O4.
—¿Te parece bien que nos veamos hoy por la tarde? —preguntó el pelinegro de Taehyung con una gran y hermosa sonrisa cuadrada sobre su rostro.
—¿Tan pronto? —interpeló algo burlesco Minho—. Pensaba salir con Hyunjin hoy por la tarde, pero supongo que entre más pronto comencemos con las asesorías más pronto podré quitarme a Hyung de encima.
—¿Realmente son tan malas tus calificaciones?
—No es como que tenga un seis en las materias que mi hermano te enseño, pero si quiero entrar a una buena institución para mi maestría necesito un mejor promedio, mínimo en la rama en la que me quiero especializar. —aclaró Minho.
Increíble.
—Le pedí a Hyung que me ayudará con dichas materias, y grande fue mi sorpresa cuando te propuso a ti para que me ayudaras.
Taehyung miró perplejo al chico frente suyo, ya que al parecer no se había dado cuenta de lo que había dicho.
El pelinegro de Taehyung había escuchado un sin fin de veces, como la mayoría de los estudiantes en la facultad se consideraban desafortunados por el hecho de tener que tratar con un profesor como Kim Seokjin, quien era visto como uno de los más estrictos. Sin embargo, el mismo Taehyung no tenía el maravilloso placer de tratar con el mismo hombre, por lo que este fácilmente se pensaría que el mayor ni siquiera le conocía, claro que, con las más recientes palabras de Minho, todos esos pensamientos se habían esfumado.
Y aquello no podía fascinarle más, además de intrigarle.
Taehyung sentía en esos mismos momentos, que quizá su plan de tentar al profesor Kim no era tan descabellado como su mejor amigo Hoseok o el mismo, lo pensaban, ya que ahora tenía muy en el fondo de si, una espinita de duda acerca del profesor Kim.
—Suena como algo que definitivamente no haría el profesor Kim —habló tardíamente Taehyung.
Todos tenían ciertos pensamientos con respecto al hermano mayor de Minho, inclusive Taehyung, aunque este no le conociera bien.
Todos tenían una mínima idea acerca de Kim Seokjin, fueran buenas o malas estas, y por supuesto que Kim Taehyung no era la excepción.
El profesor Kim Seokjin podía ser un completo imbécil ante los ojos de la gran mayoría de sus estudiantes y personas a su alrededor pero al menos todos se permitían darse el lujo de conocerlo antes de siquiera juzgarle, algo un poco raro, ya que, la gran mayoría dentro de la facultad —fueran maestros, estudiantes o cualquier otra persona— eran unos criticones de lo mejor o más bien, de lo peor.
—Mmgh... realmente no conoces como es mi hermanito —dijo Minho, sin pensárselo bastante.
Minho miró los ojos brillosos y atractivos de Taehyung, y decidió que sería bueno advertirle de su malvado hermano, antes de que lo tomara desprevenido.
—Taehyung...
—¿Si? —contestaba algo perdido el pelinegro.
—Estaba pensando que ahora que tú me vas a hacer un favor, yo te podría hacer uno.
—¿Y qué clase de favor seria ese?
Taehyung miró intrigado al lindo chico frente a el, quien se veía algo apenado, seguramente por lo que estaba próximo a decir.
—Debes de tener cuidado ahora que mi hermano empiece a darnos clases.
—¿Por qué dices eso? —preguntó un poco risueño el pelinegro y mientras que alborotaba caprichosamente su cabello ondulado.
Mismo que le encantaba.
—Hyung intentara hacerte lo que queda de la carrera lo más pesado que se pueda —informó Minho, ganándose una mirada tierna de Taehyung quien lejos de parecer impresionado o siquiera algo mínimamente temeroso, se veía contento.
—Gracias por la advertencia, Minho —agradeció risueño Taehyung—. Sabre como manejar aquello en el momento en que empiece a suceder.
—De acuerdo. Te mandó la dirección donde vivo por mensaje de texto.
Taehyung comenzó a encaminarse hacia las enormes puertas de salida de la facultad, una vez que asintió sonriente a las ultimas palabras que Minho le dio, y es que aquello seria el segundo paso a poder acercarse un poco más al profesor Kim Seokjin quien sabia bien —y por pura indiscreción de Minho— vivía con su hermano mayor, el único que este tenía.
Sonrientemente, el pelinegro de Taehyung apresuro su paso, pues entre más pronto pudiera llegar a su casa, más tiempo tendría para arreglarse antes de irse a casa de Minho.
Seokjin había despertado sin siquiera darse cuenta, un deseo travieso en gran parte del cuerpo de Taehyung quien casi siempre —por no decir siempre—, se salía con la suya.
—Sí mi amor. Sabre recompensarte a ti y a tus papás por no haber podido ir a comer; Es una promesa.
Mirando desde la distancia a su no tan pequeño hermano, quien hacía media hora no dejaba de hablar con su novio, Seokjin le interrumpio.
—¿Se molestaron tus papás? —preguntó Minho con bastante curiosidad, y preocupación puesto que aunque era la primera vez que quedaba mal ante una invitación de los papás de su novio, todo lo que tenia que ver con los señores Wang le aterraba.
Seokjin rió cuando oyó el tono de preocupación en su hermano menor, ya que años atrás juraba el más pequeño que por nada del mundo se enamoraría de nadie nunca.
—¿Estás seguro amor? Porqué lo que menos quiero es que ellos me odien por ser alguien irresponsable. Es la primera vez que les quedó mal y no me gustaría que eso les diera una mala impresión de mí —puchereo como si su novio pudiera verlo.
Oyendo el timbre de su departamento resonar por gran parte de la cocina, Seokjin se encamino hasta Minho, para interrumpirlo con gran gozo.
—Llaman a la puerta.
Obviamente aquel Minho tan lindo que se escuchaba del otro lado del teléfono, no mantenía la misma actitud del lado de su hogar, pues rápido le regalo una mala mirada a su hermano.
—¡Ja...! —exclamó el mayor—. Que descaro tienen algunos.
Dirigiéndose primeramente hacia la cocina, el mayor tomó una manzana amarilla de entre un montón de manzanas rojas, para enseguida dirigir su paso hacia la puerta de su departamento. Abriendo la misma un par de segundos más tarde, sus ojos brillaron al divisar la perfecta figura de uno de sus estudiantes. Recorriendo de abajo hacia arriba la imagen de Kim Taehyung, el mayor vio una linda y pequeña sonrisa en el rostro del atractivo chico frente a él, una que le helo la sangre.
La ropa que el pelinegro de Taehyung traía había sido en definitiva una gran elección, pues los ojos oscuros de Seokjin recorrían con anhelo su figura. Un par de jeans negros resaltaban sus piernas y muslos de manera muy provocativa, del mismo modo en que la playera negra que traía marcaba un poco su abdomen.
—Taehyung —llamó al menor.
Taehyung tuvo el tiempo suficiente para disipar un par de nervios al notar la mirada penetrante del mayor frente a él.
Observando la manzana amarilla entre los largos y finos dedos del mayor, Taehyung sonrió risueñamente. Al parecer el mayor y él tenían los mismos gustos en cuanto a fruta.
Las manzanas amarillas eran su delirio, así como el hombre frente a el.
Llamando la atención del atractivo hombre frente a él, Taehyung sintió la mirada oscura y ansiosa de este en su rostro ahora sonrojado, algo que hizo al menor esquivar la mirada de Jin.
—¿Vienes de una cita? —preguntó el mayor, mientras que le dedicaba una sonrisa coqueta al lindo chico de un metro setenta y nueve frente a él.
—¿Se nota?
—Algo sí —respondió el pelinegro—. Sin duda fue un chico muy afortunado —dijo Seokjin en lugar de guardar dichas palabras en su mente.
Dibujando una mirada por demás traviesa en su rostro, Taehyung vio como el mayor se movió hacia un lado para que pudiera entrar de una vez al departamento.
—No estaba en una cita —aclaró al momento en que entrar lentamente al departamento de su profesor.
—¿Entonces? —indagó Seokjin.
Mordiendo su labio inferior, Taehyung posó sus ojos grises en los oscuros de su profesor, sonriéndole sensualmente.
—¿En verdad quiere saber?
Acercando suavemente su persona hasta la de Seokjin, el menor coloco una de sus manos en una de las del mayor frente a el, quitándole lentamente la manzana que había entre sus dedos, no permitiéndole al mayor siquiera reaccionar, pues tan pronto como obtuvo aun más la atención de él, Taehyung dirigió la manzana entre sus dedos a su preciosa boca de cereza haciendo los vellos de la nuca de Seokjin erizarse completamente.
Escurriendo un poco del dulce jugo de aquella manzana por uno de los costados de la boca de Taehyung, Seokjin paso uno de sus pulgares por aquel rastro del delicioso jugo, erizando de la misma manera los vellos en la nuca de Taehyung.
Taehyung quería jugar...
Y Seokjin le mostraría como hacerlo.
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