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→Sección; D I E C I S I E T E

Son

— ¿La tienes en tus manos, hermanito? —Cierro el refrigerador para ver a mi hermana menor con la espalda apoyada en la puerta, destapo la lata de soda y lo bebo— huh, ¿no piensas responderme?

Suelto una bocanada de aire, la soda sabia muy amarga y salada, unas gotas de soda se deslizaba por la lata pero distinto, era de un color rojizo oscuro; respire en seco hondo sintiendo mis pupilas achicarse y todo mi cuerpo vibrar de un frío escalofriante; sangre.

La lata cayó de mi mano, mi hermana delante mio dejandose de apoyar de la puerta para caminar hacía mi dirección con una sonrisa cínica demente, retrocedí pero ella me alcanzo colocando sus manos en mis mejillas deslizandolas sobre mi boca, pestañé; jadee asustado, Gina...Gina...¿qué te ha hecho mamá?

— Lo mismo que te ha hecho a tí, hermanito —y comenzó a reir, pero las lágrimas salían de sus ojos, sus manos dejaron mi boca para sujetarse fuertemente el pelo; mi corazón latía a mil, ella decía que ellos no la dejaban en paz, que no se callaban, estaban por todas partes, esos monstruos no la dejaban tranquila—, ¡callense! —me miró fríamente, estaba paralizado, asustado, un fuerte golpe se escucho en alguna parte y voltee a ver; mamá.

— Niños, es hora de jugar —dijo con toda naturaleza, con tanta tranquilidad que nos asfixiaba y mataba; ¿por qué jugar con nosotros mamá? A mis hermanos y a mí, no nos gustan tus juegos.

No nos gustan. Yo...sólo quería ser normal. Yo...¿hice algo mal?

— No, —como un túnel, algo jalandome hacia un lugar hasta llegar y sentirlo cálido; lo sentí— no haz hecho nada malo, fenómeno mio —abrí los ojos, ella me abrazaba con tanta fuerza que comenzaba a apretarme.

Inhalé, ella olía tan delicioso que imaginaba que podría derretirme en cualquier momento al tenerla de esta manera tan esencial— Tengo frío —mi voz salio apagada; mis días depresivos no estaban calculados a estas fechas, pero, con la pesadilla que vino derrepente supongo que se adelantó.

Ella colocó su mano sobre mi frente una vez que sacó el paño húmedo de éste y sin aun darme cuenta me quito algo de la boca— 38 grados, aún tienes fiebre, Son, debemos ir al hospital —Tenía demasiado frío como para sentir esa temperatura elevada, era demasiado alto, mi pecho subía y bajaba a cuestas respiraciones; no quiero que me de un ataque de pánico por estas pesadillas, no delante de ella.

— No quiero...—Tosí, me ardían los ojos, Milk se notaba muy preocupada, me forcé en sonreirle— estoy bien —Casi alcanzo a acariciar su pequeño rostro pero no tenía demasiadas fuerzas, ella sostuvo mi mano y la colocó sobre su pecho.

— Te dije que te vistieras anoche, que durmieras con tu ropa —Sus latidos eran muy acelerados, su voz era muy sería; Sonreí porque recordaba ese tono de voz, ¿aún eres iceberg, Milk?.

— Sólo dejame descansar cariño, mejoraré si duermo un poco —Me detuve internamente.

¿Dormir? No, no era seguro, era un tormento infernal.

— No, te llevaré al hospital —negué, besó mi mano y miró con ternura— te ayudaré a vestirte, así que no me pidas que te deje estar en esas condiciones —resignado sabiendo lo terca que es obedecí.t

Me vistió, estaba muy débil, mi cuerpo ardía en fiebre pero temblaba de frío, el desorden era una de las cosas que ella detestaba pero en esta ocasión dejamos la habitación desordenada para ir directo al hospital. Pero recuerdo que no soy bienvenido a ese lugar— Vamos a mi casa, nosotros tenemos un médico personal —sugerí, Milk no parecía muy convencida—, por favor —Asintió y cambió de dirección.

Necesito mis pastillas para eliminar esas malditas pesadillas, tengo que regresar a casa lo más antes posible.

— No entiendo por qué de pronto te enfermaste —y es mejor que no encuentres las razones Milk querida, detiene en un semáforo y su mano viaja encima del mío—, pero al menos sé que eres un humano —rié. Enarque una ceja confundido.

— Soy humano

— Lo sé, pero no lo parecías

— ¿A qué te refieres?

— Que no parecías tener ni una debilidad, porque no veo imperfección en tu rostro ni cuerpo, parecía que nada te hacía daño, pero ahora veo que no es así —dice—, estoy viendo algo nuevo de tí, Son.

—  El hecho de que esté enfermo, ¿es algo nuevo para tí?, eso no es tan halagador —Su sonrisa se amplia y murmura algo tan bajo que no logro escucharla.

Avanza una vez el semáforo da verde; el tránsito no está tan escandaloso esta mañana y me alegro por ello.

La miro entre suspiraciones frías como está centrada en su camino; no fue su belleza ni su cuerpo lo que me atrajo de ella, sino en ver sus imperfecciones haciéndola perfecta y lo poco que le interesaba encajar en este mundo, ella creó el suyo y no tenía miedo ni experiencia alguna del verdadero mundo; yo fuí su meteoro que destrozó su mundo y la atraje al real, entre destrucción y paz...solo hay un infierno que parece cielo de un gozo magnifico que ella y yo complementamos.

¿Enamorarme yo?, me habría reído en unos meses atrás si me lo preguntaran pero ahora, entre todo lo malo que han sido mis decisiones, ella fué la mejor excepción. Me enamoré.

— Llegamos —informa, me siento mareado y busco sus ojos o su tacto, me siento demasiado frío—, haz un poco de esfuerzo ¿si?

— No te preocupes

Sin embargo lo que le entorna ahora es preocupación— Ya lo estoy, y ahora solo quiero que te recuperes —cierra su puerta y camina hasta abrir la mia;  si este hubiera sido otro momento me reiría de que una mujer abriera mi puerta para ayudarme a caminar, pero no es otro momento, es ahora y la necesito.

Abre la puerta y el vacío nos envuelve; nada, como siempre nadie nos recibía, teníamos tanto poco contacto con las personas que incluso lo acatamos para nosotros, mi familia.

Caminamos las escaleras y pasamod los pasillos— Uno dos, uno dos, vez, un paso a la vez.

— Sé caminar para tu información.

— Cállate, arruinas el momento —y continua diciendo “uno, dos” hasta llegar a mi habitación, aparta las primeras frazadas de mi cama y me acuesto para luego ser acurrucado hasta las narices por ella. Sonreí. Parezco un niño dependiendo de ella.

— Llamaré al doctor —reviso mi bolsillo. No está— Milk, ¿tienes mi celular? —Pregunté

— No, debe estar en el auto, lo traeré enseguida —Sujeto su muñeca con la poca fuerza que tengo, no quiero que se vaya, ¿y si no vuelve?, no seas absurdo Goku, ella volverá, siempre lo hará.

— Te quiero —Se aproxima lo suficiente para apretar sus manos en mi pelo y presionar sus labios contra los mios, le sigo la lenta sincronía y se aleja unos centímetros— sabes a menta.

Sabia que ella se habia dado su aseo matutino de la mañana en el baño de la habitación del hotel; en su bolso carga con muchas cosas personales que me hace pensar que siempre esta preparada para cualquier ocasión. La segunda vez que lo hicimos ella compro una caja de preservativos y amé con diversión su carita sonrojada.

— No te olvides de tomar las pastillas del día después —Susurré, por su expresión supe que lo estaba olvidando— mejor no la tomes, así tienes un hijo mío y te amarro por siempre a mí —ella rió y me dio un último beso en los labios para irse a traer su bolso que es ahí donde está mi celular.

La puerta se abre, ¿tan rápido fué?— Las noticias vuelan Goku —Raditz—, le quitaste la novia a tu amigo

Me acosté de lado dandole la espalda; Ryan, tengo que hablar con él para explicarle toda esta situación.

— No fue por envidia, ella y yo ya nos queríamos...

— Ryan la amaba, muy diferente a lo que ustedes llaman querer; eso es obsesión sexual, hermanito

— Llámalo como quieras, no es asunto tuyo —comenzaba a irritarme.

— Como sea, poco me interesa tus pasantías momentáneas —ella no lo es—, lo importante es; Ryan sabe mucho de nosotros gracias a ti y debemos asegurarnos que no hable —entendi su referencia.

Mi hermana era impulso, mi hermano mayor era...hechos, me senté y quedé en seco cuando Milk entró con lágrimas en los ojos, susurré su nombre y ella me mostró mi celular; una foto en especifica, la pelirroja con su hijo y yo.

Ella revisó mi celular sin mi autorización. Desconfianza.

— ¿Quién es ella y el niño? —Mi hermano se marcha viendome con esos ojos oscuros grises; por mí, muchas personas resultarán dañadas.

— Milk....no es el momento —mi cabeza daba vueltas y lo menos que quería era que Raditz haga silenciar a Ryan por los secretos que sabe de mi familia.

— Llamé al médico, luego una chica no dejaba de llamar y asi que contesté, decía que le era urgente verte y que estaba relacionado con la foto que te envió —Suno, ¿qué hiciste ahora?.

Mi pelinegra parecía confundida y esperaba explicaciones, las tendria por supuesto pero mis energías se agotan, extiendo mi mano y con dudas e inseguridad tomó la mia y le di una vuelta para sentarla en la cama y abrazarla.

— No imagines cosas que no parecen, te lo explicaré Milk —Asintio, la sentí temblar y no tuve suficiente fuerza para continuar abrazándola porque me acosté sintiendo esta vez mi cuerpo en calentarse y mi respiración rápida.

— ¿Goku?, oye, oye, ¡hey! —siento su mano en mi frente y menciona que mi temperatura no ha disminuido en nada, siento sus manos acariciar mi rostro y sé que está llorando. Lo siento.

Con total sinceridad, he de confesar; que la quiero, que la amo.

....

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