con sus familias, pero un gilipollas al parecer lo ha impedido—. Puedo ver cuánto le duele y lo siento por ellos.
—Gracias, Comandante, eran muy buenos soldados y personas, sí me duele mucho cuando se supone no debe hacerlo así, debería seguir, pero no sé, yo no puedo hacerlo tan fácil. Y el Comandante Rosales que es administrativo ha suspendido el homenaje al ser tan solo tres personas —confiesa dejándome ver una vulnerabilidad—. Maddox siempre me reprende por ser tan sensible ante eso, pero ¿Cómo no serlo? Tienen madre, padre, hijos, esposas o esposos y saber que no volverán con ellos es como un impacto de cohete en el cuerpo.
—Se nota cómo ama, es difícil encontrar una persona en su cargo con ese corazón, la mayoría son como Maddox, fríos y no piensan en nadie más; sin embargo, usted ha llorado a todos —murmuro con algo extraño dentro de mi pecho—, esas cosas no se ven mucho en la UTCCO. Si le sirve de algo yo también lo siento, todas las vidas bajo mi mando son valiosas.
—Gracias, lo aprecio mucho —se sonríe como me empieza a volver loco—. Pero quiero ir al grano, no resisto un segundo más de incertidumbre ¿Qué haremos? No podemos seguir así.
—Seamos un rollo sin nombre, aunque a partir de hoy no puede ir con el tira y afloja de "Soy infiel" porque ambos lo somos, pero porque no podemos resistirnos ¿o lo haría con alguien más?
—No, la verdad no. He tenido oportunidades, pero hasta su llegada no había caído, se lo juro —murmura y le creo, sus ojos no mienten, ha sido fiel hasta conocerme. Vuelvo a la cocina para servir la cena, ella se acerca entonces para ayudarme y eso es otro atractivo, a pesar del tipo de mujer que podría darse el lujo de ser tratada como una puñetera reina para no hacer nada más que recibir atenciones, ella misma se ofrece a ayudar, aunque parezca una nimiedad, veo la diferencia por ejemplo con Ivanna, quien no mueve un dedo, todo se lo hacen, desde las tareas del hogar hasta su propia ropa interior, todo por su crianza en medio de muchos privilegios, pero no tanto por eso, porque Kassandra, Kai y yo también tuvimos tantas comodidades como ella; no obstante, mamá siempre nos enseñó el valor de las cosas, el que jamás deberíamos sentirnos superiores por el privilegio en donde nacimos.
Jamás nos dejó hacer ello bajo ningún motivo, por eso ni siquiera el rango de papá nos ayudó a Kass y a mí a ascender en la UTCCO, nada fue fácil y por ello valoramos cosas intangibles, mucho más que el dinero. Si ahora soy como soy, algo orgulloso y altivo, pedante, no es por mi origen en cuna de oro, sino por todo lo logrado en mi carrera; sin embargo, jamás humillaría a alguien por no tener lo mismo que yo.
—Espero entiendas que cuando estemos trabajando debo tratarte igual a todos los demás para no levantar sospechas —empiezo a tutearla por primera vez y ello le saca otra sonrisa—. Ojalá ni siquiera le digas a tus amigos, aunque sean como hermanos.
—Está bien, pero yo seguiré siendo la metralla respondona —me sonrío yo esta vez—, ¿Y cómo sabe lo de mis amigos?
—Soy un cotilla, es la explicación simple —vamos a la mesa donde nos sentamos poniéndonos más vino tinto.
—Vale, pero debemos tener un límite —murmura con una duda palpable—. ¿Hasta el término de la misión? —propone con una sonrisita.
—Hasta el término de la misión —reafirmo con seguridad, no sé si regresa con él para casarse antes de eso, pero su matrimonio me vendría valiendo tres cojones y medio, ni siquiera casada me detendría, pero ella sí, ¿quién soy yo para obligarla?
Me guiña un ojo con una sonrisa seductora para empezar a servir la comida en medio de una conversación en donde me cuenta sobre su hermana y su madre, son su razón de vivir, la razón de levantarse cada día, eso me engancha un poco más pues entiendo el sentimiento el sentimiento, mi razón para seguir adelante a pesar de que traté de no hacerlo se llama Paulina Roux, si ella no hubiera llegado, yo no estaría con vida. Una vez hemos terminamos llevamos todo al fregadero en donde el roce de nuestros cuerpos por la cercanía me hace preguntarle si vamos a cerrar el trato con algo más, cosa que le saca un gesto coqueto, aceptándolo.
La beso finalmente cuando abre los botones de la camisa negra y pasa sus manos por mis pectorales, una vez está fuera hago lo mismo con la suya, tirándole de cualquier manera para engancharla en mi cintura y llevarla a mi habitación en donde la dejo caer en medio de mi cama King con sábanas grises y negras perfectamente tendidas. Una vez allí desabrocha mi bragueta para ayudarme a sacar el pantalón junto al bóxer, de la misma manera la desnudo arrancándole el vaquero de un tirón para deshacerse de su ropa interior rompiéndola en pedazos, por eso queda vuelta solo jirones de encaje, entonces me cierno sobre ella, pero me pide un condón, siempre lo uso incluso con Ivanna, pero cuando Sánchez se atraviesa, me olvido del maldito.
Pronto voy a la cajonera de la mesa auxiliar y saco un preservativo para ponérmelo, ella me espera apoyada en sus codos, mientras mira el reproductor de música bajo el televisor empotrado en la pared, entonces me pide poner música, la obedezco claramente poniéndole play al aleatorio pues tiene ya mi Ipod conectado, primero resuena "Dulce pecado" la misma que me cantó, la agregué luego de ello cuando ataco sus labios al regresar a mi posición sobre ella, quien se aferra a mis omoplatos con ello enterrándome las uñas porque deslizo uno de mis dedos en su humedad lista para mí.
Mueve sus caderas, mientras lo muevo y al mismo tiempo le beso los pechos, el cuello, mejor dicho, toda piel al alcance de mi boca, mientras me deleito en sus gemidos complacidos, en su labio inferior atrapado entre sus dientes superiores, joder, esta mujer es un cóctel sexual para mí en muchos sentidos. La canción acaba y comienza otra, aunque estoy tan ensimismado que sólo escucho pedazos "Es lujuria sin razón, pero es que no puedo parar mi corazón" pronto siento como viene su orgasmo, clava sus uñas en mi nuca y con estas me hace un arañazo que escuece, pero poco me importa ni eso o si se nota.
De repente, me embarga el pensamiento de cómo le dejo hacer muchas cosas prohibidas para las otras incluida Ivanna, quien no puede hacerme eso ni chupetones, mucho menos las demás. Entonces empieza "Adicto" "Bebé yo soy adicto a tu piel...Este vicio de ti que me hace mal y a veces me hace bien dime qué vamos a hacer" cuando ella llega al orgasmo finalmente con un gemido largo, pero atrapado en el beso que me da... su pelo castaño esta sobre un lado de su cuerpo como si fuera una criatura mitológica lista para llevarte a la perdición. Cuando finalmente me posiciono para entrar en ella no se ha recuperado aun de su estallido de placer, aunque no la penetro, me restriego aumentando la humedad entre sus piernas, hasta que me amenaza, me dice que si sigo jugando con ella, la pagaré muy caro, entonces sin pensarlo dos veces hago lo que me pide.
Todo se intensifica para mí, mientras embisto contra ella enganchando sus piernas en mi cintura para luego sujetar sus muñecas sobre su cabeza, pero me pide dejar que me toque y como si fuera una orden la dejo «¿Qué carajos haces conmigo, Krystel Sánchez?» entonces empieza a acariciarme por todas partes, sus dedos exploran mi piel y hasta delinean mis tatuajes del brazo derecho, el único lugar en todo mi cuerpo en donde hay tinta. Dirijo mi boca a su cuello para besarla allí, he descubierto cómo la ponen los besos en esa parte. Doy pequeñas mordidas cuando quiero cambiarla de posición, por ello salgo totalmente dejándola confundida por un instante, pero no tardo en girarla y dejarla boca abajo para volver a mi sitio y empezar mi vaivén de nuevo con más fuerza, esta vez siendo yo quien puede acariciar el tatuaje del fénix en la parte baja de su espalda, es en tonos ocre y rojo con las alas abiertas mostrando su esplendor con trazos delicados delgados, no burdos, es muy delicado y por ello parece una calcomanía, aunque no es grande, reposa donde tiene dos cosas, los agujeros sexys y sobre estos lo que parece una quemadura en forma de flor de lis, aunque esta apenas se ve bajo los trazos de tinta, pero también cicatrices alargadas y delgadas por todas partes.
No se las vi antes porque nuestra primera vez estaba borracho y en la cabaña llevaba la blusa puesta, pero ahí están, algunas se notan más, además de tener algunas en los brazos por detrás, un lugar difícil de ver, como si aquello que le dañó la espalda, pudiera pasar los brazos en el golpe.
Una persona no detallista la pasaría por alto, pero yo no, menos si se trata de ella, aunque no es el momento de preguntarle, a las personas no las marcan como ganado para dejarles un buen recuerdo precisamente, por ello solo le doy besos al ayudarla a incorporarse y quedar en 4. No sé la razón de mis besos en ese sitio que seguro guarda un recuerdo aterrador, pero simplemente me nace hacerlo. Pronto lo siento, se construye el orgasmo poco a poco, es como alcanzar una cima placentera, Sánchez me empuja a subir con sus gemidos, con su forma de jadear mi jodido rango, joder, jamás sonó tan putamente excitante escuchar una mujer decirlo, la tomo de los pechos para subirla y pegar su espalda a mi pecho en posición recta sin salir de ella, acaricio sus senos desde atrás al sentirla ya cerca de cumplir su segundo climax, a donde llega tan solo unos segundos después.
No tardo en seguirla y ambos respiramos agitadamente al sentir el máximo placer recorrernos las venas. Salgo de su interior para quitarme el preservativo, pero ella se acuesta boca abajo con una sonrisa complacida.
—Carajo, Capitana, eso fue intenso —regreso al poner mi ropa interior y poner la de ella para envolverla en una de mis camisas manga corta antes de encender el aire acondicionado.
—¿Y para que lo niego? —se acomoda en la cama cuando yo también lo hago, no suelo dormir con las mujeres con quienes tengo sexo, pero no me sorprende dejarme hacerlo porque empiezo a sentir una necesidad de tenerla cerca.
Hablamos un rato de la forma en cómo nos conocimos, fue algo fortuito, aunque eso ya lo sabíamos, pero tuvimos química desde la primera conversación. No hay forma de negarlo, no puedo decirle "No" a esta mujer, no me importa si es ajena, menos si tiene prometido, no me importa nada más que tenerla.
Es un sentimiento similar al que tengo por Kattleya Sokolov, aunque desde la aparición de Krystel mi fijación se ha ido a ella, cosa extraña si consideramos los diez años que Sokolov lleva en mi cabeza, el timbre dulce de su voz, el cómo sentía sus manos presionándome la herida, nada de eso se me olvida como si fuer tan permanente como los tatuajes en mi brazo, ahora si capturo a su tío, estaré más cerca de encontrarla y saber de una vez por todas si siento algo por esa figura misteriosa o solo es una obsesión desquiciada nutrida por no saber su identidad, aquello de querer lo que no puedes tener.
No tardamos mucho en apagar la luz e irnos a dormir, ya es tarde y debemos levantarnos con el sol para trabajar, pero en medio de la penumbra caigo en mis sueños con una sonrisa complacida en la boca.
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Horas después al darnos cuenta de que ha amanecido ambos salimos disparados de la cama como si tuviéramos un petardo en el culo y nos metemos al tiempo en el baño, en donde no nos resistimos para nada manoseándonos con el jabón como conductor de nuestras caricias, pero el tiempo no nos permite hacer más, entonces pronto salimos, yo me pongo el uniforme con la camisa de manga corta y el pantalón camuflado verde, pero ella solo tiene la ropa con la cual llegó anoche; por ende, debe salir a buscar el suyo propio.
Cuando dan las seis con treinta minutos estoy en la oficina esperándola, suele ser puntual, pero debía ir hasta su casa donde de seguro se encontró con alguien, quien sí llega pronto es Falcon, viene sonriente como si algo le hubiera arreglado el día desde temprano, pero no tengo la confianza para preguntarle, solo le saludo para ponernos a trabajar. En un punto de la conversación pedimos café acoplándonos cada vez más fácil, su escuadrón Praetor, el Delta-Lion, tuvo resultados casi perfectos en las pruebas del Cuerpo Élite, además de los expedientes de Colombia, así como en todos los países donde han estado, pues hace poco más de dos años, él rescató a Isabella de un ataque, pero quedó marcado por Karenina Petrova; en consecuencia, ha tenido traslados entre las bases de diferentes lugares del mundo.
Él e Isabella trabajaron juntos en Afganistán y según averigüé se conocen de toda la vida, fueron un dúo eficiente en la misión de Abdul Sayyid(1)* donde había trata de blancas de por medio, pero llevaron la asignación al éxito, a pesar de que parecen no poder estar más de cinco minutos sin rabiarse como lobos rabiosos con espuma en la boca.
Pronto llega Teresa con informes, de quienes llegan hoy de Navacerrada, entre estos Kass, pero se fija de más en Falcon aunque él parece ignorarla olímpicamente, hasta que noto un anillo en su dedo anular, no sé porqué lo ignoré si soy detallista aunque eso le da sentido a su actitud reacia a Teresa cuando esa mujer tienta a todos, no por nada es una Roux. Su padre, hermano del mío la entrenó como la punta de la lanza y por ello consigue siempre lo que se propone sin ayuda de nadie.
Isabella no tarda en llegar, trae su cabello rojo fuego en una coleta ajustada que despeja sus facciones delicadas, pero sobre todo resalta sus ojos avellana, una mezcla de verde y azul sumamente atractiva pues sólo te invita a mirarla por horas, tal vez por eso logró embaucar a Alexei Sokolov en su infiltración, porque parece de todo menos una agente militar. Entonces nos volcamos sobre el trabajo, inteligencia nos ha pasado datos sobre LADIVCOM para establecer cercanías y actividades sospechosas, Isaac por su parte revisa los datos de electrónica, pues es un hacker de los mejores en los Praetor; por ende, estudia la posibilidad de interceptar sus sistemas internos por si se puede obtener información tal vez del tráfico.
—¿Hola? —contesta Falcon en su móvil y no sé qué le dicen, pero la expresión de su rostro se descompone—. ¿Qué cosa? ¡Bastardo infeliz! —brama con furia, es cuando Isabella a su lado manda su mano sobre el antebrazo como si fuera un ancla para la ira—. Comandante, debemos ir a una sala audiovisual ya mismo, el asesino ha enviado una carta a la base.
Todos nos ponemos en pie para correr hacia la primera donde podamos conectarnos, ya que nos mandarán la carta escaneada para poder verla inmediatamente. Pronto hemos llegado y nos disponemos a hacer la conexión, pronto un joven pelinegro sale en la pantalla multimedia, se identifica conmigo como agente Miller del Comando Médico Praetor, quien se nota escandalizado, al parecer trabaja en la búsqueda del asesino en base a su patrón forense de la mano con Isabella y un psiquiatra de esa área de nombre Álvaro Salvador, lo investigué, es un ex militar de los Navy Seals Teniente Coronel, pero lo dejó para dedicarse a una pasión desde joven: el diseño de ropa, por ello actualmente tiene una de las mejores marcas de diseñador en Washington DC y del país, pero lo más importante es su expediente previo a pedir la baja.
Cazó a asesinos seriales, tuvo amplia experiencia en zonas de conflicto, así como el desarrollo de perfiles criminales y era conocido como "Samael". Pronto Álvaro aparece, va vestido como un Praetor porque está en trabajo conjunto con estos.
—¿Qué tal, Álvaro? —pregunta Isaac, es su primo segundo, pero en asuntos de trabajo parece ser totalmente serio.
—Tratando de descifrar a este hijo de puta —murmura con todo áspero, la cámara deja ver la mesa donde están, hay fotos de los cuerpos encontrados al parecer ordenados en algún patrón, tal vez en su filiación militar—. Pero sus patrones parecen erráticos, cuando pensamos tener la dirección, aparecen cuerpo o partes de estos en otros sitios, además los ha dejado sin ningún tipo de cuidado, quiere que lo sepamos, se regodea en la idea.
—Teniente Salvador —murmuro con firmeza—, un gusto, Comandante en Jefe Klaus Roux, ¿puede explicarme la situación?
—Un gusto, se habla mucho de usted en el mundo militar... les pondré en pantalla la nota escaneada, un segundo —murmura con seriedad, entonces se proyecta en toda la extensión.
Febrero, 2020.
Queridos Praetor,
han encontrado mi obra de arte ¿acaso no es magnífica? Pintar con la sangre de quienes derraman sangre es la sensación más poderosa que una persona como yo pueda experimentar. Mientras escribo, me rio de ustedes ladrándole al árbol equivocado, dan tumbos de ciego a un destino incierto, peor aún, en la dirección equivocada, se creen muy astutos, pero la prepotencia de las milicias les ciega hasta el punto de hacerles cree que son indestructibles, pero ya vieron, no lo son.
Creen haber encontrado la totalidad, pero no tienen idea de cuantos son, ¡y tengo trofeos! Un corazón delator es la gema más brillante de una corona del averno. Prepárense porque lloverán brasas de fuego y azufre sobre todos ustedes. Las tradiciones de los dioses de Europa serán la perdición de mucho más de ustedes.
Atentamente,
Jack.
—Se burla encima de todo el muy cabroncete —espeto sin poder creerlo casi, ha tenido los cojones bien puestos para desafiarnos de frente y más aun firmando como lo hacía Jack el destripador. Isabella la toma entre sus manos como si analizara las palabras, sé que tiene formación en lo forense, aunque es de Operaciones Especiales y se ha dedicado a la lucha en tierra sobre todo; sin embargo, sabe cómo manejarse en el tema.
Las palabras quedan dándome vueltas como una noria frenética sin control alguno.
—¿Qué piensa, Salvador? —pregunto a Álvaro quien ha vuelto a cámara, Falcon pide una copia a la secretaria.
—Posible trastorno antisocial de la personalidad, pero no tenemos claro si en el espectro de psicopatía o de sociopatía, estamos a tope con más expertos, aunque nos detiene un poco no tener muchas necropsias y saber si hay algún patrón, alguna muestra de sevicia excesiva —contesta con la misma expresión facial estresada.
—Ya veo —murmuro sintiéndome impotente, ese individuo es un peligro potencial para nosotros y debemos atraparlo lo antes posible—. ¿Algún informe más, Teniente?
—Ninguno por ahora, Comandante, seguiremos trabajando, cuando haya novedades serán los primeros en saber —sin más corto la comunicación, pues ya debemos regresar a trabajar. El workaholic sale a relucir porque debemos terminar el análisis de los infiltrados, así como armar la forma en cómo Krystel y Samara se infiltrarán en LADIVCOM cómo se manejarán una vez allí, pues el un lugar fuertemente vigilado por CCTV, ese día vimos muchas cámaras por todas partes y en los tres pisos, aunque en Inferno hay más, aun en medio de la oscuridad se notan en las cuatro esquinas y en los espacios entre estas mismas, una en la barra, dos en cada entrada de los baños, dos en los ángulos de las escaleras, pero la idea es que Falcon con su habilidad para lo electrónico les intercepte las cámaras dándoles a ellas puntos muertos para poder maniobrar.
De igual forma iremos como clientes Fox, Falcon, Nicolás, Valeria y yo, a veces juntos, a veces en parejas o grupo de tres, la idea es apoyar la misión desde perspectivas diferentes. De esa manera, planificamos las siguientes tres semanas de trabajo con los días en donde nos infiltraremos nosotros, porque Samara y Krystel deben estar atenidas al horario impuesto por el gerente de la disco, debemos esperar a eso para saber cómo se acomodarán las cosas, aunque se complicarán un poco si debemos movernos a la base Praetor, pues está a dos horas y media en coche, cerca de Culiacán Rosales, nosotros estamos cerca de la carretera de Mazatlán a Durango.
La una de la tarde nos toma aun en eso, pero nos detenemos para comer algo, Falcon es diabético y podría descompensarse si pasa mucho sin comer, entonces Isabella se va con él, allí noto que la apatía de él es solo con Teresa, porque con Fox es otra cosa, busca su mirada, pero no es con quien está casado, lo sabría de ser así. Yo no quiero salir de la oficina, odio los comedores, demasiada gente para mi gusto, sin mencionar el ruido, no, sólo lo admito cuando es un club y busco diversión, pero esta vez no quiero estar solo, por ello convoco de carácter urgente a Krystel como si de verdad fuera algo grave, por ello tan solo minutos después llega en una carrera como si hubiera corrido todo el camino.
—Señor —exclama en la puerta de la oficina—. ¿Pasó algo?
—Entre y cierre la puerta —mis palabras salen cortantes y en sus ojos se ve lo inesperadas que son para ella, pero aun así pasa con la actitud de la metralla respondona, una vez ha cerrado me parto de la risa—. ¿Muy molesta, señorita impertinente?
—¡Hay formas más decentes de llamarme! —exclama indignada, aunque la sonrisa la traiciona—. ¿No pasó nada?
—No, solo quería verla, Sánchez —confieso con tono coqueto acercándome a ella, quien me toma por la nuca una vez estamos frente a frente—, además nunca me da dado su número, ¿cómo la llamo? ¿por señales de humo?
—Nunca lo ha pedido, señor Comandante —me da un beso en la comisura de los labios, entonces la tomo por la cintura para sentarla en el escritorio y así poder darle otro beso, este más cargado de pasión, paso mis manos por su cuerpo enfundado en el uniforme de camuflado verde, con camisa negra manga corta con el emblema del ETAN en el lado izquierdo, me quito entonces la pistola del cinto así como la suya para evitar accidentes, pero no pasamos de ahí cuando Teresa entra pillándonos con las manos en la masa.
—Que cabrón eres, Klaus... —exclama al cerrar la puerta con fuerza, lo suficiente como para hacer temblar el cuadro de la pared junto a esta.
La va a lidiar parda, eso es seguro.
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