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Quinta y última parte

— ¿Qué? ¡Oye, suéltame idiota! — El cuerpo de SeHun sobre el mío me impedía totalmente el movimiento. ¿¡Qué mierda le pasa!?

SeHun no me contestó. Por un momento pensé que estaría bromeando, pero su silencio y su desnudez lograban desechar esa idea. Intenté mirarlo a los ojos, pero su cabello me lo impedía ya que miraba hacia abajo, no estoy seguro de qué, pero comenzaba a sentirme asustado. Parecía ¿dormido?

— SeHun... — Le hablé moviéndolo un poco de sus brazos. Pero no respondió. Siguió en la misma posición, sobre mí y su rostro perdido. — Mierda, SeHun ya... — De un movimiento demasiado repentino, mis manos fueron arrastradas hasta quedar sobre mi cabeza, y mis brazos extendidos en mi contra. SeHun se encargó de sujetarme con fuerza, demasiada. Levantó su rostro, hasta dejarlo por fin frente al mío. Sus ojos estaban oscuros, y su melena se ceñía a su frente.

— Vuelve a decir mi nombre... — Su voz era grave. Más ronca de lo que normalmente es. — Y te follaré duro y sin compasión. — Mi cuerpo entero tembló por la amenaza. ¡¿Está hablando enserio?! Mierda, comienzo a preocuparme.

— SeHun deja de jugar. Si esto es una broma, quiero decirte que no es graciosa, porque... — Una de sus piernas se colocó entre las mías y las separó de golpe, interrumpiéndome.

— Te lo dije... — Musitó.

— ¿Qué? Oye no, yo... — Una de sus manos cubrió mi boca, mientras la otra me siguió sujetando. Y ahora sí, me asusté. Escondió su rostro en la curva de mi cuello y sentí un escalofrío cuando la punta de su cálida lengua recorrió mi piel fría. Lo hizo sin ninguna clase de gracia o mentira impregnada en el acto.

Como si yo no fuera su mejor amigo, o como si no fuera simplemente yo.

Intenté liberarme pero era demasiado fuerte. Mierda, ahora es cuando odio que el idiota mida diez centímetros más que yo. Comencé a llamarlo, pero su mano me impedía hablar con claridad.

Joder, ahora estoy asustado.

SeHun descendió su cabeza, pasando su lengua por mi piel. Depositó una mordida descuidada en mi clavícula que logró erizarme por completo. Mierda, allí no.

Apartó su mano de mi boca.

— SeHun ya. Quítate... — Ordené en cuanto quedé liberado. Pero él sólo me ignoró y colocó su mano libre sobre el lugar menos apropiado. — No... — Comenzó a masajearme, pasando la palma de su mano con movimientos circulares. — No toques... allí. — Suspiré con voz baja. Su gran mano siguió acariciando, cambiando ahora su trayectoria y haciéndolo de arriba a abajo. Mierda... se siente bien... — SeHun no... Ya-ya deja... — Rogué con voz temblorosa. La mano entera de SeHun se cerró sobre mi nueva erección por sobre mi ropa. — ¡SeHun! — Joder, ¿Por qué lo hace tan bien? ¡Pero no! — Se... SeHun ya, esto no... — Alzó su mano y la metió dentro de mi pantalón de pijama y el bóxer. Toda su mano sujetó mi pene erecto, amoldándolo en su palma caliente. Gemí.

Oh, Dios no. Esto no es correcto.

— Sí te gusta... — Sus roncas palabras sacudieron mis sentidos por completo. SeHun comenzó a bajar y subir su mano a lo largo de mi miembro. Cerré mis ojos. Mis brazos sujetados hacia arriba por SeHun estaban casi entumecidos. Pero el placer que comenzaba a sentir hacía que se me empezara a olvidar. — Te gusta mucho. — Besó debajo de mi oreja y suspiró cerca de ésta misma. Sentí cómo uno de sus dedos dibujaba el contorno de mi punta húmeda. Mi cuerpo entero tembló.

Sí, sí me gusta. Esto me gusta mucho.

SeHun apretó mi erección entre sus dedos, acarició mi sensible piel con parsimonia. Cada roce comenzó a estremecerme. Demasiado placer. Demasiada lentitud.

— Hazlo rápido... — Murmuré con voz baja y débil. Hasta ese momento en el que hablé, me pude dar cuenta de mi voz temblorosa y ronca. Casi pude sentir una sonrisa.

— ¿Qué dices, Jun? — Susurró en mi cuello. Soltó mis manos, pero no las moví, las mantuve alzadas, me sentí inmóvil. Su mano en mi pene era lo único que sentía. Y se sentía demasiado bien.

— Que me toques. Ha-hazlo, rápido SeHun... — Rogué.

No sé si sentirme humillado. Avergonzado. Enfermo. Sucio. Urgido. Desesperado. O perra... Lo único que sé es que quiero esto. Aunque sea con SeHun.

Debería ponerme a pensar en lo que esto afectaría a nuestra amistad, mañana que nos despertemos y nos miremos a la cara, pero... bueno, no es muy fácil pensar con una mano en mi pene. Con la mano de SeHun en mi pene.

Mierda, suena extraño. Pero me gusta.

La mano de SeHun comenzó a estimularme nuevamente, ahora lo hacía más rápido, justo como le rogué que lo hiciera. Cerré mis ojos nuevamente, disfrutando de la sensación que invadía mi cuerpo entero, mis brazos libres ya, bajaron hasta rodear el cuello de SeHun.

— ¿Así? — Murmuró besando mi cuello.

— Sí... así — Gemí en respuesta. Fruncí el entrecejo y entreabrí la boca, dejando escapar gemidos más fuertes, cuando SeHun empezó a masturbarme con más rapidez. Mis brazos abrazaron a SeHun con más fuerza, dejando su pecho pegado al mío. Casi sentí su corazón acelerado. — SeHun... — Gemí fuerte. Un cosquilleo se aproximó por todo mi interior, concentrándose deliciosamente en mi miembro. — Ya... ya casi, ¡SeHun! — El placer estaba sobre pasándose. Su mano... joder que mano.

— Aún no... — Y sacó su mano de mi ropa.

¡¿QUÉ?!

Puto de mierda, ¿Cómo es que?... Pero, yo... ¡Joder! Que frustrante.

Le hubiera dado un golpe de no ser porque me faltaban fuerzas. Y porque él se levantó de la cama. Lo miré.

— ¿A-a dónde vas?... — Pregunté recargándome en mis codos con la poca fuerza que tenía sobre el colchón. SeHun no me contestó, en cambio, pude ver cómo, parado frente a mi a los pies de la cama, empezó a masajear su erección latente. Tragué saliva nervioso. Se me había olvidado que él también tiene un pene. Mierda.

— Date vuelta. — Ordenó.

Oh no.

No sé porqué. No sé si fue por mi maldita y dolorosa erección, no sé si fue porque soy un jodido y sucio sumiso, no sé si fue porque las palabras de SeHun me calentaron hasta no sé dónde... pero lo hice.

Me di la puta vuelta.

El cuerpo de SeHun se recostó sobre el mío. Su ardiente pecho acarició mi espalda, casi quemándome, encajó en mi anatomía perfectamente, me cubrió por completo. Suspiré.

Sí esto sigue así probablemente tenga que admitir que soy gay. Porque me gusta demasiado. Demasiado.

Sus manos recorrieron mis costados, acariciando mi piel, bajaron hasta mis caderas y continuaron su camino hacia mi trasero. Cerré mis ojos. Sus dedos sobre mi piel me hicieron sentir extraño, me hicieron sentir una especie nueva de placer. Besó mi hombro, y respiró cerca de mi oreja, estremeciéndome otra vez. Besó mi nuca con suavidad, removiendo mi cabello con la punta de su nariz.

— JunMyeon... — Gimió. Sentí algo en mi trasero. Suspiré, sabiendo claramente qué era. Alcé mi cadera suavemente, repitiendo el roce. —Joder JunMyeon... — Algo comenzó a hacerse espacio dentro de mi. Gemí. Uno de los dedos de SeHun se adentró en mi interior, robándome un jadeo tembloroso por el repentino dolor que sentí. —Estás... — Musitó sin dejar de mover su dedo. — Muy estrecho... — Susurró entrecortado. Intenté desviar el dolor pensando en otra cosa. Pero mierda...

No se puede pensar en otra cosa cuando estás a punto de tener sexo con tu mejor amigo. Y mucho menos cuando tienes su dedo en el culo, dilatándote. No, por supuesto que no se puede.

¿Todo esto es porque lo vi masturbándose? O... espera. ¿Era cierto lo de sexo inconsciente? ¿Sexomnia?

Entonces ¿SeHun me la va a meter dormido?

Joder. Me siento un fracasado.

— SeHun ya... — Murmuré ansioso. ¿Ansioso? No sé qué va a ser de mi después de esto.

Dejé de pensar, dejé de sentirme relajado cuando la punta del miembro de SeHun presionó contra mi entrada. Suspiré agitado. Sí, sí dolía. Probablemente sea una confusión eso de que soy gay, esto duele, y no me gusta.

— SeHun, me duele — Me quejé con el entrecejo fruncido. Pero lo único que hizo fue embestir suavemente. Solté un grito. Me sentí invadido, de una extraña manera. No era desagradable, era más bien soportable. Quizá porque es SeHun quien lo hace y no cualquier otro. Otra embestida y su pelvis se estampó contra mi trasero, volví a soltar un grito ahogado. Ahora estaba en mí completamente, y ya no se siente tan mal. No, se siente bien. La caliente y palpitante piel de su miembro rozaba con cada movimiento mis paredes, introduciéndose cada vez más. Se siente tan preciso, tan extraño. Pero me gusta. El dolor ya no está, se fue, dejando una sensación nueva, una sensación que hizo palpitar mi erección placenteramente.

Oh Dios, retiro lo dicho. Si soy gay.

— SeHun más... — Recargué mi rostro contra la almohada, y enredé mis manos en la sábana. Mierda, esto se siente muy bien. Sentí frío cuando el cuerpo de SeHun desapareció de sobre el mío. Pero rápidamente sus manos me sujetaron de la cadera con firmeza, elevando mi trasero, sin dejar de embestirme con su prepotente erección. Gimió, y se escuchó increíblemente sexy. Alcé mi cuerpo con las pocas fuerzas que me quedaban o amenazaban con quedarse, y me recargué con mis manos sobre el colchón. En esa posición pude sentir aún con más claridad lo que tenía dentro de mi. — ¡Oh, SeHun! — Tiré mi cabeza hacia abajo, con los ojos cerrados. Disfrutando de la sensación.

SeHun arremetía contra mi sin medida. Cada estocada me hacia sentir más cerca del final, y sólo quería que lograra meterlo más. Gimió una serie de maldiciones inentendibles, y palabras que no escuché. Comenzó a hacerlo con más fuerza, y no sabía de donde mierdas la sacaba. Se supone que está dormido. ¿Por qué lo hace tan bien?

Dejé que mi cuerpo se desplomara sobre el colchón, dejándome más expuesto a SeHun. Más expuesto a sus embestidas, más expuesto al placer.

Casi podía sentir el sudor generarse desde su cuello, resbalarse hasta su clavícula, continuar su trayecto por todo su formado y tatuado abdomen, detenerse a iluminar su deliciosamente marcada línea V y terminar su excitante recorrido descendiendo hasta mi trasero y muslos.

La mano de SeHun pasó por mi abdomen, acariciándome, y fue bajando hasta tomar nuevamente en sus manos mi dolorosa erección. Masturbó mi miembro y casi desfallezco ahí mismo, siendo penetrado y masturbado por mi mejor amigo.

— ¡SeHun allí! — Comencé a gemir con más fuerza cuando SeHun golpeó en una parte de mi interior que resultó delirante al contacto. Empecé a estamparme contra SeHun, al mismo tiempo que él me embestía para sentir más de eso. — Más... más fuerte. — Rogué. La mano de SeHun sobre mi pene, y el pene de SeHun dentro de mi, simplemente indescriptible.

SeHun soltó un ronco y alto gemido y poco después sentí todo su orgasmo dentro de mí.

Joder, mi mejor amigo sexomne se acaba de correr dentro de mí. Tranquilos, nada del otro mundo.

Con una última embestida potente, logré llegar también, derramándome sobre su mano y parte de las sábanas.

SeHun se alzó, saliendo de mí. Se dejó caer en la cama, boca arriba. Su respiración era muy irregular, y su rostro estaba sudado, sus ojos cerrados, sus labios entreabiertos. Me recosté de igual manera. Mirándolo disimuladamente.

¿De verdad está dormido? ¿De verdad tiene sexomnia? Y... si sabía eso ¿Por qué permitió que me quedara en su casa ésta noche?

Ni siquiera nos besamos. Pero ¿Por qué me preocupo por eso? Para la próxima vez... Oh espera ¿Próxima vez? No. Seguro que cuando despierte no recuerda nada.

Mierda, sólo éstas cosas me pasan a mí. Acabo de hacerlo con mi mejor amigo y él no lo recordará mañana. Que lindo ¿No?

SeHun se removió junto a mí, dio media vuelta sobre el colchón y de un momento a otro sus brazos me envolvieron, abrazándome. Quedé paralizado, sin saber qué hacer.

— SeHun... — Le hablé. No contestó. Suspiré, ¿Ahora qué? La cara de SeHun se escondió en mi cuello. Me estremecí. Sentí pequeños besos sobre mi piel.

— JunMyeon... — ¡Oh mierda! ¿¡Está despierto?!

— ¿Qué?

— No estaba dormido. 

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