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Capítulo 10-Culpa de ambos


Capítulo 10

Culpa de ambos

No hay problema tan malo que un

poco de culpa no pueda empeorar

Bill Watterson

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KRYSTEL

¡SAMARA Y NICOLÁS, MEJORES AMIGOS DE KRYSTEL AL FINAL!

(Anahí Puente y Carlos Torres)

No puedo dormir, me revuelvo inquieta en la cama donde está Ángel también, ha llegado justo cuando estábamos en la enfermería. Él quedó fundido en cuanto tocó la almohada, yo traté de hacerlo, pero al cerrar los ojos el Comandante y nuestro encuentro en esa cabaña me atormenta, lo disfruté tanto... debería ser ilegal ese exceso de placer embebido en lujuria pura, ese hombre será un malgeniado grosero en el trabajo, pero como amante es la delicia más grande en mi experiencia, su boca, sus manos, su forma de moverse, Dios, un coctel sexual explosivo y me encuentro envidiando a Ivanna, él la ha hecho su oficial, aunque bueno, le es infiel ¿Lo sabrá ella? ¿será una costumbre? Me pregunto en medio de la oscuridad de la habitación de la base. Ángel dormita profundo a mi lado, pero yo solo puedo pensar en otro.

Sí, me he dado cuenta, soy una desgraciada aunque sea la primera vez, no hubo otro desde hace tres años al conocerlo, sigo siéndolo, pago con engaños todo su amor, porque si bien ha sido un idiota en varias ocasiones como dejarme plantada, no puedo reclamarle por falta de amor, apoyo o compañía necesaria para una relación, por ello lo amo tanto, en cada ocasión en donde me veo flaquear, él está ahí y por eso acepté casarme con él... sí, en realidad es mi prometido, pero todo se había terminado antes de yo conocer al Comandante aquella noche en Madrid, tenía intención de volver, pero no era seguro y no volvimos como tal, pero queremos intentarlo con un tiempo entre ambos, por ello dormimos juntos.

Pronto al ver las nulas intenciones de mi mente para tranquilizarse o dormir, me pongo en pie para ir a la sala de entrenamiento número tres, en la zona residencial, por ello me pongo ropa de ejercicio para salir de la habitación, mi apartamento solo tiene una alcoba, esta da al pequeño pasillo conectado con la estancia a la derecha y la cocina a la izquierda, mi decoración es en todos cálidos como rojo vino tinto, terracota y marrón dándole un aspecto de tranquilidad, al final la ventana, ocupa la parte superior de la pared final del lado de la sala. Camino por allí ya vestida para salir y atravesar la noche, son las tres de la madrugada, pero estoy como si me hubiera inyectado cafeína pura en las venas.

Casi he llegado cuando escucho susurros de algunos soldados, mientras hacen la guardia con los fusiles FAMAS G2, pero llama mi atención debido al tema, hablan sobre una reunión con un General Pedraza «¿Quién será?» me pregunto, aunque ellos no me ven pues me escondo tras la pared de la sala de entrenamiento... hablan sobre un golpe de las milicias, pero nada en concreto, hablan de la UTCCO y el Consorcio Praetor, al ser agencias hermanas, cada una con una misión similar, pero al mismo tiempo especializada, los Praetor tienen más divisiones, aunque en conjunto somos dos titanes militares.

Continúan con la conversación enfatizándose en un propósito sin mencionarlo, una "Causa" extraña, pero al parecer muy comprometedora, pues a pesar de no verlos al cien para no ser descubierta, sus expresiones dejan mucho que desear. De hecho, es una preocupación, pues cada uno de los UTCCO y Praetor pueden ser un peligro de tomar el camino equivocado.

Pronto se marchan bajo mi atenta mirada, dejándome un mal sabor de boca. Entro finalmente para encontrarme con las luces encendidas, cosa extraña a esta hora, pero al estar las caminadoras en la entrada, me subo directo a una para aumentar la velocidad con los audífonos puestos. Pongo el modo correr, mientras suena Animal I Have Become, una canción con letra parecida a mi historia porque yo no era, ellos me hicieron, me cambiaron la vida, me empujaron a hacer atrocidades a gente inocente siendo tan joven, apretaron el gatillo del arma que me obligaron a apuntar dejándome ver a temprana edad la muerte en su máximo esplendor.

Tal vez por eso soy descontrolada, suelo pasar los límites físicos sin sentir culpa alguna, es más, me regodeo en el sufrimiento ajeno de los enemigos como si fuera una comedia, ellos me convirtieron en algo casi inhumano en ocasiones, por eso Ángel es tan importante para mí, yo me había sumergido en la búsqueda de poder sin limitarme, sin descansar, sin pensar en nada más, pero él ha sido un freno necesario, con amor y dedicación me ha dejado ver la vida más allá del trabajo, es de los más importantes para mí; en consecuencia, temo de su lejanía si se entera de la verdad porque no conozco a nadie más correcto en comparación con él, su expediente es de admirar, además de ser ejemplo en el trabajo impoluto.

Ha tenido un padre estricto, este lo ha orillado a buscar siempre la perfección, a ser intachable pues es General de tres soles, su madre es igual, ambos se juntaron para hacer de Ang un hombre también estricto, duro, pero él lo ha sabido equilibrar entre ambos puntos, pues hay aspectos de su vida donde debe ser más gentil, como con su sobrinos, él no quiere hijos propios; sin embargo, adora a la hija de su hermana con quien tengo una excelente relación y también con mis suegros, me han acogido como una hija más aunque yo no pueda mostrarles mi vida, solo una fachada creada para poder subsistir, ni siquiera a mi madre la conocen.

Debí mentirles diciéndoles que ella no estaba de acuerdo con mi relación y por ello no deseaba conocerlos, nos dolió dejarla como la mala del paseo, pero por cuestiones de seguridad nadie puede saber mucho de nosotras. De pronto, advierto una sombra poniéndome alerta, pero pronto me doy cuenta de quién se trata.

—Comandante —saludo bajándome de la caminadora—. No lo escuché llegar.

—Lo siento si la asusté, Capitana, yo tampoco la había visto; entré por la puerta trasera —comenta acercándose, sus tatuajes en el brazo son visibles por el tipo de camisa de gimnasio que lleva y me muero por preguntarle su significado, la razón de llevarlo, pero aún no tenemos esa confianza, podemos desnudarnos físicamente, pero no en nuestro interior, ese es aún más complicado, él oculta cosas, algo me lo dice muy claro, además un anillo con un diamante le cuelga del cuello junto a la placa militar—. ¿No puede dormir, Sánchez?

—No, señor... si le soy honesta lo sucedido me atormenta —susurro, mientras continuo con mi entrenamiento de pesas—. Ángel no se merece esto.

—Como se nota que no conoce realmente a Montemayor —escupe él para encender la caminadora—. Es un hijo de perra con todas las letras.

—Perdóneme, Comandante, pero no le permito hablar mal de él, ya suficiente tenemos con verle la cara y dejarlo como cornudo. Puedo entender lo de Kass, pero ha pasado mucho tiempo.

—¿Usted cree que puede permitirme o no decir algo? Baje de la nube, Capitana, si le digo así es porque tengo mis razones, ese hombre encantador con usted ha hecho cosas horribles y no hablo solo de mi hermana, señorita no te importa, pero entiendo, está en su mundo de mentiras, no tiene la culpa del engaño.

—Dígame qué hizo, tengo derecho a saber —me acerco a la caminadora y me atrevo a tomarlo por el brazo tatuado hasta bajarlo de allí arriesgándome a una sanción.

—Tenga cuidado, Sánchez, no me provoque —espeta bajándose con la firmeza de un hombre confiado en cómo puede lograr las cosas. Se pega a mi cuerpo haciéndome sentir su calidez, mientras inclina su rostro hacia mí con coquetería ruda, no deja su prepotencia, aunque sus ojos desprendan otra cosa.

—No hable mal de él... —ante ello bufa de nuevo—, entiendo lo de Kass, pero él ha cambiado, Comandante, se lo aseguro.

—Ya no le llamaré señorita no te importa, de ahora en adelante será señorita impertinente —trato de irme, pero ahora es él quien se atraviesa y empieza a jugar conmigo.

—Pensé que era la metralla respondona —replico aunque un ligero toque de coqueteo se cuelo, por ello al notarlo me retracto antes de hacer una locura—. Permiso, señor, debo regresar a la cama con Ángel.

—¿Sabe algo? Su boca suelta palabras, pero yo solo puedo pensar en sus labios y todo lo que haría con ellos —se acerca poco a poco hasta hacerme retroceder para llegar a un pilar con la respiración agitada, pues yo también haría tanto con su boca.

—Dígame, ¿algo sucio? —me manda la mano a sujetar mi barbilla de forma posesiva y en respuesta le clavo las uñas en la nuca. «Mierda, hace cinco segundos estábamos peleando, incoherentes». De pronto se escucha una voz molesta, y alcanzo a ver una de las señoras de aseo, quien refunfuña sobre la irresponsabilidad de todos al dejar las luces encendidas, bajándole los interruptores al panel, por ende, nos quedamos a oscuras, solo la luz de la base alcanza a iluminar un poco.

—Vaya, que oportuno ¿no cree? —se burla cuando siento el roce de sus labios contra los míos

—Usted y yo estamos mal de la cabeza, peleábamos hace nada, ¿Por qué estamos en esto? —susurro mordiéndome la esquina de la boca, presa de la corriente placentera dentro de mi pecho causándome latidos desaforaos como un caballo desbocado en un ciclo interminable, más aún con la fuerte de este sentir tan cerca de mí.

Finalmente, me besa con fiereza, mi mente dice "No, aléjalo", pero mi cuerpo grita "Síguele el juego, es excitante", por ese pensamiento me aferro a sus brazos enterándole las uñas allí cuando me toma por los muslos subiéndome a su cadera para llevarme a la primera pared, pero escucho la voz de Ángel muy cerca.

—¿Cariño? —pregunta en la puerta, por ello nos quedamos quietos y yo por instinto pongo una mano sobre la boca de Klaus para evitar alguna palabra de su parte, pero el muy descarado solo me manosea en la oscuridad como si disfrutara estar a escondidas—. ¿Dónde se habrá metido esta cría? —rezonga para marcharse al final.

Desgraciadamente, me conoce muy bien pues al no estar en la cama de seguro estoy en el gimnasio, seguro por ello vino directo, aunque al ver las luces apagadas parece regresarse sacándome un suspiro aliviado. Después del susto caigo de vuelta en la cordura, para separarme de él.

—No, Comandante, no podemos dejar que esto avance —exclamo, mientras doy pasos lejos, apenas puedo distinguirlo por las luces colándose por las ventanas, se ve peligroso, pero para mí es más interesante así—. Perdóneme por empezar el juego en la cabaña, no debió pasar...

—Estaba vulnerable, se le notó y yo también lo estaba, no era un buen día —murmura sin dejarme terminar—, para ambos, supongo, veo cómo ama a sus soldados y la pérdida de ellos le afectó mucho.

—Sí, a Sebastián, Luis y Ana nadie los reemplazará, ha dejado un gran agujero en mi pecho —confieso para salir de su cercanía tóxica—. Me voy, tenga buen resto de noche.

—Nos vemos a las siete en punto en el edificio administrativo —declara en tono de voz seco, no sé si le ha molestado lo dicho, pero no importa, es la verdad, no podemos seguir así.

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Al dar las seis de la mañana me arreglo frente al espejo, mañana llegan los Praetor y debemos estar listos en todo sentido, tanto para mostrarles la base, como para trasladarnos con ellos a la suya pues debemos estar de lado a lado según necesitemos, sobre todo por tratar de conseguir una muestra de los dioses del Olimpo, para ser analizada por el Comando Médico y de Investigación Química de los Praetor en busca de sus componentes exactos, pues aún son desconocidos, por ende, solo podemos buscar e incautar, más no explicar cómo se fundamenta. Me peino, mientras pienso en lo sucedido en la madrugada, ¿cómo caigo tan fácil? Me odio en este momento, siempre he sido de carácter fuerte, incluso a Ángel le tomó trabajo hacerme caer en sus fauces, pero ahora un sexapil en el Comandante me hace girar a verle en cada ocasión, me hace pensar en cómo lo hemos hecho.

Me veo a mí misma y no me reconozco mintiéndole a Ángel, nunca me han gustado los tapados, ahora tengo uno horrible adicionado al de siempre. Salgo de mis pensamientos al sentir las manos de Ang en mi cintura desde atrás, besa mi cuello con un suspiro cansado, al irse siempre se pone así, está triste por su partida pues su trabajo es importante para su carrera, fue una gran oportunidad, pero al inicio no quería por dejarme a mí en México, pero lo convencí para ayudarle a su ascenso, quiere ser General de tres soles algún día, por ende, todo esfuerzo es un granito de arena. Me da la vuelta para dejar un beso en la comisura de los labios diciéndome cómo me extrañará y yo a él en realidad, me siento como una maldita por hacer esto, pero lo amo muchísimo, sus desplantes se me olvidan por las cosas buenas en él, el apoyo, el amor, la atención.

Nunca me ha sido infiel, o al menos eso creo, tampoco le he encontrado mensajes comprometedores ni nada por el estilo, por eso me ha sorprendido, no es mi primer novio, para nada, pero sí quien marcó la diferencia. Pone un besito en mi cuello haciéndome cosquillas, me giro entonces para pasar mis brazos por su cuello, quiero olvidar lo sucedido con Klaus a como dé lugar, no hay opciones, le doy un beso de varios segundos para sonreírle cuando también me abraza con fuerza, de esa manera estamos listos, llevo el uniforme de la ETAN, el camuflado verde con la camisa elástica de manga corta pues podemos usar esa o la larga, mismas tienen el rango tejido bajo el apellido como forma rápida de identificación.

Salimos de mi apartamento tomados de la mano, su vuelo sale a las ocho, pero es comercial por ello lleva ropa de civil, un pantalón negro sencillo, con una camisa manga corta rojo vino tinto, resaltándole los tatuajes, uno en el cuello lateral, junto con otros más chicos en el brazo izquierdo, también lleva gafas de aviador, mientras caminamos hasta el parqueadero donde ubico mi auto para llevarle al aeropuerto, pues aun son las seis de la mañana, el clima está fresco, aunque pronto comenzará a elevarse, por ello nos apresuramos al interior para encaminarnos a la salida.

Empezamos a hablar de nosotros, mientras suena una canción de Pablo Alborán en la radio, él quiso conducir pues no confía en mi conducción evasiva, porque fui entrenada para hacerlo bajo la presión de ser alcanzado por quienes te siguen; en cambio, él es más calmado. Mencionamos nuestro compromiso, pero le dejo claro que no me pondré el anillo de nuevo hasta ver el cambio en él, no puede seguir viéndome la cara ni dejarme plantada cuantas veces se le dé la gana, eso se lo hago saber de forma directa y él me pide una disculpa besándome el dorso de la mano entrelazada con la suya, pues el vehículo es automático, una BMW regalo de él hace un año, aunque casi no se lo recibo, no me importan esas cosas.

Yo misma me puedo comprar todo lo deseado, pero ver la decepción en su carita me hizo arrepentirme, tenía la ilusión de darle un regalo a su mujer, pero ella lo rechaza, entendí el dolor causado; por ende, acepté devolviéndole la sonrisa. La verdad apenas me puedo creer lo sucedido con Kass, ese hombre no tiene nada de mi Ángel, él no sería capaz de algo tan atroz, si lo hizo ya ha cambiado. Luego cuando casi llegamos se detiene, para girarse hacia mi silla y poner un beso en mis labios, una vez lleguemos debo subirme directo al asiento del copiloto pues no dejan estacionar en la vía sino en el parqueadero, además de eso voy corta de tiempo.

Me agradece por darle una oportunidad, prometiéndome no volver a joderlo todo, pero le detengo para decirle que no solo fue él quien falló. Me da un último beso para retomar el camino hasta llegar al aeropuerto, entonces toma su maleta de la parte de atrás y se baja en una carrera pues debe hacer muchos trámites para pasar migración, lo despido con la mano arrojándole un beso en el aire, él hace las mismas señas cuando me dedica una canasta al jugar su deporte favorito el basquetbol, lo toma en el aire y hace como si lo guardara en su corazón.

Tomo camino de regreso con los ojos llorosos tanto por dejarlo ir como por la culpa.

Soy una desgraciada.

Tomo el camino de vuelta, según el GPS llegaría en punto a la reunión con el Comandante, Samara, el agente de enlace de los Praetor y Nicolás, mi mejor amigo, para empezar a trazar la estrategia, él no es parte del cuerpo élite, pero es de inteligencia y contrainteligencia, un gran elemento de hecho, Maddox no me dejó incluirlo por pensar en conflicto de intereses por ser mi amigo y de un rango menos, en fin, poco después llego a la base apresurada, tengo cinco minutos para presentarme en el edificio A con Klaus quien es un workaholic extremo, peor que yo además de ser un pinche reloj suizo, tic, tac, tic, tac, desesperación en su máximo sentido.

Gracias al cielo llego con dos minutos de sobra a la sala donde solo falta Samara, están Valeria con Nicolás, dos soldados de inteligencia y el agente de enlace Praetor, es un teniente con facciones específicas al parecer es de Japón según su expediente. Saludo con la presentación militar "Capitana Sánchez, señor" murmuro con protocolo, mientras paseo la mirada por el sitio, ha sido remodelado y por ello tiene pantallas interactivas de modelado 3D adosadas en una pared pintada de blanco como todo el habitáculo, hay dos ventanales uno a cada lado con vistas a la base, pero en esta ocasión los blackout están abajo con las ventanas cerradas para el aire acondicionado.

Me siento en una de las sillas frente al Comandante, para apoyar mis antebrazos en la mesa de madera de roble oscuro de forma rectangular con una capa de vidrio por encima.

—Capitana, buenos días —saluda Klaus con el descaro en sus ojos, mientras Nicolás lo mira extrañado—. Casi llega tarde.

—No dormí muy bien, alguien me desveló —murmuro con el mismo sentimiento oscilante en mi tono de voz.

—Comandante, la jefa viene en camino, debía pasar por algunos formularios —comenta una chica asistente asignada a él.

—Perfecto, podemos empezar ahora —replica Klaus con su voz imponente, mientras marca números en la pantalla interactiva para abrir expedientes de Alexei Sokolov... maldito nombre de mierda, me trae oscuros recuerdos, por eso soy la primera en la línea de defensa contra ese hijo de puta y toda su comitiva de traficantes despreciables. La ira bulle dentro de mí, mientras pasan las fotografías tomadas antes de su captura por el Consorcio Praetor, haciéndose pasar por empresario, hasta trató de acercarse al gobierno Deveraux, pero al descubrir su verdadera cara, el presidente lo condenó como cualquier otro criminal, pero en medio de la corrupción en el sistema de prisiones, Alexei escapó en las narices de todos, de seguro ha regresado a Rusia con la Hermandad, en un intento de huir de todo, pero le pisamos los talones.

Ponen entonces información de las drogas el Teseo, el Prometeo y el Ares, todos de la misma familia, hechas en base con fentanilo, fabricadas al por mayor por una red de laboratorios llamadas Anthaxtis (1)*, propiedad de La Triada, la mafia de Kaan Karaman, quienes luego de un tropiezo en Nevada, crearon sub laboratorios anónimos para su cometido, además tienen alianza con la Hermandad pues fue a petición de ellos que al parecer tenían una investigación de alguien quien nunca pudo terminarla, ellos lo retomaron con el objetivo de dominar el mercado de las drogas a nivel mundial dado su alto umbral de adicción. Solo tenemos fotos, más ha sido difícil conseguir muestras físicas.

El Teseo es una capsula azul recubierta y, al parecer de liberación retardada como un medicamento común, dispara los niveles de dopamina hasta los cielos porque al ser hecha en base al fentanilo, su potencia es fuerte en el sistema nervioso central, más aún con los ingredientes aun desconocidos para nosotros, pues no hemos podido incautar unidades, al ser relativamente nueva, los distribuidores aún permanecen anónimos, nos basamos en informantes y análisis de estos por el Comando Médico y de Investigación Química del Consorcio.

El Prometeo es una mitad amarilla, mitad roja con la misma acción de tiempo en el cuerpo, esta en lugar de alzar los niveles de excitabilidad, dopa a la gente para mantenerla sin voluntad.

Y termina con el Ares, al parecer un punto medio en donde se está, de forma literal, en trance, en modo neutro como si se fuera un títere vacío. Todo esto lo sabemos por un informante anónimo pues aún no han salido como tal al mercado del bajo mundo, esa persona nos alertó sobre la existencia de estas, hasta nos dijo quienes la crearon: Vasilisa y Damien Sokolov a quienes conozco bien y si algo debo aplaudirles es su inteligencia, no son solo parte de la mafia, si hubieran estado del lado correcto podrían aportar mucho a las investigaciones contra el cáncer y el VIH, pero por desgracia nacieron en el seno del mal.

«¿Por qué alguien querría meterse esas mierdas?» me pregunto en la mente pues no puedo detestar más las drogas, más aún a sus fabricantes y distribuidores.

Los tres tienen distintas presentaciones entre tomado, inhalado por fumarlo e inyectado, cualquiera puede adaptarse y eso es un problema mayor para nosotros al ver cómo se puede transformar para cualquier gusto, solo se debe fabricar con otro proceso. Klaus pasa hasta llegar a Portillo, debo admitir el interés despertado en mí por nuestro encuentro, pues su físico impresiona más en persona; sin embargo, no es sexual, solo fijación pues parece otra cosa menos traficante, muchos lo desconocen, pero Emiliano Portillo es un reconocido abogado en Tijuana, su prestigio llega hasta extenderse a otros estados de México, pero por debajo de la mesa, es un narcotraficante, aunque no tenemos pruebas en contra suya, sólo un par de informantes nuestros capturados por narcotráfico, quienes para hacer un trato con la fiscalía, hablaron de eso y desde ahí investigamos, Portillo aún está limpio, pues su fachada se ha mantenido porque si algo he de resaltar es su sagacidad.

Y no es de extrañar, es un hombre culto, gustoso del arte y la música clásica, con especializaciones en derechos humanos, defensor de los menos favorecidos, por ello el pueblo raso lo protege, es un salvador para ellos, le ayudan a cubrirse, por sus obras con ellos, como construcción de caminos pavimentados, así como casas de interés social, parques, entre otras cosas; por ende, el cariño social es fuerte.

Tenemos una tarea titánica para enfrentar, pero nada nos queda grande los Praetor y los UTCCO somos de lo más fuerte en las milicias, nada ni nadie se escapa de nuestras garras. Alexei ha hecho tratos poderosos, pero tiene tres enemigos, la Bratvá, nosotros y los Praetor, su destino se definirá por quien lo atrape primero.

Seguimos en la reunión, Samara ha llegado con varios expedientes de los soldados para el Comandante quien se muestra frío, como me advirtió, el Leviatán según le dicen...

—¿Quiénes serán los capitanes de las sub células del cuerpo élite? —pregunta Nicolás, mi mejor amigo y Teniente de mi escuadrón, es mi apoyo, ha llegado para quedarse en mi vida, ayudándome también a recuperar un ritmo de vida más normal, no tanto sobrecargado de trabajo.

—Haremos pruebas físicas y psicológicas —responde Klaus concentrado en los papeles—. Yo mismo lo haré, no confío en nadie más. Me acompañará la Capitana Sánchez y la Comandante Cruz.

—Sí señor —respondemos ella y yo, Sam tiene su mismo rango, pero el líder del cuerpo es Roux.

De pronto, le entra una videollamada, al parecer es Paulina, por ello él pide excusas para ponerse en pie, le da prioridad a ella como su única preocupación, pronto la vocecilla se escucha cambiándole la expresión a Klaus a una tierna, más cálida, igual a cuando estábamos en su casa, mientras hablábamos sobre el trabajo, pero la chiquilla adorable parece verme en el fondo, dándome un saludo, por ello su padre se ve obligado a acercarse a mi posición donde le saludo alegre.

—Krystel, ¿cómo estás? ¿cómo es México? ¿qué tal con papi? —inquiere en su común forma de pregunta tras pregunta.

—Con tu papá muy bien, hemos trabajado mucho, preciosa, y mi país es precioso, algún día te daré un tour —le prometo con una sonrisa, hasta alcanzo a ver una mirada divertida del Comandante—. ¿Y tú? ¿has hecho muchas travesuras?

—¡¿Yo merengues?! ¡pero si soy un ángel! —exclama haciéndome sonreír sin poder evitarlo—, sólo Ivanna me saca lo malo.

—Un ángel caído del cielo, mi princesa —le responde él—. Renacuaja, debo seguir en el trabajo, al medio día te llamo para ver tus notas, la tía Kass me ha contado sobre tu excelencia.

—Sí, Pa, aunque las clases son aburridísimas, todo allí ya me lo has enseñado tú...

—Bueno, princesa, al regresar hablaremos con tu maestra, tal vez podamos conseguir una promoción ¿Vale? Por ahora me voy —se despide y ella me manda besitos al aire conmoviéndome el corazón—. Le ha usted agradado mucho a mi hija, Capitana, no suele ser así con extrañas, ni siquiera mi novia tiene ese trato.

—Tal vez Ivanna le hizo algo, señor, es lo más seguro, pero me encanta caerle bien, tiene usted una hija encantadora —comento con respeto sin revelar nada de lo que la niña me confió, aunque mis pensamientos vuelen hacia otro sitio—. ¿Continuamos?

—Sí —contesta cortante sin más—, luego de que me diga qué mierda quiere decir con "Ivanna le hizo algo"

—Señor, los niños son muy receptivos y en muchas ocasiones su mal comportamiento es de carácter reactivo, Paulina aún más y eso debe saberlo bien, si conmigo es de esa manera si apenas me conoce, pero con su novia es cortante y apática, el problema no es su hija, es Ivanna —contesto para volver al trabajo al otro lado de la sala dejándole con la palabra en la boca, pues el aroma de su colonia me encanta como flautista de cobras.

Entramos de nuevo a los expedientes de la pantalla interactiva de Karenina Petrova y su hijo Nikolai Petrova, este es un médico recién graduado con honores de una de las mejores universidades de Gran Bretaña, aunque igual que Vasilisa y Damien, son hijos de la mafia y quitarse ese estigma de encima no es fácil, sus apellidos los condenan a una vida de oscuridad eterna, un abismo negro sin fondo ni salida, más aún cuando ellos mismos no hacen el intento de huir del tormento. Pronto llega la una, hora de almuerzo y por ello nos detenemos, Klaus sale disparado con el móvil pegado a la oreja dando pasos furiosos Dios sabe porqué en esta ocasión, ese hombre parece un mal genio con piernas, tras de él salimos los tres, aunque veo cómo se retienen hasta salir al aire libre fuera de edificio.

—¡Me vas a decir ahora mismo qué pasó con el Comandante Roux! —exclama Nicolás con emoción, Samara lo secunda, mientras vamos hacia el comedor, por ello les pido bajar la voz, le prometí a él no decirle a nadie, pero ellos son como hermanos, no puedo ocultarles cosas, ellos no lo hacen conmigo, todo, sus aventuras, sus corazones rotos, todo nos contamos entre los tres. me guardarán el secreto, lo sé.

—¿Por qué pasaría algo?

—Daaa, conoces a su hija y parece encantada contigo —exclama Samara—. Mejor pidamos el almuerzo y vamos a casa.

—Sí, es mejor así —murmuro para seguirlos hasta el comedor a través de la base bajo el sol abrasador, los tres vamos desde el sur al norte, mientras pasamos por el hangar de helicópteros, los circuitos de entrenamiento, los edificios especializados, así como de inteligencia y contrainteligencia, además desde aquí se puede ver a lo lejos las zonas residenciales.

Entramos al espacio fresco por el aire acondicionado llenándonos los oídos con el murmullo general de todos los soldados en mesas redondas de metal reluciente con sus sillas adosadas como una sola pieza, mismas llenan el espacio a lo ancho de lado a lado, mientras el olor a comida llega hasta nosotros, es día de pollo frito, además se siente el aroma de las frituras, una vez en la barra donde hay una barandilla para guiar la fila formada con las bandejas de plástico en el inicio, ya casi se acaba, pues es popular; sin embargo, hay todavía carne, pero yo no como eso. Una vez hemos pedido para llevar en pequeños tapper de icopor para dar media vuelta y dirigirnos a casa de Nicolás, la más cercana.

—Ahora sí, cuéntanos, picarona —pide él con un acento paisa colombiano donde nació, una vez hemos entrado, tiene un apartaestudio similar al mío, misma disposición y metros cuadrados decorada en blanco con negro, así como gris.

—Sentémonos —sugiero al sentarme en su sillón en L pegado a la ventana al otro lado de la puerta—. Prometan no mencionar esto a nadie, por favor, puedo tener una investigación disciplinaria más.

—Oye, ya me preocupas —comenta Sam al sentarse.

—Había terminado con Ángel, lo saben —ambos asienten, mientras abren las cajitas de comida para llevar—. Bueno, cuando viajó a España conmigo me citó en un club, pero jamás llegó... ahí conocí al Comandante Roux, bebimos bastante, bailamos hasta enrollarnos en el baño, luego en su casa y en la cabaña donde estábamos ayer —suelto sin detenerme, si de algo sufro en esta vida es de verborrea imparable.

Sus caras lo dicen todo, estoy en problemas.

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(1)*Laboratorios Anthaxtis, son de mi novela militar Donde hubo fuego (terminada), poseen tecnología de última generación y son controladas a través de inteligencia artificial de nombre "ROSCHEL"


SAMARA CRUZ

Anahí Puente

NICOLÁS

(Carlos Torres)

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