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Capítulo 10

Historia Original de chanchanchan12











TOEY

-No hablo de esa virginidad -dije. -Quiero decir...

Me trastabillé en mi discurso.

Sabía perfectamente lo que
quería decirle, nada más que
no me atrevía.

Up parecía cada vez más
interesado en lo que yo estaba por contar.

¿Acaso percibí que su
entrepierna comenzó a
endurecerse?

No importaba. No tenía que
bajar la vista. Tenía que ver a
mi amigo a los ojos.

-Nunca consideré la
posibilidad de estar con otro
hombre -argumenté. -Mucho menos la de entregarle mi culo, ¿lo entiendes? Pero ahora estamos en esta situación y creo que es lo que va a suceder. Ese hombre va a
terminar por cogernos a los
tres, uno por uno.

-Sí, Bernardo -me dijo, con
tranquilidad. -Ya lo hablamos y estuvimos de acuerdo. Pero nadie te obliga si no quieres..

-No me estoy echando atrás
-le dije. -Sólo que no quiero
que sea él.. El primero.

Sentí que mi corazón latía con fuerza y furia.

No sabía si había sido
suficientemente claro al
respecto de cuáles eran mis
intenciones, pero, por aquel
momento incómodo siempre
podía tener una cuota más de
incomodidad.

-¿Qué quieres decirme
exactamente, amigo? -me
preguntó Up, curioso. -¿Qué es lo que realmente te ha
hecho venir hasta aquí?

Suspiré y decidí liberarme de
aquella idea de una buena vez.

-Quiero que seas tú - confesé. -Quiero que tú seas el primero.

Up decidió que no era momento de almorzar, así
que apagó la hornalla e intercambió la comida que
estaba preparando por una
copa de vino y unos cigarrillos.

Salimos al patio, mientras él intentaba procesar mi solicitud.

El hecho de que no me haya
echado apenas se lo propuse, era bueno. Significaba que,
pasara lo que pasara, al menos tendríamos una oportunidad de diálogo.

También noté que la charla
incómoda, con el correr de las copas de vino, se convirtió en una especie de cita romántica.

¿Acaso mi mejor amigo
intentaba conquistarme?

-¿Por qué me lo pides a mí? -me preguntó.

-Porque estamos juntos en
esto -le contesté.

-También lo está Gulf.

-Pero él no es atractivo -
repuse.

Up se rió, pero no por eso mi explicación dejaba de ser
menos cierta.

Mi punto es el siguiente: si
te tienes que acostar con un hombre por primera vez, al menos que sea lo suficientemente atractivo como para que te haga dudar
de tu sexualidad.

Pero yo ni siquiera dudaba.

Simplemente me estaba
preparando para un trabajo
especial.

-¿Te parezco lindo, entonces? -me preguntó.

-Pues claro -respondí. - Tienes buen físico, una agradable sonrisa y unas nalgotas...

Me arrepentí apenas lo
dije. Up me miró con una expresion que se dividia entre lo divertido y lo aterrorizado.

-Así que me estabas mirando el trasero... -comentó, intrigado.

-Bueno, Up, es un poco
complicado no verlo - respondí. -Es casi el 90% de tu cuerpo.

Up se rió y me pegó en el
hombro.

Reír ayudó a distender el
ambiente.

De repente, ya no me encontraba bajo presión.

Up se acercó a mí, apoyando
su mano en mi cintura.

El sólo contacto hizo me
provocó una erección que, honestamente, no me
interesaba disimular.

-¿Te gustaría tenerla? -me
preguntó.

Su voz susurrante provenía
acompañada de un dulce
aliento al vino que tomaba.

Me estaba seduciendo, sin
dudas.

-Vine para que tú me lo hagas a mí, no al revés -le dije.

Uy p sonrió, mirándome
como un crío inocente.

-Pero creo que tú te divertirías más con mi cola que yo con la tuya -me respondió.

-Debería sentirme ofendido,
pero tienes razón -contesté.

Lo miré y comprobé que no
había apartado sus ojos de mi
rostro en todo aquel tiempo.

Casi sin pensarlo, acerqué mi
boca y nos dimos un beso.

En ese momento caí en cuenta que no sólo el trasero de Up era carnosa, sino también sus labios. Nunca los había visto desde aquella perspectiva, pero su boca tapó por completo la mía.

-Yo también estoy nervioso -me susurró.

-¿Por est0?

-Por lo del profesor.

-Ah, claro -recordé. -Me
agrada saber que no soy el
único.

No me di cuenta que mis manos fueron hacia sus nalgas. Tenía deseos intensos
de apretarlas entre mis
manos...

De saborearlo.

-Nunca lo olvidé, ¿sabes? - le dije, sin poder contenerme. -Hace años atrás, cuando nos masturbamos juntos.

-Lo recuerdo -comentó,
divertido. -Fue un momento
muy cachondo.

-¿Nunca te preguntaste si
hubiéramos llegado a más? - le dije.

No sé por qué pregunté una
cosa así. Yo creía que jamás
me había planteado qué
hubiera sucedido si la cosa continuaba. Pero al tenerlo
frente a mí, a milímetro, se
me desbloquearon alguna que otra fantasía que tenía para con él.

-Los días posteriores a ese evento, tuve deseos de
repetirlo -me confesó. -Nada más que nunca se dió
la oportunidad. Y después,
simplemente, dejé morir ese
deseo.

-¿Crees que lo hubiéramos
hecho? -pregunté.

-No lo sé -me dijo. -¿Crees
que lo haremos ahora?

No necesitaba pensar una
respuesta.

-Tengo ganas -contesté.

Me sonrió. También él las
tenía.

-Vamos a mi cuarto -me
propuso.

Lo seguí, escaleras arriba,
hacia el lugar donde todo había empezado. La habitación era la misma, pero distinta a la que entré hace una década. Ya no había póster de chicas cachondas en las paredes y estaba pintada de un color diferente.

Tampoco funcionaba más
aquella laptop en donde vimos la película porno.

Up volvió a besarme y me
quitó la remera.

Me giró sobre mi eje, dejándome de espaldas a él,
besando mi cuello con lentitud y pasión.

Sentí un escalofrío al notar
que apoyaba su entrepierna
en mi cola. La tenía dura.

Pensé que sentir una cosa así
me aterrorizaría, pero me
sentía en calma.

Disfrutaba de aquel momento.

Después de todo, era mi amigo.

-¿Te sientes bien? -me
preguntó. -¿Quieres que me
detenga?

-No.. -dije, casi suplicante. -Me gusta..

Me volví a girar para tenerlo
frente a frente.

Mi cuerpo lampiñio y su
cuerpo afeitado se chocaban
en una mezcla de deseo impreciso y la transpiración
producida por el calor del día.

Me saqué mis pantalones
mientras él hacía lo mismo
con el bóxer de tela, que
básicamente no dejaba nada a la imaginación.

Nuestros miembros se chocaron. También continuaban siendo los
mismos que hacía diez años. El de mi amigo, gordo y grande.

El mío, delgado y largo.

Un duelo de espadas sutil se
daba en nuestras entrepiernas, mientras que arriba los besos continuaron.

Lo guié hasta su cama,
despacio.

Quería hacerlo.

Queríamos.

Lo empujé con sutileza en la cama y él se tiró como si hubiera recibido un disparo. Me miraba, inquieto, divertido, expectante, sin
determinar cuál sería la
acción que concretaríamos.

A esas alturas poco me
importaba si él era mi primer
hombre en penetrarme. La
sensación de la carne de su cola en mis manos me provocaba una sensación de
placer difícil de desarmar.

Me incliné su entrepierna y,
sin pensarlo, comencé a meter sus huevos en mi boca.

-¡Oh, válgame! - exclamó, lanzando una carcajada. - Hijo de puta.. No pensé que harías eso...

Lo miré por encima de mi
acto, sonriente. Up estaba
disfrutando de mi acción.

Y eso, sólo me entusiasmó a
continuar.

Tenía que ser cuidadoso.

He estado con mujeres que
pensaron que mis testículos
eran de plastilina, así que
era consciente del dolor que
podía provocar un trabajo mal realizado.

Tomé con mi mano izquierda
su miembro. Continuaba sin
cerrarse mi mano alrededor
de él.

Lo masturbé suavemente y me lo metí en la boca. No iba a ser capaz de tragarlo entero, así que simplemente
metí la cabeza dentro, con la
delicadeza de no morderlo.

Por el gemido que lanzó,
deduje que lo hice bien.

Jamás me hubiera imaginado
tener una verga en la boca,
pero reconozco que no era
tan desagradable como parecía. O quizá el placer que
emanaba mi amigo impedía
que las cosas se vieran de otra manera.

Como era incapaz de tragar
todo aquello, me la saqué de
la boca y comencéa pasarle la
lengua para saborearlo mejor.

-¿Te gusta? - me preguntó.

-Me gusta mucho -le
respondí

-Cógeme -me pidió.

No fue necesario que me lo
pida dos veces.

Así como estaba, abrí lentamente sus piernas.

Me escupí en la polla, al tiempo que Up se echaba
saliva en sus manos y luego
dilataba su ano para mí.

Esa cola tan grande y deliciosa me invitaba a ingresar y yo, probablemente nadie en mi lugar, no lo iba a rechazar.

Metí la punta de mi miembro
en su apertura y descubrí, con sorpresa, que mi amigo se dilataba rápido.

Las mejilas de mi amigo
adquirieron rápidamente un matiz colorado. Era tan blanco, que aquel acto lo hizo
sonrojar.

Me miraba con súplica
mientras entraba en él, como
regalándome algo sólo para
mi, sólo por ese momento.

Con mi polla dentro, me incliné sobre él y nos fundimos en un beso que, a
esas alturas, hasta resultó más erótico que confuso.

Me encendí.

Comencé a aumentar el
ritmo de mi penetración,
aprovechando la facilidad
con la que entraba y salía del
interior de Up.

Mi amigo gemia despacio, en mi oído, como si fuera un
placer que sólo quería que yo
lo escuchara y lo entendiera.

Sentí que mi cuerpo se
acaloraba.

No iba a durar mucho más
haciendo ese ejercicio. Estaba
demasiado excitado como para entenderlo.

-Voy a.. -le murmuré.

-Hazlo. -me dijo. -En mi
cara, por favor.

Salí de su interior y me
incorporé, al tiempo que él
se giraba con gran velocidad
para que su rostro quedara a
mi lado de la cama.

Tras unos segundos, exploté.

Llené su rostro colorado de manchas blancas, que bailaban deslizándose.

Suspiré agotado, tirándome al otro lado de la cama, sintiendo como toda mi energía se fue en el trasero de mi amigo.

Me sorprendí cuando, rato
después, descendí las escaleras y me encontré a Gulf. Bajaba en bóxer y, en cuanto lo vi, tuve el impulso de subir corriendo a ponerme ropa. Pero entonces
vi que Up fumaba desnudo,
por lo que en su defecto, mi
apariencia no iba a ser tan
llamativa.

Gulf nos contó que la charla
con el profesor Mew fue efectiva, así que sólo debíamos acordar el momento de hacerlo. Y Up propuso citario en su casa, para que el panorama no nos fuera tan extraño a todos.

También debatimos el tema
sobre ensefñarle a nuestro
amigo a cómo afeitarse.

Recién ahí me di cuenta que
era cierto que Up tenía la
polla afeitada. A juzgar por su fisonomía, tendría que estar lleno de vello, sin embargo, su culo era como dos naranjas juntas.

Up, finalmente, se lo llevó a
Gulf hasta el baño para ser su profesor personal.

Diez minutos después,
comencé a escuchar los
gemidos.

Intenté no reírme cuando
la puerta se abrió y los dos muchachos salieron,
notoriamente más relajado.

Up le preguntó a Gulf si
quería quedarse a comer, pero rechazó la oferta. Yo, por mi parte, también decidí que era momento de irme.

-Dentro de dos días
rendiremos entonces -le dije.

-Creo que estamos preparados -repuso, divertido.






Son todo un caso estos chicos.

¿Heterosexual? Mis nalgas 🤣🤣🤣

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