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17.- "Bibliotecario"

Omnisciente

—Y entonces Frank le dijo "A nadie le importa que tú seas un hombre frustrado sobre sus propias metas" ¡Fue increíble!

—¿De verdad? ¿Qué más le dijo?

—Le dijo... —el teléfono de Kayla empezó a sonar, ella miró el nombre, y les entregó una expresión inquieta—, esperen, es Thomas, debo contestar.

—Te ha llamado casi todo el día. ¿Se perdió o qué?

—Respeta —Kay señaló a Jean.

Se levantó de su lugar y se alejó con su teléfono en mano, dejando a Ayden y a Jean comiendo en la mesa de la cafetería.

El rubio siguió relatandole lo que sucedió ayer en la clase cuando ese Frank apareció por el salón y puso en su lugar al profesor.

Jean nunca había visto que alguien hiciera algo como eso, muchos menos alguien que ni siquiera estudiaba aquí.
Él no conocía casi nada a Walker, incluso se atrevía a decir que no le agradaba del todo, pero eso que hizo por Ayden, no lo hace cualquiera.

«Qué agallas, yo a veces ni puedo decirle a un mesero que se equivocó de pedido».

—¿Dónde está Eddy? —Silverman interrumpió los pensamientos de Jean quien se había perdido un poco.

El de chaqueta negra alzó los hombros. —Debe andar por ahí, existiendo en Eddy.

—¿Y por qué no lo has buscado?

—¿Para qué?

Negó repetidas veces.

—Creo que te hace falta un poco de teoría y práctica en lo que respecta "sentirse atraído por alguien".

—Permíteme contradecirte —le robó un poco de fruta—, no es lo mismo que me guste a que tenga planeado gustarle o que algo surja. Sé cuáles son mis limitaciones y ahí me voy a quedar.

Ayden hizo una mueca, bebiendo discretamente de su bebida. No estaba de acuerdo en lo que el rubio decía, ni un poquito.

Por supuesto que él no iba a entenderlo, tal vez Kayla sí, pero serían pocas las personas que comprenderían el mal sabor de boca que significa para Jean saber que durante mucho tiempo, no fue del gusto de los demás.

Por cualquier razón que haya sido, pero hasta donde él tenía uso de razón, jamás existió alguien que preguntara por su nombre, a la fecha no había conocido a una persona que quisiera salir con él. Anteriormente nunca llamaba la atención de alguien, y solo eran sus amigos quiénes siempre contaban sobre pretendientes.

Se podría decir que nunca supo qué era ese amor adolescente de secundaria. Mucho menos que alguien volteara a verlo.

Las cosas habían cambiado desde que él mismo decidió cambiar ciertas cosas de si mismo. Aún así, sabía de sobra que las personas solían actuar dependiendo del atractivo que ellos consideren bueno.

Sin embargo, todavía conocía sus límites a la hora de acercarse a hablar con alguien, los cuáles se resumían en que él creía firmemente que se burlarían de él si notaban que estaba interesado.

Sí, esas eran cosas que Ayden no comprendería porque él nunca supo cómo se sentía. No lo culpaba de ninguna forma, está bien que él no haya tenido que pasar por ese tipo de cosas.

A decir verdad, estaba más cómodo sabiendo que siendo su amigo; no se ve afectado por algo de ese estilo, por lo que posiblemente no empatiza con la inseguridad de ser rechazado y no solicitado.

—Sigo pensando que sino lo invitas a salir, nunca podrás saber si pudo haber algo entre ustedes —Ayden era muy persistente.

—Y yo sigo pensando que no necesito humillarme para saberlo, así estoy bien.

Aunque bueno...

—¿Y a dónde podría invitarlo? —mordió su comida igual de discreto que Silverman.

—Mmh, algo práctico, que se sienta cómodo hablando contigo. Quizá ir por un helado, sería irónico que lo invitaras a Rey Burrito, dudo que quiera ir ahí cuando pasó todas las vacaciones trabajando en ese lugar. O tal vez podrían ir a un café, pero primero pregúntale si le gusta el café.

Dudaba mucho de que eso fuera a salir bien, pero por otro lado, sí le daba cierta emoción imaginar que un chico tan... bonito como Eddy, pudiera salir con él.

En diversas ocasiones desde haberlo conocido, un pensamiento lo convencía de que lo mejor era seguir con una rutina a la cuál ya se había acostumbrado, escuela, estudiar, pasar tiempo con Ayden y Kayla, existir en su casa y todo de nuevo.

Así era más cómodo, sin situaciones nuevas en las que seguramente no sepa cómo reaccionar.

Además, esto no se trataba solo de él, el problema no era por una persona aparte, cada vez se convencía más que este problema de falta de seguridad era algo de lo que solo él era el responsable.

Está muy difícil esto de ser adolescente.

»»----- ★ • ★ -----««

El rubio de ojos verdes se había despegado de sus amigos, el almuerzo no estaba cerca de terminar, pero llegó un momento en el que le inquietó no ver a Eddy en la cafetería.

Ya se había percatado de que él a veces olvidaba comer algo, y siempre era por la misma razón.

A Jean se le complicaba acercarse a él cuando sabía que debía hacerlo.

Es decir, cuando Jean no pensaba en querer "coquetear" realizaba cosas de manera natural, como ir y hablar con él, como caminar por los pasillos juntos, y en este caso; llevarle algo de comer a la biblioteca donde seguramente iba a estar.

Ahí iba él, sin pensar en ser conquistador, solo pensaba en que seguramente Eddy necesitaba comer algo.

Se adentró en la biblioteca de la escuela, ya había descubierto que Eddy solía pasar mucho tiempo ahí, en especial en una zona donde se podía hacer un poco de ruido o al menos más de lo permitido en el resto del lugar.

Continuó su caminata en la búsqueda del más bajito, y entre más se acercaba, la idea de que iba a hablarle y a entregarle comida empezó a tomar más peso en su cabeza.

Y de un segundo a otro, ya estaba nervioso.

Se obligó a controlarse, darle comida no significaría nada, ¿verdad? Eddy no sospecharía de nada relacionado a que le ha llegado a gustar a Jean.

Cuando finalmente llegó a ese pasillo en el que poco a poco se convertía en la guarida de Smith, Jean quiso observarlo unos segundos antes en silencio.

Ahí estaba él, sentado sobre un pequeño sofá gris entre dos estanterías gigantes, había una ventana en la pared que llegaba a iluminar todo ese pasillo por la luz del sol.
El cabello morado que llevaba mechones en azul claro por todos lados brillaba por dicha luz, resaltando cualquier cabello por más pequeño que fuera.

Mientras tanto, el rostro angelical y sumamente lindo de Eddy; estaba agachado, pues se hallaba leyendo un libro que estaba entre sus piernas, portaba audífonos conectados a su teléfono, moviendo su cabecita con ritmo.

Hizo algunos movimientos con sus brazos, pues esa era de sus canciones favoritas, Jean alcanzó a escuchar que cantaba la canción, había silencio y distancia suficiente para oírlo.

—Smooth like butter, like criminal undercover, gon' pop like trouble breaking into your hearth like that —cantó con una buena energía, se veía muy feliz.

«Eso es, haz cosas de Eddy para seguir viéndote».

Volvió a mentalizarse, tomó una gran respiración, se acercó por el pasillo, hasta que en una distancia adecuada, Eddy sintió que alguien se acercaba.

Levantó su vista, y en ese momento en el que ese par de ojos marrones con toques verdosos lograron divisar a Jean; el rubio casi entra en pánico.

«No te pongas nervioso, no te pongas nervioso, no tienes nada qué insinuar».

Frente a frente, Eddy se despojó de sus audífonos, entregándole una adorable y preciosa sonrisita animada a Jean.

—Ay, hola, ¿ya acabó el descanso?

—No, no —miró lo que había en sus manos—, te traje esto, no has ido a comprar algo a la cafetería... ¿verdad?

—Oh, muchas gracias, Jean, qué amable —el menor se sentó correctamente y se hizo a un lado, palmeando el lado vacío—, ven, comamos juntos.

Jean se sintió un poco más tranquilo, pese a la neutralidad con la que solía existir en el medio social, Eddy tenía un aura o una energía muy agradable que provocaba que no se sintiera tan tenso.

Tomó asiento al lado del chico de rostro redondo, desenvolvió parte del alimento, dejando ver un fresco sándwich del que sobresalía algo de lechuga y tomate.
A su vez, Jean le entregó lo que parecía ser un té helado de manzana.

—Gracias, ¿cuánto gastaste? Te lo pagaré.

—No es necesario, tómalo como un regalo de bienvenida.

—Me has estado dando regalos de bienvenida desde que llegué, comida, tarea, apuntes en clase, ¿es una tradición tuya?

—Na —negó sin problema, la mirada dudosa de Eddy lo hizo entrar en pánico y volver a negar, próximo a eso, empezó a hablar más rápido—, no, es decir, no es algo como una tradición, pero tampoco algo malo, ¿o si? ¿No te gusta? No lo volveré a hacer si te incomoda, lo siento.

—Hey, tranquilo, no me disgusta, a nadie le disgusta que le den comida gratis o le pasen los apuntes de clase, pero es curioso que lo hagas tantas veces —dio una sonrisita de lado, desenvolviendo su sándwich—, supongo que te caigo bien y quieres hacer algo por el nuevo de la clase, a menos que sea otra la razón por la que me ayudas tanto.

Jean no lo sabía, pero debido a que Eddy era un lector de corazón desde nacimiento, el menor sabía muchas cosas de muchos temas, y la actitud de las personas, lenguaje corporal o similar; era una de ellas.

Por eso es que Jean le había interesado desde que lo vio en ese restaurante de comida rápida, el lenguaje corporal de Jean gritaba sinceridad, (además de que Jean era muy guapo).

Smith lo había visto a detalle en esas ocasiones en las que el rubio acudía con sus amigos a comer, y en todas esas ocasiones, se percataba de sus miradas, de cómo se aseguraba en todo momento que las personas no estuvieran viéndolo a él, de cómo ocultaba su sonrisa abierta, cómo mantenía un perfil bajo para no llamar la atención.

Asimismo, también se percataba de esas veces en las que Jean lo observaba a él, en las que solo esperaba a que Eddy apareciera por el restaurante para pedirle a él mismo la cuenta.

Así que sí, Eddy Smith era un chico inteligente que sabía leer a las personas hasta cierto punto, por eso sabía que ese chico tan lindo, tan lleno de sentimientos y pensamientos reales; gustaba de él.

¿Estaba feliz por eso? Sí, tan feliz de saber que Jean podría llegar a corresponderle. Por otro lado, primero debía escarbar discretamente en él, que le de su confianza para ayudarlo a reparar todo el daño que la sociedad le hizo. No conocía casi nada al oji-verde, y estaba seguro que ese problema de inseguridad vino de personas que se atrevieron a hacerlo sentir mal consigo mismo.

Eddy era una persona real, una persona que creía en la generosidad, que creía en el amor pese a saber que todo sentimiento o comportamiento humano tenía explicación.

Eso era lo que tenía leer cosas reales e historias ficticias, que Eddy aún tenía fantasías de un amor verdadero por sobre sus conocimientos de la necesidad humana de estar con alguien.

Conversaron por varios minutos, compartían de ese buen sándwich, Eddy le comentaba sobre el libro que leía, Jean podía estar toda la tarde viéndolo, escuchándolo, el chico era muy propenso a hipnotizarse con algo que le gustaba mucho.

Llegó un punto en el que Eddy le compartió uno de sus audífonos, la canción que hace minutos cantó volvió a reproducirse, el ritmo era animado, y de un momento a otro, ya estaban leyendo del mismo libro.

Tal vez Jean no entendía mucho pues la música y la lectura era algo que debía hacer por separado o dejaba de prestarle atención a una de las dos, no era como Eddy, él sí que podía prestar atención a ambas situaciones.

Pese a que Jean ponía más atención en la canción que en la lectura, este pequeño momento lo puso feliz, a su vez, logró que cualquier estrés por la escuela de este momento se esfumara, veía el rostro de Eddy de vez en cuando, era tan bonito estando concentrado.

Jean se preguntaba, ¿quién era este chico? ¿De dónde salió? ¿Por qué de pronto tenía tantas ganas de conocerlo? ¿Por qué se ponía nervioso cerca de él, y a los segundos se sentía en un lugar tranquilo?
¿Quién era Eddy Smith y por qué parecía que se iba a convertir en la debilidad y fuerza de Jean Peterson?

»»----- ★ • ★ -----««

—No entendí nada —Ayden dejó su lápiz en su cuaderno, el resto de alumnos empezaron a ordenar sus cosas para irse, pues llegó la hora de salida.

—Tú tienes una ventaja muy grande llamada "tu novio puede explicarte cualquier tema" —Kayla disfrutaba molestar a Ayden.

El castaño sonrió con esa vergüenza adolescente. —Frank no es mi novio, y no creo que quiera explicarme, tiene cosas más importantes qué hacer como... cosas de arquitectos.

—Él sería tu novio ahora si tú te lo propusieras. Pero, lo que sí propongo, es que nos veamos en tu casa en estos días para estudiar este tema porque si no lo entendemos, estoy segura que ese examen semanal nos va a hacer llorar de maneras inhumanas, y no es por nada pero, no le lloro a nadie, mucho menos a una hoja de papel con respuestas incorrectas o en blanco.

—¿Y quién nos va a explicar?

Ahí mismo, Kayla y Ayden miraron al rubio que revisaba sus apuntes y los comparaba con los de Eddy, parecían estar hablando de algo que solo ellos comprendían.

—Bueno, lo perdimos a él y al examen, le pediré que nos veamos el sábado —Kay siguió guardando sus cosas—, ¿Frank vendrá por ti?

—Sí, me dijo que me invitaría a una nueva heladería de la ciudad, ¿Thomas vendrá por ti?

—No, vendrá Kyle, de hecho, yo iré a visitarlo, está molesto porque subí una foto con él. Malinterpretó las cosas.

El rostro de Ayden lo decía todo... ¿en serio?

—Me estás diciendo que él malinterpretó una foto... ¡¿Con tu hermano?! Con razón la borraste, ¿y tú lo vas a visitar a él? Por favor dime que es para decirle que se olvide de ti y no para pedirle disculpas.

—Thomas solo necesita...

—Un psicólogo, eso necesita —Silverman se molestó un poco, no le gustaba que Kayla hiciera estas cosas—, Thomas no me agrada y no apoyo en nada lo que quieres lograr con él porque Thomas es controlador, pero no voy a detenerte, piensa bien las cosas, Kay.

La morena suspiró, sabía bien que esto no era correcto, sin embargo, ella creía que era la única que entendía a Thomas.

Posterior a eso, todos los alumnos comenzaron a salir de sus aulas.

En este pequeño grupo en especial, Kayla y Ayden caminaron juntos detrás de Eddy y Jean, los cuáles se fueron charlando en todo momento.

Estaban muy emocionados por él, Jean se veía más tranquilo que cuando Eddy recién llegó.

Los cuatro llegaron al estacionamiento, Jean y Eddy seguían conversando antes de tomar su propio rumbo, se despidieron de Kayla, la cuál caminó al auto en el que ya la esperaba su hermano mayor.

Del lado de Silverman, se despidió discretamente del rubio y el de cabello fantasía, Ayden por su parte, aceleró sus pasos a ese auto clásico de color negro, no supo exactamente cómo saludar a Frank, pero este le abrió la puerta del copiloto y lo dejó entrar.

El mundo se cerró, para Jean solo estaba la persona a su lado con la cuál había mantenido temas de conversación que no le aburrían ni tantito, no importaba que no entendiera algunos, Eddy los volvía interesantes mientras le explicaba.

Llegó un punto en el que parecían estar despidiéndose, pero Jean no quería... él necesitaba más, este tiempo con Eddy era tan relajante para él, que se animó a lo que Ayden le había comentado.

Tomó agallas y pensó sus palabras con cuidado.

—Te invitar yo quería a un lugar.

«Huye del país».

—¿Que tú qué? —Eddy sonrió.

El más alto, así como los demás lo conocían por ser tan crudo, hoy se atrevió a tapar la mitad de su rostro por la vergüenza que sintió.

Ni siquiera hablaba, ¿qué le podía decir?

Al notar la pequeña situación de vergüenza de Jean, Smith decidió ayudarlo un poco.

—¿Me querías invitar a un lugar?

Asintió rápidamente, gracias al cielo que él lo dijo.

—Sí... no tiene que ser hoy, puede ser el fin de semana, yo podría pasar por ti y llevarte de regreso cuando tú me lo pidas.

Eddy ya sabía por dónde iba esto.

—Entonces, para estar seguro de lo que dices, ¿me estás invitando a salir este fin de semana?

El mayor jamás iba a saber cómo era que Eddy podía provocar que no estuviera tenso ante este tipo de situaciones.

—Sí, pero si tú aceptas, claro —ante todo el consentimiento por voluntad.

Eddy estaba feliz, eso era un buen progreso, muy adelantado, pensó que le iba a costar más el que Jean quisiera salir con él, incluso pensó en ser él mismo quien invitara al rubio.

—Hecho, te mandaré la dirección de mi casa ese día.

—¿En serio? —Jean se atrevió a sonreír un poco, y en segundos se arrepintió, pensó que a Eddy no le iba a gustar verlo sonreír—, digo, qué bien, gracias.

—Bien, entonces es una cita, Jean. Nos vemos el fin de semana.

El más bajito se fue feliz, tranquilo y confiado de que hoy dio un gran paso.

Mientras tanto, Jean se despidió algo embobado, hasta que entendió lo que acababa de suceder.

«¡¿Cita?!».

Sí, cita. Jean iba a tener una cita con Eddy.

»»----- ★ • ★ -----««

Frank estaba inconforme.

—No estoy conforme.

Ayden sonrió, negando y probando de su helado de vainilla y fresa en vasito que conllevaba otras cosas.

—Explícame en qué contexto está bien que el protagonista no llegue al día de su boda y después deje una insípida carta "disculpándose".

Frank se sintió más indignado.

—¿Cómo que en cuál? En el que ocurrió —contrario a Ayden, Frank degustaba de un helado de café y limón—, recapitulemos, ellos se iban a casar, el jefe lo amenazó con que si asistía a su boda, iba a arrepentirse de todo y eso sonaba a una masacre segura.

—¿En qué momento? ¡Nunca dijo qué iba a hacer si él asistía!

—Darle regalos a todos y los buenos deseos a los recién casados no creo —Walker seguía indignado, y aún así le sacaba risas al menor—, pulga, se trataba del hermano del presidente, esa boda iba a comprometer las elecciones. Y yo le dije que esa boda se realizara en secreto, pero nunca me escuchan, por eso le pasa lo que le pasa.

El oji-rojo sonrió, ya sabía que Frank solía regañar a los personajes de las películas y series.

¿En qué momento ya habían comprado helado dos veces? No lo saben, pero hasta el momento habían pasado una buena tarde, después de comprar helado, decidieron sentarse en el parque más cercano a charlar, quién quiera que pasara junto a ellos, darían por hecho que estos dos chicos no eran solo amigos, se veía en sus miradas, en la forma en la que Ayden reía y Frank disfrutaba escuchar esa risa.

Poco a poco empezaron a acercarse mutuamente, sentados en la misma banca.

Llegó un punto en el que ya no había distancia entre ambos, en el que literalmente estaban sentados uno al lado de otro, y solo hacía falta un poco para que quisieran que Ayden volviera a sentarse en el regazo del mayor. Así es, Ayden quería sentarse ahí, y Frank quería que él se sentara.

Pero debían calmarse, no ser indiscretos sobre todo.

Jodido tensión había entre los dos desde esa fiesta, desde que Ayden le dio ese beso en la mejilla, ahora, cada silencio que se formaba, provocaba que ambos solo quisieran mirarse y comerse a besos.

Y es que, a Frank le daban ganas de simplemente decirle que sí, que le gustaba, que quería invitarlo a muchas citas.

Anteriormente, algo que le molestaba a Frank era ver que Ayden era un chico que conseguía todo lo que quería materialmente, que con solo pedirlo, él podía comprarlo.

Lo que antes le molestaba, hoy le fascinaba.

Que Ayden volteara a ver a tiendas y dijera que compraría alguna prenda de ropa y otra cosa el día de mañana o en los próximos días, solo hacía que Frank quisiera comprarle todo eso.

Si Ayden en estos momentos le decía "Cómprame esa camisa", Frank se encargaría de comprarla en ese jodido instante.

Así de loco lo traía ahora.
La combinación no sonaba bien, un chico que ha luchado para obtener sus propias cosas, atraído por un chico que siempre ha tenido todo fácil.

Tal vez no sonaba bien y en muchas ocasiones termina mal, pero carajo, Frank solo quería verlo pedirle algo y cumplirlo.

—Pulga —lo llamó, buscando una chispita de chocolate en su helado—, ¿tienes algo que hacer el sábado?

—Pues... quería pasar la tarde repasando un tema de mis clases, no lo entendí y el siguiente lunes hay examen semanal, ya no puedo seguir teniendo una calificación baja en esa clase, ¡No lo acepto!

Esta era una excelente oportunidad para Walker.

—Puedo ayudarte.

—Aún no te he dicho de qué clase hablo —comentó negando.

—Todas las clases de preparatoria me comen toda la...

—¡Hay niños cerca! —interrumpió con pánico.

Walker dio una risita maléfica. Le gustaba tanto que Ayden se alterara cuando estaba a punto de decir alguna mala palabra, Ayden no solía decir groserías, y a Frank le divertía no ser igual que el castaño.

—Aunque me gustaría, aún no sé si voy a estudiar con mis amigos o no. Y si dicen que sí, no puedo cancelarlo. Pero te avisaré.

—Me da curiosidad saber en qué va a terminar esa "tarde de estudio".

—¿En qué terminaban tus tardes de estudio?

Walker no respondió al instante, tampoco habló de manera animada como hace segundos.

—Terminaban bien, empezaba estudiando para mis clases y terminaba estudiando con Daniel para las suyas, cada día.

Oh.

—Eso es lindo, ayudabas mucho a Daniel, con razón está en la misma universidad que tú. Debe ser agradable tener un hermano.

—Meh, no me quejo —bromeó—, pero sirven más como realizador de tareas que como hermanos.

El menor no se podía ni imaginar cómo era Frank de pequeño, seguro muy gruñón.

—He escuchado que prestar sus juguetes entre si es complicado, ¿a ti te pasó algo así? Daniel y tú no tienen mucha diferencia de edad.

Eso era cierto, solo eran 3 años... pero había una gran diferencia entre ellos. Que a Frank le quitaron los juguetes muy pronto, y a Daniel no, y en esos 3 años de diferencia, Frank se vio obligado a dejarle todo a él sin quejarse.

—Na, Daniel tuvo más de esos que yo, no compartí nada porque no tuve los juguetes que debía.

Eso se escuchó más triste de lo que Walker pensó.

Ayden creyó que no debió preguntarlo, era un tema que parecía más profundo de lo que se esperaba.
Pero, de pronto tuvo una buena idea.

—¿Hay algún juguete que siempre hayas querido? El que sea.

Ahí, Frank ya no pensó tanto.

—Había un juguete en el que solo eran muchas piezas y formas pequeñas de madera o plástico, tenían la imagen e instructivos para construir un castillo. Ahora hago maquetas, pero ese juguete siempre lo veía en la televisión y quería comprarlo. Tal vez lo conoces.

—Ya veo... suena bien, normalmente las personas dicen algo como muñecos de acción, pistas de autos, cocinas, jamás escuché de alguien que quisiera algo como eso —asintió para voltear a ver a Walker—, por eso me caes bien, tú eres una persona... mmh, cómo decirlo, exótica.

—Mientras sea un halago te agradeceré, sino, tú lo eres más.

Sí, definitivamente a Ayden le gustaba tanto que Frank fuera tan... Frank.
¿Cómo describirlo? No había manera, él solo era Frank y se hacía notar, era ocurrente y tal como Hunter se lo dijo una vez a Ayden; si tan solo lograba llegar a su lado gracioso y simpático, se daría cuenta de que Frank era una buena persona y peligrosamente amable.

Ya lo había visto, ya lo había notado cuando él ayudaba a alguien más en camino a algún lugar, o cuando le contaba cosas sobre los años en los que cuidó a Daniel y lo protegió.

Había tanto que Walker tenía como pasado, por cada cosa que Ayden se enteraba, más se preguntaba porqué Frank seguía siendo tan apasionado en su carrera, tan gracioso y sobretodo, tan naturalmente comedido.

Diablos, Ayden empezaba a sentirse cada vez más impresionante de que Frank existiera.
Y eso era peligroso, porque ya le gustaba, pero ahora cabía el riesgo de que empezara a quererlo.

—¿Nos tomamos una foto? —preguntó inocente, Walker se giró a verlo, y cómo decirle que no a ese par de ojos grandes y bonitos.

—No —siguió con su helado.

—¿De verdad? ¡Gracias!

Esto era curioso pero cierto, Ayden ya sabía cuando Frank usaba cierto tono para esa bromita.

A veces le pedía algo y él decía que no, pero terminaba haciéndolo sin ningún problema. Se podría decir que le gustaba decir que no para que llevarle la contraria, y aún así terminaba cediendo él mismo.

Silverman a veces no entendía porqué hacía eso, pero le gustaba.

El menor sacó su teléfono, y con toda confianza empezó a tomarse fotos con Frank, mismo que no estaba acostumbrado a eso.
También quiso tomar otras fotos distintas, y se moría de ganas de tomar una foto mientras Walker le besaba la mejilla o la boca.

Seguramente eso no iba a ocurrir, pues Ayden se ha encargado personalmente de decirle señor a Frank por no entender muchas cosas sobre los adolescentes.

Igualmente, el pelinegro no se halló molesto.

La tentación de comérselo a besos empieza a ganarle, la verdad.

—Salieron bien, casi no me gustan mis mejillas, pero creo que esta vez sí.

Silverman veía atento las fotos a su teléfono, Frank solo lo veía a él.

Meh, ¿qué podía perder?

—Tus mejillas son bonitas, pulga.

Ayden no aguantó los nervios, no pudo sujetarle la mirada a Frank ni contestarle algo concreto. Solo sabía que dentro de él había un hermoso caos.

—Lo dices por lástima, ¿verdad?

—¿Alguna vez te he dicho algo por lástima? Na... tus mejillas son bonitas en verdad, cualquiera que piense lo contrario puede decírmelo y personalmente lo hago cambiar esa equivocada opinión.

Bueno, sin duda alguna Ayden empezaría a apreciar más sus mejillas, las cuáles siempre tenían ese ligero color rojito por naturaleza.

Los minutos siguieron pasando, en menos de lo que creyeron ya estaban en el auto, yendo hacia la casa de Silverman.

En el trayecto, Ayden tenía algunos recuerdos sobre Walker en sus vacaciones, de algunas situaciones que pasaron.

Había algunos buenos y otros malos, de hecho había más malos que buenos.

Así se mantuvo recordando muchas cosas, hasta que recordó que, la vez en la que Frank llegó al límite de Ayden, fue por algo que Silverman no sabía porqué carajo lo olvidó tan pronto.

Fue un pensamiento intrusivo, pero Ayden recordó cuando Frank le dijo algo como "De haber sabido que tendría que venir un mes a la casa de alguien como tú, jamás hubiera puesto un solo pie".

Por supuesto que la mente de Ayden aún era algo inestable, aún era propenso a tener este tipo de cambios de parecer.

Y claro, recordar que Walker le soltó esa frase sin dudar y con tal rabia, lo llevó a ignorar todo lo que han hecho juntos.
¿Qué tal que Frank solo lo estaba haciendo por lástima?

No, no, Ayden no quería verse como un estúpido al que podían engañar fácil.
Si Frank le dijo eso, fue por algo.

Sin que Walker estuviera enterado, a Ayden le cambió el humor con respecto a su situación, lo cuál llegó a agobiarlo el resto del camino.

Lamentablemente, de eso se dio cuenta hasta que llegaron.

—Creo que mañana no podré ir por ti a tu escuela. Tienes como volver a casa, ¿verdad?

El castaño asintió desanimado. —Sí, puedo volver con alguien.

—¿Estás bien?

—Sí, todo bien. Ya debo irme, gracias por traerme, ve con cuidado.

Walker no entendió, hace minutos él sonreía de todo, ¿alguien le habrá mandado un mal mensaje?

Silvenan salió del coche con su mochila, caminó por enfrente del auto y entró a la casa, la cuál tenía las grandes rejas abiertas, seguramente sus padres estaban aquí.

—Ayden.

El contrario solo quería entrar a casa, su pensamiento intrusivo lo afectó más de lo que creyó, lo peor era que él no controlaba ese pensamiento, solo apareció y le hizo creer cosas malas.

—Estoy bien, en serio, ya debes irte —su tono fue más serio, más molesto—, nos veremos luego.

Pues, definitivamente no entendió nada.

«No dije nada malo, ¿verdad?».

Ahora Walker dudaba de si mismo, y tuvo que irse pensando en si arruinó algo otra vez.

¿Se molestó por algo? Na, él se la pasó muy bien con Ayden.
No pudo haberle dicho algo hiriente de nuevo, ¿o si? Porque de ser así, Frank no volvería a dormir tranquilo, suficiente tenía con todo lo que le dijo anteriormente y aún no ha podido disculparse como se debe.

Esto en definitiva iba a hacerlo pensar de más, porque si él no entendía si hizo algo malo o no, entonces no tenía ni idea si podía solucionarlo.

Ah... así no es como Frank había pensado en actuar, se supone que él ya no iba a atacarlo, él solamente quería que alguien le dijera qué carajo pasó.

»»----- ★ Fin del capítulo 17★ -----««

Según yo nada más iba a ser capitulo de Eddy y Jean y así quedé yo solita🤡

Weno, para avisarles que pronto me estaré cambiando el nombre para que me reconozcan, plomazo al que me diga, quién es usted?

P.

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