Conóceme
Camus continúo con la configuración del teléfono
-¡Listo!, ya tienes tu cuenta de correo para poder descargar apps y ya descargue todas las aplicaciones básicas ahora solo hay que configurar tu perfil de Whats App-
-Puedes decirlo en español por favor-
El acuariano negó con la cabeza y acerco su silla a la del escorpión explicándole paso a paso como descargar una aplicación, como acceder a su galería, a la cámara, era de noche cuando Camus termino
-Mira ya te llego un mensaje de Aioria-el acuariano extendió el teléfono hacia Milo que leyó
-Ya puedo ver tu foto de perfil eso quiere decir que me hiciste caso-leyó y se alegró de haberlo hecho en su interior y no en voz alta
-No te metas- texteo en respuesta bloqueando el celular
-Bueno pues si es todo podemos ir a cenar ahora la verdad es que muero de hambre-
-Sí creo que es todo, de todos modos si tienes alguna duda puedes consultarme después-
Salieron del onceavo templo y bajaron juntos las escaleras hacia Rodorio iban callados pero el silencio no era tenso, la realidad es que ambos estaban nerviosos, ninguno de los dos sabia de que hablar y se cuestionaban internamente cuando se habían vuelto unos desconocidos
-¿Quieres ir al restaurante de Aldebaran?- pregunto el griego en cuanto llegaron al pueblo
-De acuerdo, tiene mucho que no me paro por ahí-
Encaminaron sus pasos rumbo al restaurante de su compañero
-¿Quién lo diría no?- cuestiono Camus –Que Aldebaran terminaría poniendo un restaurante-
-Me parece más bizarro que Shaka y Afodita se encarguen del hospital ahora-
El francés alzo los hombros suspirando, su vida había cambiado demasiado en esos años, ahora podrían considerarse "personas normales", todos tenían alguna ocupación y habían podido explorar sus verdaderas personalidades, pero él se sentía estancado, para los demás seguía siendo el frio caballero de Acuario y aunque trabajar con los chicos del orfanato como su maestro era satisfactorio su vida personal se sentía cada vez más vacía.
-¿Imaginabas que terminaríamos así?- se atrevió a preguntar
-Claro que no, no me mal interprete, estoy agradecido por esta segunda oportunidad, pero el objetivo de un guerrero es vivir para las batallas, sin ellas honestamente al principio me sentía un tanto vacío-
-¿Ya no te sientes así?-
-A veces, por eso me decidí por unirme a la policía, hago el mundo mejor de otra manera-
-Eso también me sorprendió- admitió Camus -¿Es tu forma de seguir peleando?-
-Se podría decir que si-
Entraron al restaurante y no tardaron en ser atendidos por el mismísimo dueño
-Es un placer tenerlos por aquí chicos- dijo un sonriente Aldebaran dirigiéndolos al interior a una de sus mejores mesas- Ordenen lo que gusten y la casa invita-
-Estas seguro, sabes que como demasiado- bromeo el griego sonriente
-Ya que casi nunca se paran por aquí creo que puedo darme el lujo-
-Entonces te tomaremos la palabra-
El mesero tomo su orden y cuando Aldebaran se fue el silencio reino una vez más, para su fortuna la comida llego antes de que la situación se tornara incomoda y con ella una botella de vino.
-Disculpa pero no pedimos la bebida- hizo notar Camus al mesero
-La envía el encargado de la barra- aclaro el mesero señalando la misma
Death Mask los saludo alzando una copa desde atrás de la barra correspondieron alzando las suyas en respuesta
-Death Mask dedicándose a embriagar a la gente, eso es algo que si me imaginaba- dijo sonriente Milo dándole un largo trago a su copa
-Haz venido en la noche, Afrodita me dijo que se vuelve una locura-
-Si, deja de ser un lugar familiar después de las 11 de la noche, pero desde que trabajo en la comisaria no puedo darme el lujo de que me vean por ahí perdiendo los estribos-
-¿Y cómo caballero si podías permitírtelo?-
-Es diferente, cuando era caballero nunca desee que alguien siguiera mis pasos, es extraño porque un día desee que llegara el día en que ya no tuviéramos que pelear, y cuando ese día llego me di cuenta que las cosas cotidianas a las que se enfrenta la gente es algo que siempre va a existir, lejos de las amenazas mitológicas hay gente muy mala en el mundo y quiero que otras personas aspiren a combatirlas igual que lo hago yo-sonrio-No soy tan arrogante como para considerarme un ejemplo a seguir pero al menos estoy intentando hacer las cosas bien-
-¡Vaya! Eso suena realmente inspirador-
-No te burles de mí-
-Lo decía en serio yo... amo lo que hago pero hay días en los que no le encuentro propósito-
-Bromeas, los mocosos te adoran, puedes considerarte un simple profesor pero eres más que eso, eres prácticamente la única figura paterna a la que pueden aspirar-
-Y ese es el problema, no sé si tengo el valor moral para ser el ejemplo de alguien ¿Sabes a lo que me refiero verdad?-
Milo suspiro, sabía perfectamente que Camus estaba desviando la conversación hacia el tema que inicialmente habían dicho que hablarían, quería seguir posponiéndolo, si continuaban distanciados él no tendría que preocuparse por los sentimientos que tenía por Camus, podía seguir fingiendo indiferencia ante su compañero pero ¿Era eso lo que en realidad quería?
-Siempre fuiste firme en tus ideales Camus, no te juzgo por ello, ya no lo hago-
-Pero lo hiciste-
Milo alzo los hombros- Hay diferentes tipos de lealtad, no puedo asegurar que yo hubiese actuado diferente de estar en tu lugar, y por mucho que en su momento me haya afectado logre perdonarte por ello-
-Si es así porque seguimos distanciados-
Ambos suspiraron dándose cuenta de por qué habían evadido el tema tanto tiempo, no era fácil hablar de esas cosas.
Camus se sabía responsable de haber puesto una barrera entre ellos en primer lugar, los sentimientos por su compañero eran algo que sabía tenía que reprimir, como caballero de hielo no podía darse el lujo de expresar interés sentimental por nadie, fue entrenado para no demostrar sus sentimientos y se metió tanto en el rol que casi se olvidó de quien era en realidad.
Por su parte Milo nunca entendió por qué el cambio tan radical en su compañero de infancia, se fue a Siberia siendo su mejor amigo, su cómplice, su otra mitad y volvió como un completo desconocido, como se supone que debían seguir siendo cercanos si ya no sabía quién era, y después de las múltiples traiciones ni siquiera tenía claro quién era Camus.
-No fui yo quien se distancio- dijo en su defensa el griego
-Dejaste de escribirme-
El escorpión abrió la boca para responder pero la cerro nuevamente, habían pasado tantos años, en verdad había sido el quien había roto ese pequeño vínculo entre ellos, recordaba perfectamente el intercambio de cartas cuando Camus se fue a Siberia pero no recordaba haber sido el quien no respondiera
-Aunque fuera así volviste al santuario como una persona diferente-
-¡Crecí Milo! Es obvio que las cosas iban a ser diferentes-
Se miraron a los ojos de nuevo sin entender por qué ambos evitaban hacerlo la mayoría del tiempo.
-Sé que no tengo derecho a exigir nada, pero me gustaría que volviéramos a ser cercanos-
Camus evito usar la palabra amigos, porque no, no lo quería como un amigo, pero estaba demasiado abrumado como para reconocer que quería algo más, seguía siendo el caballero de Acuario, con todo lo que es papel representaba, aun no estaba listo para quitarse la mascara.
¿Ser cercanos? Se cuestionó Milo internamente ¿Que significaba eso exactamente? ¿Qué tan cercanos podían ser si él creía tener sentimientos que iban más allá de una amistad? Si retomaban la amistad ¿podría seguir negándolos?
-Honestamente creo que necesitamos volver a conocernos, ya lo dijiste tú, creciste y yo también lo hice, eres una persona diferente a quien era mi amigo de la infancia, ni siquiera estoy seguro de que me caigas bien- dijo el tono de broma para aligerar el ambiente-Conóceme Camus, déjame conocerte y veamos que pasa-
-Está bien-acepto el francés aun con dudas atoradas en la garganta, como iba a dejar que Milo lo conociera si había pasado toda su vida entrenándose para que nadie viera a través de él, ni el mismo tenía claro donde empezaba Camus y donde el caballero de Acuario, siempre había sentido que interpretaba un papel y sin ese papel ni siquiera tenía claro quién era realmente.
-Bueno pues si vamos a hacer esto hagámoslo bien- el griego se acomodó en la silla y se aclaró la garganta –Mucho gusto soy Milo caballero de Escorpión-extendió la mano en dirección a su compañero
-Yo soy Camus-contesto el galo estrechándole la mano, evito usar su título de caballero a propósito, quería quitarse la máscara y ser quien realmente era aunque aún estuviera "conociéndose a sí mismo" y para bien o para mal quería que Milo fuera parte de ese proceso...
Terminaron de cenar un poco más relajados, decidieron que para poder conocerse como eran ahora lo mejor era hablar del trabajo después de todo eran "dos adultos con un empleo" y era un tema fácil de llevar.
Camus estaba fascinado con la pasión y entrega con la que Milo hablaba de lo que hacía, como entrenaba y disciplinaba a los reclutas, sus deberes de investigación, le hacía sentir que en verdad estaba dispuesto a cambiar el mundo.
Milo sintió que el pecho se le oprimía al reconocer en el semblante serio de Camus un toque de ternura al hablar de sus alumnos, en lo profundo de sus ojos podía ver el reflejo de aquel tierno niño a quien siempre deseo proteger, estaba ahí oculto tras ese gesto en apariencia inexpresivo. Comenzó a preguntarse por qué Camus se esforzaba tanto en ocultarlo.
-Deberíamos marcharnos ya- pidió el galo cuando noto el cambio en el ambiente, la música suave de fondo había comenzado a ser más rítmica y muchos comensales ya se veían pasados de copas.
-De acuerdo-
Pasaron a despedirse y agradecerle la comida a su compañero de armas y emprendieron camino de regreso al santuario.
-Hace mucho que no comía tanto- dijo Camus comenzado a subir las escaleras con pesadez
-No estarás diciéndolo para que te cargue hasta tu templo-
-No te atreverías-
El escorpión sonrió y tomo a su compañero en brazos levantándolo del suelo
-¿Qué diablos haces bájame?- grito Camus intentando ocultar su sonrojo
-No alces la voz vas a despertar a todos-
-Te lo advierto Milo si no me bajas te congelare-
-Si no dejas de moverte te vas a caer, y una vez que estés en el suelo te pateare, así que mejor resígnate-
El francés suspiro rindiéndose, se sentía soñado al estar entre los brazos de su compañero y agradecía que este no pudiera escuchar los desbocados latidos de su corazón.
Por su parte el griego estaba un poco arrepentido por su atrevimiento, la cercanía con el cuerpo de Camus estaba provocando reacciones en su cuerpo que ahora se esforzaba por controlar, miro al cielo en un intento por despejar sus pensamientos.
Llegaron al octavo templo y Milo siguió de largo
-No hablabas en serio cuando dijiste que me llevarías hasta mi templo-
-¿Tu qué crees?-
-Estás loco-
-Pero eso ya lo sabias-
Llegaron a la entrada de la casa de Acuario y fue hasta entonces que Milo volvió a poner su compañero en el suelo
-Gracias-
-Por traerte hasta aquí no fue nada-
-No, gracias por darme la oportunidad de hablar-
-No tienes que agradecer, la pase bien-
-Yo igual-
¿Cómo despedirse? La pregunta surgió en la mente de ambos pero el pensamiento lógico que Camus había estado reprimiendo tomo el control una vez mas, ya se había permitido muchas libertades esa noche, y si alguien había visto la manera en la que habían llegado hasta ahí, donde estaba su honor, su autocontrol ¿Por qué rayos había permitido que Milo hiciera algo así?
-Buenas noches- dijo fríamente e ingreso a su templo sin disimular la prisa por poner distancia entre ellos
-Buenas noches- contesto Milo algo abatido, ahí estaba otra vez, esa pared invisible que Camus se aferraba a mantener entre ellos. Suspiro resignado y bajo las escaleras arrastrando los pies.
-¿Qué mierdas fue eso?- se recriminaba Camus ya a solas en su templo- Si quieres seguir siendo quien eras ni siquiera debiste proponerle que hablaran- se regañaba-Pero no quiero seguir así-
Se tiro en la cama boca abajo enterrando la cabeza en la almohada, sus pensamientos eran tan contradictorios, ya no era el caballero de Acuario, pero el lugar en el que estaba, la armadura en la otra habitación le hacían sentir aun con la responsabilidad de llevar a cabo ese papel que había desempeñado por tantos años, había sido forzado a moldear su carácter y sus decisiones para llenar un espacio para el que cada día se sentía menos digno, si se comportaba como realmente era, con los sentimientos a flor de piel se le consideraría indigno para permanecer en el Santuario, para servir a Athena en caso de que volviera a ser necesario, se escudaba en haber sido leal a sus ideales siendo acusado así de traicionar a Athena pero lo único que siempre había querido era liberarse de aquello que consideraba una condena, que la idea de expresar sus sentimientos le hiciera sentir débil era un castigo que no dejaba de oprimirle el pecho y le impedía ser feliz.
¿Por qué se comporta de esa manera? Se cuestionó Milo dando vueltas en la cama, él fue quien quiso hablar, él fue quien busco arreglar las cosas, entonces por qué carajo tiene esas actitudes, suspiró intentando no perder los estribos, tal vez el cargarlo había sido excesivo, Camus era demasiado obsesivo en cuanto a su espacio personal se refería y sin embargo se lo había permitido, ¿Por qué el cambio de actitud tan repentino? ¿De qué estaba huyendo?
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