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Capítulo 9
"Toujours et jamais, c'est aussi long l'un que l'autre"
" Siempre y nunca, es tan largo el uno como el otro "
Luego de un rato debía volver a sacarse unas fotos pero de forma individual. Posar para Marinette era cansador, pero no para Ladybug. Le hubiese gustado estar con su traje, sin que nadie supiese quién era.
Salió del edificio y a mitad de cuadra escuchó unas pisadas ligeras que se aproximaban. Pensó que la persona que corría, simplemente pasaría por su lado y continuaría con su vida pero simplemente se detuvo frente a ella y soltó aire algo agitado. Era nuevamente Adrien.
—Escucha, Marinette. Perdóname, ¿si? —parecía preocupado y su voz había perdido esa sensualidad que antes, en aquella sala, relucía. Se escuchaba como el Adrien adolescente que conocía—... No quise incomodarte, de verdad. Sé que estás molesta conmigo y que crees que estoy jugando contigo pero no es así.
—¿Entonces qué es? —preguntó Marinette algo más tranquila, no podía replicarle al rubio quien ahora le hablaba con suavidad—. Adrien, yo no te odio... Es sólo que estoy confundida, no entiendo nada de lo que me dices, de las cosas que haces. ¿Comprendes? Te veo y me da miedo no poder relacionarte con la persona que yo conocía.
—No quiero... —comenzó a decir y dio unos pasos hasta acercarse y dejar sus manos sobre sus hombros—. No quiero que te suceda nada malo. Necesito que te cuides. Sí, sé quién eres y lo que eres capaz de hacer pero lo que está sucediendo ahora es... Hawk Moth es totalmente diferente —le habló comprensivo, mirándola a los ojos.
—Nathanael... —murmuró bajando la vista.
—¿Qué?
—Él es mi pareja —le aclaró aún sin mirarlo. Adrien apartó sus manos del cuerpo de la chica—. ¿Qué es lo peor que puede llegar a pasarme? Puedo arreglarlo, siempre fui capaz de cuidarme sola, igual tú. ¿Qué hace que la situación sea diferente? ¿Debo ponerme paranoica y desconfiar de todos menos de ti? —alzó la vista algo desafiante pero se mantuvo de pie en el mismo lugar.
—Nunca dije eso, Marinette. Tú sola estás...
—¿Qué tenías pensado? ¿Venir y decirme "bien, a partir de ahora cuidaré de ti así que sólo vive la vida con tu pareja, pero también desconfía de él"? Adrien, sé que nunca podré vivir una vida normal siendo... Lo que soy, y gracias a eso puedo ayudar a muchas personas. Pero no puedo comenzar a desconfiar de todos los que me rodearon durante años, las personas que amo. ¿Por qué no puedo desconfiar de ti? Tú, que te apareces ahora y de repente das vuelta mi cabeza con preocupaciones.
Adrien apretó los puños e inhaló. Pasó su lengua por entre sus dientes, aún sin responder, sabía que sus palabras podrían costarle mucho más de lo que pensaba.
—Iba a proponer que nos cuidáramos. Que volviésemos a ser un equipo, no que dejaras tu vida. Yo me preocupo por ti y ahora parece que soy el "extraño que destruyó la buena vida de Marinette" —pasó su mano por su frente y sonrió con suavidad—... Soy tan tonto. Mira Marinette, tan solo...agh No lo sé. Ya no sé qué decirte así que te recomendaré que estés alerta de lo que sucede a tu alrededor —miró de reojo sus aros rojos con puntos negros—. En cinco días comenzará el concurso, tienes todo ese tiempo para alegrarte de que no me verás la cara.
Tras decir eso, Adrien siguió el camino por el que había venido y Marinette comenzó a correr hacia la parada de bus. En su mente pasaban tantas cosas y no quería que ninguna de ellas la atosigaran pero así sucedía. Extrañaba a Adrien más que a cualquier otra persona, pero el sentirse lejana le hacía mal. No era como antes que era capaz de leer sus próximos movimientos, como cuando se habían convertido en un equipo, en Chat Noir y Ladybug. Ahora cada uno tenía su camino, el que habían construido en todos esos años que no se habían visto.
Llamó a Nathanael y le pidió urgente que se vieran en un parque. Y cuando llegó, el pelirrojo estaba allí con su bufanda y sus manos en los bolsillos, dejando escapar bocanadas de aire que se convertían en "humo blanco". Corrió hacia él y lo abrazó con fuerza y apoyó su rostro en su pecho, ahora comenzando a llorar.
—Ey, ¿Qué pasa? —preguntó preocupado el joven, buscando la mirada de su pareja—. ¿Qué sucedió?
—¿Crees que soy una mala persona, Nath? —quiso saber entre sollozos.
—Claro que no, Mari. ¿Por qué dices eso? —Nath se separó un poco y se agachó hasta alcanzar su altura, ahora viendo la nariz y las mejillas de la chica totalmente coloradas. Sonrió levemente y quitó sus lágrimas—. Eres la mejor persona que he conocido, ¿alguien te dijo algo malo?
—No... Es sólo. No me siento bien conmigo misma. Ay, Nath... Me siento una estúpida —Buscó nuevamente sus brazos con desesperación.
—No lo eres. Eres una chica muy inteligente y... Si no te sientes bien, entonces podríamos ir a tomar un café y contarme tus problemas. ¿Qué piensas? —le sugirió mirándola por un momento para luego verla negarse.
—No... Estos problemas... No puedo contártelos —contestó apretando sus puños y escondiendo sus labios. Nathanael soltó un suspiro y volvió a pararse como solía estar normalmente, con su verdadera estatura.
—Mañana es nuestro aniversario. Escucha, hoy te propongo ir a tomar algo a una confitería. Nos vamos a resfriar estando aquí —dijo algo tembloroso, frotando sus manos contra la camera de la chica para darle calor a los lados de los brazos—. Mañana... Mañana será sorpresa pero... Quiero que sepas que eres una excelente persona, Marinette.
La joven lo miró y sonrió levemente. No pudo responder de otra forma más que asentir y dejar que su pareja rodease su cintura con su brazo.
Pasaron la tarde en una confitería, hablando sobre el trabajo de Nathanael porque Marinette no había dado muchos detalles de su día de trabajo. El chico sacó una lapicera y dibujó garabatos en las servilletas para alegrar a su acompañante.
—¿Te encontraste con Adrien? —interrumpió la risa de Marinette causada por un chiste anterior que había hecho él mismo. Su expresión cambió al instante al escuchar el nombre del rubio. La chica tomó la taza entre sus manos y tomó un sorbo.
—Sí... Pero fue algo corto, no era tan importante.
—Eso es bueno, que se vean... ¿Sabes? —Pasó saliva por sus labios y se acomodó en el asiento—. Marinette, yo... Escuché algunas cosas de ese sujeto y...
—No es un "sujeto", fue nuestro compañero —le corrigió.
—Bueno, nuestro compañero. Préstame atención, ¿sí? —le miró un tanto desorbitado—. Escuché que no anda bien de la cabeza... No está completamente loco pero... Es como si creara diferentes situaciones. Como si yo mañana te dijese que me han secuestrado sin que fuese cierto, ¿comprendes?
Marinette lo miró totalmente sorprendida.
—¿De quién escuchaste eso?
—En mi trabajo tengo un compañero que trabajó con él un par de años... No fueron cosas agradables.
A Marinette casi se le resbala la taza de las manos. No sabía en quién confiar, a qué creerle. Estaba totalmente perdida, como si el mundo hubiese cambiado desde que se había convertido en adulta. Sentía que ni Ladybug, ni Marinette serían capaz de arreglar las cosas que estaban sucediendo.
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