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  "Un mystère c'est la plus profonde chose qu'il y ait pour l'imagination humaine"   

  "Un misterio es la cosa más profunda que pueda haber para la imaginación humana " 



Marinette se hallaba confundida. Era demasiada información en tan poco tiempo y Adrien no ayudaba a comprender la situación. Le costaba aceptar que él ahora maldecía, que era capaz de decir las cosas de frente con una extraña sinceridad. Su relación parecía una montaña rusa, con altibajos incomprendibles... Pero ese juego le gustaba.

En aquella casa que por fuera lucía abandonada, Adrien se detuvo a explicarle poco a poco lo que acababa de ver. El servicio secreto en el que estaba, para no llamar la atención, le otorgaba a cada uno de sus agentes una casa en particular. La remodelaban con la última tecnología y sólo ellos podían acceder a esos espacios que el servicio había construido.

El rubio había pasado años manteniendo una doble identidad, se había entrenado para ello. Sin embargo, la información que había podido recopilar era poca. Si Marinette hubiese estado en su situación, quizás dudaría de enfrentarse a esa clase de vida por una investigación como esa.

Observó a Adrien con un alfiler en su boca, agachado frente a ella y ajustando su traje. Lucía concentrado, pasaba la aguja con rapidez y le sorprendió que en media hora al menos el traje le quedase lo suficientemente cómodo para caminar. El joven se había cambiado en poco tiempo y el traje que utilizaba parecía estar hecho a medida, le quedaba excepcional.

—Si ibas con ese vestido rosa allí, llamarías mucho la atención y eso es lo que menos queremos ahora mismo —le explicó calmado y dio una palmada en sus rodillas con suavidad—. Discúlpame... Por hablarte de una forma tan... —comenzó a decir con su mirada enfocada en los calcetines de la joven.

—¿Ruda? ¿Seca? ¿Violenta? —completó la frase y le miró. Adrien alzó su mirada y pasó saliva por sus labios para luego asentir—. Sé que lo que estás pasando es un completo misterio, sé que estás nervioso por eso...

—Últimamente no usé a Plagg, yo solo... Fui Chat Noir esa noche que nos encontramos —dejó sus manos sobre sus muslos y se levantó, resaltando la gran diferencias de estaturas entre los dos—. Quiero que me ayudes con esto pero a la vez... No. Lo sé, es contradictorio pero no quiero que te suceda nada. No a ti. Por eso quise tomar tu miraculous, para que Hawk Moth no pudiese encontrarte, pero sólo encontré uno de tus aretes. 

—¿Cómo hiciste para tomarlo? Adrien pudiste haberme dicho que...

—No, quería mantenerte alejada del miraculous y sé que tú no lo entregarías. Vi tus nuevos aretes y... Sé cuán distraída puedes llegar a ser cuando estás enamorada. Supuse que lo dejarías en tu saco. Yo lo que hice fue tan estúpido y simple... Sólo pasé por tu asiento cuando fuiste al baño y fingí tropezarme. Cayeron dos sillas, la tuya y la de otra mesa vacía.

—Cuando estoy enamorada... —repitió en un susurró y apretó sus puños. Amaba a Nathanael, le quería tanto como a nadie pero ahora su corazón se estaba distrayendo con un nuevo sujeto y le apenaba aceptarlo. Le observó—. Entonces el otro arete también cayó al suelo... Quizás siga en el restaurante pero... ¿Y si alguien lo tomó? ¡Y si...!

Adrien apoyó sus manos en los hombros de la chica y le contempló.

—Tienes que tranquilizarte. No te quitaré el otro arete pero tienes que prometerme que serás cuidadosa, incluso cuando te lleve a la base del servicio secreto.

—¿Ellos saben que eres Chat Noir?

—No, pero tengo un puesto alto. Me costó años llegar a él pero al menos sé que podré convencerles de que te admitan.

—Bien. Entonces sólo respóndeme una pregunta más, Adrien... ¿Qué...?

—Aún no sé por qué enloquecí en el sótano... Por qué muchas veces actúo de una forma diferente —le interrumpió alejando sus manos y dejándolas a los lados de su cuerpo—... También estoy averiguando eso. En el momento que entres en el servicio secreto, debes cargar con la segunda vida que te dan. Ya no serás Marinette, serás un agente más para ellos. Les pediré que seamos un equipo así estás a mi lado.

—Ahora mismo... Sólo prefiero arriesgarme.

—El concurso de diseño seguirá, tu vida continuará pero quizás tú no lo soportes... aun así, ¿Estás segura de ello?

—Al comienzo no estaba segura de ser LadyBug, tenía mucho miedo. Pero aquí estoy, preocupada porque perdí a Tikki. Puedo hacerlo, Adrien. Sé que puedo.

—También sé que puedes.

Luego de aquello, Adrien se colocó un auricular negro en su oído. Marinette lo vio asentir, al parecer estaba recibiendo información u órdenes. Entonces lo escuchó:
—Estoy con la chica de la que te hablé. Caminaremos dos cuadras, ten un coche esperando allí para nosotros —El chico apretó nuevamente el auricular. Sobre la cama le esperaba el saco, pero antes de colocárselo tocó en algunos sectores de una pared libre de muebles y ésta se dio vuelta. Eran vitrinas con armas y objetos especializados—. Por si te lo has preguntado, aquí no hay cámaras. Algunos agentes prefieren tenerlas pero no es mi caso.

Lo vio tomar una sobaquera y elegir dos armas. Las guardó allí y volvió a tocar la pared para que la vitrina volviera a esconderse. Marinette lo observó curiosa de sus movimientos, Adrien ahora se colocaba el traje sobre la camisa y la sobaquera con las armas y lo abotonaba como si nada hubiese sucedido. No lucía sospechoso.

Adrien le entregó unas carpetas, explicándole que si iba de esa forma por la calle llamarían la atención. Simplemente serían una pareja buscando trabajo.

Al salir de la casa y comenzar a caminar, Marinette notó cuán incómodos eran los zapatos que Adrien le había prestado. Le quedaban enormes pero el pantalón de alguna forma lo disimulaba.

—Cuando lleguemos allí podrás pedir un buen par de zapatos —murmuró en voz baja al verla caminar incómoda.

Como había pactado con la persona detrás del micrófono, allí esperándolos estaba un auto gris de vidrios polarizados. El joven le abrió la puerta a Marinette y ésta no tardó en subirse. Finalmente los dos se hallaban en el asiento trasero.

—Bingham, ¿hay noticias nuevas? —preguntó y se acercó a ella para susurrarle:—Es alemán y por más frío que parezca, es una buena persona.

—Luego te dirán todo allí.

—Ah, sí. Lo siento —Adrien supo al instante que era por la presencia de Marinette que su compañero no quiso confesar.


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