15
Capítulo 15
"La vie est la somme de tous vos choix."
"La vida es la suma de todas tus elecciones"
El viaje había sido un poco más largo de lo que se esperaba. Adrien le colocó una venda en sus ojos para que no reconociera el lugar y al salir del coche, el frío y la humedad le indicaron que estaba en una especie de túnel. Sin embargo, pronto al subir a un ascensor aquello desapareció por completo.
Se vio algo temblorosa aún con la venda puesta y con un campo de visión totalmente limitado, pero sus dedos se encontraron con la mano de Adrien y éste, al parecer, no tuvo problema en tomarla durante ese corto tiempo en el que se quedaron en el elevador. Un sonido de una campana indicó que las puertas se abrirían y escuchó como si estuviese en un lugar público, aunque algo le decía que no lo era.
—Te quitaré la venda —dijo en voz baja Adrien y lo próximo que fue Marinette fueron sus ojos verdes y una leve sonrisa—. Bienvenida.
Aquél lugar podría ser un aeropuerto si lo permitiesen, pero no eran pasajeros los que caminaban por allí sino hombres en traje con una expresión seria aunque no todos. Era un lujoso lugar de grandes columnas. Al voltearse un poco, pudo ver tres pisos como en un shopping, cada uno con salas que parecían estar dedicadas a diferentes sectores.
—Esto... Esto es impresionante, Adrien —los ojos de Marinette centellaban, por poco daba miles de vueltas para poder observar el lugar por completo. Tambaleó en un momento, a punto de caerse, pero alguien la tomó del brazo de forma rígida y le salvó.
—Así que esta es la jovencita de la que me hablaste.
Al escuchar una voz gruesa se volteó un poco y allí, vio a un hombre mayor que Adrien, también rubio aunque de ojos azules algo grisáceos. Lo vio muy similar al menor pero no dijo nada, se quedó muda.
—Así es, ella nos servirá. Marinette, él es Felix. Es quien logró convencer a mi padre de quedarme aquí por tanto tiempo —le explicó. Adrien observaba al hombre con admiración—. Es mi mentor, quien me entrenó durante todo este tiempo.
Con sólo ver la expresión de una roca de ese tal Felix se imaginó el porqué Adrien había cambiado tanto. El porqué a veces se mostraba tan frío.
—U...Un gusto —la joven extendió su mano y el sujeto se la estrechó sin mucho interés.
—Vayamos al cuartel. Nos están esperando, queremos saber qué pasó ayer. Tenemos algunos testigos pero ustedes son los más importantes.
—Ah, Felix. Sería mejor que antes de todo eso consiguieran una ropa más cómoda para ella —señaló el traje de su compañera y Felix soltó un suspiro. Éste chasqueó sus dedos y dos mujeres no tardaron en llegar para sugerir a Marinette que las siguiera. Ella miró a Adrien, dudosa.
—Ve con ellas. Nos encontraremos después —dijo con una sonrisa comenzando a caminar junto al otro—. Este es un lugar seguro, no te preocupes.
La chica asintió aún temerosa. Inhaló y exhaló, intentando no sentirse nerviosa en un lugar que era totalmente desconocido para ella. Subieron al segundo piso y la guiaron hasta una amplia sola donde había mucha gente trabajando en diferentes atuendos. Un hombre intentaba fabricar un traje a prueba de fuego y al parecer le estaba yendo muy bien.
—Pasa al vestidor —le indicó una de las muchachas corriendo una cortina—. ¿Sueles usar ropa ajustada?
Marinette iba a decir que no hasta que recordó el traje de Ladybug.
—Sí.
Al poco tiempo le pasaron a través de las cortinas una musculosa, un pantalón y un par de botas especiales. Todo el atuendo era negro, se sentía Chat Noir con aquello puesto. Creía que sólo le faltaba la máscara, la cola y el miraculous claro. Las dos mujeres también le dieron un formulario a completar, era información sobre ella... Su estatura, peso, etc...
Luego de aquello, salieron de esa sala y se dirigieron a otra que parecía incluso más grande desde lo que podía ver de la pequeña ventana que tenía la puerta. Una de las muchachas tocó la puerta y ésta, de forma corrediza, dejó pasar a Marinette. Pero cuando entró, supuso que más de diez ojos la estaban observando. No eran sólo hombres en traje, sino que también había mujeres. Parecía que había interrumpido una charla interesante. Felix se hallaba en la punta de la larga mesa. Sin embargo, vio un brazo levantado y visualizó a Adrien entre toda esa gente quien le indicaba que había un asiento vacío a su lado. La joven no tardó en ir hasta aquél lugar, sin saber qué sucedía. Cuando se sentó y volteó a ver a Adrien, éste traía un leve sonrojo.
—Bien. Conozcan a Marinette, ella quizás se vuelva una de nuestras agentes. Por ahora, sólo está aquí para aportar información al asunto —intervino Felix observándola con algo de desconfianza.
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